Melisa empezó a agitarse, me tomó con fuerza el pelo mientras yo lamía entre sus piernas. Fue ese el momento exacto que ambos supimos que la foto que había recibido, tan solo era el principio de nuestro más reciente trato: “Experimentarlo todo sin restricciones”…
Tiempo atrás yo (Diego) había salido de una relación donde el sexo simplemente era malo. Mi libido era enorme y mi expareja no podía seguirme el paso, ni satisfacerme completamente, ella era una persona la cuál sentía mucho tabú y eso hacía que ningún tema sexual fuera realmente bien recibido. Al terminar mi relación me sentí triste los primeros días, pero con una extraña sensación de estar liberado. Cuando sentí que era tiempo de seguir adelante instalé una app de citas y fue ahí donde encontré a mi actual pareja.
Melisa odia usar mezclilla, siempre tiene una falda o unos shorts, ese día usaba unos negros que enseñaban solo un poco de sus redondas nalgas, las cuales lucía con dos piernas, cuyos muslos eran imposibles de no mirar con lujuria. A ella la conocí en una etapa donde estaba harta de las relaciones amorosas, estaba cansada de salir con hombres controladores que pretendían decirle cómo vivir su vida.
Hicimos clic al instante, yo soy un hombre alto y muy bromista, las primeras salidas estuvieron llenas de risas y de una sensación de honestidad pura, solo llegamos a la segunda cita antes de tener sexo, el cuál según luego nos contamos fue uno de los mejores encuentros sexuales que ambos tuvimos en nuestras vidas.
Su ombligo perforado en su hermoso vientre siempre atraía mis manos que subían y bajaban hacia sus muslos y su blusa color gris le quedaba perfecta, muy cómoda tanto que la podía usar sin necesidad de sostén durante ese día caluroso en nuestro apartamento.
Parte de lo que había hecho esta relación tan sólida definitivamente era el sexo y la comunicación honesta, directa y sin rodeos… durante las primeras semanas que salimos no estábamos seguros si queríamos adentrarnos en otra relación por lo que fuimos una especie de amigos con derechos por un pequeño tiempo y decidimos formalizar después de una conversación en la cual dejamos claro nuestras expectativas, siendo la mayor compartida: tener sexo increíble.
Hicimos un trato con el tiempo: nunca caeríamos en la rutina, nunca guardaríamos secretos sexuales el uno del otro, ninguna idea sexual sería mal recibida y salvo que algo no fuera muy del agrado del otro, exploraríamos todas las ideas sexuales y experimentaríamos todo lo que quisiéramos con el sexo dentro de nuestra relación, nada sería tabú y todo sería hablado y discutido entre ambos para chequear si estábamos de acuerdo.
Fue así, que empezamos probando cosas bastante tranquilas: sexo oral en la cocina, chats sexuales por mensajes, enviarnos desnudos, probar varias posiciones… Hasta que un día subimos varios escalones de golpe.
-Este tipo es insistente… comentó Melisa viendo su celular. Ambos estábamos tirados en la cama mientras luchábamos con el calor que hacía afuera con un gran ventilador en el techo yo sin camisa y ella con varias botellas frías de agua.
-¿De quién hablas? pregunté.
-Mira este tipo. Dijo enseñándome un chat. -Es una persona con la que tuve sexo hace varios años, pero nunca llegamos a formalizar nada porque realmente no había nada de atracción romántica, solo nos hablábamos para tener relaciones, supongo que las fotos que tengo en mi perfil de Instagram contigo no le sonarán a que tenga pareja, nunca fue el chico más listo…
-¿Puedo verlo? dije curioso. Meli me dio el celular a lo que me acomode, poniendo mi hombro desnudo para que ella pudiera acostarse mientras yo revisaba el perfil de Instagram de un tipo llamado simplemente “Beto”. -Pues es tipillo no? dije en broma al encontrarme una foto de él sin camisa, era delgado pero tenía los pectorales marcados como los míos y un collar con conchas alrededor de su cuello.
-Yo tengo un tipo viste. Altos, guapos y con buenos abdominales dijo riéndose, mientras tímidamente frotaba mi pierna con sus medias grises.-Lo que si tengo que admitir es que al menos tú sabías ligarme, este tipo es muy obvio. Me contó que hace ya un tiempo terminó con su novia de varios años, debe estar intentando reconectar conmigo porque anda caliente.
Melisa me enseño varios mensajes donde de forma descarada Beto le decía “¿recuerdas la vez que fuimos a la playa? todavía recuerdo lo bien que la pasamos”, Melisa había contestado indiferente “Lo recuerdo, sí. Fue una buena época”.
-¿Qué pasó en la playa? pregunté.
-Pues antes tenía un vestido de baño de una pieza el cuál se me subía un poco en la parte de las nalgas, habíamos ido con unos amigos de él y terminé pidiéndole ayuda pues sentía que ellos me estaban mirando demasiado. -No puedo culparlos, interrumpí. -Como sea, dijo con una sonrisa en su cara. Ese día en la noche nos emborrachamos y yo decidí que era un gran momento para hacer un move y ya te imaginaras que pasó…
-No, cuéntame. Dije acercando mi cara a la de ella.
-¿No te molestaría escuchar eso?
-Me genera curiosidad, prometo que no me pondré celoso, dije dándole un pequeño beso en la boca.
-Pues la verdad no sé ni por donde empezar… dijo con un poco de vergüenza.
-Y por qué no le preguntas a él… ponle “¿qué es lo que más recuerdas de ese día?”.
Melisa se mordió el labio, como sin saber qué hacer, pero sin decir ni una palabra más envió el mensaje, a lo que Beto le contestó, “recuerdo como saliste con ese babydoll”. Mi novia se quedó congelada por un momento, luego me miró como esperando aprobación, a lo que yo simplemente asentí con la cabeza y ella al instante respondió: “qué más recuerdas?”. -Recuerdo que nos comimos la boca muy rico y que te subiste encima de mí.
Tras leer ese intercambio mi verga se puso muy dura, siendo que solo estaba usando un pequeño short y que entre mis piernas no tengo un tamaño para nada despreciable, mi pene delato justo lo que estaba sintiendo. Pude sentir la mano de Meli tocando la punta de mi pene por encima del short, con una cara de satisfacción.
-¿Lo estás disfrutando? me preguntó
-Puede ser que la imagen del babydoll y saber lo caliente que estabas me excitara más de lo que pensé.
-Déjame ver qué tanto, dijo Melisa con una mirada que yo ya conocía en su cara. Me acomodé justo enfrente de ella, me puse de pie encima de la cama y bajé lentamente mi short y mi ropa interior para dejar salir una verga que estaba muy dura. Luego de dejar que ella tuviera una buena vista de mi desnudes, me puse de rodillas y subí hasta su cuello donde empecé a lamer mientras la punta de mi pene la tocaba por encima de short. Ella me acariciaba con ambas manos mi espalda, mis brazos y dejaba salir un pequeño gemido.
-Tengo una idea. Quiero que sigas hablándole por mensajes, saca toda la información que puedas. Dije mientas deslizaba su short dejándola sola con una tanga de color negro. Melisa me hizo caso, acomodo sus muslos en posición mientras yo la besaba completa. Sintiendo su humedad a través de su ropa interior y bromeando: -Me parece que alguien está disfrutando mucho de esto también, dije entre risas.
Conversación entre Melissa y Beto:
-Creo que voy a necesitar más detalles para acordarme de ese día. escribió Melisa
-Podría recordarte los detalles cuando quieras en persona
-¿Me escribes porque andas con ganas verdad?
-No, también para saludarte. Pero no rechazo ninguna invitación.
Melisa paró de contestar su celular e inmediatamente dijo: -Dice que quiere verme
-¿Y te gustaría verlo? pregunté
-Creo, que lo que él quiere es coger conmigo
-¿Y te gustaría? Pregunté
-¿Cómo? ¿me dejarías?
-Yo no tendría problema en darte un pase libre, siempre y cuando me cuentes todo… ¿Te gustaría?. Dije, mientras deslizaba la ropa interior de Melisa y dejaba salir su perfecta vagina, completamente suave y depilada, ideal para deslizar mi lengua en ella.
Gime -En serio eres el novio más sexy y el mejor que pude haber pedido. Exclamó con respiración cortada.
-Tal vez pueda darte esa invitación, si me recuerdas un poco más lo que pasó en la playa, escribió Melisa
-Ese día me besaste por todo el cuerpo, me sacaste el pantalón de playa a la fuerza y me succionaste la verga. Fue de las mejores mamadas que he recibido, siempre sentí que estabas enamorada de mi verga.
-Recuerdo bien como se sentía… ¿qué harías si pidiera verla una vez más, me mandarías una foto?
-Depende, ¿recibiría yo una de vuelta?
-Me parece justo.
Melisa empezó a estremecerse con fuerza. Con su mano agarró mi pelo indicándome que ya estaba cerca a lo que respondí lamiendo su clítoris sin detenerme. Sus piernas fueron las que me dieron el aviso del orgasmo que ella había soltado justo en mi boca. Sus fluidos vaginales sabían deliciosos como si ella acabara de explotar internamente. Dirigí mi mirada a su cara algo enrojecida y satisfecha, a lo cual ella respondió sin poder formular una palabra simplemente enseñándome una foto en su celular de un pene con poco pelo pero totalmente duro.
Me acomode, esta vez sentándome hacia el respaldar de la cama, tomé su celular y empecé a leer la conversación. Mi novia se recostó nuevamente en mí, esta vez usando una de sus manos para masturbarme a mí, mientras leía.
El último mensaje era de ella respondiendo a la foto del pene decía: “Ya lo recuerdo bien, me gustaría volver a sentirlo en mi boca”.
-Parece que le debes una foto, dije. Voy a escoger algo de tu galería que sé que le va a gustar. Procedí a enviarle una foto de Melisa en una lencería que yo le había comprado, era como un baby doll, con una gran diferencia: sus tetas quedaban completamente expuestas y la parte del calzón tenía una pequeña ranura que revelaba una parte de su sexo. Seguido a eso, tiré el celular a un lado para concentrarme en lo que estaba sintiendo.
-T¿e excita que tomé un pase libre? preguntó Melisa mientras agitaba mi verga
-Dijimos que íbamos a experimentar todo lo que pudiéramos mientras los dos estuviéramos de acuerdo, tal vez esto sea un buen experimento.
-Muy interesante. -Dijo Melisa susurrándome al oído- Yo podría hacerlo, pero luego podríamos tener una conversación sobre límites y así, aunque siento que soy yo la que sale ganando en esta situación. ¿Te gustaría recibir algo a cambio? vi que te excitó la historia de como le hice una mamada a Beto.
-Tal vez videos y fotografías, dije con dificultad
-¿Quieres ver eso? ¿de cómo él me la mete?
Inmediatamente después de esa frase, un chorro de semen salió de mi gran verga, a lo que ella simplemente reaccionó diciendo: -Creo que sí te gustará ver eso…
Le di un beso en la boca y sin perder tiempo le pregunte: -¿No vas a decirme que no te gustaría verme a mi dándote un show también con otra persona? Ver cómo me retuerzo de placer en los labios de alguien más.
Ambos nos reímos, a lo que Melisa dijo: Sabía que habría una trampa en esto…
-Dijimos que lo probaríamos todo ¿no?, reclamé
Melisa me devolvió la sonrisa, se quitó su blusa y quedo completamente desnuda, dejando un par de pechos respingones con dos pezones que invitaban a succionarlos. Se montó encima de mí y me susurro al oído:
-Está bien, acepto… pero en esto del pase libre, yo voy primera.
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