Mar Sensual: Totalmente desconocida (segunda parte)

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T. Lectura: 8 min.

-Pero no lo soy. Si vieras cómo se puso con la plática, no te gustaría sentirlo plenamente.

-¡Qué bárbaro, mira como estás! Cúbrete. ¿A qué te refieres?

-Si, estar en un lugar más íntimo, ¿si?

-Mmmm, pero por quien me tomas, apenas y me conoces y además estas muy chamaco, que van a pensar.

-Te tomo por una señora madura, rica, respetable. Si nos conocemos poco, pero se ve que eres buena onda, no mala copa y verás que no te vas arrepentir por mi edad, te lo garantizo. Que piensen lo que piensen, ¿no crees?

-No, ¿Cómo crees? No me confundas. Mmmm No sé, no sé… Pensaba haciéndome la tonta porque el chamaco estaba bien y se veía que tenía una buena herramienta. Ya es tarde y no es correcto.

-Pero hasta el momento no he sido desagradable ni molesto contigo, ¡anímate! No voy a pensar mal de ti

-Mmm, ¿Y a dónde iríamos?

-Está cerca Tlalpan o la Doctores, vamos por ahí. Hay varios hoteles, anda. Te digo que no te vas a arrepentir.

-Es que no es correcto, estás muy chamaco, mmmm, no sé; mmm… Bueno está bien, vamos, pero no pienses que soy una cualquiera.

-No, cómo crees, para nada, Mira llegó un taxi, vámonos.

Abordamos el taxi, le indicó al chofer a donde ir. Ya en él reflexioné lo que estaba haciendo, no había estado con hombres tan jóvenes como Arturo. Me entró un poco el sentimiento de culpa por haber aceptado una propuesta a la primera, me desconocía y le iba a decir que mejor no, pero al ver de reojo su herramienta mi pudor cedió. Estaba excitada, me iba a coger a un escuincle, me llevaba a Tlalpan; pensaba en el pretexto que le diría a mi marido.

En cuanto avanzó el taxi, tomó mi mano y la puso en su entrepierna. La retire, pero la puso otra vez y la sujetó para que la dejara ahí. Empecé a sobársela, la sentí muy grande y gruesa, estaba caliente, comencé a apretarla con mucho deseo. Unas cuadras adelante le indicó al taxista se detuviera frente a un Oxxo, en ese momento quise llamar a mi marido, pero me dio pena escuchara el taxista. Arturo se bajó y momentos después regresó con un tequila y unas cervezas. Con cara de sorprendida me le quedé viendo, el taxi continuó su camino y me volvió a poner mi mano en su bulto, el cual se lo apretaba con mucho deseo.

Llegamos a un hotel por el metro Chabacano, El Mexicali (uno de los hoteles al que me trae Fernando, un amante), caminamos y había algunas sexoservidoras ofreciendo sus servicios. Arturo me tomó de la mano al entrar al hotel, se dirigió a recepción, en donde se nos quedaron viendo por la diferencia de edad. Pidió una habitación y subimos al segundo piso por el elevador. Ya conocía esa habitación, había estado con Fernando, tiene una pista con tubo y luces de colores, espejos, sillón tántrico y ventanas hacia Tlalpan, lo necesario para pasar un buen rato. Nos acomodamos, preparó las bebidas y me preguntó sobre el contenido de la bolsa que llevaba.

-¿Y que cosas compraste en la plaza, que hay en esa bolsa?

-Nada, algo de ropa.

-Salud por el encuentro.

-Salud, nos tomamos un shot de tequila y bebí un sorbo de cerveza.

-¿La puedo ver? Me preguntó mientras servía otros tragos.

-Nop, son para mi esposo.

-¡Salud!

-¡Salud!, nos volvimos a tomar otro shot y lo acompañé con otro trago de cerveza. Arturo insistía en mostrarle el contenido de la bolsa.

-Anda, enséñame que compraste.

Se acercó y me beso apasionadamente, me tomó de la cintura y me atrajo a él, me agarró de mis caderas y se empezó a restregar. Descaradamente me manoseaba las nalgas, su lengua buscaba con lascivia la mía, yo me dejaba hacer. Dejaba que un chavo de 19 años me tuviera en un cuarto de hotel para su disposición, para que hiciera de mi lo que quisiera y como quisiera. Sentía como su bulto se restregaba en mi vulva, grande, caliente, grueso sin dejar de manosear mis nalgas.

De repente se separó y fue a servir más tequila, le dije que por el momento ya no quería, pero insistió y brindamos, otro shot hasta el fondo acompañado de mi cerveza. Comenzaba a sentirme mareada, relajada, caliente, esperando que decidiera dar un paso más y continuar disfrutando rico ese momento. Volvió a servir otro tequila, pero no me lo tomé, le dije que no había prisa, aunque yo ya quería sentir su herramienta en mi. Insistió y me lo tomé hasta el fondo, “no sé porqué”, pero estaba muy excitada.

La situación, el manoseo y el alcohol me habían puesto a mil, reaccionaba desesperada devorándome su lengua, sobándole su bulto y restregándome en él con ansiedad, ofreciéndome al abrazarlo por el cuello. Me empezó a nalguear, primero suavemente y poco a poco aumentó la intensidad, con mucho morbo me daba las nalgadas, como si me dijera esta vieja la voy a sodomizar, lo notaba en su cara. Sonó mi celular y reaccioné, ¡mi marido! Había olvidado llamarle. Me separé y fui a contestar, vi la hora, eran las 11:30.

-Si, ¿qué pasó, en donde andas? ¿Con tus amigos? Vas a llegar tarde, ok. No yo me encontré a unas amigas y estamos tomando unas copas, si aquí cerca de la plaza, si pero al rato ya me voy, si, me llevan. En eso Arturo se empezó a quitar los pantalones frente a mi, su playera y sus bóxers y exclamé al ver el animal que traía: ¡ay dios mío! No es que alguien se iba a caer, si. Se empezó a jalar el palo y éste iba aumentando de tamaño. Era una verga gruesa, larga y cabezona, calculaba que tendría unos 18-20 centímetros.

Me acerqué a él, me puse en cuclillas y se lo empecé a mamar, me lo quise meter todo pero no me cabía, le chupeteé la cabeza limpiándole sus jugos. Mi marido me preguntó porque hablaba raro, le dije que estaba chupando una paleta: cloack, cloack, mmm… Durante unos minutos se la chupe mientras platicaba con él. Si, si compre eso, si al rato los ves, chuap, chuap, si, eso que te gustó ooaack, si mi vida, nooo, si todo bien, muy buen chuap, chuap, si te digo que es mi paleta aahhh ok, nos vemos al rato, si cuídate, si mi vida te quiero mucho.

-¡Qué rico que me la mamaras así, mientras hablabas con tu marido.

-¿Te gusto, por qué te gusto? ¿qué piensas?

-Es excitante, nunca lo había sentido, me sentí cabrón mientras hablabas y me la chupabas. Sentí que estabas a mi disposición, mamándome la verga, aah rico, poniéndoles los cuernos a tu marido. Se separó por un momento y volvió a servir las copas y brindamos, ¡salud!

-¡Salud! Y disfruta mmm de la mamada que te estoy dando, rica. Me sentía mareada pero caliente, con esa gran verga en mi boca me excitaba. Golosa la chupaba, me la metía, le lamía su cabeza y sus huevos, la succionaba…

-Aahhh que rico me la mamas, cómetela toda, seee así, toda. Oye, déjame ver lo que le compraste a tu marido, ¿si?

-No, ya te dije que es ropa, mejor disfruta de mi boca, disfruta cómo te la mamo.

-Ya vez, anda muéstramela, aahhh como me la mamas, me vas a hacer venir, aahhh…

-Al oír esto, lo empecé a masturbar con un movimiento acelerado, luego paraba un momento lo chupaba, lo succionaba y me lo metía a la boca de nuevo en forma alternada, le quería sacar sus mocos calientes y tragármelos. Deseosa lo provocaba con la mirada, le escupía su verga y me la tragaba de nuevo, sentí como se tensaba su miembro, estaba a punto de estallar. Aceleré el movimiento y él tomó con una mano mi cabeza, la acomodó frente a su cabeza; con la otra agarró su verga y la apuntó a mi cara, empezó a gemir y en medio de gritos y palabras soeces, se empezó a venir:

-Aahhh cabrona, me estás haciendo venir, toma mi leche puta aahhh que rica mamada, trágatela toda puta, eres una señora caliente cabrona, te gusta la verga verdad, te gusta la verga puta?

-Seee dame tu leche caliente cabrón, dámela toda, asi, asi aahhh qué rico, seee me gusta la verga, la verga rica, vente papacito, vente rico, échamelos todos.

Arturo estaba muy caliente, se vació por completo; me embarró la cara y el cabello, la blusa, me tragué sus mocos, uufff que rico cuanta leche; extasiada saboreaba ese sabor amargo de los mocos calientes, le limpiaba con mi lengua las gotas de semen que salían de su glande, me metía su verga en mi boca, el seguía bufando y expresando palabras soeces al sentir mi boca en su verga:

-Aahhh cabrona, qué rico me hiciste venir, sabes mamar rico la verga, te los eché todos. Te ves perfectamente sucia, sumisa, así con mis mocos embarrando tu cara, tu cabello, como…, como…

-¿Cómo qué, como qué Arturo?

-Como una puta, si te vez muy rica así puta, aahhh que rica boca tienes.

-¿Te gustó como te la mamé, cómo te saqué tu leche? No te la habían mamado así, así de rico…

-No como tú aahhh

Él se fue a recostar en la cama para recuperarse y yo fui tambaleante al baño, caliente y mareada me fui a limpiar; pero antes, regresé por la bolsa que tenía la ropa que le compré a mi marido. Me limpié lo mejor que pude, me arreglé el cabello, me eché perfume y me maquillé sensualmente. Me cambié de ropas y usé la que había comprado para mi marido. Me puse la minifalda color fucsia, las medias de liguero de malla de ese tono, las bragas abiertas de la entrepierna también de ese color, la blusa me la desabotoné un poco. Me vi al espejo y me veía muy sexy, muy puta, lo que me excitó más al verme así. Iba a mostrarme con ese chamaco como el seguramente había fantaseado estar con alguien así, reí al verme con esa actitud, de verdad me desconocía.

Salí tambaleante al cuarto y el chamaco aún estaba acostado con su gran verga aún parada, llena de vigor, juventud divino tesoro, pensé. Coquetamente me acerqué, sin que me viera y le dije:

-¿Querías ver la ropa que había comprado, no? Pues aquí está, ¿Cómo la vez, te gusta cómo se me ve?

-Ayyy mamcita, qué sexy te vez, mmm te vez muy puta, ¿Así te vistes para tu marido? Eres una caliente, eres una golfa, qué envidia.

-Pues trátame como una puta cabroncito, aquí estoy para ti, úsame como quieras, por eso me trajiste a este hotel en Tlalpan ¿no? Me imaginaste como una puta ¿verdad?

-Pues la verdad si, te veías muy seria, pero cuando te repegaste a mi palo dije, a esta mujer le gusta coger, le gusta que le den. Brindemos por esto, por la puta que está conmigo. ¡Salud!

-¡Salud! Me bebí de un solo trago mi tequila, fui por mi cerveza para complementar. No sé como iba a terminar de tomada, pero andaba caliente y ya quería que me metiera su verga. ¿Cómo me vez, rica, sabrosa? ¿Cómo para que ya me metas tu verga cabrón? Toda rica, a tu puta.

-Si. Te la voy a meter toda, hasta el fondo, pero antes hazme un table ¿sí? Cachondo, como toda una teibolera, gánate unos pesos si putita.

-Pero es que no voy a poder, ya estoy muy mareada y me voy a caer. Mejor métemela ya, ya la quiero sentir.

-Anda, sólo unos momentos, ponte en posiciones cachondas. Mientras te filmo.

-Bueno, pero pon música, un reguetón.

Puso una canción y comencé a bailar. Sujetada bien del poste, hacía movimientos sugerentes y obscenos, abría mis piernas mostrando mi panocha, me empinaba para enseñar mis nalgas, me sobaba en el tubo por atrás y por delante, mis expresiones eran lascivas, me bajaba el brasier para mostrarle mis senos, uufff que puta me sentía, bailaba como una teibolera, me daba de nalgadas, me sobaba mi panocha y así hasta que terminó la canción.

Me aplaudió y se acercó y me puso un billete de quinientos pesos en mi brasier, me besó mi teta y la succionó haciéndome un chupetón grande. Tomo mi otro seno y lo mismo lo chupeteó dejándolo moreteado con dos marcas grandes. Me bajó de la pequeña pista y me llevó al sillón tántrico. Me recargó y me empezó a besar lascivamente, buscaba mi lengua y se la devoraba con ansiedad mientras me tomaba de las caderas para embarrarme su palo en mi vagina. Volvió a bajar su boca a mis senos para besarlos con ansiedad y chupetearlos más, haciéndome como nueve-diez chupetones grandes. De repente me volteó y me inclinó, me subió la falda y coloco su verga a la entrada de mi vagina y de un solo golpe me metió más de la mitad de su palo haciéndome gritar.

-Ayyy cabrón, ahhh me duele cabrón, la tienes muy grande ahhgg, ayyy qué vergota tienes, ahhh qué rico ayyy seee métela toda, ahhgg qué rica está. Dámela toda ayyy seee, toda hasta adentro ahhh, así cabrón qué rico, qué rica la tienes ayyy…

-¿Te gusta mi verga puta? ¿te gusta? Ahhh cómetela toda, tómala toda hasta adentro, tómala, ahí te va.

-Ayyy cabrón ahhgg, seee qué rico, que verga tienes ahhh, dame duro dame duro, así aaah cabrón, así ayyy, qué vergota tienes. Nalguéame, nalguéame (plaf, plaf, plaf, plaf…) seee dame más, ayyy rico, muévete rápido ahhh, qué rico me la estás metiendo, humm soy tu puta, cógeme rico, cógete a tu puta, para eso estoy aquí, por eso me vestí así cabrón, para ser tu puta ahhgg, que verga me estás metiendo, seee así ahhh,

Totalmente empinada y recargada en el sillón recibía los embates de Arturo quien excitado trataba de “atravesarme” con su verga. Me nalgueaba lascivamente y se sujetaba en ellas para posicionarse mejor y así meter toda su verga en mi vagina. Yo gemía con mucha fuerza, escuchándose mis expresiones por todo el cuarto e inclusive más allá de él, me estaba dando una cogidota.

En cierto momento se salió de mi, fue a la ventana que da a la calle, corrió las cortinas y abrió la ventana; me pidió me recargara en el marco y se puso detrás de mi. Me la metió de nuevo de un solo golpe, haciéndome gemir fuerte, me cogía con mucho deseo. Mientras me la metía veía pasar coches, camiones, el metro ya no pasaba. Veía a la gente, no sé si ellos me veían, pero yo si a ellos. Arturo empezó a moverse con mayor rapidez, mucho ímpetu y en medio de palabras soeces, parecía que se iba a venir por segunda vez.

-Qué rica esta señora, qué sexy se viste, qué rico coge, usted si sabe lo que hace ahhh, es toda una señora, pero también es toda una puta que le gusta coger rico, ahhh. Qué ricas nalgas tiene, qué ricas tetas y cómo se viste…

-Me la estás metiendo muy rico cabroncito, que verga te cargas, qué rica la tienes ayyy qué palote, ahhgg me gusta tu palo, seee así dame hummm, así muévete rápido así, ayyy me estas haciendo venir cabrón ahhh, qué rica verga tienes ahhgg… me estoy viniendo ayyy, seee ya me vine con tu vergota, ahhh que rico palo tienes ayyy échame toda tu leche cabrón, échame tus mocos calientes ahhgg…

-Ahí te van todos, cómetelos todos agghh, tómalos puta, disfruta de mi leche cabrona, que ricas nalgas tienes señora puta, que nalgotas de puta tiene, señora putona qué rica está, qué rico mueve las nalgas, ahhh qué rico, hummm…

(Continuará…)

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