Un amigo me consoló luego de pelear con mi novio

0
29488
6
T. Lectura: 17 min.

Me llamo Melany, no diré mi edad actual ni en qué situación de mi vida me encuentro para no dar más pistas sobre mí jeje. Lo único que diré de mí será que para el momento en que esto sucedió yo tenía 18 años, medía 1.65, de complexión delgada, pechos medianos, una cintura no tan marcada y pompis pequeñas, pero con forma jajaja.

Esto sucedió hace un tiempo. Acababa de entrar a mi primer semestre de universidad y para ese entonces llevaba 2 años de relación con mi novio. Ambos veníamos de una relación de preparatoria común y corriente como cualquier otra en la que estábamos acostumbrados a vernos todos los días, pero comenzando la facultad eso cambió. Los dos entramos al mismo tiempo, pero en diferentes carreras, por lo que nuestros horarios eran diferentes y si bien podía verlo en una que otra hora libre, ya no era tan común vernos como antes. Pese a eso seguíamos hablando por mensaje todos los días, pero no era lo mismo. Pese a esto, nunca sentí que el amor entre los dos disminuyera.

Entrando a la facultad conocí a un grupo de amigos con los que podía compartir mis horas libres, de entre todos destacaba uno quien era con el que tenía mayor coincidencia de clases y descansos, por lo que casi nos la pasábamos en la facultad todo el día. Rápidamente se convirtió en alguien de confianza para mí, por lo que mi novio no tardó en conocerlo un día que él no tuvo clases y vino a mi salón para acompañarme. En nuestra relación nunca hubo celos, ambos teníamos plena confianza del otro, por lo que decirle a mi novio que tenía un gran amigo con el que pasaba mis ratos libres lejos de molestarle, le agradó y agradeció que así no iba a estar sola en la universidad.

Todo iba bien, hasta que a mediados de semestre la carga de tareas, proyectos y exámenes aumentó bastante, por lo que mi novio y yo terminamos distanciándonos un poco. Ya no era como en la preparatoria donde podíamos estudiar juntos, sino que ahora, al estudiar cosas diferentes, a lo mucho podíamos hablarnos para preguntarnos si estábamos estudiando bien. Creo que pudimos haber llevado esta situación a la perfección, de no ser porque mi novio tuvo que meterse a trabajar ya que su familia estaba batallando económicamente para pagarle los estudios, algo con lo que no contábamos y terminó en el comienzo de los problemas.

Para no hacer el cuento más largo de lo que ya es, comenzamos a distanciarnos, ya no hablábamos como antes y por el estrés a veces mi novio me hablaba un poco grosero. Pero no podía decirse que ya todo estaba terminado, porque ocasionalmente salíamos y todo era risas y diversión durante esas salidas. Yo creí que todo era cuestión de tiempo, hasta que un día por una tonta pelea, mi novio y yo tuvimos una fuerte discusión durante uno de nuestros descansos de la facultad. No entraré en detalles porque sé que no vienen a leer esos dramas, sólo mencionaré que mi novio se fue enojado a trabajar (ya hasta se iba con el uniforme puesto a la uni) y yo me quedé sola. Mi primera reacción era la de irme también, pero esa tarde había quedado con mi amigo de trabajar en un proyecto que teníamos que hacer en equipo (en realidad éramos 3 pero el otro no podía ir). Por lo que le pregunté por mensaje si estaba libre para irnos y me dijo que sí. Yo lo único que quería era irme de la uni lo más rápido que fuera.

Mi amigo me acompañó a su casa para asegurarme de no perderme, durante el trayecto él quería sacarme plática y yo me esforzaba por ocultar mi desánimo. Recuerdo que mi amigo me platicaba sobre su día de la facu o algo así a lo que yo no ponía atención por ir pensando en la discusión con mi novio.

Antes de continuar, quiero recalcar que ese día iba con el pelo suelto (me llegaba poco más abajo de los hombros), llevaba una blusa negra de tirantes tan delgados que hasta los tirantes del brasier parecían pertenecer a la blusa. Era una blusa que me resaltaba bien los pechos, de esas que están pegaditas y se marca muy bien la silueta de estos al mismo tiempo que me dejaba ver un pequeño escote de aproximadamente unos 2 centímetros, a su vez, si levantaba los codos a la altura de mi cabeza se alcanzaba a apreciar un poco mi ombligo. Esto lo acompañaba con un pantalón de mezclilla azul marino nada provocativo, como mencioné al principio nunca he sido alguien pompuda, por lo que realmente resaltaba era mi pequeño escote.

Ya en casa de mi amigo, él se encargó de alegrarme la tarde. Siempre tuvimos una gran facilidad de palabra con el otro, por lo que ya sin las distracciones del mundo exterior pudo platicar con bastante normalidad con él mientras hacíamos el proyecto y deshacerme de mi desánimo. En si fue una tarde bastante divertida y relajada gracias a la plática con él.

Unas horas después, cuando el proyecto ya estaba bastante avanzado, yo me preparaba para regresarme a mi casa. Iba a partir cuando revisé mi celular (no lo había revisado durante toda la conversación con mi amigo) y vi un mensaje de mi novio pidiéndome perdón, yo me puse muy sentimental y me senté en el sofá de la sala de mi amigo a leer el mensaje. Él se sentó a mi izquierda y me preguntó que tenía y fue ahí donde finalmente le platiqué todo el problemón que había tenido con mi novio. Fue una conversación bastante sincera y personal, donde varias veces contuve mis sentimientos y mi amigo lo notó. Me dio los consejos que necesitaba oír y con eso volvió a alegrarme la tarde. Al final, terminamos la plática con un sincero abrazo.

Cuando nos separamos del abrazo, mi amigo y yo nos quedamos viendo cara a cara. Él notó unas lágrimas saliendo de mis ojos y me las limpió con los pulgares de sus manos, primero con el ojo derecho. Pasó su pulgar por debajo de mi ojo con una suavidad tal que sentía que más que limpiarme las lágrimas estaba aprovechando para acariciarme. Cuando terminó de limpiarme las lágrimas del ojo izquierdo con su pulgar, no despegó su manó de mi cara. Yo le sonreí en un gesto de agradecimiento, él me devolvió la sonrisa y después comenzó a acercarse a mi cara y, como un instinto, yo abrí un poco mi boca.

Con sus labios, envolvió mi labio superior con extrema delicadeza y lo estiró un poquito. Lo mantuvo así por unos segundos y luego siguió estirándolo suavemente hasta soltarlo, dejando salir un leve sonido de beso. Yo me quedé en shock, honestamente no sabía como reaccionar a eso y siento que mi amigo interpretó mi silencio como aprobación, por lo que se volvió a dirigir a mi labio superior de la misma manera, esta vez pegando más sus labios con los míos, de modo que al soltarlos, sonó un beso un poco más fuerte. Aunque parezca que lo estaba disfrutando, la verdad es que yo no sabía como reaccionar a esto. Acababa de pasar de expresarle todos mis sentimientos a mi amigo a ahora estarnos besando, siento que este repentino cambio de estar fue lo que me quitó la habilidad de reaccionar.

Después del segundo beso, mi amigo volvió a acercarse hacia mí, esta vez deteniéndose justo apenas un milímetro antes de tocar mis labios, yo pensé que en este punto se había arrepentido, cuando de repente sentí como introdujo su lengua dentro de mi boca y alcanzó a lamer un poco la mía, para finalmente pegar su boca contra la mía formando un túnel donde nuestras lenguas podían desenvolverse. Cuando se formó el túnel, yo llevé mi lengua lo más atrás que pude, pero mi amigo, aprovechando que tenía su mano en mi cachete, aprovechó para acercarme más hacia él, por lo que pudo llevar su lengua más profundo y finalmente tocar la mía. Cuando lo hizo, sólo sentí como trataba de lamer lo poco que alcanzaba de mi lengua, ya que tampoco quería pegarme contra él bruscamente y forzar más el beso de lo que ya era. Estos instantes en los que nuestras lenguas se llegaron a tocar, fueron suficientes para despertar en mí el sentimiento de “Ay, es sólo un beso, que más da” y finalmente me rendí ante su beso, cerré mis ojos y extendí mi lengua contra la suya para comenzar a enredarlas.

Fue algo delicioso, sentir como nuestras lenguas tenían una rica pelea dentro de mi boca me calentó bastante. Por lo que poco a poco fui perdiendo el miedo y me comencé a animar un poco más. Él se separó del beso para tomar un poco de aire, por lo que yo me quedé con la lengua de fuera, a lo que él sacó la suya y comenzamos a lamernos las lenguas en el aire. Honestamente, jamás había hecho esto con mi novio. En nuestra experiencia si nos habíamos dado besos apasionados, pero mi novio no era tan bueno con su lengua, cosa en la que mi amigo le sacaba ventaja. Sólo sentí como nuestras lenguas se enredaban en el aíre tan deliciosamente acompañadas con la calidez que había en la casa. Volvimos a juntar nuestros labios y oficialmente comenzamos a besuquearnos de lengua. Lo único que se escuchaba en la casa era lo rico que nuestros labios tronaban con cada beso. Era tan rico sentir como nuestras lenguas se complementaban perfecto, creo que la facilidad de palabra para platicar que teníamos y comenté hace rato se demostró en la forma como nuestras lenguas se enredaban dentro (y a veces fuera) de nuestras bocas. No me gusta hacer comparaciones y probablemente sea la única que haga, pero mi novio jamás me había besado así de rico. Se notaba la pasión que sentía mi amigo por mí, todas las ganas que tenía de tenerme las expresaba con ese riquísimo besuqueo intenso de lengua que teníamos. Mi amigo incluso llegó a tomarme de la cara con ambas manos para pegarme más hacia él y poder maniobrar mejor su lengua dentro de mi boca. Era un exquisito espectáculo de lenguas.

Fue tal la intensidad que comenzó a subir, que después de un rico, delicioso e intenso besuqueo de lengua, mi amigo se separó y comenzó a besarme el cuello. Mientras lo hacía, yo lo tomé suavemente de la espalda (no olvidar que seguíamos sentados en el sofá) al mismo tiempo que veía al techo y simplemente disfrutaba su rico chupetón. Entre besos, llegué a escuchar que mi amigo susurraba “Que rica estás Melany” y “Eres toda una delicia de mujer” a lo que yo simplemente respondía gimiendo un dulce “Mhmm”. Luego de un rico beso en el cuello, mi amigo me dijo “Se te ven bien ricas las tetas con esta blusita” para después comenzar a bajar entre besos hacia mi pecho y se detuvo antes de llegar a mi escote. Bajé la mirada y vi que se le quedó viendo unos segundos en silencio a mi escote, como si estuviera calculando como disfrutarlo, para finalmente darle una rica lamida de abajo hacia arriba como si un niño estuviera lamiendo una paleta. Le dio unas 3 o 4 lamidas a mi pequeño escote, lo besó y hasta metió su lengua en él. Yo sabía que él estaba listo para pasar a algo más, pero justo en este momento mi celular vibró, yo moví la cabeza hacia la mesa donde lo había dejado y alcancé a ver que era un mensaje de mi novio. Fue ahí donde me entró el remordimiento, entre finalmente en razón y volví a recuperar el control. ¿Realmente había actuando en piloto automático todo este tiempo? Era como si de la nada fuera otra yo completamente diferente. La culpa invadió mi ser rápidamente, todos los pensamientos negativos volvieron a mi cabeza ¿Qué estaba haciendo?

Separé a mi amigo y le dije que debíamos detenernos, él me preguntó si todo estaba bien y le dije que no, que lo que estábamos haciendo no era correcto. Tomé mi celular y leí el mensaje de mi novio, quién me estaba preguntando como iba con mi tarea. Mientras le respondía, mi amigo trataba de pedirme perdón, me decía que se dejó llevar y no pensó en lo que hacía, yo le dije que debía irme y rápidamente tomé mis cosas. Antes de levantarme del sofá, le hice prometer que no le diría a nadie sobre lo que había pasado, él me dijo que no me fuera, que habláramos las cosas a lo que yo respondí “Cuál hablar las cosas, si sólo quieres cogerme” y acto seguido me paré del sofá y me dispuse a caminar hacia la puerta. Mi amigo fue detrás de mi y antes de poder salir me tomó del brazo, yo me detuve y él me pidió que me tranquilizara y pensara las cosas. En ese momento yo entré en total culpa y comencé a decirme “No puedo creer que le haya hecho esto (refiriéndome a mi novio), todo por una tonta discusión”. Mi amigo trató de relajar las cosas diciendo que sólo era un beso y no tenía nada de malo, a lo que yo respondí “¿Beso? Si nos hicimos toda una limpieza bucal con nuestras lenguas”. Él me tomó de los brazos y me dijo que lo sentía, que me tranquilizara y finalmente me prometió que no le diría a nadie. Yo me comencé a culpabilizar por todo, pero él me decía que no era mi culpa, que simplemente me dejé llevar por todas las emociones que sentía. También me comentó que todo quedaría entre nosotros y que a veces estaba bien sacar el estrés de una u otra forma.

Yo comencé a calmarme, pensar mejor las cosas mientras bajaba la mirada y amigo me tomó otra vez del cachete y para que lo volteara a ver mientras me acariciaba suavemente la mejilla con su dedo pulgar. Me dijo que sólo era un desestrés por todo lo que había pasado, que no había sido nada malo, a lo que agregó que mi novio era bastante afortunado por tener a alguien tan hermosa como yo. Le agradecí por lo que me dijo, volví a bajar la mirada y le dije que simplemente quería desestresarme por todo, no sólo por mi novio, sino por las tareas, exámenes y proyectos, por lo que mi amigo me dijo que lo entendía y no me juzgaba. Lo volví a ver a la cara, no había dejado de acariciarme la mejilla y mi amigo me dijo “Que envidia le tengo a tu novio de poder tener a una mujer tan hermosa como tú”, me sonrojé un poquito y mi amigo me dio un beso en los labios. Fue algo corto, de nomás de 2 segundos y al terminar me dijo “Si te quieres ir está bien, pero que sepas que aquí estaré para cuando ocupes desestresarte”.

Eran tantas las emociones que recorrían mi cuerpo en este momento: excitación, enojo, culpabilidad, adrenalina, felicidad y a esto se complementaban todos los pendientes que me tenían estresada. Sabía que estaba mal lo que diría, pero mi amigo había despertado algo en mí que por un momento se apagó pero volvió a encenderse con esta última conversación, por lo que sólo le dije “No le digas a nadie”, él sonrío y sin pensarlo dos beses comenzamos a besuquearnos de lengua otra vez.

Ahora estábamos de pie, a pocos metros de la puerta de su casa, mi amigo me tenía tomada de la espalda a la altura de la cintura pero no por encima de la blusa, sino que aprovechó y me levantó la blusa un poquito para que sus manos estuvieran tocando la fría piel de mi espalda; sentía como la blusa dejaba ver mi ombligo durante el beso. Yo por mi parte, tenía una de mis manos en su cuello y la otra en su nuca para poder maniobrar mejor mi lengua. Por segunda vez, me había olvidado de mis problemas mientras la lengua de mi amigo recorría mis dientes, como si tratara de cepillármelos hasta dejarlos completamente blancos. Después de unos segundos, mi amigo me pidió que fuéramos a su cuarto para estar más cómodos, yo accedí y antes de ir dejé mi mochila en el sofá, antes de seguir mi amigo me dijo que también dejara mi celular para no distraerme, yo lo hice y comencé a caminar hacia su cuarto mientras él iba detrás de mí.

Al entrar a su cuarto, mi amigo cerró la puerta y continuamos con el besuqueo intenso de lengua mientras caminábamos sin despegarnos hacia su cama (yo iba caminando de espaldas mientras él me guiaba) y me tumbé en ella boca arriba. Él se acostó encima de mi y comenzó a besarme el cuello. Entre besos, se tomó una pausa para susurrarme al oído “Ay Melany, no sabes cuantas ganas tenía de cogerte. Desde el primer día que te conocí quise tenerte” Me dio unos cuantos besos más en el cachete y luego dijo “Si supieras la cantidad de veces que me masturbé pensando en como te cogería. Tantas veces que me dormí pensando en como te daba tus ricos cogidones”. Aunque a sus ricas palabras yo sólo respondía con un gemido, la verdad es que me estaba excitando bastante lo que me decía. Pensar que todo este tiempo que pasábamos juntos en la universidad él sólo pensaba en cogerme me excitaba muchísimo. Como yo creía que teníamos una simple amistad cuando él todo lo que buscaba era darme una rica cogidota. Todo este morbo me calentó bastante y sólo fue en aumento. Cuando me comenzó a besar la otra parte del cuello, yo aproveché para romper mi silencio y preguntarle “Y cuándo me veías con mi novio ¿Qué pensabas?” a lo que mi amigo respondió “Ese cab***, ahorita no es nadie, él anda trabajando y yo aquí apunto de cogerme a su novia ¿Que triste no? Estar bien cansado y estresado en el trabajo mientras a tu novia se la coge otro”. Normalmente escuchar esto me habría molestado, esa falta de respeto hacia mi novio habría hecho que me fuera, pero ahora no, lo único que provocaba en mí era todo lo contrario, me hacía querer quedarme.

Después de una rica jornada de besos en mi cuello, mi amigo me dijo “¿Sabes de qué me acordé? De aquella vez que hacía mucho calor y te fuiste con una ombliguera a la escuela. Ufff no sabes lo delicioso que se te veía el ombligo al aire libre, si supieras las ganas tremendas que tuve ese día de mandar todo a la mierda, agacharme ahí mismo en la universidad y comenzar a chuparte el rico ombligo” Justo después de decirme eso, se separó de mi cuello y bajó su cabeza hacia mi estómago, me levantó la blusa dejando ver mi ombligo y sólo dijo “Ayy dios mío que manjar” y comenzó a chupármelo. Sentía muy rico como metía su lengua en mi ombligo, como lo besaba y chupaba mientras lo dejaba lleno de babita. Hasta este día, nunca creí que me excitaría tanto que alguien me comiera el ombligo, pero mi amigo se encargó de demostrarme lo rico que es. Entre tanto beso y lengüeteo, mi amigo me dijo “Ufff no te terminé de contar, pero ese día que te fuiste con mi ombliguera, cuando llegué a mi casa lo primero que hice fue encerrarme en el baño y masturbarme pensando únicamente en tu rico ombligo Melany, en lo sexy que se veía cuando caminabas. Pin*** ombligo delicioso”.

Terminando con la rica sesión de besos en mi ombligo, mi amigo me dijo “¿Pero sabes qué más me excita aparte de tu ombligo? Tus ricas tetotas” y, al terminar de decirlo, me tomó de la cintura, se acomodó otra vez a mi nivel y me comenzó a besuquear de lengua mientras con sus manos me manoseaba los pechos por encima de la blusa. Yo lo volví a abrazar con mis piernas y a tomar de las manos con mi espalda mientras sentía como me apretaba, masajeaba, agarraba y movía en círculos mis pechos. Aunque parezca broma lo que voy a decir, manosearle los pechos a una chica requiere cierta técnica. Hay quienes les gusta que se los masajeen agresivamente, pero a mi me gusta que lo hagan suave, que suban un poco la intensidad cuando sea necesario y todo se coordine perfectamente con un rico beso. La técnica está en saber adaptarse a lo que le gusta a la chica, y en mi caso nos adaptamos a la perfección.

Entre besos y masajeos, mi amigo ocasionalmente juntaba mis pechos para que se marcara más el escote de mi blusa y se bajaba a lamer toda la raya divisora con una delicadeza y pasión tan excitante que no podía evitar soltar unos gemidos. Tengo presente que mi amigo me decía más palabras ricas mientras lo hacía, pero lo único que recuerdo fue cuando me dijo “Mmm Melany te ves bien deliciosa con esta blusita, pin*** escote riquísimo que se te ve”. Otra cosa que no recuerdo muy bien que me dijo, pero si tengo presente, fue que me confesó que durante la plática que tuvimos en el sofá donde le conté la situación con mi novio, él en lugar de verme a la cara sólo se la pasó viéndome “la rayita” (si mal no recuerdo usó esta expresión) de los pechos. Me resulta gracioso pensar que mientras yo estaba en completa tristeza, él sólo pensaba en verme las tetas.

Cuando la intensidad subió lo suficiente, mi amigo comenzó a levantarme la blusa, nos despegamos del beso y mientras él la estiraba yo me sentaba en la cama para que fuera más fácil de quitarla. Cuando finalmente quedé en sostén sentada frente a él, mi amigo se tomó un tiempo para contemplar mi cuerpo semidesnudo. Mientras lo hacía, se acomodó sentándose en la cama, me tomó de mi espalda y me dijo “Que rica estás” para luego acercamos y continuar con un rico besuqueo de lengua al mismo tiempo que él subía sus manos para desabrocharme el brasier. Al quitármelo, me tumbé de nuevo en la cama, él aprovechó para quitarse la camisa y luego comenzó a manosearme las tetas ahora completamente desnudas, saboreando con sus dedos mis pezones con pequeños masajes y pellizquitos. Yo sólo me dejaba manosear, tenía los ojos cerrados para disfrutar el momento mientras trataba de calentarlo más preguntándole “¿Te gustan mis tetas?” a lo que él respondió entre gemidos susurrando en completo placer “Sii Melany, me encantan tus ricas tetas” acompañado de un “Tus pezones son tan deliciosos como me los imaginaba cuando me masturbaba pensando en ti” y justo después de decir eso, apartó sus dedos de mis pezones para comenzar a comerme las tetas.

Sus chupadas eran suaves, sentía como saboreaba mi pezón derecho suavemente con sus labios, para después abrir más su boca y abarcar más de mi pecho en ella, así en bucle por unos instantes acompañado de un masaje a mi pecho izquierdo con su mano derecha. También, no desaprovechó la oportunidad para juntar mis pechos y poner su cara en medio de ellos para hacerse una especie de masaje facial con mis tetas. Era demasiado excitante sentir como restregaba su cara contra mis tetas mientras me decía lo mucho que había soñado con comérmelas, las veces que se masturbaba en el baño de la universidad porque “se me veían bien ricas las tetas con mis blusitas de tirantes” (dicho así en sus propias palabras). Me sorprende lo apasionado que estaba a pesar de que son de tamaño medio, imposible de imaginar lo que haría con unas más grandes. Yo sólo me dejaba desear, sentía como me las comía, las manoseaba, restregaba su cara en ellas y las lamía tan exquisitamente. No sólo me decía lo mucho que anhelaba estar conmigo, sino que también lo demostraba.

Mientras me comía apasionadamente las tetas, yo sentía como con una mano comenzaba a desabrocharme el botón del pantalón, cuando lo hizo se separó de mis tetas y dijo “Ya no aguanto Melany, quiero cogerte, hacerte mía, meterte toda mi verga y darte las cogidotas que tu novio no te da, quiero cogerte toditita mi amor ¿Eso quieres?” a lo que yo respondía gimiendo un “Sí”. Mi amigo me bajó el pantalón hasta quitármelo junto con mi ropa interior dejándome completamente desnuda frente a él y no pudo evitar dejar escapar un “Ay dios mío” mientras admiraba mi cuerpo. Se puso de rodillas frente a la cama y me levantó las piernas quedando con mi vagina a pocos centímetros de su cara. Sólo alcancé a ver como saboreaba mi vagina antes de comenzar a comérmela. Metía su lengua como si tratara de buscar algo desenfrenadamente, chupaba mi clítoris mientras yo me orgasmeaba completamente.

Sólo recuerdo tener los ojos cerrados mientras gemía completamente de placer y con mis manos apretaba la almohada en la que estaba reposada mi cabeza. Sentía la pasión de mi amigo, su hambre de comerme entera, había estado hambriento desde que me conoció y finalmente podía saciarla haciéndome un delicioso oral que me hacía retorcer. Mi amigo complementaba el oral recordándome lo tanto que me deseaba, lo rico que sabía mi “panocha” (dicho así textualmente por él) y terminando con un “¿Esta es la panochita que se sienta al lado mío en clases?”. También me manoseaba lo que podía de las piernas que yo tenía recargadas por encima de sus hombros, también estiraba sus manos tratando de manosearme el abdomen, el ombligo y alcanzarme las tetas, todo esto sin despegar en ningún momento su boca de mi vagina. “No te detengas, no te detengas” le decía yo mientras él respondía “Te voy a devorar toda Melany”.

Honestamente, no puedo contar la cantidad de orgasmos que tuve en ese momento. Me sentía en las nubes. Todas mis preocupaciones se habían disipado en este momento, no pensaba en nada más que en disfrutar. Cuando menos me di cuenta, mi amigo ya tenía toda su cara empapada con mis fluidos. Ni siquiera supe en qué momento terminé en él, sólo lo vi y solté una pequeña risita, mi amigo se limpió la cara con mis tetas y luego nos dimos un rico beso de lengua. Estaba tan excitada que no me ignoré donde había estado esa lengua. Se separó del beso y me dijo “Todavía no acabo con esa panochita”. Entonces, se levantó, agarró mis piernas y las posicionó para que le rodearan por la cintura de modo que quedé abierta delante de él y, con su mano, comenzó a acomodar su pene para meterlo dentro de mí. “¿Estás lista?” me preguntó, a lo que yo asentí, cerré los ojos y comencé a sentir como entraba dentro de mi, poco a poco, muy suavemente. Cuando iba por la mitad, soltó su pene me tomó suavemente de la cintura y comenzó a cogerme. Comenzamos suave, poco a poco en lo que nos adaptábamos al cuerpo del otro, ambos cerramos los ojos y miramos hacia arriba mientras gemíamos un “Sí” de inmenso placer. Mi amigo aprovechó este momento de relajación y excitación para decirme “Ay Melany, no sabes cuanto había soñado con este momento, con tenerte aquí, desnuda para mí. Cuantas veces llegaba de la uni para masturbarme pensando en como de cogía, en como venías a mi casa hambrienta de mi verga…” Yo lo interrumpí, le llamé por su nombre y luego le dije “Ahora soy tuya” a lo que él respondió con un “Sí… de nadie más” y aumentó la intensidad de sus cogidas.

Cuando mi amigo aumentó la intensidad, mis pechos comenzaron a agitarse de arriba a abajo, lo que calentó mucho a mi amigo al grado de decirme “Dios santo, que rico te rebotan esas tetas Melany” a lo que yo contesté “¿Te gusta como me rebotan las tetas?” y él respondió “Siii… me encantan tus tetas”. Esto no hizo más que excitarnos a los dos, por lo que mi amigo comenzó a cogerme con más fuerza mientras yo aumentaba el volumen de mis gemidos. Empezamos en una posición de cabalgata donde mi amigo, desde arriba, podía ver perfectamente como mi cuerpo respondía a sus cogidas: como me rebotaban las tetas, se agitaba mi abdomen y con él mi ombligo, por lo que poco a poco comenzamos a pegarnos más al punto de terminar en un rico misionero. Yo me agarraba de la espalda de mi amigo mientras él me sujetaba de las piernas con nuestros cuerpos bien pegaditos sintiéndonos el uno al otro. En esta posición, aproveché para gemirle al oído, mientras él sólo me respondía diciéndome más cosas que no logro recordar muy bien de lo excitada que estaba. En un punto sólo recuerdo que mi amigo se quedó sin más palabras que decir y sólo gemía mi nombre una y otra y otra vez mientras me daba una santa cogidota, como si la repetición de mi nombre sumada a mis gemidos le dieran más fuerza.

Finalmente me había olvidado de mis problemas, ya no podía ni quería pensar en nada más que no fuera el cogidón que mi amigo me estaba pegando. Me sentía viva, después de tanto estrés finalmente me pude volver a sentir plena conmigo mismo. Era feliz y finalmente podía disfrutar de esto. Tanto era así que durante la cogida aproveché una oportunidad para tomar a mi amigo de la cara y ser yo la que le diera un rico beso de lengua. Estábamos tan excitados que ni siquiera movíamos las lenguas en bien, sólo aprovechábamos el túnel formado por nuestras bocas para recorrer todo lo posible con nuestras lenguas. Cuando nos separamos del beso, mi amigo notó que fui yo la de la iniciativa de darlo, por lo que me dijo “Ahora sí ya eres mía” a lo que yo respondí con un “Sí, soy tuya” seguido de otro rico beso de lengua mientras detuvimos un momento de la cogida (sin despegarnos) para recargar energía y vaya que funcionó, porque luego del beso, los dos estábamos listos para seguir. Ahora, comenzó a cogerme con más fuerza, tanto que entre tantos gemidos se me alcanzó a escapar un pequeño grito de placer. Esto obviamente excitó a mi amigo, quién me preguntó si me estaba gustando como me estaba cogiendo y yo respondí diciéndole “No pares” una y otra vez, interrumpiendo solamente para volver a gemir entre cada oración.

Fue tanta la excitación, que alcanzamos los dos, que mi amigo me dijo que ya se iba a venir, por lo que rápidamente se despegó de mí y sacó su pene de mi vagina. Se comenzó a masturbar para terminar, pero yo no quería que terminara sólo, así que rápidamente me levanté, lo acosté y sin pensarlo me agaché para comenzar a comerle el pene. Mi amigo se calentó muchísimo cuando hice esto, hasta se le salió gritar “Sí Melany, así” mientras yo se la chupaba todita con un rico ritmo. Antes de venirse, mi amigo me pidió que me los tragara, por lo que seguí chupando hasta que sentí como empezaba a venirse dentro de mi boca, por lo que yo comencé a tragar todo lo que saliera de él. Cuando terminó, me saqué su pene de la boca y me limpié los labios con la puntita. Él me vio y soltó un rico gemido de extremo placer al sentir la punta de su pene limpiándome los labios, cosa que complementó diciendo “Ay sí, límpiate esa rica boquita con mi verga”. Ya que la tenía en mis manos, aproveché también para restregármela por las mejillas muy suavemente para que mi amigo disfrutara. Incluso llegué a pasármela por las tetas que me colgaban por la posición en la que estaba. Al terminar, yo me acosté al lado de él, me abrazó y yo me recargué en su pecho con una enorme sonrisa en mi cara mientras mi amigo me acariciaba la espalda.

“Ay Melany, me encantas mucho. No sabes lo feliz que soy. Finalmente me cumpliste la fantasía más rica que jamás he tenido” fue lo que me dijo mi amigo, yo le respondí agradeciéndole devuelta por haberme ayudado a desestresarme, a lo que él me respondió “No te preocupes, fue un placer haber ayudado a una mujer tan rica como tú y pues ni modo por tu novio, por andar de descuidado en él trabajo otro wey se terminó chingan** a su novia jajaja”… y fue aquí donde todo explotó.

¿Enserio me había olvidado todo este rato que tenía novio? Sí… lo había hecho, de verdad lo había olvidado… me desconecté por completo de todo. La culpa volvió a mí, no podía creer todo lo que había pasado. Me separé de mi amigo mientras reflexionaba sobre lo que sucedió. Él me preguntó si todo estaba bien y yo le pregunté “¿Qué acaba de pasar?” a lo que mi amigo me respondió “Pues tenías problemas con tu novio y viniste a platicármelos para que te ayudara a solucionarlos.”

“¿De verdad? ¿Cogerme te parece una forma de ayudarme a resolver los problemas con mi novio?” le respondí enojada. Mi amigo me pidió que me tranquilizara, que ya habíamos hablado de esto y creía que estaba bien, pero yo seguí de evasiva diciéndole que no, que no estaba bien y preguntándome porqué lo había hecho. “No puedo creer que le haya hecho esto” dije en voz alta mientras tomaba mi ropa para vestirme. Mi amigo seguía tratando de calmarme pero era en vano, atrás quedó toda la excitación y ahora me hundía la culpa. “Sólo me pediste que hiciéramos el trabajo en tu casa para cogerme ¿Verdad?” le recriminé y él no lo negó. Yo me enojé más, terminé de vestirme y salí de su habitación mientras me seguía recriminando por lo que acababa de hacer al mismo tiempo que mi amigo me seguía por detrás.

Llegué a la sala y cuando tomé mi celular vi que tenía unos mensajes y llamadas perdidas de mi novio. Él sólo quería hablar conmigo y yo estaba muy ocupada cogiendo con otro. Rápidamente le comencé a responder los mensajes, inventándole que me había quedado dormida y quería hablar cuando él saliera del trabajo. Mi amigo llegó detrás de mí. Yo sólo lo voltee a ver para hacerle prometer que no le diría a nadie sobre esto, cosa que él prometió y terminé agregando que no se volviera a acercar cuando estuviera con mi novio en la universidad. Finalmente terminé por salir de su casa para irme a la mía.

En la noche hablé con mi novio, obvio no le dije lo que hice, sólo que estuve pensando en él y debíamos solucionar las cosas. Al día siguiente tuvimos una linda cita, donde pudimos tener una larga conversación sobre todo lo que había pasado entre nosotros. Arreglamos las cosas y el resto del día tuvimos una cita súper bonita. Aunque yo no pudiera dejar de sentirme culpable por lo que había hecho el día anterior.

Y bueno, este es el final de mi historia. Sorry si me extendí demasiado en el inicio contando mis dramas, pero quería ponerlos en contexto antes de pasar a la “acción” jajaja. Gracias a quién lea esto y mil gracias a quién se lo haya leído completo sin saltarse la introducción jajaja. Nunca le había contado esto a nadie y era algo que quería sacarme de encima. Gracias y que pasen bonito año.

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí