Tu madre, nuestra puta (2)
Capitulo III. El descubrimiento.
Jugando me vino a la mente Marisa. Su culo, sus tetas, su coño. Coño sus pendrives. Los saqué del pantalón, menos mal que no los había echado a lavar. Los dejé en la mesa del ordenador. No tenía ganas de encenderlo ahora.
Jugué un par de p...