Mi hijo y mi vecina Sandra
Era inútil negar la realidad, desde luego había disfrutado bastante, y así se lo dije, mi hijo siguió acariciándome y me tumbó en la cama, yo viendo sus intenciones le pregunté: –¿Después de lo que has hecho con la vecina aún te queda leche para tu madre? –Para ti siempre tendré leche –me contestó. Siguió acariciándome...