Mi vida como sumisa. Probando la restricción de los sentidos
Empecé a tocarme y, como debí suponer, no sentía absolutamente nada; mientras tanto, mi amo se burlaba de mi situación y disfrutaba de mi humillación, ordenándome continuar con mi tarea. Al cabo de un rato y ante mis insistentes ruegos de desesperación, él me envío algunos relatos eróticos y videos pornográficos para intentar a...