Buenas, me llamo Carlos y lo que voy a relatar ocurrió hace algunos años, cuando vivía en mi ciudad natal, Alicante.
Contaba yo con 38 años y vivía en un piso. Estaba en un edificio de 14 plantas y mi casa estaba en la última planta, la 14.
Vivía solo, la casa la heredé de mi padre, que había muerto hace unos años.
Había 4 puertas por planta. Al vivir allí desde que nací, conocía bastante a los vecinos. En la puerta que está junto a la mía, vivía una señora mayor (unos 80-85 años), que me conoce desde que era pequeño. Ella tiene una copia de la llave de casa de cada uno de nosotros; o sea que en su casa hay llaves para entrar en los otros pisos; además, nosotros 3 tenemos llave para entrar también en casa de la mujer mayor; más que nada por si tenemos alguna emergencia, se nos olvidan las llaves dentro o cosas similares.
Bueno, en otra de las casas vive un hombre de unos 40 años. Era profesor y casi nunca estaba en casa. Lo conozco desde que se mudó allí, hará unos 15 años. También era amigo de mi padre y nos llevamos bastante bien.
En la última puerta vivía una mujer que era muy buena amiga de mi padre. Desde siempre me ha parecido una buena MILF, entre 46 y 48 años; y, más de una vez, me he masturbado pensando en ella. Era funcionaria del ayuntamiento y me daba muchísimo morbo.
Todo empezó un viernes cuando me llamó y me dijo que si le podía hacer un favor. Me dijo que cogiera la llave de su casa para vigilar si tenía goteras en el dormitorio. Se tenía que ir a cuidar de su madre el fin de semana y ella no podría comprobarlo y yo, acepté encantado.
Serían sobre las 20 h y llamé a casa de mi vecina; me dejó la llave de la casa de la otra vecina. Le dije que me la quedaría hasta el domingo, para no tener que molestarla cada vez que entrara a revisar.
Abrí la puerta con la llave y fui directo al dormitorio. No había caído nada de agua. Tenía la cama hecha y unas braguitas dobladas que supuse que usaba para dormir. Yo llevaba puesto un pantalón de chándal, calzoncillos, camiseta y zapatillas de andar por casa.
No pude resistirme, cogí las bragas y las empecé a oler y lamer… me empecé a poner muy cachondo y mi polla empezó a crecer pensando en lo que estaba haciendo; entonces, se me ocurrió una idea. Dejé las bragas en la cama, me quité los pantalones y los calzoncillos. Entonces acerqué la almohada y la puse justo debajo de mi polla. Puse encima un almohadón pequeño y por último, sobre éste, coloqué las braguitas. El morbo y la excitación de la situación me la habían puesto casi dura del todo. Cogí el móvil y comencé a grabar mi masturbación. De vez en cuando giraba la cámara y decía algo, para que se viese que era yo. Recuerdo que también usé sus bragas para frotarme con ellas.
Cuando estuve a punto, dejé las braguitas encima, acerqué el móvil para tener mejor visión de mi corrida y que se viese bien todo lo que iba a manchar. Después de unos meneos, empezó a expulsar leche a borbotones. Fueron 3 grandes chorros, manchando todo lo que había preparado. Lo volví a poner todo en su sitio, sin limpiarlo; me vestí y volví a casa. Creo que ese mismo día, después de cenar, volví a entrar y volví a mancharlo todo. Es increíble el morbo que me daba pensar en que luego, ella iba a apoyar su cabeza allí.
Durante un par de años, cada vez que sabía que no iba a estar, aprovechaba para entrar y repartir toda mi leche, quedando grabado con mi móvil para la posteridad. Hice de todo: me corrí en sus cepillos de dientes, le llené la mascarilla que usaba de leche, eyaculé en sus cubiertos, metí una buena corrida en su brik de leche… y no hace falta contaros la de veces que dejé manchada la almohada y el almohadón. Cuántas veces he visto esos vídeos… me pone súper cachondo verlos del intenso morbo que me da.
Un día tuve que mirarle un radiador que le goteaba. Me dijo que fuera por la mañana, ya que ella salía a las 15 h. Fui a las 12:30 h y, nada más entrar vi su mascarilla rosa que yo había usado, al lado de la puerta; al verla de cerca se veían, en la parte interior(que es blanca), unas manchas con chorretones. Eso me calentaba mucho pensando que la había usado.
Lo primero que hice fue dejar las herramientas al lado del radiador e ir al lado de la cama para gozar del placer y el morbo de una nueva paja allí.
El vídeo de ese día, dura más de 7 minutos. Y estuve más de 3 minutos echando leche y meneándomela suavemente. Creo que es una de las veces que más leche he tirado en mi vida. Ese día solo usé la almohada de la cama, era azul claro e iba a juego con las sábanas. El lado que manché era más azul oscuro que claro por la humedad de mi semen y su cantidad. Coloqué la almohada en su sitio, pero con la cara limpia visible, hacia arriba.
Fui al radiador y comencé a desmontar una pieza. Se abrió la puerta y ella entró. No habían pasado ni 5 minutos desde que me había corrido en grandes cantidades sobre su almohada. Miré el reloj y eran las 13:15h, le dije que creía que iba a llegar más tarde y me dijo que había salido antes con la excusa que le iban a mirar lo del radiador.
Me dijo que se iba a poner cómoda y a pegarse una buena ducha. Al verla entrar al dormitorio pensé que iba a ver las manchas e iba a ser “pillado”. Cerró la puerta y cada segundo que pasaba se me hacía eterno… qué excusa puedo poner… madre mía qué vergüenza… se abrió la puerta y salió envuelta en una toalla y con una camiseta en una mano y, en la otra, esas braguitas donde tantas veces me había corrido. Me dijo que iba a darse una buena ducha, que iba a tardar un rato en salir; me dijo que, si acababa de desmontar la pieza y ella no había salido, podía hacer lo que quisiese, como si fuera mi casa; o que si quería podía irme; le contesté que perfecto, que así lo haría.
Yo ya había desmontado la pieza antes de que ella saliese con la toalla, pero no le dije nada. Ella entró en el baño y empecé a pensar en hacerme una paja junto a su cama estando ella en la ducha, se me puso durísima al instante, vaya morbo…. Esperé a escuchar el agua de la ducha caer. En cuanto lo oí, me fui directo junto a la cama. Cuál fue mi sorpresa al comprobar que la almohada estaba con la cara de toda mi corrida a la vista. No sabía si se me había olvidado ponerla al revés o no. Bueno, pensé; pues la mancharé por el mismo lado y así no se notará. Bajé mi bragueta, me la saqué y me la empecé a tocar.
No quise grabarlo por si oía la puerta del WC y tenía que disimular rápido. Estaba tan inmerso en mi suave paja cuando, de repente, oí una voz detrás de mí preguntándome que qué estaba haciendo. Me quedé petrificado, metí como pude mi polla en el pantalón intentando no hacer ningún gesto que, visto desde atrás, sugiriese hacer lo que estaba haciendo; y sólo pude subir a medias la cremallera antes de girarme.
A mí, se me caía la cara de vergüenza y le dije que no era lo que parecía. Ella, sonriendo, me preguntó “¿Sabes lo que parece?”, y prosiguió, “lo que parece es que he abierto el grifo de la ducha y no he entrado porque quería confirmar algunas sospechas que tenía. Y, al parecer, creo que las he confirmado. Voy a cerrar el grifo y vuelvo, no te muevas de aquí que tenemos que hablar”.
Cuando volvió, intenté hablar pero no me dijo que no la interrumpiese, que no había acabado; continuó “Llevo algún tiempo que, de vez en cuando, me encuentro con unas manchas extrañas por mi cama y almohadas; así que quiero que me digas qué pasa y, estoy segura que me lo vas a contar porque, si no lo haces, diré por todo el barrio que eres un cerdo y un degenerado, que te pillé en mi casa masturbándote junto a mi cama. Así que, cuéntame qué pasa..”. Se sentó en la cama, me miró a los ojos y esperó.
Le dije que lo sentía mucho y que me perdonase y ella me dijo que me perdonaría si le contaba la verdad. Entonces le dije que me daba mucha vergüenza lo que le iba a contar, pero que era la verdad. Le conté que ella siempre me había atraído mucho y que, sólo imaginar que estuviese allí mirándome mientras me pajeaba, me ponía a mil; y que ,alguna que otra vez, no había podido resistir ni evitar masturbarme ahí. “Qué vergüenza…lo siento muchísimo…”, le volví a decir.
Me miró y me dijo: “¿Eso es todo?, ¿lo haces por el morbo que te da? Jajaja… pobrecito…”, esperó un segundo y continuó… “Pues bien, vamos a ver si es cierto esto que me has contado”. Me quedé congelado… ¿había oído bien sus palabras?, ¿me quiere ver hacerlo?… Entonces ella se tumbó en la cama y me dijo que quería ver cómo lo hacía; que hiciera como si ella no estuviese allí. Y me volvió a decir que tenía 2 opciones: hacerlo o no hacerlo y si decidía que no, ella se encargaría de que toda mi familia y todo el barrio se enterase que soy un cerdo degenerado.
Ante esas 2 opciones, mi cerebro descartó la segunda y actuó. Me quité el pantalón y en mi calzoncillo se marcaba fuertemente una gran erección. Le miré a los ojos y le dije que iba a cumplir una de mis mejores fantasías gracias a ella. Guiñándome un ojo y con cara de picarona me dijo que sería un auténtico placer. Bajé mis calzoncillos y los puse bajo mis huevos; me coloqué de forma que mi polla estaba justo encima de su cara.
La situación me puso muy caliente y sentía que si me la machacaba, iba a acabar en menos de un minuto, ya que la tenía a punto de reventar; así que paré, me escupí en el glande y en mi mano y empecé a rozarme suavemente el prepucio, rodeándolo, babeé más mis dedos y los froté en mi glande… se notaba que ella también estaba excitada, ya que estaba sonrojada y con unos ojos que estaban llenos a rebosar de vicio y morbo. Entonces preguntó si podía ayudarme, que le encantaría. Asentí con la cabeza y solté lo que tenía “entre manos”. Ella me la cogió con una mano y con la otra, presionó mis huevos. Creí que iba a estallar de placer.
Se escupió en la mano y empezó a hacerme una paja digna de una diosa; cada vez que su mano llegaba al glande, lo rozaba suavemente por todo su contorno.
Sentía que iba a estallar así que le dije que quería pajearme sobre ella mientras me miraba y que deseaba embadurnarla con mi leche. “Lo que tú quieras”, me contestó, así que me puse al lado de su cara con mi prepucio apuntando a ella y empecé a hacerme una paja, bien fuerte, dándole rápido, mirándola a los ojos y diciéndole que se la iba a dar toda, ella sonrió y no pasaron más de 3 segundos cuando salió un gran chorro, seguido de 2 o 3 semi chorros; la miré y tenía manchada desde la barbilla hasta su pelo, trazando una línea de semen cruzándole toda su cara. Yo seguía masturbándome y le dije: “Espera que esto aún no ha acabado jejeje”.
Sonrió hizo un gesto de aplaudir con las manos y dijo: “¡Qué bien!, ¡Quiero más!”. Le dije que no se preocupase que una o dos descargas más, iba a recibir. Giñó un ojo, sonrió y abrió la boca, sacando la lengua y señalando con sus manos al interior de la misma. Seguía con la cara “cruzada” de semen y señalándose esa boquita no tardé en darle la segunda ración.
Apunté bien, el primer borbotón (que fueron 3 gotas grandes) le dio en el labio superior y en la nariz; el segundo flujo fue de mucha más cantidad y acabó exactamente donde yo quería, entró toda en la boca, excepto un poco que tenía en la comisura de los labios. Cerró la boca, me miró y, sin pensarlo, se lo tragó todo. “Cómo me pones… vamos a por otra… tengo una idea…”, le dije.
La giré para que su cabeza y pies quedaran a los lados de la cama y le dije que se pusiera boca abajo, apoyando su cara en mi corrida anterior. Se colocó así, a la altura perfecta para poder hacerme una de las mejores pajas de mi vida, envolviendo mi polla con su pelo y pajeándome con dureza entre su cabello. Tardé muy poco en dejarle todo el pelo manchado de esperma… la imagen de verla tumbada y bien pringada de semen, la tengo grabada en mi cerebro y es algo que me excita muchísimo recordar.
Recuerdo que luego, en mi casa, me volví a pajear y me pegué una grandísima corrida.
Volví a ir a su casa varias veces, pero es otra historia…
![]()
Interesante, y morboso. Tendremos que esperar las otras visitas. Hay que aprovechar “las circunstancias”. Espero que lo hicieras.