Encuentro swinger (1)

2
10365
17
T. Lectura: 8 min.

Unos días después recibo un mensaje de Esteban que en 15 días había un encuentro swinger del grupo al que ellos pertenecen. Que estábamos invitados, si queríamos asistir. Inmediatamente me comunico con José, a lo cual me dice de nuestra imposibilidad económica para poder asistir a esos eventos.

Cuando se lo cuento a Esteban dijo que eso no es problema, que Cele se hace cargo de eso, que el único problema es que haya lugar para que podamos ir nosotros porque solo aceptan 16 parejas en la finca y siempre tienen prioridad las que pertenecemos al grupo. Que inmediatamente se comunica con Juan el administrador para que nos anote la presencia de los cuatros.

Pasaron un par de días y no teníamos noticia, cosa que hizo que perdamos la esperanza de ir. Hasta que Esteban con otro mensaje me confirma que vamos a estar los cuatro en la Finca. Ahí nomas se lo comunicó a José cosa que nos puso un poco tenso, nunca estuvimos en una fiesta así.

A la noche hicimos una video llamada con Cele y Esteban para que nos expliquen cómo es ese tipo de eventos; nos dice que nos juntamos en una finca a las afuera de la ciudad que consta de un chalet principal y pileta que es totalmente nudista. Con un zoom enorme donde hay juegos, donde se hacen las fiestas nocturnas y un par de habitaciones para los que quieran usarla con estas reglas:

Cortina cubriendo totalmente la vista: No molestar

Cortina parcialmente abierta: Puedes mirar

Cortina a un lado dejando ver perfectamente: Puedes mirar y/o participar.

Y después hay dos casonas más pequeñas con pileta, pero ahí cada uno va como quiere, desnudo o vestido.

Que una pareja nueva debe ingresar por invitación de alguien que pertenezca al círculo, el cual, se responsabiliza de su comportamiento.

Limpieza e higiene, tomar precauciones (condones).

No comportarse como un baboso o un desesperado; aunque ahí se va a lo que se va, hay que comportarse con cierta clase y educación. Hacer los acercamientos con sutileza, y no ponerse pesado ni excesivamente insistente cuando te han rechazado.

Nada de celulares, ni cámaras de ningún tipo.

Después nos cuentan cada uno está libre de hacer lo que quiere, no es obligatorio nada. Podes venir sin participar en nada o hacer todo lo que se te antoje siempre dentro de las reglas del lugar. Que Juan y Hebe son los dueños y anfitriones, ellos tienen unos 60 años.

Llego el día, viajamos hasta la ciudad, nos encontramos con Esteban y Cele en la entrada de la finca a la hora indicada.

Apenas entramos la finca era enorme, en un barrio de muchísimo dinero en la ciudad. Nos abrió una especie de ama de llaves y nos preguntó quienes éramos. Esteban le contestó y la señora nos dijo que la siguiéramos hasta la sala de la casa. No sentamos en unos hermosos sillones con un estilo europeo, a Esteban y Cele lo hicieron pasar al patio donde se veían otras parejas, José se veía claramente nervioso, no paraba de mover las manos y piernas. Un minuto después llegó un hombre de unos 60 años, alto, fornido y de aspecto extranjero.

Se presentó con José como si se conocieran de mucho tiempo y después me tragó con la vista a mi mirándome de arriba a abajo y me dijo: “Mucho gusto, Lau”. Nos sirvió una copa de vino tinto y dijo que esperaríamos a su esposa, que estaba por bajar. Nos comenzó a preguntar cosas sobre nosotros y después nos pidió disculpas diciendo que como éramos nuevos, debía entrevistarnos una hora antes para ver si nos quedábamos o no en la reunión. Mientras conversábamos vimos a su esposa bajando de las escaleras. No podía creer lo que veía, contrario a lo que esperaba de este tipo de gente, era una mujer extremadamente fina y de una hermosura poco común.

Era casi tan alta como él, de unos 50 años, rubia, de ojos azules como el cielo, y vestía un conjunto de minifalda negra ajustada y una blusa tipo corsé color rojo brillante que dejaba casi a la vista un par de enormes senos. Ella se presentó como Hebe, y al igual que su esposo, comió con la mirada a José de arriba a abajo mientras nos saludaba con un beso en la mejilla.

Mientras conversábamos los cuatro, José me toma la pierna y la acariciaba, mientras no paraba de mover las suyas por sus nervios. Ambos nos dieron mucha confianza mientras llegaban las demás parejas, mientras nos contaban todas las reglas tal cual las sabíamos por lo que nos contaron Cele y Esteban. Como estrategia creo yo, ambos estábamos ya un poco pasados de copas debido a que nos llenaban las copas a cada rato. Unos segundos después aparecieron en el pasillo que lleva a la sala una pareja un poco más grande que nosotros, no sé si tenían 50 años o más o menos. Los 6 conversábamos muy a gusto cuando sonó un timbre. Ahí Juan nos dice bienvenidos a la finca, vamos a pasar un hermoso fin de semana.

Nos llevan al patio donde estaban las demás parejas, Primero nos presentan como primerizos y después cada una se presenta, si bien entre ellos se conocían de otros encuentros. Eran unas 5 parejas que su edad rondaba los 60 o más años, otras 5 o 6 parejas de cincuentones, éramos unas 3 parejas de cuarentones donde nos encontramos nosotros y dos parejas más jóvenes, una Esteban y Cele y otros que rondaban los 30 y pico de años. Mas los anfitriones Juan y Hebe. Mas otros 6 chicos jóvenes y 6 chicas del staf, que nos dijeron que participan con quienes los contraten y son los encargados de atender la finca.

Nos entregan a cada pareja las habitaciones, la nuestra era al lado de la de Esteban y Cele, no en el chalet principal nudista, sino en una de las casonas. Al rato mientras nos estamos acomodando, golpea Cele que me invita a la sala de masajes, que queda en el chalet principal. Ahí nomas Cele se empieza a sacar la ropa, y me dice no se puede entrar a la principal vestida. La miro y me desnudo también, mientras cruzamos el patio ya una pareja estaba acostada en la pileta de nuestro sector desnuda, mientras nos miran pasar a nosotras.

Al entrar al zoom vemos tres parejas charlando y otras en la pileta, por supuesto todas sin ropa, solo una mujer con una cadena atada a la cintura. Al llegar a la sala de masaje, un chico joven bien dotado y una hermosa chica nos esperaban. Nos recostamos desnudas y preguntan qué parte del cuerpo nos hace falta masajes. A lo que respondimos por todo el cuerpo. Ella me masajeaba a mí y el chico a Cele, que lo judía diciendo que la masajee por todos lados, y él de a poco le apretaba los cachetes del culo, mientras Cele cada tonto aprovechaba a agarrarle la pija que ya estaba a media asta.

Al poco rato llega una pareja de las de 50 y tantos años para que también los masajeen, a lo que tuvimos que darle lugar con los chicos. La mujer de la pareja se ofreció a hacerme reiki en la espalda “Eso son tonterías y supersticiones” dijo el chico. “Tal vez” dije yo, “pero por probar no pierdo nada” y quedamos que cuando podamos me lo hacía.

Fuimos a la pileta principal donde ya estaban los chicos tomando y hablando con otras parejas que allí estaban. Esteban al verme desnuda, poso sus ojos en mi cola sin disimular nada. Paso la tarde, pero yo estaba muy caliente al ver la pija de Esteban que me la rozaba toda oportunidad que tenía. Y ver otras parejas besarse cruzados, tocarse, y alguna animarse a chupar la pija a su pareja, o a la pareja de otro. Al llegar casi la noche nos fuimos a la habitación, mientras Cele me propone dormir cruzados como la otra vez, que Esteban quiere estar conmigo a solas. Donde solo atine a mirarla con una sonrisa, sin responder.

Nos duchamos con José y prepararnos para la cena, que es el único momento que todos estamos vestidos en el zoom salvo los que atienden que tienen apenas un taparrabos y unas tangas minúsculas las chicas.

No le dije nada a José, pero yo quería estar con Esteban, ya sabía para que me quería a solas. Aparte sé que José le encanta cogerse a Cele una de las más jóvenes de la finca. Cenamos, con mucho alcohol, al termino las luces empiezan a disminuir, los chicos ofrecen un show, donde hacen unos petes en vivos, penetran a las chicas, juegos lésbicos, se besan, bailan y los presentes empiezan a tirar la ropa a los costados, en un rato todos estábamos en bola, bailando.

Se nos acercan distintas parejas, también los chicos y chicas del staff para convencernos de estar con ellos, pero yo tenía presente la propuesta de Cele. Y solo pensaba en eso, mientras Esteban a cada rato me lo recordaba al oído.

Vemos tres parejas que van a la habitación contigua al zoom, y vemos que dejan la cortina corrida, a la que Cele nos dice: ¿se unen? Solo atinamos a acercarnos para ver una orgía en vivo y en directo, eran los más viejos, pero me calentó mal verlos así. Al rato se suman Juan y Hebe, ella una diosa por la edad que tiene, una gata total, terrible verla como se movía en cama entre ellos.

Seguimos tomando y vemos que en la otra habitación también hay otras tres parejas, con la cortina por la mitad, eran los chicos jóvenes con los cuarentones, pero solo era para ver. Eso me estaba trastornado, a lo que Esteban ya también tomado no le importaba nada y me tocaba el culo cuando podía. Mientras Cele le chupa la pija a José delante de mí un par de veces.

Nos juntamos los cuatro en el centro de la pista, donde quedaban solo un par de parejas más, las demás ya estaban todas ocupadas, cada una en lo suyo. Y nos empezamos a besar los cuatro. Creo que hasta Esteban y José lo hicieron entre ellos, lo que, si estoy segura de que bese muy bien a Cele y muy caliente a Esteban, mientras me ponía la mano en la concha mojando sus dedos dentro de ella.

Nos vamos casi corriendo hasta nuestra casona al otro lado del patio, para llegar a nuestras habitaciones, Cele agarra a José, entrando a nuestra habitación, dejando la puerta abierta, mientras que Esteban me lleva a la de ellos, abalanzándose sobre mí haciéndome soltar un gritito de asombro y de gusto, pues me tumbó bocabajo abrazándome a la altura de la nuca, pegando sus labios a una de mis orejas y su pija quedó acomodado entre mis nalgas.

Sus dedos, inquietos separaron mis nalgas acariciándome allí donde tanto me gusta, de forma experta, suave y profunda. Yo cerré los ojos, gimiendo de gusto, evadida y concentrada solo en sus caricias.

Me dejó un momento solo para incorporarse. Lo observé de reojo, solo para echarle un vistazo a su pija. Se acercó de nuevo con un gel lubricante e impregnó mi culito con una buena cantidad e hizo lo mismo con su herramienta. Sabiendo lo que pretendía hacer me exalté.

-Por favor no – le dije – aunque me estaba muriendo de ganas que me la ponga entera…

Haciendo caso omiso a mis palabras se tumbó por completo sobre mi cuerpo susurrándome todo lo que deseaba mi culito. Bajó su mano e introdujo un dedo en él moviéndolo en círculos… eso sí que me encanta… la sensación de hormigueo y excitación es indescriptible. Otro de sus dedos comenzó a acariciar mi clítoris. Comencé a relajarme, me sentía en el cielo.

Él por su parte se tomaba su tiempo, seguía jugando con sus dedos, no tenía prisa pues el premio lo valía todo, incluso esperar unos minutos, aunque su verga pareciera que no quería esperar ni un segundo… parecía a punto de estallar de lo tiesa… la piel completamente templada… provocativa y deliciosa. Todo eso lo alcanzaba a ver mirándolo por encima de mi hombro.

La agonía era deliciosa, e involuntaria (o voluntariamente) mi culito comenzó a dilatarse. Sus manos dejaron mi ano para cruzarse bajo mi cuerpo a la altura del cuello y los hombros, de modo que quedó completamente acostado encima de mi cuerpo, su pecho en mi espalda, su verga entre mis nalgas de nuevo y su boca pegada a mi oreja de modo que podía escuchar su respiración acelerada, sus suspiros y susurros.

-Métemelo ya… – le dije al borde del delirio – no me tortures más.

Como era de esperarse no se hizo rogar demasiado y apuntó de nuevo hacia el estrecho canal, ya mojado, con una mezcla de sudor, gel y de mis propios fluidos vaginales. Lo apoyó y en un instante comenzó a entrar, trozo a trozo mientras me besaba el cuello.

Apenas mi culito se acostumbró a ese intruso deseado él empujó un poco más y yo pegaba mi culito hacia su miembro para cooperar, en un gesto que lo excitaba muchísimo.

Que verga tan rica – gemía yo – quiero sentirla toda adentro… gritaba, sin pensar que José me podía escuchar, al estar al lado con las puertas abiertas

Él, se movía en circulitos y un poco hacia fuera y dentro… se nota su experiencia. Su mano se deslizó por mi vientre y se posó en mi clítoris para estimularme por partida doble, Inúndame – contesté yo – quiero que me llenes el culito con leche caliente.

Mis palabras lo excitaron demasiado, al punto que no pudo resistir un segundo más y me hizo caso al pie de la letra… su verga se hinchó, comenzó a palpitar desde la base hasta la punta y un par de tibios chorros calentaron mi interior.

Eso me hizo terminar de enloquecer… sentí venir mi orgasmo, primero como unas palpitaciones leves y un calor abrasador en la parte baja de mi cuerpo, luego fueron más intensas, más profundas como anillos que vibraban por todo mi canal anal apretando y soltando su verga ya semi flácida…

Después de ese intenso orgasmo sentí que flotaba, me sentía liviana y exhausta… Él, tumbado sobre mi espalda como si me hubiera perseguido todo el camino… y de cierto modo había sido así pues estuvo detrás de mi culito mucho tiempo hasta que por fin se lo había entregado.

Ya más tranquilos sentimos los gritos y orgasmos de José y Cele que también la estaban pasando genial. Nos quedamos así, acostados como estábamos hasta la mañana siguiente, donde la otra pareja que estaba en nuestra casona se asoma por la puerta todavía abierta para ver mi culito acostado hacia arriba.

Ya eran más de las 12 del mediodía, me levanto a ver a mi marido y Cele que todavía dormían abrazados como si fueran pareja, ahí fui para acostarme a lado de él. Al darse cuenta, gira y me besa con mucha lengua. Cele me dice: esta noche quiero dos pijas para mí, quiero dos dentro de mí.

Continúa.

Loading

2 COMENTARIOS

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí