Travesti en celo (vol. 3)

3
3695
2
T. Lectura: 5 min.

Con este relato cierro esta trilogía con mucho cariño para mis lectores. Quiero precisar que es muy real y me excita mucho contarles con detalles, espero lo disfruten.

Ya había transcurrido una semana, y me encontraba muy preocupada, nunca me había durado tanto la calentura, algo está ocurriendo con mi etapa de celo, llevo ya algunos años con este fenómeno propio de algunas travestis, no a todas nos ocurre, pero ya pasaron los días que normalmente toma este ciclo periódico y seguía con muchas ganas más intensas de lo normal, sudaba mucho, mi corazón se aceleraba, mis pezones estaban muy duritos y paraditos.

Bueno, y mi recto prácticamente respiraba, la sensación de estar abierta de la colita era impresionante. No hubo día que no tuviese que meterme por lo menos dos dedos, luego pepinos y mi dildo; no bastaba con metérmelos, sino que tenía que cabalgarlos y llegar bien adentro para satisfacer mi deseo anal hasta alcanzar el clímax.

Todo el día pensaba en penes, muchos penes enormes, venosos, curvos, rectos, gruesos y cabezones, estaba en modo puta las veinticuatro horas del día. Sólo pensaba en penetrarme y mis fantasías parecían películas porno italianas, así me sentía. Incluso llegué a pensar en organizar un gang bang porque estaba decidida a ser follada por unos cinco machos salvajes, morenos, altos y fornidos con penes enormes que me rompan el ano y me dejen más abierta de lo que ya estoy.

Eran las 3 pm y estaba recostada en mi cama completamente desnuda, recuerdo que mis uñitas de mis pálidos pies estaban pintaditas de color rosa, las de mis manos de color blanco, estaba bien bonita, con mis aretes y un collar de plata, estaba muy ruborizada por los calores propios del celo. Ya llevaba como dos horas en la cama con el culo bien parado y con tres dedos insertados y mi dildo realista XL tendido a un costado de la cama, ya muy sucio y embadurnado de vaselina y mentholatum, la faena había sido larga y el ano ya lo tenía desfondado, me entraba todo con mucha facilidad, ahora necesitaba penetraciones profundas, o doble penetración para sentir más rico y gozar.

Había un poco de semen en las sábanas ya que era la tercera vez que me masturbaba durante ese día. Por mi mente pasaban pasajes de cuando era pequeña y llegaba a mi casa corriendo muy apurada de la escuela directamente para ir al baño a verme en el espejo desnuda, abrir mis nalgas y sobar mis pezoncitos y mi micro pene; como me excitaba verme tan ansiosa y deseosa de sexo en el espejo. También recordaba cuando me puse mi primera tanga, mi primer hilo dental, la primera vez que me penetré con un pepino, la primera vez que recibí leche en la boca o la primera vez que me masturbé haciendo caca frente a un amigo.

Todos aquellos momentos vinieron a mi mente aquella tarde. Pensaba en lo mucho que había avanzado como travesti, en cómo mi ano ahora era el de una sissy hecha y derecha, una travesti madurita con mucho apetito anal, con experiencia follando con machos con ganas de seguir gozando descubriendo nuevas poses y haciendo más cochinaditas.

Pues bien, llegó la hora de la verdad y llegó un macho a las 6.30 pm, un semental que contacté por internet, no lo conocía pero se mostró muy amable, disponible y calentón; era un moreno alto, fornido y con un pene enorme, era muy grueso y con un glande bien pronunciado, tenía un hongo gigante entre las piernas. Era un desafío ser follada por ese gladiador y cerraría el celo por todo lo alto con ese coito.

Se llamaba Gael y tenía 26 años, ni bien llegó a mi departamento me empujó contra la pared y me manoseó toda, yo me encontraba con un baby doll y tacos color negro, muy sexy y no tenía nada más puesto debajo, eso sí, estaba muy bien maquillada y perfumada, dejé un poco de vello púbico, parecía el bigote de Hitler sobre mi clítoris de travesti.

Pero a pesar de todo el aromatizador que usé en mi habitación, igual sintió olor a sexo y me dijo, Milka eres una puerca, percibo que te has estado masturbando, hay olor a culo y semen, voltéate y muéstrame el culo, separa la nalgas y muéstrame tu hueco de puta, a lo que yo obediente le mostré mi hoyito el cual ya estaba súper dilatado; tienes un túnel de perra, que rico, ven putita, eres una cochina, no me esperaste y has estado jugando con este agujero, pero no importa, te voy a follar como nunca antes nadie te lo ha hecho, mira cómo me pusiste, me cogió de la cabeza e hizo que le baje el pantalón y trusa, fue ahí que vi esa anaconda erecta, la apreté con fuerza y remangué el prepucio.

Salió imponente aquel glande y comenzó a gotear de inmediato, le salió mucho líquido preseminal, con lo que comprobé que mi macho estaba ya listo y ansioso de culo. Se lo chupé de forma sensual, era muy grueso, me costó pero lo hice bien, succioné aquella verga vigorosa y sus bolas, lamí ese tronco venoso lo mejor que pude, lo besé y lo lacté por una media hora aproximadamente, mi penecito de sissy estaba flácido y muy pequeñito, parecía un botoncito, un capullito inofensivo, mi ano sí estaba en modo salvaje, gozando mucho porque me estaba metiendo dos dedos mientras se lo chupaba frenéticamente y estaba muy excitada de sólo pensar que sería ensartada por ese fierro caliente negro y brillante.

¡Voltéate perra y dame ese culo, vamos ábrelo para mí! Yo, nuevamente obediente, procedí a entregar mi colita para ser sodomizada, me zampó el pene en una y hasta el fondo. ¡Ah! Solté un grito porque me dolió a pesar de estar dilatada y lista para la penetración, me bombeó como un loco, era un potro en trance, me puso en cuatro e hizo que pare bien el culo y me lo taladró como un demente, llegó hasta el fondo y realmente me hizo gozar mucho, grité y gemí muchísimo, disfruté de ese pene a plenitud, quería más y más, le pedí que me chupe los pezones, que me haga un beso negro, que me chupe los deditos de los pies, y finalmente que me meta el dildo realista junto con su pene.

Gael colaboró y me metió el dildo y luego metió su pene, fue una doble penetración y la disfruté como una zorra mujerzuela, sentía que estaba en el cielo, que delicioso fue sentir esa embestida doble. Luego sacaba su pene y el dildo bruscamente y el ano me quedaba súper abierto, con lo que nos excitábamos mucho más.

Después de dos horas de culearme duro y parejo ya no aguantaba, yo estaba llorando prácticamente de placer, mi penecito goteaba un montón de excitación, hasta me salió lechita, la cual me tomé obviamente, tuve un orgasmo riquísimo sin tocarme, sentía como me desfondaba pero el celo y mi naturaleza de travesti caliente hacía que mi agujero sintiese más ganas, quería más grosor y más profundidad. Mi macho cabrío seguía dándome.

Sentí que su pene se hinchaba dentro de mi recto, lo sacó y solté un pedo muy sonoro, mi ano quedó abierto, giré rápidamente y procedí a chupar esa vergota con todas las ganas del mundo, iba por mi néctar, quería mucha leche caliente y espesa en mi boca, se la pedí, se la exigí y fui atendida con creces. Gael me dijo, ¡Aquí viene perra, abre la boca aaah! Y me soltó como siete cargas de leche, cinco en la boca, una cerca de mi ojo izquierdo y otra en mi nariz, sentí ese sabor inigualable de leche de macho en mi boquita y casi me ahogo inclusive porque le salió mucha y estaba bien espesa, fue riquísimo recibirla toda, me sentí muy perra en ese momento.

Lo más lindo fue que mientras recibía toda esa leche también comencé a botar mi lechita de mi penecito de travesti de pura excitación, bueno y porque estaba con mi dildo dándome duro también hasta adentro. Acabamos finalmente, aún tenía leche en la boca, lo miré a los ojos directamente y dejé caer su leche de mis labios, luego me volteé, paré el culo y expulsé lentamente el dildo realista de mi ano, me quedó boquiabierto unos segundos, después comenzó a abrirse y cerrarse bien rápido, hasta que se cerró del todo dando por concluido el celo de forma oficial.

Chupé el pene de Gael para dejarlo limpiecito y nos metimos a la ducha, nos bañamos juntitos, me besó y abrazó, me dijo: Milka, eres la traviesa más puerca que he tenido, ese ano es muy hambriento y ruidoso, pero me excita mucho, yo diría que es insaciable. También lo chupas como una profesional del porno y eres súper caliente al pedir leche gimiendo y gritando.

Al día siguiente mi culito estaba cerradito, mis pezones ya no estaban parados y mi penecito estaba muy flácido sin excitación, el celo había concluido, pero de allí en adelante los vivo con un nivel de intensidad superior, alguna razón debe haber, pero así es la naturaleza, cada vez me vuelve más y más putita.

Pasaron por mi mente otros pensamientos, esta vez de tranquilidad, playa, brisa y un desayuno con café y… leche.

Loading

3 COMENTARIOS

  1. Cuando una entra en celo es el momento de sentir una verga dentro de nuestro cuerpo, yo la primera vez que entre en celo vestida de mujercita no pare hasta que mi vecino me hiciera su mujer, me hizo perder mi virginidad y sin tocar mi pequeño pene sentí que me salía mi leche, pero eso no me quito lo arrecha.

  2. Holis 💕
    Es delicioso andar en celo.
    Yo también tengo temporadas que ando en celo y me da la calentura todo el día.
    No es tan incienso como tú pero se puede decir que detecto esos días cuando ando en celo como una perrita que quiere quedar embarazada

    • Así es amiga! El nivel de excitación es muy pero muy fuerte y debo atender mis necesidades como sea, espero te haya gustado el relato, muac!

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí