Sexo lésbico de pago
Primero notó una mano que le bajaba las bragas y que acariciaba sus nalgas y, de pronto, un golpe fuerte que le hizo emitir un leve chillido, luego otro cachete y otro más. Estaba a su merced, sus pechos balanceándose a cada azote, sus muslos tensos a cada embestida. Luego, Marta la incorporó y, tras apartarle con el dedo una...