Te tengo miedo, pero también te tengo ganas
Quedamos completamente desmadejados en la cama, él sobre mí, recostando su cara en mis tetas y mi vagina agradecida y aún ensartada por su exquisita verga, mientras acaricio su cabeza rapada contemplo detenidamente el cuartucho, con imágenes de la muerte por todos lados, altares en cada esquina con la pobre cama que de milagro no se d...