Quiero que me des pito

0
7473
12
T. Lectura: 3 min.

Tú que me estás leyendo buscando un relato excitante para estimular tu pene y masturbarte, te propongo que imagines esto que me pasó una vez siendo una TV joven que aún creía que el travestismo era solo una fase y que podía tener una vida pública hetero normal.

Imagínate a tus 55 años, maduro, menos impulsivo, pero con mucha vitalidad, sabiduría y potencia. Imagínate que tienes una esposa elegante, alta, esbelta y muy bella y una sobrina recién egresada de la universidad, hija de tu difunto hermano, que es tu adoración.

Tu sobrina es lista, simpática y tranquila, jamás te la imaginarías en un bar de mala reputación o explorando las calles de la ciudad de México a altas horas de la madrugada buscando dónde echar un trago; pero ella tiene un novio que “ni fu ni fa”, nada especial, medio pazguato el tipo… sin embargo, una noche decides tomarte un tequila con viejos amigos de tu infancia, en alguna cantina céntrica, y reconoces el rostro de ese novio de tu sobrina en la cara de una trasvesti al otro lado de la barra, siendo manoseada por un señor de casi 70 años.

La imagen te indigna, porque ese pervertido desviado es el novio de tu princesa… pero algo en esa escena aberrante te empieza a excitar… piensas en lo fácil que sería poseer ese culo para ti, porque tienes mucho poder en esta situación: puedes forzar a ese marica a que te entregue el chiquito o le cuentas a tu sobrina el terrible secreto… o simplemente puedes pedirle que se deje coger y ya, porque, si está con ese vejestorio voluntariamente, seguro querrá también estar contigo… contigo, que eres más joven, más fuerte, más viril.

Pero no vienes solo, así que te haces el tonto y dejas que ese puto se vaya con ese viejo…

La noche es joven, así que cuando te despides de los amigos, lo primero que haces es buscar el número del novio. Le llamas, con algo de nerviosismo; él responde y cuando lo escuchas, todo el nervio se va y te domina una seguridad producto de la calentura: “Te acabo de ver en la cantina Dolores con un hombre mayor. Si no quieres que le diga a Sandra, ven a verme en la esquina de Tal y Tal ahora mismo” y cuelgas.

Mientras esperas el efecto de tu amenaza, te preguntas si no te habrías equivocado, tal vez te confundiste… pero pronto descubres que estabas en lo correcto: es él… o ella, pinche mayate vestido de vieja, quien llega a la cita. Se ve con miedo, pero sus medias de red y su falda entablonada con algo de vuelo la hacen ver sexy.

Dices:

-Qué guapa amiga, ¿cómo te llamas?

-Isis

-Mucho gusto, Isis. Vi que te fuiste con un viejito hace rato, ¿qué pasó con él?

-Es mi jefe.

-No te pregunté quién era. Dime, ¿es tu novio?

-No, solo cogemos.

-¿Vienes de coger con él?

-Sí

-Y luego, ¿ya te vas a tu casa?

-Sí

-¿Y si mejor te vienes conmigo a un hotel?

-S- Si qu- quiere…

-Sí, sí quiero. Te voy a coger.

Entonces me tomas del brazo con fuerza y me guías al hotel más cercano… no sabes que de ahí vengo hasta que, cuando nos ven llegar, el de la recepción pregunta si se me olvidó algo.

Ya en el cuarto me dices:

-Entonces aquí te trajo el ruco… Relájate, no te voy a hacer nada malo… solo quiero conocer a Isis…

Te sientes dueño de la situación y te me acercas para besarme, lo haces con pasión como no has besado a tu esposa en años. Con cada beso me derrites, me haces desearte y me muestras lo mucho que deseas este encuentro. No aguanto más y te susurro al oído:

-Quiero que me des pito.

Eso te activa, te prende… me besas con más pasión y te desnudas y me desnudas… me acuesto de cara a ti, pongo mis piernas en tus hombros y empiezas a explorar mi culo con tu glande…

-Qué rico culo tienes, Isis. (Ya entraste en mí y comienzas a bombearme mientras me sujetas fuerte los tobillos).

-Ah, sí… dame pito

-¿Quieres pito? Aquí hay pito, pero uno grande, no como el del viejito con el que estabas.

-Sí, el tuyo está grande, está rico, lo mueves muy rico.

-y tú lo muerdes sabroso. Qué nalgotas, qué culazo, te sientes riquísima.

-¿Sí? ¿Te gusta cómo me lo como? ¿Te gusta cómo soy tu funda?

-Sí, eres mi funda, mi puta, quiero estas nalgas diario rebotándome en los muslos.

-Son tuyas, mi amor, son tuyas. Son para que las goces. Son de cabrones como tú, solo me las tienes que pedir para poseerlas.

-Eso, putona, solo te tuve que pedir que vinieras para poder disfrutarte. Eres mía, eres mi puta.

-¿Estás muy excitado? ¿Quieres venirte dentro de mí? Anda, tíramelos adentro. Préñame, preña a tu puta.

Entonces te vienes entre gemidos y resoplidos. No cambiamos una sola posición y, sin embargo, es el sexo más morboso y satisfactorio que has tenido en meses.

Ya descansando en la cama me pides lo que cabe hacer: debo dejar a Sandra.

Luego de ese encuentro me seguiste llamando para vernos varias veces. Le bajaste el novio a tu sobrina a base de enamorarme con tu verga, la sabes mover y me gusta tenerte dentro. Quiero que me des pito, que me preñes y que me hagas tu puta.

Loading

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí