El agua siempre ha sido un elemento que me ha apasionado, sentirla correr en tu cuerpo, a buena temperatura es una sensación placentera.
Estaba yo un día en el hotel que antes ya les platiqué, había llegado de trabajar y me dispuse a darme mi regalo.
Me cambié e hice todo lo que normalmente hacemos a solas. Habían pasado ya un par de horas y se me ocurrió ¿Que tal si me meto a la alberca? ya estaba oscuro y podría hacer alguna travesurita.
Ni tarda ni perezosa me puse unas pantaletas color azul agua tipo francés, un bra, pantimedias, claro, me metí un dildo bien ajustadito y, me puse un pareo para salir de la habitación. Para llegar a la alberca había que caminar como 100 m lo que hice con toda calma.
Al llegar a la alberca me senté lo más arrinconada posible, cerca del bar, que a esa hora estaba cerrado y me quité el pareo, quedando en bra, pantaleta y pantimedias. Me metí de inmediato al agua y empecé a deleitarme con el dildo que traía metido y me dio por nadar. Después de un rato, no sé, tal vez una media hora, en la que más que nadar lo que hacía era erotizarme, la sensación del agua en mi cuerpo, con la ropita puesta me tenía tremendamente excitada, es indescriptible, para mí, sumamente erótico.
Tenía que lograr satisfacción plena me dije a mi misma y, lo que hice fue zambullirme varias veces para tratar de llegar al fondo de la alberca (eran como 3 m), con toda mi lujuria al máximo. Cuando llegaba al fondo, me tocaba con frenesí y apretaba el dildo con fuerza. Regresaba a la superficie y volvía al fondo y de nuevo tocaba mi cuerpo y lo acariciaba eróticamente, riquísimo, ahí en lo hondo. Varias veces repetí la acción descrita y me empezaba a imaginar como “terminar” mi juego erótico. Pensaba resistir todo el camino hasta el fondo de la piscina y tallarme eróticamente hasta venirme.
Salí a la superficie y vi que a lo lejos venía gente, por lo que, según yo, sería más discreta en mi juego.
Pero no había notado que a mis espaldas estaba un chico hermoso, observándome con deleite y yo, ni en cuenta.
Me volví a sumergir y estaba en el fondo tratando de planear como terminar eróticamente mi húmedo juego, toqueteándome y haciendo piruetas en el agua cuando súbito veo una figura que ingresa al agua y se dirige directamente hacia mí. Me quedé petrificada. Se acercó y me tomó de las manos para después darme un abrazo tierno pero erótico, besándome con pasión. Yo estaba desconcertada, pero, feliz que se estuviera dando este evento. Mi hizo señas de subir a la superficie, lo cual hicimos abrazados.
En el camino hacia arriba me toco mi intimidad y llegando a la superficie me dijo “que deliciosa sorpresa” y me tomó por completo mi zona intima. Yo entre incrédula y feliz, opté por darle una sonrisa coqueta y un tremendo beso, tomando también su inmensa herramienta, estaba durísima, gorda y larga, todo un sueño, ese fue el inicio de un momento memorable en mi vida.
Me dijo “que rico”, jamás me hubiera imaginado que tendríamos este momento. Que te parece si le buscamos lo mejor. Yo le dije mmm, pero claro, sin intensión, aunque con expectación mía, aquí estamos y, hay que sacarle lo mejor, realmente lo mejor.
Me dijo vamos a juguetear un rato aquí en la alberca y, después, nos vamos a la habitación a darnos pasión ¿te parece?
Mi respuesta fue abrazarlo fuertemente y sumergirlo, soy muy traviesa, cuando íbamos descendiendo en el agua, lo besé con tanta fuerza que me respondió mordiéndome los labios, fue un inicio prometedor.
Me preguntó ¿Cómo te llamas? Le contesté Marijó cariño ¿y tú? Ramiro. Le dije pues mucho gusto Ramiro y me contestó, Marijó, mi maja acuática.
Nos consentimos en el agua, nos tocamos, nos excitamos, nos besamos, nos dijimos cosa “sucias” dentro y fuera del agua. Por favor, imagínense lo erótico del momento y la felicidad que no esperaba.
Cuando me tocó mi colita se dio cuenta que traía un plug ensartado y me dijo “eres muy intensa” de lo cual me sentí tremendamente orgullosa. Se puso a jugar con él, moviéndolo, manipulándolo y solo veía mi rostro para ver mi respuesta y me dijo “ya vi que te encanta, espera a que entre yo y no desearás más tu juguete”. Y yo, riendo y disfrutando como loquita.
Me abrazaba por la espalda con una energía sensacional, me hacía sentir muy hembra y, yo se lo decía, Así, así abrázame, quiero sentir tu virilidad en mi cuerpo, la quiero sentir para darme bien la ida de lo que voy a recibir.
Así estuvimos jugando por casi una hora y entonces le digo, Rodrigo, “ya quierooo” y me contestó, eso, directo al grano, vámonos. Nos fuimos a la habitación, entre bromas y arrumacos imaginándome miles de posiciones y situaciones por vivir.
Continuará.
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vamos, que continue ya…
Hermoso y excitante tu relato!!. Es hermoso pasar de los juegos a la privacidad de una habitación. Esperamos tu relato, leemos con mi novio. Besos
Que rico y muy exitante juego en la alberca! Cuenta como estuvo lo de la habitación?