Follada por una verga negra de 24 cm
Logré que se recostara en el colchón y empecé a sobarme contra su polla ¡qué rico! Era deliciosa esa polla sola para mí, me la ponía en la cara, en las tetas y por todos sitios, mi camiseta y mi sujetador estaban tirados en un rincón esperando que su dueña terminase de follar como una perra. Llegó un punto en...