¿Qué le pasa a mi ordenador?
Me hizo una mamada monumental. Pero no le dejé seguir mucho rato porque no quería correrme tan pronto. Así que después de besarnos una vez más, después de acariciar nuestros respectivos pechos (el suyo un placer de pelos, el mío bastante más lampiño), me levantó las piernas sobre sus hombros y acercó su polla a mi culo. Se puso...