Madrugada en el río
Están tan cerca y el sereno está tan frío que no hay nada más deseable que un beso que les de abrigo. Y no es que lo duden mucho: ya conocen el camino. Labio sobre labio apenas, rozando con vaho gemido, poco a poco se conectan las bocas y los sentidos. Y salen a tierra un poco, donde estorban los...