Ya empieza la noche. Terminé una llamada que tenía pendiente desde la tarde, me acomodé un poco en nuestro sillón de la sala, una bebida refrescante en la mano, para contrarrestar el calor de la tarde y vino a mi mente el recuerdo de tu imagen arriba de mí, semidesnuda, con tus atractivos senos de fuera, montándome rico, dejando que mi pene entre profundamente en tu ser, moviendo tu cadera para frotar tu sexo con mi cuerpo, lo que te excita mucho, mientras tu vagina abraza mi pene en su recorrido interior y nuestras bocas se besan apasionadamente.
Te separas e incorporas brevemente para recorrer mi pene con tu lengua, sentirlo bañado de tus líquidos, rodeas con tus labios la punta, lames mis testículos, y luego te acomodas de nuevo para guiarlo hacia tu entrada dejando caer tu cuerpo para que se aloje todo en ti. Entonces te inclinas nuevamente para besarnos, mientras retiro completamente tu blusa, para encontrar tus senos hermosos y dispuestos. Los acercas alternadamente a mi boca para que lama y succione tus pezones, lo que disfrutas mucho, mientras tu cadera hace su magia para sentir mi pene dentro de ti, lo que te provoca ligeras convulsiones con cada movimiento y vas mojando mi cuerpo poco a poco.
Te levantas de nuevo, te vuelves a poner entre mis piernas y veo cómo llevas la punta de mi pene a tus pezones para frotarlos con él, mojándolos un poco. Es excitante ver cómo las gotas transparentes de mi líquido preseminal se van distribuyendo en tus pezones que ya están duritos de la excitación, además de yo experimentar cierto cosquilleo al frotar tú mi punta en tus senos. Vuelves a besar mi glande y rodearlo con tus labios, mojándolo con tu saliva. Entonces, te levantas, llevas tus pezones a mi boca, mientras te acomodas sobre mí de nueva cuenta.
Pones uno de tus senos primero en mi boca, lo lamo y chupo completo y luego el otro, mientras tu mano sigue masturbando mi pene frotando el glande en tu entrada. Tu excitación es mucha y tu sexo esta deliciosamente mojado, lo que se escucha conforme lo frotas. La expresión de tu cara es de mucho deseo y ganas de seguir disfrutando del momento. Estiras tu mano un poco más y brevemente acaricias mis testículos, previo a volver a darle entrada a mi pene en tu sexo.
Lo acomodas para que ingrese en tí y observo cómo tu cara refleja el placer de sentirte invadida de nuevo. Con tus piernas controlas tu descenso y con ello cómo se abre paso dentro de ti. Lo vas recibiendo rico, metiéndolo todo, frotándote mucho, mojándome nuevamente. Tú excitación es continua y es delicioso sentirte así.
Ya completamente dentro de ti, lamo mis dedos, paso mi mano por tu cadera y llego hasta tu culito para acariciarlo superficialmente, lo que sé te provoca más placer. Eventualmente, saco mi pene de tu mojada cavidad, y lo froto a lo largo de la línea que separa tus nalgas, lo que hace estremecer tu cuerpo, llevas tu mano hacia atrás, lo pegas más para sentir su desplazamiento junto tu ano un par de veces, y lo vuelves a meter a tu vagina. Tus corridas son continuas y muy excitantes.
Tu cuerpo se sacude con otro orgasmo más, y decides que es momento de que me venga en tí. Levantas tu cadera, me pides que observe como lo vas recibiendo de nuevo, nuestros besos se intensifican, las caricias, tu cuerpo abrazando mi pene, me va llevando al clímax, ensanchando mi miembro dentro de ti. Tu boca gime cerca de mi oído y al sentir próxima mi corrida, me pides que te llene toda, para que quedes impregnada de mi semen, acelerando tus movimientos de cadera, alternando el subir y bajar sobre mi pene, así como haciendo giros y desplazándose hacia adelante y atrás, lo que me proporcionan un gran placer, al cogerte mi pene en esa forma tan tuya, sensual y excitante.
Sabes que estoy a nada de venirme. Me aprietas y provocas una intensa eyaculación dentro de ti, mientras te corres de nueva cuenta al sentir mi semen depositarse en ti.
Sé que estos recuerdos, pronto, apenas llegues, serán sensaciones reales nuevamente. No tarda en sonar que metas la llave en la chapa de nuestra casa.
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Solo un hombre de verdad puede dejarse imaginar y sentir un recuerdo tan íntimo y delicioso. Que afortunada es aquella a quién recuerdas.
Hola Ale:
Lo más maravilloso es que seguimos construyendo recuerdos, a través de los momentos muy gratos que vivimos cotidianamente.
Agradecemos tu comentario. El primer día que lo leímos juntos, ella insistió en seguir formando nuevas experiencias para compartir aquí.
Te mandamos un abrazo.