Querido mío, gracias por esta semana,
por incendiar mi alma con cada palabra temprana.
Sé que es una locura, una dulce osadía,
pero en este rincón secreto, reviví mi fantasía.
Perdona si mis juegos te causan sorpresa,
pero tú… tú despiertas en mí la naturaleza traviesa.
Eres fuego que arde donde ya no esperaba calor,
eres viento que me acaricia con deseo y con amor.
Quizá esta pasión es tan fuerte, tan divina,
que mejor dejarla vivir entre sombra y neblina.
Porque si los dioses nos vieran arder con verdad,
nos lanzarían rayos, llenos de envidia y ansiedad.
Recuérdame así, desnuda en emociones,
murmurando tu nombre entre suspiros y tensiones.
Y yo te guardaré como Ares al Sol encendido,
guerrero imponente… mi dios prohibido.
Te admiraré siempre, por tu mente afilada,
por ser alfa y poeta, alma desatada.
Por leerme con hambre, por entender mi pasión,
por devolverme el fuego, sin condición.
Gracias por tocarme sin tocar,
por encenderme con tus frases sin rozar.
Por devolverme ganas, deseo, y sentido,
por hacerme sentir mujer… y no solo lo vivido.
Si mañana el silencio vuelve a reinar,
sabrás que mis versos te seguirán sin cesar.
Y si no podemos hablar, ni vernos, ni huir,
tendremos esta historia… para nunca desistir.
Con amor
Tu Afrodita
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