La secretaria

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T. Lectura: 2 min.

Mi trabajo requiere mucha concentración y para esto debo liberar estrés de vez en cuando, tengo mucha responsabilidad bajo mi cargo por eso cuando contrato secretarias, me gusta más contratar mujeres son más eficientes en el trabajo y en lo que necesito, lo hago con una cápsula muy importante, que sean mujeres abiertas en el sexo, obviamente por esto les pago algo más, es totalmente con consentimiento y profesional.

Acabo de recibir una llamada, unos arreglos que deje a cargo no salieron como esperaba, perdimos unos inversionistas y estaba muy enojada, tendría que despedir al culpable y buscar a un empleado nuevo.

Necesitaba relajarme para continuar trabajando, marque a mi secretaria y le notifique que necesitaba que me ayudara en algunas cosas.

En menos de 5 minutos ya estaba aquí.

-Ven aquí, María -Era una chica joven, delgada, algo sonsa pero hermosa, asintió con la cabeza y rodeo el escritorio hasta llegar donde yo estaba.

Me acomode en el asiento abriendo mis piernas, amaba verla acomodándose el cabello en una coleta, me excitaba lo entregada que estaba, lo obediente y la disposición a lo que le pedía, me mojaba solo tener el control.

Se arrodilló y me fue quitando las bragas, veía como se mordía los labios y se saboreaba, a ella le excitaba tanto esto como a mí, lo había sentido en sus bragas empapadas.

Me acomodé mejor en mi asiento y abrí las piernas lo más que pude, al sentir que su cara se acercaba a mí ya estaba mojada, expectante de sentir sus labios, gemí solo de sentir su lengua mojada recorriendo mi vagina, comenzaba suave, justo como sabía que me gustaba pero una vez que mis gemidos se hacían más fuertes aumentaba sus lamidas y chupadas.

La agarraba de la cabeza, me restregaba en su boca cada vez que su nariz chocaba con mi clítoris sentía una electricidad por mi cuerpo, quería que fuera más fuerte, más rápida y le presionaba su cara con más fuerza, la sentía gemir en mi vagina, sabía que tenía los dedos metidos en la suya y me excitaba más.

No pude más, tenía que sentir más, agarre sus cara con las dos manos y apoyo mis pies en los apoya brazos, no me importa si respiraba, me excitaba más saber que no lo hacía, que se ahogaba con mis fluidos y vagina, me movía bruscamente en su cara sintiendo sus chupadas y la escuchaba gemir más fuerte, su nariz chocando deliciosamente donde debía, estaba que explotaba y explote, mojando toda su cara pero ella siguió lamiendo hasta que mi vagina se relajó.

Verla limpiarse los labios y la barbilla me daba tanto morbo como verla ahí abajo.

-Quieres correrte? -Le pregunté, ella asintió con una cara de súplica- Siéntate en mi escritorio y mastúrbate para mí.

Lo hizo, aparto cuidadosamente mis cosas, aparto su falda y se sentó sin sus bragas encima de la mesa, me acerque a ella junto con mi silla a acariciarle las piernas mientras ella se tocaba suavemente y seguía aumentando su metida de dedos hasta que sonaba como agua chapoteando, me excitaba verla, así que presione con fuerza mis muslos y le seguía besando cerca de su vagina.

Sus gemidos eran como suplicando, como pidiendo que la tocara pero no lo iba a hacer, quería era verla, cuando la tocaba era para premiar su buen desempeño.

Se callo un rato, viéndome fijamente mientras se metía cada vez más duro los dedos, más profundo y se corrió.

Se dejó caer en el escritorio agotada, y no pude resistir darle una pequeña probada a su húmeda, solo una pequeña probada.

Me separé cuando noté que se estaba preparando para más y saqué unos pañuelos para dárselo.

-Gracias María, vuelve a trabajar -le ordené ya abriendo mi laptop para continuar mi trabajo.

Ya más relajada y concentrada para arreglar las cagadas de los empleados.

Mare.

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3 COMENTARIOS

  1. Huuufff, eso hizo… explotar mi cerebro, imaginándome esa escena de tu relato, simple y muy expresivo!!!

  2. Un delicioso relato, me encantó como llevas tu relación con la secretaria, un servicio completo. Saludos

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