El amigo de mi novio y novio de mi amiga

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T. Lectura: 10 min.

Esta historia ya tiene varios años.

Yo tendría 24 años, en esa época tenía una amiga que se llamaba Romina. Con Romina teníamos una relación muy buena. Nos habíamos conocido en el último año de la escuela secundaria, y nos habíamos hecho inseparables.

Tal es así, que un tiempo después yo me puse de novia con el mejor amigo del novio de Romina.

Con Romi éramos de salir mucho. Por lo general todos los viernes y sábados íbamos a bailar con el resto de nuestras amigas. A veces se sumaban nuestros novios, pero por lo general salíamos solas.

Un verano decidimos ir a pasar el fin de semana a la quinta de los padres de mi novio. La idea era ir el sábado cerca del mediodía, y volvernos el domingo a la tardecita.

Además de nosotros 4, también vendrían varios chicos y chicas del grupo. Finalmente terminamos siendo 9 personas.

Llegamos a la quinta alrededor de las 14 h, fuimos en 3 autos. El día estaba espectacular, por lo que enseguida nos pusimos los trajes de baño y nos fuimos a la pileta.

Después de tomar algunas cervezas y de comer algo a la parrilla, nos pusimos a jugar una especie de wáter polo dentro de la pileta. Obviamente el objetivo no solo era hacer goles, sino también aprovechar cada oportunidad para “tocar” o “rozar” a alguien. En más de una oportunidad sentí como me rozaban o tocaban de más, pero fiel a mi estilo no dije nada y seguí jugando. Romi era exactamente igual a mí, por lo que tampoco tuvo problema. En un momento el resto de las chicas (2) decidieron dejar de jugar, y solo quedamos jugando Romi, el novio de Romi, mi novio, dos chicos más y yo.

Obviamente Romi y yo jugábamos enfrentadas, y los chicos se divertían dándonos la pelota a nosotras y tratando de sacárnosla. En eso a Romi se le engancha la bikini con un gancho de la pileta, y sin querer se le desacomoda todo el corpiño quedando casi en tetas delante de todos los que estábamos en la pileta. Lejos de ponerse nerviosa, o de sentir vergüenza, como pudo se acomodó la bikini aunque la muchachada estaba más que contenta.

En ese momento empezaron a gastar al novio de Romi diciéndole de que andaba mostrando las tetas y esas cosas. Como no se ponía celoso ni se enojaba, las bromas quedaron ahí.

Seguimos jugando y enseguida pareció que tenían más ganas de desatarnos las bikinis que en sacarnos la pelota.

En un momento siento como mi novio me tira del moñito de la bikini, y esta se me desata quedando casi flotando en la pileta. Logré taparme enseguida y todos empezaron a aullar. Yo me reía y tapaba mis tetas con mis manos. Romi también se reía y en eso el novio le desata la bikini dejándola en tetas también. Las dos nos tapábamos con las manos y nos reíamos. Al escuchar esto, los que estaban más alejados vinieron a ver qué pasaba.

Enseguida empezaron a aullar también y las otras dos chicas se tiraron a la pileta luego de la insistencia de todos. Obviamente ni bien se tiraron les desataron las bikinis y quedaron en tetas también. No se nos veía casi nada ya que las cuatro nos tapábamos con las manos. Empezamos a jugar a apoyar teta con teta, a taparle una las tetas con la mano a la otra, y esas cosas. ¡Los chicos estaban como locos!

Después de jugar un rato, los chicos se nos acercaron y empezaron a hacernos cosquillas con la intención de que tuviésemos que levantar las manos y así poder vernos las tetas.

Ya era difícil taparnos, y en más de una ocasión sentí alguna erección que me rozaba. En un momento el novio de Romi se me cuelga de los hombros y me hunde en la pileta. Como no quería destapar mis tetas, no tuve forma de defenderme. Debajo del agua no tuve mejor idea que agarrarle los huevos fuertemente para que tuviese que soltarme. Obviamente que al agarrarlo de esa forma me soltó. Yo logré sacar la cabeza fuera del agua y él se quedó lamentándose al costado de la pileta. Todos empezaron a reírse cuando comenté que era lo que había pasado, y en ese momento el juego se dio por terminado.

Nos pusimos nuestras bikinis y seguimos disfrutando de la tarde.

Algo me había quedado dando vueltas en la cabeza, y era el haber sentido la pija del novio de mi amiga, y amigo de mi novio, en mi mano. Cuando la agarré noté que estaba media dura, y parecía tener un buen tamaño. Romi siempre alardeaba, pero no dejaba de ser un mito.

En un momento de la tarde me cruzo con el novio de Romi dentro de la casa. Ni bien nos cruzamos empezamos a hablar y a reírnos sobre lo que había pasado un par de horas antes. Pero el novio de Romi, que se llamaba Mariano, no perdió un segundo y me dijo algo que me dejo bastante preocupada. “Yo siempre supe que tenías buenas tetas, si que me apretaras la pija sirvió para poder vértelas mejor, valió la pena el dolor”.

Al principio me quedé helada. No sabía si era broma o si me estaba hablando en serio. Pero no me gusta parecer derrotada, ni a esa edad, así que contesté enseguida, “gracias por lo de mis tetas, dudo que hayas podido ver algo, pero por lo que pude notar tu pija es acorde a lo que Romi me había dicho”.

En eso se me acerca y pone un brazo contra una pared, de manera de que yo no me pudiese alejar. Quería que se alejara, tenía miedo de que alguien nos viera y pensara cualquier cosa. “Nati, no sé qué tenés, pero siempre me calentaste. Y hoy muchísimo más”. – “Mariano, no seas boludo, nos va a ver alguien y se pudre todo”.

Mariano parecía no estar dispuesto a ceder, y de a poco se acercaba más. Yo ya no tenía lugar para retroceder. En eso me agarra por la cintura y me acerca a su cuerpo. Enseguida puedo sentir en mi pelvis su bulto erecto. Se sentía grande. Algo dentro de mí no quiso alejarse. Me quede inmóvil. La mano de Mariano ahora estaba agarrando un cachete de mi culo. Es que yo llevaba solo la bikini, y al ser cola less se sentía directamente la piel. –“Mariano, para, es para quilombo”- “Nati, no me jodas, si vos también tenés ganas, nos conocemos hace tiempo”.

Mariano me conocía demasiado bien. Antes de que yo me pusiese a salir con su amigo, a él no le gustaba que Romina saliera conmigo porque decía que la llevaba por mal camino. Es que con Romi éramos terribles. En una época jugábamos a ver quién de las dos besaba más chicos en el boliche. Cuando ella se puso de novia se calmó un poco, pero yo estuve bastante tiempo hasta que me puse de novia con el amigo de Mariano, y durante ese tiempo seguí haciendo de las mías.

Mariano tenía razón, en otro momento o circunstancias no hubiese dudado un segundo y hubiese terminado en la cama con él. Pero en ese momento era el novio de mi mejor amiga. No podía. Y mucho menos sabiendo que ella estaba afuera en el jardín con el resto del grupo.

Me alejé como pude y Mariano me agarró de un brazo. “Te quiero coger, sé que no vas a abrir la boca, pero encontremos el momento y nos sacamos las ganas los dos”. Cuando me soltó me encerré en el baño.

Me quería morir. De pronto el mareo que tenía por las cervezas se me había ido. Estaba nerviosa. El novio de mi mejor amiga se me había declarado. Dentro de mi comenzó una lucha interna. Por un lado no quería saber nada, por el otro, tenía unas ganas locas de cogérmelo.

Me quedé en el baño un rato hasta que me golpearon la puerta. Era mi novio que quería saber si estaba bien. Enseguida salí y le dije que sí. Que estaba un poco mareada.

Fuimos donde estaban todos y yo parecía ida. No podía parar de pensar en lo que había pasado un rato antes. Estaba temblando. No quería mirar a Mariano por miedo a que alguien descubra algo.

Esa tarde uno de los autos se iba después de la cena. Solo nos íbamos a quedar a dormir Romi, Marian, mi novio y yo. La verdad es que yo quería subirme al auto y volverme. No quería estar cerca de Mariano, mucho menos si estaba Romi y mi novio dando vueltas.

Como siempre a eso de las 19 h empezamos a tomar nuevamente. Los chicos empezaron a hacer un asado y mientras lo hacían jugaban a las cartas y tomaban. Nosotras acompañábamos.

Después de la cena, y como estaba previsto, el resto del grupo se volvió para el centro, por lo que nos quedamos nosotros cuatro.

En más de un momento noté como Mariano me miraba, lo cual me hacía poner aún más incómoda.

Después de un rato largo de quedarnos charlando en la galería, Romi decide irse a acostar, y Mariano se despide diciendo que la va a acompañar y de paso ver si tiene suerte con algo…

Mi novio y yo nos quedamos charlando un rato hasta que me dice que se va a acostar también. Yo le digo que me voy a quedar un rato afuera, pero que enseguida iba.

Necesitaba tener un rato sola para pensar. Mi cabeza estaba a mil. Pero ya había empezado a pensar como iba a hacer para acostarme con Mariano. Mi temor estaba desapareciendo, y ahora lo reemplazaba la incertidumbre de como encontrar el momento.

Decido entrar ya que los mosquitos estaban al acecho y había refrescado. Adentro de la casa estaba todo en silencio. Cuando me dirijo al baño trato de escuchar si en la habitación de Romi y Mariano estaba pasando algo. No logro escuchar nada, pero veo luz por debajo de la puerta.

Cuando salgo del baño noto que la luz estaba apagada, y al no escuchar ruidos supuse de que ya estarían durmiendo. Al llegar a nuestra habitación veo que mi novio también dormía. Me acuesto al lado de él, pero no logro dormirme.

En eso escucho ruido en el living, y la puerta como si alguien estuviese saliendo. Mi ventana daba al jardín, pero al estar cerrada la persiana no podía ver quien había salido. Estaba segura de que era Mariano, y lo confirmé cuando escuché el ruido del encendedor prendiendo un cigarrillo. Romi no fumaba, así que tenía que ser Mariano. Algo dentro mío me decía que saliera, que no me quedara en esa cama. Tomé coraje, me puse un buzo, y agarré mis cigarrillos para salir con la excusa de fumar. Nunca fui una gran fumadora, por lo que la excusa era malísima. De todos modos, era mejor que salir sin ninguna excusa.

Al verme salir a Mariano se le encendió una sonrisa. Enseguida le pedí fuego y me senté al lado de el sin hablar. Trató de comenzar una conversación, pero enseguida lo hice callar mostrándole la ventana. Mariano entendió, y me agarró de una mano llevándome a un banco que había en medio del jardín. Estaríamos a unos 20 o 25 metros de la ventana, pero por lo menos podíamos murmurar.

Antes de que empezara a hablar le dije, “Mariano, acá no, acá nada. Cuando volvemos nos juntamos y vemos qué onda”. No pareció importarle lo que le decía, y agarrando una de mis manos la puso sobre su short. Yo lejos de sacarla la dejé, y pude notar como su pija se endurecía. No la moví. Solo la dejé quieta. Sabía que desde donde estábamos si alguien salía de la casa solo iba a parecer que estábamos charlando. La oscuridad mucho no iba a dejar ver.

En eso empiezo a mover mi mano suavemente sin que ninguno de los dos dijera nada. Ya estaba totalmente dura y se notaba grande. Al menos más grande que la de mi novio. Tenía ganas de sacarla y verla, pero no me animaba. Con mi otra mano levante el elástico del short y metí mi otra mano adentro. Pude sentir su pija dura y caliente. Mariano pareció acomodarse como para facilitar mi tarea. Empecé a masturbarlo suavemente como podía. Estuvimos un rato así. Mis nervios eran tremendos. Mientras lo masturbaba miraba constantemente para el costado fijándome de que no apareciera nadie.

En eso Mariano con una mano se baja un poco el short y su pija queda totalmente al descubierto. Con la otra mano me agarra por la espalda y me empuja tratando de que baje a chupársela. Me resisto un poco pero enseguida aflojo y empiezo a chupársela. No habré estado así más de un minuto hasta que me di cuenta la locura que estaba haciendo.

Me acomodo nuevamente y en eso Mariano me dice, “no seas calientapija, no me vas a dejar así”. Lo miro y le digo, “¿estás loco?”. Ahí estaba Mariano con su pija dura al aire, y yo mirando para el otro lado como si nada. Me agarra de nuevo la mano y se la lleva a la pija. Empiezo a masturbarlo, esta vez más intensamente. Al poco tiempo me doy cuenta de que esta por acabar y empiezo a sentir su leche caliente en mi mano. Cuando me doy cuenta de que termino saco mi mano y me la limpio en el bolsillo del buzo que llevaba puesto. Me levanto y me voy para la casa. Me acuesto al lado de mi novio con mi corazón y palpitaciones a full.

Al otro día nos levantamos como si nada. Como estaba nublado nos quedamos hasta después del mediodía y nos volvimos temprano. Mariano casi no me miro, lo que me dejo un poco más tranquila.

Al volver a la rutina pensé que todo había quedado en la historia de la quinta, hasta que un día recibo un mensaje. Era Mariano que empezaba a darme charla. Empezamos a hablar como si nada, hasta que el tema de la quinta salió a la luz.

Fue directo y yo no esquive la bala.

“Vos me dijiste que cuando volvíamos nos juntábamos, ¿cuándo va a ser eso?”

“No sé Mariano, es para quilombo. Prefiero que no”.

Después de insistir un poco me dice:

“Mañana a la noche Romi tiene el cumpleaños de una compañera de la facultad, ¿vos que haces?”

Yo no tenía nada que hacer, estaba de vacaciones en la facu así que después del laburo estaba libre. Sin dar muchas vueltas le dije:

“Mañana a las 20 h nos encontramos en tal lugar”.

Ese día se me pasó lentísimo. Estuve todo el día en el trabajo pensando en que iba a pasar esa noche. A mi novio le había inventado una historia. Me tenía que juntar con unas compañeras de la facultad ya que la otra semana empezaba una cursada de verano. Yo ni siquiera me había anotado, pero mi novio ni sospecho.

Cuando llegue al lugar donde me encontraba con Mariano no quise ni bajar del auto. Al verme lo entendió y se acercó para subirse. Ni bien se subió le dije, “Mariano, vamos a un telo, nos sacamos las ganas y nunca más tocamos el tema”. Mariano me guiñó un ojo dándome el ok.

Enseguida arranqué el auto y me dirigí a un telo que quedaba cerca y que ya conocía. Durante el viaje Mariano empezó a piropearme y a tocarme las piernas. Yo tenía una pollera y podía sentir como subía y bajaba mientras yo manejaba.

Creo que no llegamos a cerrar la puerta de la habitación y ya estábamos sacándonos la ropa. Nos besamos intensamente. Se notaba que ambos nos deseábamos. Cuando logre sacar su pija y dejarla al aire me pareció normal, no lo que Romi había alardeado y lo que yo había sentido en la quinta. Empecé a chupársela y Mariano no para de decirme cosas. La verdad es que me estaba calentando cada vez más. Empezó a decirme putita. “Putita esto, putita aquello, putita cuantas de estas te chupaste, putita todos te quieren coger, etc.”.

Después de estar un rato chupándosela, me termina de desnudar y empieza el a chuparme a mí. En ese momento no tenía las tetas operadas, pero si bien no eran grandes, eran normales. Me las chupo con ganas mientras con una mano empezó a masturbarme. Podía escuchar el ruido de mis fluidos al entrar y salir sus dedos. En eso le indico que se ponga un preservativo, y ni bien termina de ponérselo me siento arriba de él. Con una mano ayudo a penetrarme. Al fin tenía esa pija dentro de mí. El saber que era la pija del novio de mi amiga le daba un sabor distinto a la situación. Pero pensar que era el amigo de mi novio no me generaba nada.

Estuvimos un rato así cambiando posiciones, hasta que cuando me doy cuenta de que esta por acabar le hago que se saque el forro para que me acabe en las tetas. Con una mano agarre su pija y seguí masturbándolo hasta que me asegure de que no quedara nada.

Nos quedamos un rato tirados en la cama charlando como si nada. Después de un rato charlando, Mariano comenzó a buscarme de nuevo. Al poco tiempo estaba chupándosela hasta que volvió a tener un erección. Ahí otra vez se puso un forro y estando yo en 4 empezó a penetrarme. Con un dedo comenzó a jugar con mi culo, diciéndome que él sabía que lo entregaba ya que mi novio se lo había dicho. Yo sabía que a Romi mucho no le gustaba, y que en un principio dejaba que Mariano la cogiera por la cola, pero que ahora hacía tiempo que no pasaba nada. Pareció intentar por la cola, pero enseguida me di cuenta de que desistió y termino acabándome en la espalda y en los cachetes del culo.

Volvimos a tirarnos en la cama y nos pusimos a charlar de la situación. Yo fue clara le dije, vamos al telo, nos sacamos las ganas y nunca más. Pero Mariano insistió. “Dale Nati, no me jodas. Los dos sabemos que vamos a volver a vernos”.

Ya era tarde y nos cambiamos para irnos. Lo dejé donde tenía su auto y yo me fui a mi casa.

Estuvimos durante un año aproximadamente viviendo un romance donde ni mi mejor amiga ni mi novio se enteraron.

Yo salía con Romi, y le ponía alguna excusa para irme a mi casa. En el camino me encontraba con Mariano y terminábamos en su casa, en un telo, o en el auto. Todo dependía del tiempo que tuviésemos.

A mi novio le hacía lo mismo. Íbamos a cenar afuera, después al cine o a un telo, y después le decía que me quería ir a casa porque al otro día me levantaba temprano para estudiar. Antes de ir a mi casa me encontraba con Mariano.

Sino la excusa era salir con mis amigas de la facultad. En un momento terminamos acostándonos casi 3 veces por semana. Era casi imposible poder coordinar, pero llegamos a tener encuentros de 15 minutos.

Una vez fui al telo con mi novio, al rato me fui y volví como a la hora con Mariano. El flaco del telo no entendía nada. O mejor dicho entendía todo.

A los pocos meses yo me peleo con mi novio, y enseguida empiezo a salir con un compañero de trabajo.

Poco tiempo después Romi y Mariano también se pelean, por lo que de a poco a Mariano dejo de verlo.

Él insistió y trató de que nos sigamos viendo, pero al no ser más el novio de mi amiga, y al haberme peleado yo con mi novio, había perdido interés en esa aventura. Lo prohibido es lo que me genera el morbo.

Con el tiempo con Romi dejé de verme. Ella se fue a vivir al interior del país, seguimos en contacto, pero hace años que no nos vemos.

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