Economista y prosti: Entrega a un desconocido (1)

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T. Lectura: 8 min.

Atención: mi relato anterior, con mi suegro, fue relativamente breve, pues ya todos saben de la relación que tenemos con él.

El relato de hoy, todo lo contrario, será largo, pues es una situación nueva y hubo que trabajarla bastante. Sobre todo, porque yo quería que realmente Tommy me entregara, que esta vez el trabajo con el nuevo hombre lo hiciera él, y vaya si lo hizo.

Ya lo había escrito en relatos anteriores, en una charla amorosa, Tommy preguntó si tenía ganas de algo nuevo, y yo le respondí que tengo ganas de una entrega genuina, en la que él me entregue al macho seleccionado, haciendo todo el trabajo.

Le dimos mil vueltas al tema, lo compartimos con Sam (obvio), y con papá y mi suegro.

Todos nos dieron sugerencias, es difícil por el tema salud, pero, descartados deportistas y todo lo de sus alrededores, nos decidimos por tratar de seleccionar a alguien en un hotel o en alguna conferencia o reunión social. Así que comenzamos a incrementar nuestras salidas a cóctel en hotel o bares, y a conferencias diurnas cuando tengo alguna noche libre (ya les conté que estoy con muchííísimo trabajo).

En los hoteles es fácil entablar algún contacto, pero teníamos el problema de no saber hasta cuándo estaría en el país la persona seleccionada, y es dificultoso el tema control de salud. De todos modos, hay dos hoteles en los cuales ustedes saben que tenemos en cada uno un empleado de confianza que conoce mi actividad.

Y sembramos la semilla acerca de que si ven a alguien con potencial cuál, nos avisen, pero sin decirle nada al involucrado. Deseaba yo profundamente que Tommy lo contactara e hiciera los arreglos para entregarme.

También me dediqué a enterarme de conferencias de interés, que se extendieran hasta que Tommy queda libre del trabajo, sobre hora 17:30 o 18. Y por supuesto hice saber a mi Universidad que estaba disponible para compartir mi experiencia como emprendedora en asesoría de finanzas personales y de empresas.

Y ésta habría de ser la opción que dio resultados. Los amigos de los hoteles aportaron algún cliente para estadía individual, como putifina, pero no nadie que diera para la fantasía de entrega.

Y la Universidad, no solo me invitó a asistir como oyente a algunas clases de postgrado, sino que me ofrecieron ser una de varios expositores en una conferencia de dos días sobre “Finanzas personales del micro y mediano emprendedor”.

Vimos una ventana de oportunidad con Tommy y nos dedicamos a hacer planes sobre cómo abordar a alguien que pudiera gustarme.

La conferencia se desarrolló en dos días, de 13 a 18 h con exposiciones, ronda de preguntas, pausa de café, nuevamente exposiciones y preguntas. Los dos días, el mismo esquema.

La idea fue que yo (tercera en exponer el primer día, y justo antes de preguntas y café), seleccionara a alguien de interés, no más de uno o dos, y que mi esposo, al llegar, tratara de contactar y conversar para ver si eran de interés para la entrega.

No trataría yo ( mucho menos al ser expositora) de vestirme de modo provocativo, pero sí elegante y de cierto modo atractiva.

Llegué a la primera tarde de conferencias con bastante adelanto, pantalón de lanilla negro no muy ajustado, sweater de cuello alto rojo, que permitía lucir tetas sin que se viera nada, blazer negro con un solo botón rojo de tamaño importante (o sea grande, hablando claro), los infaltables tacos altos negros, y un collar de perlas, ¡ésta vez, auténticas!. En un bolso (sí, de esa marca que recuerda a los hipódromos, y en donde cabe de todo), llevaba todo lo de siempre y una camisa blanca y un chaleco de terciopelo negro, que usaría al dar el speech, Iba viendo a quienes llegaban, en general caballeros solos, algunas damas y casi ninguna pareja, y algún conocido (muy pocos).

Los que llegábamos íbamos eligiendo nuestra ubicación en el anfiteatro. Y dejábamos una agenda o algún objeto reservando nuestra ubicación.

Y en cierto momento “lo vi”. Caballero solo, estimo entre 40 y 50 años, buena presencia, vestido bien sin ostentación. Fui a reservar un asiento junto a él, pero entré desde el lado de la fila que me obligaba a pasar entre él y el asiento delantero. Antes de ir me quité el blazer.

Cuando fui a pasar delante de él le pedí permiso y pasé de espaldas, asegurándome de rozarlo apenas con mi trasero. Puse mi blazer en el asiento para reservarlo, y le pedí pasó nuevamente “pues debo ir a cambiarme para estar presentable cuando me toque disertar” .

Eso ya dio motivo a saludarnos, intercambiar nombres de pila, él se llama Juan José “pero me dicen Juanjo” me dijo mientras miraba rápidamente mi busto.

Me dejó paso y nuevamente lo rocé al pasar delante de él. Fui a una pequeña sala destinada a que los expositores se preparen, hay un baño, y me cambié. Me aseguré de prender bien la camisa, no quería accidentes de vestuario. Acomodé mi collar, me puse el chaleco, desprendido, y volví a mi lugar.

Juanjo, un caballero, había permutado su asiento y el mío, “para que no te molestes pasando delante de mí”. O sea que se había dado cuenta de que lo rozaba, y quiso evitarme esa posible incomodidad.

Hablamos de cualquier cosa, me dijo si no tendría frío usando solamente la camisa y el chaleco (nueva mirada al busto), pero que si, estaba muy en look conferencista.

Yo era la tercera expositora. Cuando comenzó el segundo, me fui nuevamente a la sala de preparación y envié un mensaje a Tommy. El elegido está vestido con …, …, y … Cuando llegues, lo ubicas y trabas conversación.

Llegó mi momento, expuse mi ponencia (bien recibida), y el moderador pasó a leer las preguntas que se pasaban por escrito, y llevaba el micrófono a quien debía responder. Los expositores contestábamos desde el salón, para favorecer la cercanía al público según nos dijeron. Juanjo me dijo cuando me senté a su lado que tenía una pregunta interesante y que podríamos hablar durante la pausa de café. Contesté dos preguntas del público dirigidas a mí y nos levantamos y nos fuimos a tomar café un poco separados del resto.

Su pregunta era interesante y daba para conversar toda la pausa de café. Así lo hicimos, yo tratando de explicar y estar cerca de él. A veces trataba de mover mis tetas, otras veces me giraba a saludar a alguien y lucía mi trasero, aunque el pantalón no era de los más ajustados.

Se reanudaron las ponencias y sobre las 17 y 30 llegó Tommy, quien se ubicó cerca de nuestro lugar.

Al terminar las ponencias, hubo una nueva pregunta para mí, y luego al pararnos, Tommy se acercó, yo me estaba despidiendo de Juan. Tommy me felicitó por la claridad de mi respuesta, ja ja ja, y yo agradecí y me retiré dejándolos frente a frente.

Tommy me contó después lo que pasó entre ellos.

Conversaron, Tommy dejó caer un comentario tardío: “muy linda la chica, y además explicó muy bien”. A lo cual respondió Juanjo que “se me sentó al lado y me volvió loco verla, es muy linda y además inteligente, sabe estar, para la conferencia se cambió de ropa, ¡y qué cuerpo tiene!”

Hablaron un poco más y se despidieron hasta el día siguiente, Tommy le dijo “al final conversamos y me cuentas lo que ocurra mientras yo no esté, solamente te vengo al salir de mi trabajo a eso de 17 o 17 y 30”.

En casa, comentamos lo ocurrido asombrados de lo bien que iba todo. El día siguiente sería similar.

Y así fue. Llegué temprano, Juanjo llegó después y como que me buscó y se me sentó al lado. Conversación agradable, ponencias, pausa de café conversando acerca de lo expuesto y nuestras impresiones, nuevas ponencias y llegada de Tom. Mi maridito se ubicó nuevamente cerca y al finalizar el evento los tres disfrutamos conversando (ciertamente interrumpidos por saludos de otras personas) durante el cocktail de agasajo. Nuevamente fui la primera en irme, dejando una tarjeta de visita a cada uno, (sí, también a Tommy, ja ja) por si en algún momento querían contactarme.

Obviamente comentaron acerca de mí. Tommy: “que falda trajo hoy, hermoso como le marcaba el trasero y dejaba apreciar sus piernas”, Juanjo: “Ésa camisa turquesa le queda muy bien, y mejor aun dejando los dos botones desprendidos”.

Se les pasaron los minutos, todos se retiraban y ellos lo hicieron, también intercambiando sus tarjetas de visita. “Ya sabes, siempre a la orden”.

Llegamos a casa, todo iba perfectamente bien. Tocaba esperar.

Y esperamos cuatro días. Entonces me llega una llamada de Juan para hacerme una pregunta acerca de mi speech, que seguramente él tenía claro el tema, pero fue motivo de llamada.

Inevitable conversación ‘social’ de temas varios y despedida cariñosa de mi parte, lo usual entre conocidos “te mando un beso Juanjo”. Es normal en el Río de la Plata, no implica nada especial.

Y decidimos tomarnos más tiempo esperando. Tres días después, Tom lo llamó, para ‘invitarlo a tomar café y conversar de un asunto de interés mutuo’. Recuerden que el elegido nunca se había enterado de que somos matrimonio.

Juan, intrigado, aceptó. Fijaron el encuentro en un café cercano a mi oficina. Y se encontraron a la hora las 17 y 45, ambos puntuales y sin abandonar sus trabajos.

Saludos, conversación social, Tommy buscó una mesa un poco aislada. Les cuento lo que me relató Tommy, (les dije que podía ser un relato largo)

Y luego de un rato, el invitado preguntó:

—¿Y cuál es el tema de interés que me anunciaste?

Fue el momento de Tommy para sugerir límites: — Verás Juanjo, es un tema muy privado, pero antes de confiarte nada, quiero pedirte que estés de acuerdo en mantener total discreción. Nada de comentarlo con amigos, compañeros de trabajo y mucho menos con la familia. Como se dice, debemos ser una tumba.

—¡Claro que sí! No nos conocemos mucho, pero creo que ambos nos damos cuenta de que somos o personas de bien.

—Confío en ti, y ya verás, por lo que te diré, que puedes confiar en mí para mantener esto en secreto.

—Me intrigas…

—Pues bien, en la conferencia donde nos conocimos, hablamos al pasar de la belleza de la expositora con quien conversabas, Sofía, y hablamos muy libremente tú y yo de ella y su belleza.

Eso me hace pensar que eres un hombre un poco liberal.

—¿Y entonces?

—Verás, soy casado, nos llevamos muy bien con mi esposa, en todo sentido, también en lo sexual. Intercambiamos confidencias y deseos o fantasías. Y en una conversación, le hice saber de mi deseo de entregarla a otro hombre, presentarlos, prepararla a ella y observar cómo tienen sexo, sin limitaciones y sin que yo intervenga más allá de mirar.

—Me sorprendes, estoy perdido, ¿acaso es que pensás en mí para eso tan especial? Realmente me has sorprendido.

—Comprenderás la necesidad de secreto total. Y realmente te entiendo en cuanto a la sorpresa. Ni siquiera sé cómo es tu familia, por eso mi pedido y ofrecimiento de secreto total.

—Olvidemos el tema familia. Comprenderás que no puedo contestarte, mi sorpresa me descoloca.

—Tranquilo, no espero que me contestes hoy, ¡es imposible! Piénsalo y lo seguimos hablando. Y no creas que voy a presionarte, respetaré tu decisión.

—Gracias por comprenderme, y si fuera necesario, ¿podría ver alguna foto?

—¡Claro que sí! Y te aseguro que te sorprenderás. Creo que tengo una foto conmigo. ¿Quieres verla?

—Me intriga, y puede que me ayude.

Tommy tenía consigo una de las fotos que me tomó desde atrás y recostada de lado, aunque se veía parte de mi cara girada hacia la cámara.

—Espera un momento, debo editar el rostro… e hizo una copia cortando esa parte de la imagen. Se la mostró y al parecer, el ver todo mi cuerpo desnudo, desde atrás, impresionó gratamente a Francisco.

—Impresionante, me cuesta creer lo que propones.

—Ya sabes, a veces en el sexo lo más importante son las fantasías…

—Déjame pensarlo.

—Piensa tranquilo, ya hablaremos, y no olvides que por sí o por no, la reserva será total.

—Quédate tranquilo.

Tommy, que había invitado pagó los cafés y se fueron cada uno por su lado luego de saludarse.

Pasaban los días, y no teníamos novedades de Paco. Hasta que al quinto día, a eso del mediodía, Juanjo llamó a Tommy. Pasados los saludos de rigor, llegaron al tema.

—Tommy, solamente quiero hacer una pregunta, respecto a ya sabes qué tema.

—Sí, adelante.

—Trato de pensar, recuerdo la foto que me mostraste, y me surge una pregunta que me impide razonar…¿Hablabas en serio? ¿tu ofrecimiento es verdadero o es una broma?

—No podría hacerte ese tipo de bromas cuando recién nos hemos conocido. Créeme, es un ofrecimiento verdadero.

—Bien, ya te haré saber mi respuesta.

—Gracias Juan, a la orden si tienes más dudas.

Se saludaron y cortaron la comunicación.

Intrigados, pasaba el tiempo y Juanjo no contestaba, en seis días ya no teníamos esperanzas y comenzamos a planificar una nueva búsqueda. Por suerte mientras tanto mis clientes ocupaban mis horas y calmaban mi ansiedad.

¡Y al séptimo día nueva llamada! Una cita para café en el mismo lugar y hora.

Pasamos del pesimismo al optimismo. Tommy editó un par de fotos para llevarle nuevas imágenes, y también logró pixelar los rostros de unos segundos de filmación en la cual yo lucia el bikini del escándalo del Crucero, caminando alrededor de la piscina en casa de mis padres en Punta del Este. Orgullosa de su trabajo besé a Tommy y le aseguré que con ese video y las fotos, Paco debería decidirse.

Se encontraron, y casi de inmediato Tommy tomó la iniciativa de mostrarle el material que había llevado. La cara de Paco al parecer denotaba alegría. Y así debía ser pues de verdad, video y fotos estaban hermosos.

—¿Y bien?

—Tommy, he tomado tu palabra y he decidido creerte. Fijemos las condiciones para hacerlo.

—Te la presentaré, la prepararé para ti y tendrán sexo todo el tiempo que quieran, libremente, sin restricciones, y yo miraré. Después, nos olvidaremos de todo.

—¿En qué horario será? ¿Dónde se hará? ¿Qué otras condiciones?

—Te puedo proponer un lugar que ya sabrás, muy cerca de aquí. El horario, el que tú prefieras. Y algo muy importante, te aportaremos certificado de análisis completos de salud sexual; si no los tienes los puedes obtener rápidamente en “…” que es un excelente laboratorio.

—Estoy muy de acuerdo en todo. Creo que me convendrá comenzar una tarde temprano, o un sábado a la mañana.

—Correcto. Pero debo aclarar una cosa. Para mi esposa no será la primera vez fuera del matrimonio, lo especial que yo deseo es entregártela, experimentar esa excitación de ver cómo la toma otro hombre, y ella comparte totalmente la fantasía.

—Bien, yo también he tenido alguna escapada en mi matrimonio.

—Cuando tengas tus certificados me avisas y fijamos un día.

Sigue en la parte (2) que envío a continuación por razones de tamaño.

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10 COMENTARIOS

    • Ya publicado, puedes verla. Encantada de que hayas escrito. Me encanta cualquier tipo de diálogo aquí.
      Besito.
      Sofía.

  1. Como siempres es u placer leerte y ya me tienes muy caliente con este nuevo relato e igual ya espero igual de tu amiga

    • Hola Antonio. Estoy un poquitin atrasada con relatarles lo de mi amiga, ya somos como novias, pero tengo mucho mucho trabajo, y se me demora escribir. Igual, aparecerá en pocos días. También viajé a Argentina dos días y tres días con Sam y Tommy al Norte de nuestro país, por trabajo de ellos.
      Un beso.
      Sofía.

    • Hola MVD. Ya envié la segunda parte, simplemente lo fraccioné por ser demasiado largo, sigo sin poder dejar de contarles todo con detalle. Un beso. Ojalá gustes de la segunda parte.

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