Travesura

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T. Lectura: 6 min.

Esta vivencia, que relato hoy ya aconteció hace varios veranos, pero tengo el deseo de compartirla con los lectores.

Fue un viaje de vacaciones a Mardel con mi amiga Vicki y nuestros amigos Claudio y Roberto. Ellos eran una pareja gay.

En esa oportunidad alquilamos un departamento a dos cuadras de la playa.

La principal finalidad era divertirnos y disfrutar de nuestra sexualidad en libertad. Como se diera con nuevos amigos o amigas.

Nuestra estadía estaba finalizando sin nada relevante para contar.

El último sábado que estuvimos en Mardel había mucha gente en la playa.

Vicki, Roberto y yo estuvimos desde la media mañana en la arena. Nosotras dos tendidas sobre una lona protegiéndonos un poco del sol con una sombrilla roja y blanca.

Roberto un poco apartado sobre otra lona y su sombrilla.

Su compañero Claudio (activo), no estaba junto a él.

Claudio tenía programado compartir un almuerzo en el puerto con un chico muy lindo. Ellos se habían conocido hacía dos días ahí en esa misma playa.

Roberto permanecía muy cerca nuestro escuchando música en sus auriculares, pero estaba un poco bajón.

Vicki y yo disfrutamos mirando a los hombres que pasaban a nuestro lado.

En especial, mirábamos sus bultos y comentábamos riendo por cualquier insignificante cosa.

¡Algunos estaban realmente muy buenos!

Acostada sobre una lona en la arena, yo los miraba desde abajo; con detenimiento.

Coincidimos las dos, en que un vendedor ambulante de vestidos playeros, estaba muy bueno por sobre los demás.

Vicki lo llamó y demoró haciendo preguntas sobre el producto que vendía.

Yo lo evaluaba, aún tendida en la arena.

Ella le agradeció y sonriente le dijo: ¡Gracias! En otra vuelta tuya por aquí. Vemos los playeros con mi amiga.

El chico continúo ofreciendo sus vestidos.

Ambas coincidimos que era el más bonito.

Un chico alto, delgado de piel muy oscura, ojos pardos, cabello renegrido y un bulto apreciable en su pantalón bermudas.

Al cabo de una hora más tarde, nuevamente lo vimos al vendedor.

Lo llamamos para ver las prendas que tenía a la venta.

Se entretuvo con nosotras, mostrando los livianos vestidos playeros.

Sus ojos recorrían nuestros cuerpos calculando como se verían los vestidos puestos sobre ellos.

Nos causó gracia su forma de calcular talles.

Continuamos preguntando tonterías para demorar su partida.

Dijo llamarse Mauricio. Hablaba español con cierta dificultad.

Posiblemente fuese oriundo de un país africano.

Míranos todas las prendas que cargaba Mauricio. Hicimos movimientos sensuales con nuestros cuerpos a fin de ser miradas por él.

Sonreímos por todo y le pregunté si tenía otros playeros con estampados diferentes a esos.

Mauricio movió la cabeza afirmativamente y dijo que tenía otros.

Le pedí si podría llevarlos hasta nuestro departamento y que lo invitaba a beber una cerveza.

Acordamos encontrarnos a las 9 pm luego que finalice su jornada laboral.

Mauricio se alejó sonriendo y cada vez que paso cercano a nosotras, saludaba y le respondíamos con sonrisas.

A la tarde regresamos al departamento con Roberto.

Antes de ducharnos le dijimos que tendríamos una visita.

Él dijo alegrarse, pero lamentó no tener plan alguno. Debía permanecer oculto en el dormitorio ante la llegada de Mauricio.

Pidió si podía instalar su camarita en el living para ver desde el dormitorio como cogíamos con el nuevo amigo.

Lo mirábamos con pena.

De pronto Vicki dijo: -Tengo una idea mejor a la cámara, voy a lograr que participes con nosotras.

Roberto estaba bajonazo, escuchó sin demostrar entusiasmo. Y dijo: -Es suficiente con que disfruten ustedes…

Después de ducharnos juntas, nos vestimos con tangas negras y vestidos de gasa, casi transparentes. Sin corpiños.

Luego de perfumar mis cabellos y toda zona erógena. Fui por tres latas de cerveza.

Una le ofrecí a Vicki. Otra llevé al dormitorio, para Roberto.

Él estaba desnudo, aplicándose crema humectante en su piel enrojecida. Me agradeció y la dejé sobre la mesita de noche.

Mauricio llegó a la hora acordada, cargando un enorme bolso lleno de vestidos playeros.

Vicki lo recibió con un beso en la mejilla y le pidió perdón por estar sin corpiño, justificándose diciendo que su piel estaba sensibilizada por tantas horas de playa.

Yo lo saludé con un beso en la mejilla y lo invité a sentarse en el único sillón de la sala.

Le ofrecí una cerveza.

Él la aceptó y dejo el bolso sobre la alfombra.

Luego de dar un sorbo, comenzó a sacar los vestidos de su bolso.

Me alcanzó uno y otro a Vicki.

Levanté mis brazos sobre la cabeza y le pedí ayuda para quitarme lo puesto.

Inmediatamente se puso de pie y desde atrás levantó hacia arriba mi vestido.

Mientras Vicki se quitaba ella misma la ropa.

Me volví hacia él, dándole las gracias y brindándole la visión de mis tetas a treinta centímetros de su cara .

-¿Mauricio, como me ves con este vestido? -Pregunto Vicki.

-Hermosas las dos, todo les va bonito. -Dijo y agregó sonriendo:- ¡Y sin vestidos son más hermosas!

Mauri ayudó a Vicki a quitarse el vestido que se probaba. Luego ayudó a quitarme el mío.

Luego probamos un segundo vestido y un tercero, alternando sorbos de cerveza.

Fingí haber perdido un arito de mi oreja. Me puse a buscarlo de rodillas en el piso, gateando sobre la alfombra. Vestida únicamente con la tanga negra, con la tirita metida entre mis nalgas gordas.

También Mauricio se esforzó por encontrar el arito perdido.

Se arrodilló junto a mí.

Pero sus ojos se desviaban hacia mis tetas balanceándose cuando me movía.

-Quizás se fue debajo del sillón. -Dije y pegué la cara al piso, levantando el culo. Esa posición para buscar era demasiado hot para el pobre chico.

Mauri estaba a mi lado sin decir nada. Cuando nos pusimos de pie, permaneció a mis espaldas, intentando ocultar su erección.

-Lo buscaré mañana. -Dije a mi amiga. Luego di un paso hacia atrás y choqué contra Mauricio con el culo desnudo.

Sin duda alguna, Mauri tenía una buena erección y percibí claramente la dureza de su pene en mi cola.

-¡Perdón! -Exclamé y llevé una mano hacia atrás apoyándola en su miembro ya erecto.

Giré el cuerpo para mirarlo de frente. Apoyando mis tetas en su pecho. Pareció dudar o estar sorprendido, pero llevo sus manos a mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo.

En ese momento llegó Vicki, cargando una bandeja con tres cervezas.

Ella tenía puesto un vestido playero, pero se había quitado la tanguita. Preguntó con ingenuidad o desparpajo: -¿Cómo me va este?

Él la miró, pero antes de que dijera alguna palabra; Vicki le rodeo la cintura con un brazo y le ofreció una cerveza.

Mauricio mantenía su otra mano apoyada en mi cadera.

Yo busqué la hebilla de su cinturón y bajé mi mano sobre el bulto de su pantalón.

-¿Todo esto es verdad? ¿Todo esto es un sueño? -Dijo Mauricio con sus ojos cerrados.

Vicki y yo nos reímos, apoyamos las cervezas sobre una mesita. Acariciamos su pecho y lo ayudamos a quitarse la remera celeste.

Él nos juntó en un abrazo sobre su pecho desnudo.

Yo, la más audaz; desprendo su cinturón. Abrí la bragueta liberando la tremenda verga oscura, con cabeza color borra de vino y sin prepucio.

-Queremos jugar con vos. -Le dije-. Debes acostarte en la alfombra, te vendamos los ojos y atamos tus manos por detrás de tu cabeza. -Le expliqué pausadamente. Al tiempo que Vicki dejaba caer su vestido al piso.

Continúe hablándole a Mauri.

-Te daremos a probar nuestros pechos. Si aciertas de quién es puedes seguir comiéndolo. También tendrás otros premios. Si yerras te lo retiramos de tu boca. Ella Vicki, yo Belu. ¿Estás de acuerdo?

-Siii -Exclamó Mauri. Acostándose boca arriba y llevando las manos hacia su nuca.

Vicki le unió las manos con un cintillo y le cubrió los ojos con su antifaz para dormir.

Él se reía nerviosamente. Su verga ya levantada hacía movimientos hacia su pelvis.

Era una oscura verga de gran porte y bastante gruesa. Bella por tener el glande siempre expuesto.

Inclinada sobre él, apoye un pezón en sus labios y preguntamos a dúo: -¿De quién es?

Lo acarició con su lengua y respondió: -Belu

Bajé un poco mi cuerpo y se lo di a chupar. Lo hizo con tantas ganas que inmediatamente me moje mucho. Luego de tres minutos me separé de él.

¡Su verga levantada tenía movimientos propios sin que la tocará!

Vicki agachándose en cuclillas sobre él, hizo rozar su entrepierna con la punta del pene y preguntamos a dúo: -¿De quién es?

Mauricio suspiró profundamente y respondió: Belu.

Le acariciamos el pecho diciendo a dúo: No.

Apoyé mis rodillas a los costados de Mauri para acercar mi vagina mojada a sus labios. Preguntamos: -¿De quién es?

-Belu. -Respondió.

Apoyé totalmente mi vagina en su cara. Mientras Vicki lo pajeaba suavemente y con gestos llamaba a Roberto.

Él vino hasta Vicki, sigilosamente gateando desnudo.

Ella suavemente le ofreció en su boca el pene de Mauricio.

Roberto comenzó a devorarlo con ansias de verga.

Continuó chupando hasta que la cabezota se hizo monstruosa y estalló en su boca.

Mientras Mauri me penetraba con su lengua y mordía los labios de mi vagina.

Nuestro amigo regreso rápidamente al dormitorio con la boca llena de semen.

Vicki se recostó sobre el vientre de Mauri y le lamió las bolas. Ella también estaba tan mojada como yo.

Se acariciaba los pezones y suspiraba.

Sentada sobre su pecho espere el tiempo necesario para que Mauri recuperará la erección, mientras él se deleitaba acariciando mi clítoris.

Advertí el endurecimiento de su pene, segundo tras segundo.

Cuando estuvo listo para encajarse en mí. Sentí estirarse la piel de los labios vaginales.

Él me penetraba con envites profundos llegando a tocar el fondo vaginal con el glande de su miembro.

Me cogía fuertemente levantando mi vagina ensartada cuando movía subiendo y bajando su pelvis.

Mientras Mauri me penetraba; Vicki libero sus manos y le quitó el antifaz.

Mauricio me aprisiono las nalgas, calzó sus pulgares en mi ano. Arrodillándose detrás de mí; bombeo frenéticamente hasta hacer que grite y comencé a venirme a chorros cuando me llenó con su semen caliente.

Quedé tirada en la alfombra hasta recuperarme e ir al baño con una toalla entre las piernas. Luego fui a la cocina por más cervezas.

Cuando regresé, Vicki le acariciaba el pecho a Mauri. Su verga permanecía aún flácida.

Luego de beber mi cerveza, dije que iba a ducharme.

Ellos continuaban hablando en voz baja con sus cabezas muy juntas.

Mauricio se deleitaba con las tetas de mi amiga. Ella acariciaba su pubis.

Luego de ducharme cuando comenzaba a secarme el cabello oí el musical sonido del sexo, proveniente de la sala. También oí el quejarse de Vicki.

Fui hacia ellos, pero me detuve al ver a mi amiga de rodillas sobre el sillón y a Mauri, martillando su concha desde atrás.

Su oscuro pene se hundía en ella, arrancándole quejidos y luego un grito cuando la llevó al orgasmo.

Mauricio continuaba golpeando violentamente el culo de Vicki, con su pelvis sudada. Escuchaba el sonido “plop” al choque de Mauri en el culo de ella. Con envites espaciados luego incrementando su velocidad hasta detenerse cuando se descargó en su vagina.

Exhausta, luego de unos minutos, Vicki corrió hasta el baño conteniendo con una mano los fluidos que le bajaban.

Regreso desnuda del baño cuando Mauricio ya se vestía.

-Optamos por comprarle tres vestidos playeros. Uno por cada polvo de él  -Dije a Mauri.

Él dijo: -Dos para Vicki, uno para Belu.

Nunca imaginó, que no fue ella quien recibió su primera eyaculación en la boca.

Belu

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