Dia normal de trabajo en la consulta con mi compañera. Rubia, de 40 años, madre, cuerpo tónico y trabajado, pero de madre, con su micro barriguita, un culo perfecto y un pecho normal de madre, una mama cañón.
Nos reímos bastante, hay una complicidad, algo de tonteo, y algo de tensión sexual.
Un viernes justo después de comer, y sin venir a cuento ella me dijo:
“Creo que deberíamos dejar este juego que llevamos, porque cada vez es más peligroso, ven hablemos, aprovechemos que los otros hoy están de reunión”.
Fuimos a una cabina que estaba libre, me hizo la pregunta clave:
Ella: “¿Nos dejamos llevar una sola vez?”. Ahora o nunca dijo dando un paso hacia mí.
Yo: ”Es muy peligros…”. Dije dando un paso hacia ella. Estábamos uno frente al otro, y pasó. Nos empezamos a besar lentamente, yo acaricie su espalda, y ella me acarició el pelo.
Puse mis manos en su cintura y fui subiendo su camiseta, ella levantó los brazos, camiseta fuera. Ella hizo lo mismo conmigo.
Se cubría el pecho con los brazos y le pregunté el porqué, y ella me dijo:
Ella: ”Me da cosa mostrar mi pecho después de mis dos hijas”
Yo: “¿Puedo?”, le dije poniendo mis dedos debajo de los tirantes de su sujetador, a la altura de los hombros.
Ella: ”Vale” me dijo bajando los brazos.
Baje los tirantes y desabroche su sujetador ,dejando a la vista sus pechos.
Yo: ”Son muy bonitas, no tienes porque avergonzarte” le dije acariciándolas de abajo arriba. Ella suspiró.
Continuamos besándonos y la cosa se calentó. Desabroché sus pantalones y los dejé caer.
Besé sus tetas mientras deslizaba mi mano dentro de sus bragas, y lo acaricié hasta que estuvo bien húmedo. La tumbé boca arriba en la camilla, le quité las bragas, doblé sus rodillas y empecé a comer su mojado sexo.
Lamí su coño, introduje mi lengua, mientras con mis labios apretaba su clítoris.
La oía gemir de placer y estremecerse.
Mis manos acariciaban sus tetas suavemente mientras presionaba sus pezones con mis dedos.
Ella: ”Para, para o me voy a correr…”. Entonces entraron en acción mis dedos introduciendo los en su húmeda cueva.
Cerró de golpe las piernas frotándose contra mi boca unos segundos y…
Ella: ”Ah si me corro… uf”. Breve descanso y se levantó. Me quitó los pantalones, el bóxer, y me la acarició hasta que la dejó bien a punto. Me sentó en la camilla y empezó a chupármela con movimientos largos de arriba abajo, succionando la punta.
Ella: ”Ven…”
Me tumbó boca arriba, se puso sobre mí, se la metió suavemente en su caliente y resbaladiza vagina, y empezó a follarme con lentos movimientos de cadera. Estaba muy excitado, y profundizaba en mis penetraciones, ella parecía excitada también tenía los ojos cerrados, gemía y se acariciaba los pechos. La cogí del culo y empecé a acelerar, no podía más.
Ella: ”córrete dentro, deseo notarlo caliente dentro de mí”. Esas palabras ayudaron a que descargara dentro de ella mi caliente esperma.
Ella: ”Aguanta un poco… chúpame las tetas…”.
Empezó a follarme cada vez más rápido hasta que un gemido seco la delató. Quedamos extasiados… Unos minutos más tarde, nos vestimos, nos dimos un beso apasionado seguido de un “ha valido la pena”, pero se acabó, amigos y ya.
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