El poeta
Suavemente fui metiendo casi todo su duro falo en mi boca hasta hacer arcadas de placer, una y otra vez; podía notarlo muy caliente deseoso de que lo exprima con mi boca, y así lo hice, empecé a pajearlo con mi mano sin dejar de tragarla, hasta que luego de unos minutos sentí en mi lengua el líquido delicioso de...