Mi odiosa hermanastra (Parte 4)
Cuando me decidí a ir tras ella, ya no había rastro de Florencia en la calle, sólo quedaba el delicioso perfume que se había puesto para ir a ver a su profesor/amante, que flotaba despiadado en el aire. Me metí en la casa, y a pesar de encontrarme completamente solo en ella, me encerré en mi cuart...