Hola me llamo Mila y quiero contar un hecho que cambiaría mi vida, soy casada, y madre de tres hijas, todas chicas, mi vida sexual era normalita con un marido que hace sus cositas conmigo, pero en casa follamos con la luz apagada.
Vivimos en un chale con piscina propia, era verano, y el tenerla hacia que muchas amigas de mi hija vinieran con nosotros a pasar la tarde, pero esa tarde la única que vino era Roxana amiga de mi hija Elena, que iba a estar con ella, pero a última hora la llamaron de su trabajo veraniego por un cambio de turno, mi marido estaba trabajando y mis otras dos hijas estaban pasando unos días en la playa con unos amigos.
Roxana es una chica de veintipocos años, un poco bajita, de pelo castaño, más de una vez he visto las miradas que la echa mi marido, pero que yo sepa nunca ha pasado de ahí, cuando llamó a casa yo la abrí, intercambiamos los habituales besos de cortesía, me contó que aunque mi hija la había llamado para decirla lo de su cambio de turno, ella le había preguntado si podría venir, dado que yo estaba sola en casa esa tarde, por mi parte no había ningún problema, es más así tendría alguien con quien conversar. Así que la llevé hasta el cuarto de Elena para que se cambiase y yo me fui al mío para hacer lo mismo.
En mi cuarto frente al espejo me puse a cambiarme, tenía varios bañadores y bikinis para elegir, la verdad al estar sola con la amiga de mi hija debería de haber elegido uno al tuntún, pero no sabía porque quería ponerme algo que me sentará bien, en un momento dado estaba completamente desnuda, mirándome al espejo, mientras me iba a poner la parte de inferior de un bikini blanco, cuando me pareció oír ruido que no supe identificar del pasillo, pero allí solo estábamos la chica y yo, así que sin pensar en que estaba desnuda me dirigí al pasillo.
Y al llegar a la puerta de mi habitación me llevé una sorpresa enorme, allí estaba tapada con un bikini diminuto, con una de sus manos dentro de la pieza inferior de su prenda, acariciándose el coño, y con la otra intentando taparse su boca para que no se oyeran sus gemidos, en esto no estaba teniendo mucho éxito, como digo así me encontré a Roxana, estaba tan concentrada en su actividad que no se dio cuenta de mi presencia.
En ese momento me puse a reflexionar, sin duda la chica me estaba utilizando como su objeto de deseo, hasta ese momento nunca me había fijado en las mujeres, pero ver a la chica de esa manera me puso muy caliente, y mi calentura se impuso a cualquier reflexión, me hice la enfadada, y la grité:
-¿Se puede saber qué haces jovencita?
Ella en ese momento me miro sorprendida, se la notaba avergonzada, pero a la vez se puso a mirarme las tetas con deseo, eso me puso aún más cachonda, así que aproximándome a ella muy despacio le dije:
-¿Qué te ocurre? ¿Ver a una vieja como yo desnuda te pone cachonda?
Ella estaba muy confusa, no sabía que hacer, yo me acerqué a ella, con una de mis manos acaricié su espalda, puse uno de mis pezones muy cerca de los suyos de manera que casi se tocaban y con la otra mano, estiré un poco la parte de debajo de su bikini, ante mi vista apareció un coñito joven, no es que nunca me hubieran atraído, pero esa tarde me pareció algo muy apetitoso, en ese momento la dije:
-Cariño vayamos al sofá y conversemos.
Cuando nos sentamos, sobre unas toallas que yo tenía preparadas para el baño, ella de golpe me confeso que le gustaban las mujeres, y que de manera muy especial yo le atraía, todo eso me puso aún más cachonda, intente resistirme diciéndole que yo podría ser, por edad su madre, ella me dijo que no le importaba, que me deseaba, esto minó por completo mi resistencia.
Ella me empujó ligueramente y me pidió que me sentara en el sofá, con los pies encima y abierta de piernas, en ese momento recordé que seguía desnuda, mientras ella continuaba con su bañador, muy sexy, ella se puso a cuatro patas, y como si fuera una perra que busca comida en un plato dirigió su boca hasta mi coño y me dijo:
-Qué coño más apetitoso, tienes Mila, me lo voy a comer enterito.
Era la primera vez que tenía sexo con una mujer y eso me hacía estar a la vez temerosa y excitada, ella llevó su lengua hasta mi coño y metió su lengua dentro, y para mi sorpresa me hizo disfrutar como mi marido no me lo hacía, se la notaba que tenía experiencia, lo cual no dejaba de ser una contradicción, una cincuentona primeriza y una jovencita siendo su maestra, ella siguió lamiendo con su lengua cada centímetro de mi coño, dejándome alucinada con lo que estaba disfrutando, paro un momento y me dijo:
-¿Estas disfrutando Mila?
La verdad era que, sí que me estaba volviendo loca de placer, su lengua no paraba y yo no podía evitar gemir de una manera estruendosa, menos mal que las casas de los vecinos estaban lejos, y no tardó en venirme mi primer orgasmo, algo que con mi marido últimamente me costaba muchísimo o simplemente no me venía.
Cuando ella lo sintió dijo plenamente satisfecha:
-Vaya Milagritos, así que has descubierto tu lado lésbico, y se rio.
La tuve que confesar que me había hecho pasar el momento más placentero de mi vida, ella que aún continuaba con su bikini puesto se lo quitó y nos quedamos las dos completamente desnudas, seguí sincerándome con ella y la dije que con su comida de coño había disfrutado más de lo que lo había hecho nunca con mi marido.
Ella me confesó que me deseaba desde que era adolescente y que se había acariciado el coño muchas veces pensando en mí, esta confesión me resultó excitante, y comenzó a ejercer de profesora, se colocó enfrente de mí, me puso una pierna encima de mi hombro, mientras que me pidió que pusiera la otra pierna encima de la suya.
Al hacerlo nuestros coños se juntaron y con un suave movimiento se acariciaron, la mocosa esa sabía cómo dar placer a una mujer, seguimos conversando, ella insistió en preguntarme si estaba disfrutando y yo la volvía contestar que más que nunca en mi vida, me preguntó si nunca había estado con una mujer, le respondí que no y ella me dijo que era hora de que recuperara el tiempo perdido, le respondí que no sabía cómo, y su respuesta me resultó un poco enigmática:
-Igual que me has encontrado a mí, no soy única, luego ya tendrás tiempo, cuando tengas experiencia de hacerlo con mujeres de tu edad y aprenderás a distinguirlas.
Seguíamos con nuestros coños juntos y rozándose, pero ella quería más llevó una de sus manos a mis tetas y se puso a acariciármelas mientras me decía:
-Me encantan tus tetas, son mucho más grandes que las mías y llevó tiempo con ganas de acariciártelas.
Otra vez una mocosa de dieciocho años me estaba dando más placer que mi marido, sabía cómo acariciar unas tetas, pero no se conformó con eso, sino que acercando su cabeza a ellas, sacó su lengua y se puso a chuparlas, mi marido me lo había hecho algunas veces, pero lo que sentía con él ni se acercaba, manejaba su lengua como si llevara haciéndolo desde que nació, estovo así un rato, yo supe que debía de hacer algo para equilibrar la situación, parecía que era ella quien me llevaba, y de alguna manera quería demostrarle que la adulta era yo.
Una idea vino a mi cabeza, si sabía algo de dar placer a una mujer, evidentemente sabía masturbar, pese a estar casada y que mi vida sexual era buena no había podido dejar la costumbre de masturbarme, al menos un par de veces por semana, así que llevé mi mano hacia el coño de la chica y me puse a acariciarlo, ella al sentirla dijo:
-Mila ¿Qué me haces?
-¿No te gusta zorrita?, le dije.
Sus gestos de placer me indicaban la respuesta ella se puso a gemir, decidí aumentar el tratamiento e introduje uno de mis dedos en el interior de su coño, estaba muy húmedo, ella llevó una de sus manos a mis tetas y se puso a acariciarlas, la verdad es que oír gemir a una jovencita como ella era delicioso, y más cuando me dijo;
-Mama esto es delicioso.
Que una chica de la edad de mis hijas me llamara mama mientras la masturbaba me resultó perversamente excitante y me resultó más cuando ella, mientras yo seguía con mi dedo dentro de su coño llevó su boca hacia una de mis tetas, y como si se tratara de un bebe se puso a chupármela. Seguí con mi mano masturbándola, hasta que ella dio un fuerte gemido y se corrió.
Estábamos las dos muy cansadas y decidimos irnos a la piscina, que se supone era para lo que estábamos juntas, jajaja, pero mientras lo hacíamos no podía dejar de mirar con deseo el cuerpo joven y bonito de Roxana, cuando nos cansamos de nadar, nos pusimos a tomar el sol, para que nuestros bikinis se secaran más rápidamente decidimos quitárnoslos y taparnos con unas toallas, como si lo que hacía un rato había sucedido no hubiera pasado.
Pero sin tardar mucho Roxana se acercó a mí y me beso, de nuevo, apasionadamente, después hizo caer muy poco mi toalla y dejo al descubierto mis tetas y se puso a chupármelas, una vez más debía de reconocer lo bien que lo hacia la muy puta, me estaba dando un placer muy superior al de mi marido, pero yo no estaba dispuesta a dejarlo pasar, la bajé también la toalla y eje sus tetas al aire, no pude resistir el impulso de chupárselas, ella dijo:
-Mama parece que le has cogido gusto a esto de hacer cosas con las chicas, jajaja.
La verdad era que sí, que estaba disfrutando esa tarde más que con mi marido en todos nuestros años de relación, en realidad estaba siendo la tarde más placentera de mi vida, y quería agradecérselo a la persona que era la responsable de ello, termine de quitarle la tolla y me deshice de la mía, las dos nos quedamos completamente desnudas, lleve mi cabeza hacia su coño e introduje en él mi lengua, ella al sentirla comenzó a gemir, mientras decía:
-Mama aprendes muy rápido,
Quizá fuera algo instintivo, pero sentía como si mi lengua, sin que yo la dirigiera, era capaz de encontrar los puntos donde ella más gozaba, y eso era precisamente lo que yo quería dar el máximo placer a la mujer que había descubierto en mí, ella se puso a gemir cada vez más fuerte, se estaba acercando al orgasmo y esa mocosa iba a saber lo que somos capaces de hacer las mujeres maduras, aunque tengamos poca experiencia, sus gemidos se intensificaron y ella dijo:
-Mamita me corro.
En ese momento decidimos meternos a la piscina a darnos un buen chapuzón e incluso nos pusimos nuestros bikinis, pero la pasión que habíamos desarrollado era extremadamente fuerte, no había pasado ni un cuarto de hora cuando ya estábamos besándonos nuevamente, parecía que sea creía se había metido muy fuertemente en mi cabeza, nos juntamos abrazadas, dentro del agua, y ella acercando sus labios a los míos volvió a besarme, era un beso muy caliente que me piso a mil, de repente sentí como sus dedos llegaban hasta la parte superior de mi bikini, me desataba el nudo y me lo quitaba, nunca había hecho topless y en ese momento lo estaba haciendo.
Pero esto solo era el principio, noté como sus manos se dirigían hacia la parte interior de mi bikini y me lo desataban, en ese momento me di cuenta de que era la primera vez que estaba desnuda en una piscina, en ese momento ella me dijo;
-Mamita colócate sentada al borde de la piscina.
Hice caso a la petición de mi nueva hija, jajaja y me senté al borde de la piscina con las piernas bien abiertas y los brazos apoyados en el suelo, ella se puso a mi lado, de pie dentro de la misma, y acercando su boca a mi coño sacó su lengua y otra vez se puso a lamérmelo.
-Cariño, dije yo, mi coño debe de tener agua de la piscina.
-Eso le da un sabor muy especial, mamita, dijo ella.
Y siguió comiéndomelo, en todos los años que llevábamos viviendo en ese chale a mi marido nunca se le había ocurrido la idea de tener sexo en ella, y aquí tenía a una jovencita que podría ser mi hija haciéndome una comedura de coño deliciosa, en un momento dado paró y me preguntó:
-¿Te gusta mamita?
-Mi reina, es el día de toda mi vida en que más estoy gozando, le respondí.
Ella siguió lamiéndome el coño hasta que, la muy zorra me provocó un orgasmo increíble. Después salió del agua, en ese momento, mientras yo estaba desnuda ella estaba con su bikini puesto, y se sentó sobre una tumbona a descansar, pro yo no estaba dispuesta a ponérselo tan fácil, me acerqué a ella, junté su cabeza con la mía y le dije:
-Mi amor, gracias por esta tarde tan maravillosa que me estás haciendo pasar.
Llevé mis manos hacia sus pechos que el bikini apenas cubría, y poniendo mis manos sobre ellos, me puse a acariciárselos, ell me dijo:
-Mamita, me encanta.
Mientras yo apartaba el bikini, para dejar sus pezones al aire, ella me besó en la boca, de esta manera volvimos a fundirnos en un beso muy caliente, cuando terminamos de besarnos me puse a chupar sus tetas, mientras ella se dejaba hacer y me decía:
-Lo haces muy bien mamita.
Pero yo quería algo más, así que con mis manos la desaté los nudos que sostenían la parte inferior de su bikini y se lo quité con lo que volví a tener a mi alcance su coño, el primero que había probado en mi vida, aunque en ese momento yo ya tenía claro que no iba a ser el último, me agache y llevé mi lengua hasta el, y comencé a explorarlo nuevamente, y comencé a sentir la feliz sensación de que mi acompañante disfrutaba tanto con mis lamidas como yo lamiéndole, así que continue con ellas, adoraba a esa chica, y no paré hasta que un fuerte gemido salió de su boca y una sensación húmeda salió de su coño e inundó mi boca, en ese momento fue ella la que me dijo:
-Te adoro mamita.
Descansamos un momento, pero ella se recuperó rápido, era una verdadera ninfómana, llevó una de sus manos hasta mi coño e introdujo tres de sus dedos en mi interior, y luego se puso a masturbarme, la muy zorra sabía como hacerlo, era mucho mejor que cuando yo me daba gusto sola, y mientras lo hacía comenzó a interrogarme:
-¿Soy la primera amiga de tu hija con la que estas?
-Si, mi amor, lo eres.
-Y ¿Nunca habías mirado a una mujer con ganas?
La verdad era que desde hacía una temporada cuando veía a alguna jovencita con falda corta no podía dejar de mirar sus piernas, o sus escotes, pero jamás había pensado que ello tuviera una dimensión sexual, y así se lo dije:
-Pues ya ves que sí, mamita, dijo ella sonriendo,
Y entonces me hizo una propuesta que me sorprendió, me pidió que me pusiera en cuatro, pensé que iba a masturbarme desde esta postura, pero mi sorpresa cuando lo hice me introdujo un dedo en el culo, hacia muchísimo que mi marido no me la metía por ahí, y sentí un liguero dolor que pronto se trasformó en una agradable sensación de placer, ella al verlo me preguntó:
-¿Tu marido no te la mete por aquí?
Le confese la verdad que hacía mucho que no y hasta ese momento había sido fiel a mi marido, ella se rio y dijo:
-Vaya desperdicio, ese culo tan bonito que tienes es para jugar con él, te debería entrar ahí pollas o penes artificiales, habrá que ocuparse de eso, pero luego añadió, no puedo aguantarme más las ganas de volverte a comer el coño.
Me abrí bien las piernas, y ella introdujo su lengua dentro de mi coño, aunque antes añadió:
-Espero que cuando estes con otras chicas jóvenes no te olvides de quien te inicio y te ayudo a descubrir tu lado lésbico.
Después se puso a comerme el coño, y quizás fuera lo que me había dicho ella, pero no pide dejar de imaginar a las otras amigas de mis hijas lamiéndome el coño, era una fantasía alucinante, y no es extraño que no tardara en correrme nuevamente,
De esta manera estaba transcurriendo la tarde, pero me di cuenta de que el sol estaba declinando y se estaba haciendo de noche, así que consideré que debíamos de dejar la piscina y pasar al interior a vestirnos
La llevé al interior de la casa y la propuse darnos un buen baño para quitarnos el cloro de la piscina. Pero en vez de hacerlo en la ducha escogimos la bañera, pero antes de entrar nos besamos nuevamente, nos pusimos una enfrente de la otra, ella cogió el gel de ducha del frasco y lo expandió sobre mi cuerpo, lo que nuevamente me puso cachonda, ella me pidió:
-¿Qué tal si nos sentamos en la bañera y descansamos un poco?
Como yo era más alta, y más vieja me puse detrás de ella y la rodeé con mis brazos, ella me dijo:
-Gracias, mi amor, por esta tarde tan maravillosa.
Era yo quien debía de darle las gracias, por haber descubierto esa dimensión tan placentera en mí, y así se lo dije; nuevamente el deseo y las ganas de hacer feliz a mi nueva niña se apoderaron de mí, llevé una de mis manos hacia ese coño tan delicioso, e introduje mis dedos en él, y comencé, nuevamente a masturbarla, es tarde había descubierto lo delicioso que es oír gemir a una mujer mientras con tus dedos mueves su coño, le hace a una sentirme genial, ella se giro un poco y me beso con mucha pasión, yo le respondí de igual manera y le dije:
-Mi amor quiero darte las gracias, por lo que me has hecho de una manera especial.
La pedí que se pusiera encima de mi de manera que su coño quedara al alcance de mi lengua, en ese momento introduje mi lengua en ese coño que tanto me había enseñado, el sabor de su sexo junto con el agua templada de la bañera era algo muy placentero. Y sentir como ni niña gozaba nuevamente, mientras me decía:
-Mamita te adoro.
Me resultaba muy excitante, nuevamente estaba oyendo esa música celestial que para mis oídos resultaban sus gemidos, y en solo una tarde había aprendido a llevar a esa cosita tan deliciosa al orgasmo, así que no tarde en sentir como se corría haciéndome nuevamente feliz.
-Muchas gracias, mami, por lo feliz que me has hecho, llevaba mucho tiempo, soñando con esto, pero la realidad ha sido mucho mejor. Y añadió, pero yo quiero hacer que te corras una última vez esta tarde.
Y me pidió que se sentara al borde de la bañera con las piernas bien abiertas, y tal y como me imaginaba ella introdujo, nuevamente su lengua dentro de mi coño t comenzó a lamerme, y nuevamente comencé a experimentar una sensación deliciosa hasta que me corrí.
Después nos terminamos de lavar y nos vestimos, cuando nos despedimos y ella se marchó yo sentí que una nueva etapa había comenzado en mi vida y esa noche cuando vi a mis hijas no pude dejar de considerarlas como unas chicas deseables.
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Riquísimo relato lésbico y tan cerca del incesto que me llevó a rendirles un tributo por los detalles tan suculentos. Muchísimas gracias.😘
Descubriste el paraíso, felicitaciones.
Muyyyy buen relato