Sexo anal con gran polla. Gran corrida

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T. Lectura: 4 min.

Amo el sexo anal y no puede pasar un día sin que alguien me sodomice.

La sensación de tener una polla dentro del culo haciéndote suya… El glande abriéndose paso dentro de ti… La humillación de ser empanada y sentir cómo te llenan…

Aquel día el afortunado era Daniel.

Daniel vino a mí casa, lo guie a mí habitación y se bajó los pantalones… Él ya me había avisado de que su miembro era grande, pero siempre impresiona más en persona.

Me arrodillé y lo dejé bien mamado, bien húmedo, pero apenas me cabía la mitad en la boca y lo tenía muy duro.

No era muy gordo, pero quizá eran 19 cm de barra de hierro.

Él me acariciaba la carita como sintiendo lastima por mí, como si fuese a ser destrozada por aquella polla.

Ojalá, pensé.

Me puse de pie, me di la vuelta y me puse a 4 patas sobre las cama. Estaba limpita y depiladita.

Él me bajó los pantalones y las bragas y observó mi ojete. Mi ano es marrón oscurito y mis nalgas son blancas y anchas. Creo que es bonito y bastante follable.

Algo nerviosa por el tamaño de su pene, me sobresalté cuando me escupió en el ano y me metió la lengua. Todo un caballero que iba a lubricarme el culito antes de reventármelo, aunque tengo lubricante por si la cosa se complica.

Me lo lamió un poco y posó su polla sobre mi espalda… Comenzó a bajar hacia la raja y me hizo la tarjeta de crédito… Lo hizo varias veces. Yo acercaba mi culo como pidiendo que me ensartase.

A la tercera vez que lo hizo yo estaba tan cachonda que acaricie su pene con una mano y lo guie hacia mi ano.

Él insertó su cipote y se aseguró de que todo iba bien. Yo asentí. Empezó a meter más polla y empecé a notar como mi culo se llenaba de placer, algo de miedo y muchos nervios.

Tenía metido un tercio de polla cuando empezó a follarme el culo con cuidado. Yo gemí desde lo más profundo mientras me palpitaba el coño. ¡Qué placer tan increíble era el sexo anal!

Después de medio minuto empezó a meter más polla hasta que tenía dentro de mi 2 terceras partes.

Algo así como 13 cm de una polla dura como el acero me ensartaban de manera inexorable. Ese chico me estaba empalando y me follaba el culo con ritmo y con dureza. Noté mi culo lleno y mi cuerpo lleno de placer. Cada centímetro que entraba estaba más cerca de sentir que iba a explotar.

Me siguió follando con esa cantidad de polla mientras yo me agarraba a la sábana y gemía mientras creía explotar.

Entonces se detuvo y empezó lentamente a meterme el resto de la polla. Aquellos 19 cm de polla pétrea se abrían paso dentro de mi culo cortándome la respiración y moviendo mi cuerpo por dentro. Agarré con fuerza las sábanas mientras gemía desacompasadamente y creía morir de placer. Él acabó de meter toda su polla y noté su cuerpo contra mis nalgas. No pude respirar con su cipote a 19 cm de profundidad dentro del agujero que usaba para cagar.

Él mantuvo su polla allí dentro mientras yo contenía la respiración, mis nudillos estaban blancos agarrar las sábanas y tenía los ojos cerrados. Me corrí y empecé a mojar la cama.

Él sacó la mitad de su polla y volvió a meterla hasta el fondo. Disfrutaba viendo el miedo y el placer que sentía con su polla dentro de mí.

Mi cuerpo habría gritado que parase y no sé cuánto tiempo podría aguantar en esa situación ni cómo iba a estar después de aquello…

El miedo me hizo echar el culo para adelante como si quisiese sacar algo de miembro… El reaccionó rápido y me agarró suavemente las caderas para guiarlas hacia él y volver a meter todo su miembro… Me volví a correr allí ensartada…

Entonces comenzó a follarme el culo duro. Su barra me empaló entera, lo único que no sacaba era aquel cipote que comandaba tremenda polla.

Comencé a gemir como una loca mientras aquel pene me reordenaba los órganos internos y me hacía gritar de locura, pasión, gozo, miedo y sexo. Sus huevos golpeaban mi vagina mientras yo me centraba en sobrevivir. Cada vez su pene llegaba al fondo parecía que fuese a morir. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que me corrí y pensé que después de aquello no podría andar en unos cuantos días.

Él me separaba las nalgas para meter aún más polla, me agarraba del pelo o agarraba las caderas para atraerlas hacia él. Empecé a quedarme sin voz mientras me sodomizaba de la manera más bestia que pensé que se podía.

El comenzó a gemir y entendí que se iba a correr. Si hubiese querido echármela en la cara o en la boca no habría podido impedirlo no por voluntad ni por fuerza pero decidió correrse dentro de mi culo.

Cuando se corrió lo hizo en lo más profundo de mi ano y con la polla aún más dura que mientras me follaba sin contemplación. Empecé a notar como se me rellenaba el culo mientras él daba pequeñas sacudidas con toda su polla dentro de mí.

Sus gemidos cesaron poco a poco y sacó su polla lentamente.

Cada centímetro de polla fue placer cuando entró y era placer ahora que salía. Perdí la sensación de llenado y aquel tubo de acero dejó literalmente un hueco dentro de mí. Pero el agotamiento era tal que quedé en aquella posición igualmente recuperándome. Mi culo estaba abierto y rojo y Dani no me preguntó si estaba bien o no. Oí pasos y se puso a mí lado. Me agarró del pelo y me hizo levantar la cabeza. Restregó su miembro húmedo y largo por mi cara y me lo metía en la boca.

No le dije nada ni pensaba hacerlo, se había ganado hacer lo quisiera. Su miembro sabía a semen y a culo pero no me importó. Intentó sin éxito metérmelo entero en la boca pero solo consiguió provocarme arcadas. Como me había incorporado un poco, noté el semen que me había echado en el ano caer por mis piernas. No era poco.

Me restregó otro poco su miembro por la cara y me dio un par de golpecitos en la frente y en las mejillas con el cipote. Yo lo sonreía en señal de aprobación y con mirada de desafío.

Efectivamente no pude andar al día siguiente, pero ambos sabíamos que eso se iba a repetir y e iba a ser el comienzo de una relación en la que él me sodomizaría tanto como quisiera.

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