Valeria. Tuve que seducir y coger a la vecina para olvidarla

1
25722
50
T. Lectura: 10 min.

Camine hacia el baño. Me sentía confundido y desconcertado. No entendía lo que acaba de pasar. Era todo dantesco, deliciosamente dantesco. Oriné de pie, sentía que todo me daba vueltas. Respiré profundo y me acerqué al lavabo. Abrí la llave, lavé mi rostro con agua fría. Necesitaba despejar mi mente, enfriar mi cuerpo.

Apagué la luz y salí despacio. Ambas dormían plácidamente y yo no podía quedarme más tiempo en esa casa. Fui recogiendo mi ropa y me dispuse a salir. Esto me estaba generando un verdadero conflicto emocional. Estaba empezando a sentir cariño por mi novia. De verdad era una mujer que se daba a querer de manera maravillosa. Atenta, dedicada, cariñosa, sexosa, sexy (con unas tetas de infarto y un culo delicioso) y no es que el sexo con ella fuera malo, al contrario, era muy rico pero lo que acaba de pasar con su hija no tenía precedentes en mi vida.

No es lo mismo llegar a coger con tu sobrina o con alguna alumna que con la hija de tu pareja. No sabía como manejarlo y sobre todo que esta chica tenía la habilidad de ponerme super caliente con solo un mensaje, un guiño o una caricia, es más, con solo su cercanía y percibir el olor de su perfume ya me generaba una erección.

Tomé mis cosas, me vestí y sali de su casa. Ya era algo noche así que respiré profundo, pedí un Uber y decidí esperar en la calle. Solo le mandé mensaje a Nayeli de que me tuve que retirar de urgencia para resolver unas cosas de trabajo, pero era mentira. Solo deseaba estar lejos de ahí.

Llegó mi taxi, durante todo el camino desde Lindavista hasta el Ajusco traté de dormitar, pero no pude. Por mi mente pasaban imágenes de la boca de Valeria recorriendo mi miembro lentamente, viendo como mi semen se resbalaba de sus los labios y su lengua buscaba afanosamente recolectarlo gota a gota. Las imágenes de sus ojos y su boca estaban plasmadas en cada parte de mí. Respiraba profundo y parecía que tenía su vagina aun en mi cara. Podía inhalar ese elixir juvenil de pasión, esa poción mezcla de sexo y orina que no me dejaba en paz.

Llegue a casa, entre malhumorado y caliente. Era increíble que esta chica me haya despertado este instinto sexual, la verga se me ponía dura por cualquier rose, recuerdo o estimulación. No estaba tranquilo. Necesitaba coger de nuevo pero esta vez con alguien diferente. Abrí el internet y estaba dispuesto a contratar a una cariñosa cuando me llego una notificación de watts con un mensaje de Valeria.

-¿Por qué te fuiste? ¿no te gustó lo que pasó?

-Hola Vale, por supuesto que me gustó solo que tenía que resolver algo de trabajo y tuve que salir volando, pero créeme que quedé más que complacido.

-Me dejaste exhausta, así me gusta sentir a un hombre, que de verdad sepa como tomar a una mujer.

-Me vuelves loco Valeria, de verdad y créeme que quiero que esta siempre quede entre nosotros, no quiero lastimar a tu mamá.

-No te preocupes, mientras tu no digas nada, yo no diré nada. Oye papi, ¿si puedo llamarte papi, ¿verdad? En cierta forma lo eres, jejeje,

-Jajaja pues sí, si quieres (el solo hecho de decirme papi hizo que mi miembro empezara a despertar de nuevo)

-¿Te gustaron mis tetas? Es que una amiga dice que las tengo algo disparejas y quería saber tu opinión.

-Están divinas, deliciosas – estaba pensando como describirlas de la mejor manera cuando me mandó una foto de ella en pantalón de mezclilla, con una ombliguera negra de red y sin bra. Puedo decir que han sido las tetas mas deliciosas que he visto de alguien de esa edad. Ni las de mi sobrina ni las de mis alumnas se ven así. Parecen senos de una mujer de unos 25 años, firmes, turgentes, blancos, pezones duros tanto como mi verga para ese momento.

-Mándame foto de tu pito. – escribió abruptamente y no tuve opción.

No lo dijo dos veces, me recosté en mi cama, me baje el pantalón y me saque el pene, busque el mejor ángulo y la mande.

Seguí mandando varios mensajes pero de la nada se desconectó y ya no supe nada más.

No sabía que pensar o sentir. Esta escuincla estaba jugando con mi mente. Primero me calienta al mil y después desaparece como si nada. Sentía que mi cabeza iba a explotar (ambas quizá).

Me sentía completamente perturbado. En el lugar donde vivía había varios departamentos. Justo en el área de roof garden había un pequeño loft donde vivía una chica gordita, morena clara como de unos 30 años. Hasta donde yo sabía vivía sola porque nunca la había visto con nadie. Solo cuando subía a leer o hacer ejercicio al roof me la había encontrado y era muy amable. No era fea solo que no es de mi estilo propiamente dicho, pero en esta ocasión me sentía tan excitado y perturbado que no pensé más.

Me subí los pantalones, me acicale un poco y aplique el cliché más usado de todo el mundo, tomé un frasco vacío de la alacena y subí esperando encontrarla. Tuve mucha suerte. La luz de su recamara estaba encendida y parecía que los vecinos no estaban o ya estaban dormidos porque solo su casa y la mía tenían luz encendida.

Sin dudarlo me acerqué y toqué a su puerta. Después de unos segundos se escuchó una voz medio adormilada:

-¿Quién es?

-Hola vecina, buenas noches (ni siquiera sabía su nombre) Soy Hugo, tu vecino de abajo.

Se abrió la puerta y se asomó con cara algo preocupada.

-¿Esta todo bien? – fue lo único que atino a decir.

-Si, dirás que es una tontería y que es más un pretexto estúpido pero estaba por hacerme un café para cenar y ver una peli y me di cuenta que no tenía azúcar y francamente no quería salir a la tienda y pensé que quizá tú, si no fuera mucha molestia, podrías regalarme quizá solo un par de cucharadas.

-(soltó una risita coqueta y me invito a pasar) ay vecino, hasta me espantas, como no solemos casi platicar pensé que era algo de urgencia, ándale pásate, tu disculparas el reguero.

-Ni lo digas, está muy bonito tu departamento. De verdad mil disculpas por molestarte por estas pequeñeces.

-No te preocupes, pero ya me las cobrare he, no es cierto, no te creas (volvió a reír de manera nerviosa)

-Pues yo dispuesto a pagar mis deudas, tu dime como y listo (reí respondiendo a su coquetería)

-A ver que se me ocurre después. – Tomó el frasco, sacó una bolsa de azúcar de la estantería y lo llenó. Regresó a la entrada y me estiró la mano. Lo tomé y sentí el rose de sus dedos.

Cabe hacer la aclaración que yo nunca he sido un gran conquistador y mucho menos alguien que ande ligando por doquier, pero en este momento no podía, no quería quedarme así. Necesitaba coger para sacarme la idea de Valeria de mi cuerpo, de mi ser. Iba a hacer todo lo posible por lograrlo.

-De verdad te lo agradezco mucha vecina, me has salvado de tomar un café amargo. ¿Qué estabas haciendo? Si no es mucha indiscreción.

-Nada que agradecer vecino, ya me lo cobrare en otra ocasión, pues estaba viendo mi cel, francamente algo aburrida. Iba a salir con unas amigas, pero se canceló todo así que me tuve que quedar en casa.

-Que mal, si te entiendo, la noche esta como para no estar solito en casa. Yo por eso me tuve que hacer un cafecito (la miré y sonreí)

-Uy que divertido (dijo en tono sarcástico) tú y tu café iban a tener una fiestota. Pues inviten.

-Pues por mi estaría genial, Pedimos algo de cenar si gustas y vemos una peli.

-¿En serio? Que vas a pensar vecino, no, mejor otro día.

Estaba perdiendo, no podía ser que esto se quedara así, necesitaba ser más insistente pero sin verme desesperado, parecía que ella también me daba entrada pero siempre he sido medio estúpido para darme cuenta de esto. Pero hoy no podía darme ese lujo. Ya viéndola bien no estaba nada mal: caderas prominentes, tetas medianas, linda sonrisa (ósea labios mamadores) y yo no estaba para dejarle ir.

Me entró un sentido animal, primitivo. Me sentía el cazador y necesitaba volver a mi cueva con la presa.

-Anda, déjame pagarte con una cena y una peli por este gran favor. De verdad no imaginas lo cafetero que soy y el tomarlo con azúcar se merece todo. Tu pide.

-No me tientes (reímos ambos).

-No aceptaré un no por respuesta, no puedo hacer menos. – Le estiré la mano y pese a todas las negativas en mi cabeza, ella la tomó. El solo hecho de sentir su mano hizo que mi miembro se empezara a poner duro de una manera muy notoria.

-Estoy seguro de que ella lo notó porque se incomodó un poco, soltó mi mano y me dijo que mejor otro día.

-Mira vecina, la verdad es que, en serio quiero conocerte y platicar contigo, desde que te vi por acá llamaste mi atención, pero no sabía cómo acercarme. Soy algo malo para estas cosas, pero hoy, estando en mi recamara no podía dejar de pensar en ti y quise subir a saludarte con el pretexto mas tonto de la vida.

-¿Es en serio? Wow, no me lo esperaba.

-Se que debes tener novio o salir con alguien, eres muy bonita, pero dicen que no hay peor lucha que la que no se hace, así que pues aquí estoy. Pero perdón por molestar, creo es mejor que regrese a mi casa. Muchísimas gracias por el azúcar.

Le estire la mano y me acerque para despedirme de beso en la mejilla. No me quería ver desesperado, pero ya no estaba pensando con claridad así que decidí regresarme a mi departamento.

Ella solo me regreso el beso y cerró la puerta.

Baje las escaleras nervioso, sudando frio, sentía como si me fuera a desmayar. Cerré la puerta, puse la cafetera y puse música. Necesita despejar mi mente. El aroma del café recién hecho me regresó a la realidad. Dispuse mi tasa, lo vacié hasta llenarla, 2 cucharadas de azúcar y mientras lo movía escuche que tocaban a mi puerta. Como si fuera un auto deportivo, mi sistema cardiovascular fue de 60 a 120 latidos por minuto.

Me acerqué, abrí sin preguntar y ahí estaba, parada justo enfrente de mí, la vecina. Venía de pants, sudadera (que dejaba ver que no portaba bra por debajo) y sus chanclas.

-Te aceptó la peli, francamente tampoco soy muy buena con esto de la gente, pero si hace friecito.

-Adelante, pasa.

Quería echármele encima. Arrancarle la ropa, pero respiré hondo y le ofrecí un café. Lo aceptó y mientras llenaba de agua la cafetera nuevamente le pregunté qué tipo de películas le gustaban.

-Pues en general de todas, me gustan las de terror, pero no me gusta verlas sola.

-A mi si me dan miedito. Pero vemos una si quieres. Oye, por cierto, y sin afán de ofender, te queda super bien ese look sport

-Chismoso, si es mi pijama, como se va a ver bien.

-Pues “todo” se te ve muy lindo.

-¿Tú crees?

-Bastante.

-Mis amigas dicen que me veo gorda.

-¿Gorda? Gorda me… – me quedé callado, estaba a punto de ser muy vulgar con alguien que apenas estaba conociendo.

-Jajaja. Termínalo, anda. ¿Gorda te la que?

Solo reí nerviosamente y negué con la cabeza, pero ella me reto a terminar la frase.

-Gorda me la pones, (y reí apenado) perdón veci, es que me salió sin querer. Trabajo con puro patán y se pega.

-Ella se paró frente a mí y mirando fijamente a los ojos me dijo: ¿a ver, que tan gorda te la pongo?

No le di tregua, no estaba para coquetear ni para socializar. Ya estaba todo listo. Me acerqué a ella, la tomé del rostro y la besé. La bese de una manera tan apasionada que ella solo se dejó llevar.

Nuestras bocas chocaban, las lenguas se batían en batalla campal por entrar a la boca del otro, baje mis manos y de inmediato rodearon su cintura y bajaron hacia las nalgas por debajo del pants. No traía calzones. El sentir su piel caliente, lisa, me puso la verga demasiado dura y sentía que iba a venir de lo excitado que estaba. Mientras dejaba que mis manos recorrieran esas carnes deliciosas no pude evitar pensar en Valeria, en Nayeli y me distraje por un momento. Me sentí raro de estar engañando a mi novia con la vecina y mas raro aun, sentir que engañaba a la hija de mi novia con la vecina.

No era posible que estuviera pensando tantas pendejadas juntas en este preciso momento. Nunca en la vida me había pasado de convencer a alguien de coger a la primera y ahorita, que la tenía en mi departamento, ambos solos y sin ningún impedimento, yo estuviera distraído con esos pensamientos intrusivos.

Decidí tomar acción y disfrutar este momento. La lleve hacia la pared, la recargué y la tome por el cuello. Mire fijamente a sus ojos y ella estaba jadeando con los ojos desorbitados por la excitación.

-Vas a hacer todo lo que yo te pida. Ahorita eres toda mía.

-Si mi señor, hare lo que me pidas. – Esas palabras despertaron en mi un deseo incalculable.

La bese de nuevo sin soltarla del cuello, pero mi otra mano se fue directo hacia su entrepierna. De inmediato me llego un olor fuerte. No feo, pero si muy fuerte. Fue como haber pasado carne fresca frente a un animal hambriento.

Pase mi dedo medio ente sus labios buscando su clítoris, no me fue difícil encontrarlo. Un botón grande y duro, demasiada mojada. Seguía besándola ferozmente mientras mi dedo se movía en círculos haciendo presión hacia su pubis. Sus piernas comenzaban a temblar y no le daba tregua. Conforme aumentaba el temblor hacia más fuerte el movimiento de mis dedos y la presión hacia su clítoris. En un momento sentí un chorro en mi mano, literalmente como si se estuviera orinando profusamente. Seguí frotando mientras la escuchaba gemir. Se sujeto con ambas manos de mi brazo que estaba a su cuello y me dijo que quería sentarse.

-Te dije que harías todo lo que te pidiera. Híncate.

-Déjame descansar

-Híncate y no lo repetiré de nuevo.

Obedeció. Quedó de rodillas frente a mí. Solo saque mi verga del pantalón y ya estaba escurriendo.

-Abre tu boquita.

-Límpiala un poco.

No le pregunte de nuevo. Acerque mi miembro a su cara mientras que con una mano sujetaba todo su cabello, deje que mi glande lubricara por completo su rostro. Lo pase por su frente, sus mejillas y sus labios. Se lo frote como si fuera labial y ella cerro su boca. Comenzamos a forcejear para que la abriera. Le solté el cabello y le aprete las mejillas para que abriera mientras que con la punta de la verga empujaba sus labios. No tardó mucho en abrirla y lo metí hasta el fondo. La empecé a coger por la boca. Sujete su cabeza por los parietales y empujaba cada vez más rápido, más profundo y cual fue mi sorpresa que nunca se arqueo. Nunca tuvo el reflejo de vomitar.

Esta gordita deliciosa mamaba como profesional y le cabía hasta el fondo. Me detuve de tajo, lo saqué y le empecé a pegar con el miembro en su lengua. Ella no deja de verme. La puse de pie. Le di la vuelta y solo recargo sus manos en el borde la cama, sin doblar las rodillas. Lleve la punta de mi verga a su vagina y cuando sentí el orificio lo metí fuerte. Estaba tan mojada que entro como cuchillo caliente en mantequilla.

La sujete de la cadera, para poder apoyarme mejor y empujar con fuerza.

El golpeteo de nuestras caderas y el olor que poco a poco se iba haciendo más penetrante aun, me trajo de nuevo el recuero de Valeria. Me sentí enojado conmigo mismo y eso me hizo bombear aún más fuerte, más violento. Mi vecina gemía como loca, sus gritos me trajeron de regreso. El sudor escurría por mis ojos y los irritaba, no podía mantenerlos muy abiertos.

-Mi señor, métemelo por el culo por favor. Quiero sentir tu vergota rompiéndome el culo. ¿Me complacerías?

-así será mi putita hermosa. Ponte en cuatro en la cama, pero quiero que apoyes la cabeza en el colchón y que con tus manos abras tus nalgotas.

Lo hizo de inmediato. Era un espectáculo tan erótico. Ese culo moreno, con algunos vellitos me incito a besarlo. Pase mi lengua completamente. Ella no se inmuto, solo gimió y lo abrió aún más. Palpitaba. Le metí la lengua lo más profundo que pude, sin importar el olor que salía de él ni el sabor. No estaba pensando ya nada, solo me dejaba llevar. Le metí el dedo y ella me grito que quería la verga no el dedo.

Me puse de pie y puse la punta en la entrada. Lo empuje y entro con algo de esfuerzo la cabeza, pero después de eso lo deje ir hasta adentro. Estaba muy apretado, pero resbalaba con facilidad. Sus gritos me incitaban a cogérmela aún más fuerte. Comencé a darle nalgadas. La huella de mis manos cada vez de empezaba a marcar más con un tono rojizo en esas nalgotas tan deliciosas.

-Soy tu puta mi señor, soy tu putita. Úsame como quieras. Pídeme lo que quieras.

-Vas a ser mi hijastra, te voy a coger como nunca putita. Y vas a contarle a tu mama que te cojo bien rico cada que yo quiero.

Me quede congelado un par de segundos. ¿Qué acababa de decir?

Le estaba pidiendo que representara a Valeria. Esto no estaba bien. Me estaba poniendo peor.

-Si papi, hazme tuya, quiero que mi mami nos vea cogiendo, quiero que ambas te cojamos como te mereces. Que veas que tienes 2 putitas en casa.

-Si hija, aprieta bien ese culito, que ya me vengo, te voy a dejar el culo lleno de lechita,

-Si papi, Márcame, que solo mi culo sea para ti. Lléname de leche.

No pude esperar más. Explote. Gemí, bufe como animal. Le deje ir todos y cada uno de mis chorros de semen dentro de su ano completamente dilatado.

Me quede quieto unos momentos. Ambos respirábamos agitadamente, sincronizados. Aun mi pene pulsaba, pero iba perdiendo fuerza hasta que por sí solo empezó a buscar la salida de ese culito. Me separé un poco y salió por completo.

Ambos nos recostamos, estábamos exhaustos. Comenzamos a sentir el frio de la habitación, solo jale las cobijas, nos abrazamos y nos quedamos dormidos.

Loading

1 COMENTARIO

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí