Zipolite y lo nuevo con mi esposa

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T. Lectura: 6 min.

Les contaré brevemente un poco sobre nosotros. Somos una pareja madura yo tengo 62 años y mi esposa 56 sin embargo ella aún se conserva muy bien. Pesa 65 kg mide 1.62 una cadera de 115 con unas nalgas muy buenas y unos senos talla 34 C coronados con unos pezones que son casi del color de su piel y que cuando están en reposo no se notan, se confunden con la areola. Ella es morena clara y a pesar de que ella es una mujer muy cachonda nunca le ha dado por ser exhibicionista ni gustarle nada de sexo público. En cambio yo soy un hombre de 1.65 peso 69 kg y eso si estoy bien dotado con 18.5 cm y 12 cm de diámetro cuando está erecto mi pito.

Siempre desee ver a mi mujer exhibiéndose o en manos de otro hombre, con un trío o un masaje.

Recientemente le compré lencería muy sexy derivado de un sueño que tuve y ella me la modeló enviándome fotos en los que en una de ellas tuvo un desliz con su bubi izquierda y se le salió el pezón de tal manera que quedó en la foto.

Dicho todo lo anterior la convencí de ir a Zipolite, la playa nudista de México, a pasar unos días y así fue en junio del 2025. Cuando descendimos del avión le dije que quería que fuera todo lo liberal, atrevida, intensa, sexy que ella quisiera y que si alguien le gustaba me lo dijera. Lo único que había de condición es que todo me lo dijera y que no podía desaparecer de mi vista.

Llegamos al hotel y salimos a comer para lo cual se puso un bra de encaje, transparente verde acompañada de una tanga del mismo color así como una blusa de tirantes blanca acompañada de una falda muy corta. Se veía riquísima a pesar de su edad. Así salimos y entró en una tienda para comprarse un traje de baño y al agacharse dejó ver su tanga que llevaba puesta y pude ver que un hombre de 45 años más o menos se la comía. Eso me puso muy caliente y ella ni cuenta se dio. Salimos y le conté lo que había pasado y solo sonrío.

Nos fuimos a comer a uno de los restaurantes y el mesero que nos atendió inmediatamente se le fueron los ojos al escote de mi esposa y como era de tela muy delgada se apreciaba muy bien su bra. Ella se encargó de pedir lo que comeríamos y vi como el mesero la atendía súper bien y se le quedaba viendo.

Me percaté que al mesero de unos 33-35 años se le estaba parando porque mi esposa según ella sin querer, se fijó en el paquete.

Transcurrió la comida sin ningún otro incidente y al pedir la cuenta el mesero de nombre Alejandro dijo que si era nuestro primer día a lo que contestamos afirmativamente. Y nos dio una explicación muy amplia de qué hacer en Zipolite. Curiosamente nos habló que había masajes y que el saliendo de su trabajo como mesero se dedicaba a darlos.

Mi esposa para entonces ya se había tomado tres tequilas y ya se encontraba más relajada Para mientras nos cobraba le dije a mi esposa que si le interesaría un masaje y dijo que si siempre y cuando fuera una mujer.

Al regresar Alejandro nos dijo que si nos interesaba algo le dijéramos en donde estábamos hospedados y que él iría para ver qué se ofrecía. Ni tarde ni perezoso le dije que estábamos en el hotel nude. Mi esposa sólo hizo exclamación de “te pasas”.

Salimos del restaurante y nos fuimos caminando y mi esposa seguía con sus tequilas. Llegamos a la habitación y salimos a la terraza, seguimos con los tequilas y después de un rato llegó Alejandro, nos saludó y le pregunté que cómo era el masaje y sus precios. Nos habló del masaje holístico y del tántrico y mi esposa ya un poco más mareada también se puso a preguntar hasta que la convencí y aceptó que Alejandro le diera un masaje holístico.

Alejandro se fue por sus cosas y tardó como veinte minutos en regresar para mientras le dije a mi esposa que se pusiera otro coordinado de lencería verde transparente con tanga. Se metió a cambiar y cuando Alejandro estaba regresando ella se paró en la puerta con dicho coordinado. Se veía espectacular, se dio la vuelta y Alejandro no pudo dejar de mirarle las nalgas. Le dije que fuera poco a poco hasta donde ella le permitiera sin incomodarla y que llegara hasta donde ella quisiera.

Ya adentro acomodó su equipo de trabajo y le dijo a mi esposa que se acostara boca abajo y ahí empezó poco a poco. Masajeo sus pies, sus pantorrillas y sus muslos por la parte de atrás y el exterior si. Tocar nada más. Luego fue a la espalda y le dijo a mi esposa si le podía desabrochar su brasier e a lo que ella asintió con la cabeza. Y empezó el masaje en la espalda. Luego se colocó cerca de su cabeza y continuó con el masaje en sus hombros y cuellos y bajaba por la espalda hasta alcanzar su cintura.

Le preguntó a mi esposa si le podía bajar un poco su tanga para no mancharla con los aceites y ella respondió para mi sorpresa con un si. Así que ahí empezó a tocarle sus nalgas un poco. Le pregunto a mi esposa que si podía quitarse su camisa y su short ya que hacía mucho calor y pa pronto contesté yo, si quítatela total estamos en una playa nudista, así que procedió y se quitó su camisa y su short quedándose únicamente en un bóxer blanco que dejaba ver el paquete que tenía.

Continuo con el masaje y se regresó a las pantorrillas y a los muslos los cuales los masajeaba de abajo hacia arriba, de la parte externa a la interna y alcanzaba el inicio de las nalgas. Abrió un poco sus piernas y dejaba entrever un poco de sus labios, la imagen era realmente excitante. Cambio de pierna e hizo lo mismo. Se podía observar su tanga humedecida por sus jugos lo cual quería decir que estaba sintiendo y el empezó a rozar sus nalgas.

Pensé que mi esposa iba a protestar pero lejos de eso, me pidió que le alcanzara un tequila el cual se lo tomó de un solo trago. Veía como sus manos acariciaban cada vez más sus nalgas y alcanzaba el surco Inter glúteo y bajaba un poco como previendo que mi esposa no protestara. Una vez que le manoseo bien sus nalgas se fue hacia los brazos y vi como la mano de mi esposa rozaba ligeramente su paquete y a él se le veía que le estaba gustando porque le crecía. Mi esposa no quitaba sus manos.

De ahí volvió a ir a la cabeza y masajeó su espalda completa hasta alcanzar sus nalgas que ya sin el menor descaro le acariciaba y como se extendía hasta alcanzar sus nalgas su paquete rizaba su cabeza y solo veía a mi esposa que disfrutaba.

Pero llegó el momento de voltearse y así se lo pidió Alejandro y mi esposa trató de taparse con su bra desabrochado por lo cual el masajista le alcanzó una toalla para que se tapará. Ya colocada boca arriba procedió a masajear el cuello y sus hombros, nuevamente sus brazos y la mano de mi esposa se veía como la abría al sentir su paquete cerca, rozando además la parte lateral de sus pechos los cuales descubría un poco. Se pasó a su abdomen y subió un poco la toalla y se dibujaban sus senos desnudos.

Así siguió hasta que por debajo de la toalla metió su mano y se veía como tocaba y masajeaba sus nenas; mi esposa sólo alcanzaba a voltear un poco su cara la cual ya se encontraba roja, muestra de la excitación.

Regreso a los pies y puso un pie de mi esposa sobre su hombro dejando entrever su sexo húmedo y como la tanga no cubría del todo sus labios y un poco del vello que tenía. He de decirles que se depilaba muy bien su sexo para dejar solo una línea de vellos que cubría la entrada de sus deliciosos labios. Así lo hizo con ambas piernas u frotaba con sus manos la parte exterior y la parte interior de sus muslos hasta rizar ligeramente su sexo. Mi esposa ya estaba dispuesta y Alejandro lo sabía por lo que le quitó la toalla de sus nenas dejando ver aquellos hermosos pezones que ya estaban erectos y le dijo que le iba a quitar su tanga sin que mi esposa se negara a ello.

Mi esposa completamente desnuda y mojada frente a otro hombre. Le acarició su abdomen y bajó hasta el inicio de su vello y sus ingles y las masajeaba con maestría. Mi esposa ya más relajada por el masaje y el alcohol dejaba más abiertas sus piernas y entonces Alejandro le preguntó si quería continuar y pasar a un masaje tántrico a lo que mi esposa volteó a verme y le dije que yo estaba de acuerdo, así que ella asintió con su cabeza pero si le dijo que estaban en desigualdad de circunstancias porque ella ya estaba desnuda y él no.

Alejandro ni tarde ni perezoso se acercó a la cara de ella y le dijo pues ponme en igualdad. Ella se puso de lado y le bajó su bóxer sosteniendo con la otra mano su verga. Increíble lo que está viendo. Esa mujer que nunca había estado con otro hombre ahora lo hacía y enfrente de mí.

Una vez desnudo la volteo y se puso encima de ella colocando su verga ya erecta sobre sus nalgas. Mi esposa estaba súper excitada y supongo muy mojada. Le masajeo toda la espalda y las nalgas hasta abrírselas, ponerle un chorro de aceite y tocar su chiquito y extendiéndose hasta sus labios y mi esposa tremendamente excitada. No sé si le metió un dedo o dos pero se veía que mi esposa lo disfrutaba.

La volvió a voltear y se puso otra vez encima de ella con la punta de su cabeza en su clítoris. Le abrió los labios para que chocara su cabezota en su clítoris. Vaya que Alejandro tenía un buen trozo de carne porque fácil media como 22 centímetros. Le amasó sus pechos con unos pezones ya duros por la excitación y empezaba a querer relajar sus piernas por lo que las movía para poder hacerlo. Alejandro no entendió, se bajó de ella y se acercó desnudo a la cara de mi esposa. Ella se dio cuenta y con su mano izquierda se la empezó a acariciar de arriba hacia abajo y luego se puso de lado y jugó con la verga con sus dos manos.

Finalmente le acaricio los huevos y se metió ese pedazo de verga en su boca para hacerle tremenda mamada. Cuando mi esposa sintió que Alejandro se iba a correr se la sacó de la boca y se lo llevó a la regadera tomada de la mano. Se empezaron a bañar y mi esposa se puso de espaldas a él y sentir con sus nalgas su verga. La tomo con su mano derecha y se la pasaba por todas las nalgas. Finalmente se agachó hacia adelante y se la metió en su panocha y empezó el mete saca hasta que ella explotó en un tremendo orgasmo víctima de las acometidas de Alejandro.

Se volteó se agachó y le empezó a hacer una magistral mamada que hizo que Alejandro se corriera intensamente y con borbotones de leche que mi esposa aspiró y tragó toda. Terminaron de ducharse, Alejandro se vistió, recogió su material y se despidió con un beso en su cuello.

Mi esposa y yo nos acostamos y la abracé, preguntándole si le había gustado a lo que respondió mucho y gracias por esta tarde tan rica.

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