Mi viaje de cumpleaños
Se inclinó sobre ellos y los embadurnó con su saliva, lamiéndolos con voracidad, hasta que me tomó un pezón con los dientes y lo mordió con justeza. Un grito se me escapó mientras mi mano bajaba, instintivamente, y mis dedos encontraban mi concha, frotándome sin descanso mientras él seguía devorándome las gomas. Necesitaba sent...