Socorrista enseña a mi mujer algo más que a nadar

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Mi mujer y yo vamos asiduamente a la piscina y hace unos día me había comentado que el nuevo socorrista le había hecho unas indicaciones sobre su forma de nadar para evitar malos vicios y mejorar el estilo.

Ese día me pareció extraño que el socorrista estuviera dentro de la piscina con sus manos sobre el cuerpo de mi mujer, una en su barriga y otra me pareció que sobre sus pechos, sustentada mientras ella hacía movimientos natatorios, aunque pasando yo nadando cerca me pareció que una mano de mi mujer se agarraba al bañador del socorrista y no precisamente sólo a un trozo de tela. Eso sólo fue un instante, ella se incorporó para conversar sonriendo frente a frente sin que ninguno de los dos sacara sus manos de debajo del agua, muy cerca el uno del otro.

Terminadas las tandas de largos salimos para ir a las respectivas duchas, el caso es que ella se adelantó sin que se percatara que yo salía detrás, cogió la bolsa de la taquilla y en vez de ir a la ducha de las mujeres, entró en el cuarto del socorrista, supuse que algo tendría que decirle. Me fui a la ducha de los hombres y mientras me daba un agua no dejaba de pensar en qué tendría que decirle al socorrista.

Al salir de las duchas, envuelto en mi toalla, me paso por la puerta del cuarto del socorrista que está medio abierta y veo en el suelo un bañador igual al de mi mujer, a la vez escucho unos jadeos que me resultan familiares, lo siguiente visión fue de algo que me dejó petrificado, contemplé a mi mujer desnuda, de pie, mirando a una pared, con las manos apoyadas sobre la misma y al socorrista también desnudo que la estaba penetrando desde atrás, agarrando sus tetas y cada vez que le clavaba su verga ella soltaba un leve gemido.

Él le decía en cada clavada si le gustaba, si quería que le follara así, ella de vez en cuando respondía con un prolongado “siii” o un deseado “sigue” “no pares” hasta escuché de ella un “no te corrasss todaaviaaa” lo dijo de una forma que yo sabía que se estaba corriendo ella y seguro quería tener más orgasmos aún, ella suele tener varios cada vez que lo hacemos.

Nunca habíamos probado esa postura, entre otras cosas porque ella y yo no somos de la misma altura y sería imposible si ella no se sitúa más arriba del nivel del suelo.

Estaba claro que lo estaban disfrutando los dos y yo no sabía qué hacer, si irme, si interrumpir, si sumarme, en realidad no me vino ninguna de las tres reacciones, sólo contemplaba la escena. El hombre, que supongo se dio cuenta de la corrida de mi mujer, paró para decir que estaba a punto correrse y en realidad tampoco quería hacerlo porque le estaba resultando de lo más placentero el polvo que estaba echando.

Se sentó en el banco que tenía detrás con su polla apuntando al techo, mi mujer dio unos pasos para atrás y se sentó encima, clavándose dentro de nuevo el falo del hombre y ahora era ella la que movió su redondo culo arriba y abajo mientras por su vagina se deslizaba ese falo a punto de explotar.

El hombre acompañaba el movimiento sus manos sobre las caderas de mi mujer, jadeaban los dos hasta que los jadeos de ella se volvieron gemidos y le empezó a decirle “córrete, venga, lléname de leche por dentro, venga” todo ello mientras pasaba de un movimiento rítmico a dejar caer su culo sobre la entrepierna del socorrista cada vez con más fuerza, hasta que el hombre la inmovilizó sobre él a la vez que lanzaba un silencioso alarido. Así se quedaron unos segundos inmóviles para seguido salir a la vez una risa floja a los dos.

En ese momento salí de mi trance y me fui a mi vestuario, en mi cabeza seguía la escena que acaba de ver y de entre la toalla sobresalía mi miembro en plena erección, sin pensarlo dos veces me la empecé a menear, aún resonaban en mi los jadeos, gemidos y palabras de mi mujer, algo que me excita mientras lo hacemos y ahora no tardó en llegarme el orgasmo, dejé que la leche saliera a escape libre sin dejar de menearla.

A la salida de la piscina pregunté a mi mujer “¿qué tal?” ella me dio un piquito en la boca y me respondió con cara sonriente “muy bien”.

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