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Cachonda en el metro

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Les cuento, me encanta el sexo, para mi es primordial, también me gusta vestirme provocativa y ver la reacción que tiene la gente. Lo único malo de esto es que termine con mi novio y he tenido tanto trabajo que no he podido encontrar a un buen amigo que me ayude con eso.

Siendo viernes, me visto para lo que parece ser el último día de tan extenuante trabajo, busco mi ropa interior y me decido por un conjunto de brazier y tanga negros de encaje, me pongo una falda a medio muslo negra, una camisa azul a la que le dejo barias botones superiores sin cerrar y un abrigo negro. Llego a la oficina y el tiempo no pasa tan rápido como quisiera pero, al menos, puedo terminar todo el trabajo que tenía.

Por fin es hora de regresar a casa y estoy decidida a no hacerlo sola, me subo la falda lo justo para que no se me vea el trasero y abro otro botón hasta que se empieza a ver el brazier, me voy caminando hasta la estación del metro, como es hora pico todos los vagones están a reventar, frente a mi para un vagón al que no le cabe ni un alfiler y, claro, ahí entro yo, siento como me van apretando mientras voy caminando, rozan y tocan mi culo un sin número de manos, hay otros, un poco más atrevidos, que se animan a rozar mis pechos, hago mi camino hasta una esquina y me pongo de espaldas al gentío, en poco tiempo hay alguien detrás mío, siguiendo el movimiento del metro empieza a rozar su entrepierna con mi culo, me pego más a él y comienza a hacer más presión, poco a poco me va tocando las nalgas, levanta un poco más falda y así se restriega más en mi, ya puedo sentir como tiene dura la verga, se aparta un poco mientras separa mis nalgas, desde atrás roza mi coño con sus dedos, salen empapados y me los hace lamer, los chupo como si fuera lo mejor que hubiera probado en mi vida, abre su bragueta, aparta mi tanga y pone su verga dura en mi entrepierna sin penetrarme pero si moviéndose adelante y atrás, mientras tanto agarra mis tetas, las saca y magrea, después de un rato siento como su semen corre entre mis muslos, me limpio y acomodo mi ropa, él mantiene una mano en mis pechos, llegamos a mi parada; lo tomo de la mano y lo llevo conmigo, salimos de la estación, caminamos un rato hasta el callejón más oscuro que encuentro, lo pongo de rodillas, me quito la tanga y la guardo en su bolsillo, me subo la falda, abro las piernas y meto su cara entre mis piernas, mueve su lengua en círculos, de un lado a otro y mete tres dedos en mi coño, en poco tiempo ya me estoy corriendo, mientras acomodo mi ropa anota su número y continúo el camino a mi casa.

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