En la multi: La jefa

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T. Lectura: 6 min.

Fiesta de fin de año de la empresa en una chacra fuera de la ciudad. La empresa había puesto un bus para ir y volver, pero yo tenía un examen que terminaba sobre las 21, así que me fui por mi cuenta junto a un compañero de trabajo que cursábamos la misma materia.

Llegamos sobre 21.30 y la fiesta ya había empezado, todo el mundo cenando y algunos ya estaban medio chispeados, entre ellos mi jefa que me guardaba un lugar en la mesa a su lado, ya que ambos íbamos sin pareja.

Me senté, me trajeron el plato, comí y en seguida nos fuimos a la pista a bailar y tomar.

Me habían dicho que mi jefa tomaba como albañil recién cobrado, pero yo nunca la había visto en esa faceta, estábamos bailando entre varios, Martita estaba con el esposo, así que no me le iba a arrimar ni loco, aunque ganas no me faltaron porque estaba con un vestido medio justo que remarcaba toda esa carne que me había comido unos meses atrás.

Como había llegado más tarde iba como 3 copas atrás del resto y 5 de mi jefa que empezó a hablarme al oído como borracho en un boliche, a los gritos por la música y no le entendía mucho. En un momento pasan la canción Karmencita que dice:

«Karmencita tu tienes un no sé que

Que me tiene pensando en yo no sé que»

Y ella bailaba al lado mío, en un momento me hace señas para que la acompañe a fumar fuera del local. Salimos al fondo, caminamos unos metros, ahí vimos a Bruno (mano derecha de la gerenta) hablando con el nuevo cadete a lo que Carmencita dice… “¿a este también se lo van a garchar?” (¿Van? pensé para mis adentros).

Caminamos un poco y me dice:

C: vení acá a la derecha que no se ve nada.

Y: ¿Por?

C: Vení que después te explico.

Y: OK

Llegamos al lugar un poco apartado.

C: ¡Que sea la última vez que te garchas a alguien del sector!

Y: (haciéndome el boludo) ¿Que decís? No sé de qué hablas.

C: Martita quedó loca después de la cogida que le diste, es una mujer casada y eso no se hace.

Quedé petrificado.

C: Eso no se hace, lo de garcharla a ella y a mí no, pendejo divino.

Me agarró el paquete por encima del pantalón y me plantó un beso.

C: Dale que acá no nos ve nadie, dale vení un rapidito.

Me llevó contra un árbol, abrió la bragueta de mi pantalón, me sacó la verga y me pajeaba, se levantó el vestido, corrió su tanga y se me trepó como gata en celo clavándose mi verga en la concha.

C: Aaaah hace tiempo que la quería probar

Y: Tenes la conchita bien mojada

C: Me tenés caliente, ¿por qué te pensás que te elegí ante que al pasmado de Agustín? Que además de ser burro, será rubiecito y carilindo, pero no sabe garchar a una mujer de verdad.

Me giré, la apoyé contra el árbol y empecé a darle con furia

Y: ¿Así que no me elegiste por como trabajo? ¡Vieja puta! ¿Verga es lo que querés? Verga vas a tener… te voy a llenar la concha de leche.

C: ¡Uy siii tenías pinta de ponerte loco y meter verga, siii cogeme, garchame, dame pija y leche guachito! Pero no me garches 2 horas como a Martita, que en un rato dan los premios y tengo que estar. ¡Dale garchame, que me acabo pendejo! ¡Dame la leche en la concha!

No me pude aguantar más, la calcé de las nalgas contra el árbol, aceleré la cogida, le metí un dedo en el culo y le llené la concha de leche mientras ella aguantaba las ganas de gritar y entre espasmos quedamos contra el árbol.

Saqué la pija, me dio un pañuelo que sacó de la cartera

C: Andá al baño y ponete presentable por favor. Andá que yo voy en 2 minutos.

Fui al baño, me lavé la cara, me arreglé la ropa y escuché unos sonidos un poco extraños desde uno de los apartados de los váter y pensé que habría alguna parejita, así que como entre fantasmas no nos vamos a pisar la sábana, me arreglé y salí.

Fui a la barra a hablar con unos compañeros y veo salir del baño al cadete nuevo y a los 2 minutos a Bruno, que venía con una sonrisa de oreja a oreja.

Estaba el gordo Julio que en medio de la charla tira… este no le dio ni 2 semanas en la empresa y ya lo ordeñó al nuevo, mirá que hay que ser sinvergüenza.

Se me acerca y me dice al oído:

J: vos vergüenza nunca tuviste, así que no te digo nada, bandido.

Y: No sé de qué habla Julio

J: bandido (dijo riéndose)

Y: Los caballeros no tienen memoria.

J: ¡Muy bien guacho, muy bien!

En eso la veo salir a Carmencita del baño como si no hubiera pasado nada y viene a donde estábamos nosotros, pide un Gin-tonic y se va sin antes acariciarme la pija. Julio se reía y me miraba.

Pararon la música, prendieron las luces del local, el CEO tomó el micrófono y empezó con el discurso de cierre del año, que se había crecido en facturación, que los nuevos proyectos, que el EBIT y que habíamos pasado las metas de casa matriz y bla bla bla.

Pasaron los otros 5 gerentes y empezaron a dar los premios.

Que ventas, que marketing, que equipo de compras que había bajado los gastos y no sé qué más y anunciaron que iban a dar el premio al empleado del año y a 2 empleados que habían sido revelación. El empleado del año ya se sabía que era el enano Roke (1.55 metros, pero muy “altanero”) del departamento de ventas porque había metido el mejor negocio de los últimos 10 años de la empresa, así que lo dieron rápido y quedaban las 2 menciones por revelación, que eran premios que decidieron dar alguno de los gerentes a empleados que habían sido promovidos durante el último año y que habían tenido un desempeño superlativo.

Llamaron a Carlita de Marketing que había armado una campaña muy buena. Mientras hablaba la Gerenta de marketing, veo a Carmencita a un costado con un sobre, que me mira y se sonríe. Terminan de hablar, aplausos y toma el micrófono la amarga de la gerenta, habla 2 bobadas, le da el micrófono a Carmencita, dice no sé qué de soporte de dar la milla extra y dejar “todo en la cancha” (mirándome a los ojos) y dice mi nombre.

Recibí el premio, agradecí, saludé a Carmencita, a la amarga, al CEO y me volví con Julio y otros compañeros que me felicitaron.

Siguió la noche y sobre el final viene el compañero con el que había ido, diciéndome que estaba muy borracho, que no podía manejar así y si lo podía llevar hasta la casa y si llevábamos a otro compañero que quedaba de pasada.

Obviamente que le dije que sí, fui a saludar antes de irme y Carmencita me dice que, si la podía llevar, ya que vivía cerca de lo de mi compañero.

Me subí del lado del conductor, Carmencita del lado del acompañante y los 2 que iban bastante perjudicados por el alcohol se sentaron atrás y a los 500 metros se durmieron. En 20 minutos se bajó el primero y 15 minutos después llegamos a los de mi compañero, que me dijo que me lleve el auto y al otro día se lo devolvía.

Lo acompañé hasta la puerta porque no podía embocarle a la cerradura y nos fuimos con Carmencita que vivía a 3 cuadras de allí.

C: ¿Queres tomar un café?

Y: No, quiero otra cosa, algo más fuerte.

C: Dale, vamos nene.

Entramos al edificio y en el ascensor ya estábamos desacatados, besándonos y agarrando todo o que se podía, abrió la puerta de su casa y seguimos de largo hacia el cuarto, nos fuimos desvistiendo entre besos y apretones, me tiró en la cama y se vino directo a chuparme la pija, se atragantaba y sonaba glu glu glu, se giró y quedamos en posición 69, le pasé la lengua por todo el largo de la concha y la muy pilla se había lavado bien cuando había ido al baño, así que me dediqué a saborear esa conchita y a ese clítoris que era más grande que el promedio y sobresalía rosado y redondo. Se lo lamí chupé mordisquee, y fui con la lengua hacia el hoyito que ya había palpado con un dedo mientras acababa unas horas atrás.

Tenía la verga como si no hubiera cogido esa misma noche, la agarré. la acosté boca arriba y mirándola fijo a los ojos se la fui clavando.

Y: ¿Así que dejo todo en la cancha?

C: No iba a decir en la concha porque quedaba muy feo.

Empecé con un mete saca constante, mirándola a los ojos mientras la penetraba, empecé a apurar el ritmo y ella abría la boca, gemía y decía “siii papi siii”.

C: ¡Escupime en la boca!

Le dejé caer la saliva y parecía que estaban aplaudiendo, la cama sonaba y chillaba, no le daba respiro y ella ya gritaba de placer “¡Esto es saber garchar la puta madre!”.

Me acostó, se subió en mi verga, moviéndose como una amazona, después se puso en cuclillas, sus manos en mi pecho y parecía una ranita saltando, hasta que no dio más.

Y: Falta el postre.

C: Pensé que te habías olvidado.

Se puso en cuatro, se salivó una mano, se mojó al mil arrugas, me agarró la verga y la enfiló hacia el hoyito, entró sin problemas y a mi juego me llamaron. Empecé a sodomizarla sin piedad y ella pedía más, la veterana aguantaba como la mejor, al rato le dije que no aguantaba y me dijo que la quería en las tetas (que ara tener 50 estaban de muy buen ver), largué la descendencia, ella me masturbaba y con el pulgar me masajeaba la zona del frenillo y el glande para extender el placer.

Caí rendido y le dije que me diera 15 minutos y me iba.

C: ¿Para que te vas a ir si mañana tenés que llevar el auto acá a 3 cuadras?

Y: ¿Decís?

C: Vamos darnos una ducha que debemos estar hechos un asco.

Estaba amaneciendo ya, nos metimos a la ducha, me empezó a enjabonar la pija que se puso dispuesta de nuevo, se agachó a chuparla, hasta que acabé de nuevo con las ultimas energías.

Salimos, nos secamos y desnudos como estábamos nos acostamos a dormir.

A las 11.30 suena mi teléfono, era mi compañero diciéndome que su padre le había dicho que por qué había estacionado a 3 cuadras de la casa y que el no se acordaba de nada.

Y: me dijiste que estacionara ahí y te fuiste caminando. Para que no hicieras más cagadas me llevé tu llave, en un rato voy y te la llevo, ¿te parece? Salgo de mi casa en media hora, agarro el auto y te lo llevo, nos vemos. Carmencita se reía.

C: ¿Media hora?

Y: Y si, que te pensás, ¿qué me voy a ir sin garcharte de nuevo?

C: ¡Bendita juventud! Me vas a matar nene, menos mal que es fin de semana…

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1 COMENTARIO

  1. Muy buen relato, que bueno que pudistes cojer a la jefa, es toda una diosa del amor. Saludos de un cubano en Uruguay espero más relatos.

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