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Una para todos (Cuarta parte)

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Fernanda, después de un sábado agitado y muy sexual. Aguardaba detrás de la puerta del baño. Podía escuchar claramente porque tanto su padre, como sus dos hermanos estaban al borde de los gritos. 

—¡Pero yo te vi saliendo del hotel!

—¡Solo fue una vez, ¿pero tu papá?

 —¿Yo que? Yo no subí nada a internet. Este tarado!

¡BASTA!

Desde el fondo se escuchó el grito de Fernanda que avanzaba lentamente hacia ellos. Los tres quedaron en silencio mientras ella se acercaba, y las miradas se cruzaban entre ellos. Pero la seguían también a ella, solo traía un pequeño cachetero. Sus tetas estaban al aire. Y sus nalgas temblaban a cada paso que daba. 

—¡Hija ponte algo!

—¡por favor pa’ no hables!

—¡SI NO MAMES!

—Tú también cierra la boca. Miren, a mí me gusta tener sexo. Desde niña soñaba con sentirte dentro pa’ y tú, siempre perfumado y de traje, pues si, me gustas. Tu Dany pues la verdad es que nunca me paso por la mente pero ya está. Si quieren aquí le paramos y ya. Antes de que tu vieja y mamá se den cuenta. Parecen niños, ni mi novio se pone tan pendejo.

¡DING DONG!

—¿Tu novio?

—Si, se supone que desayunamos con sus padres.

—Entonces dejamos esto para luego.

Dijo don Antonio casi dando por concluida la discusión.

—¡No! Ábrele Dany.

—Pero hija ponte algo.

—¡No mames pa’ ni te queda ese rollo mojigato!

—Carlos, tú te callas. Sigo siendo tu padre. 

Daniel ya había abierto y Ricardo, con una playera nueva de los Rolling Stones estaba como piedra, con los ojos bien abiertos y la boca abierta. 

—Pasa, creo que todos me han visto desnuda. Y ahora más. ¿Cómo que el internet pa’?

—Este pendejo subió un video aventándote semen en la cara.

—Ya lo borre.

Dijo Daniel con la cabeza abajo.

—¡Eres un pendejo Dany! 

—¿Y tú muy cuidadoso no? El mismo hotel, al mismo horario…

—Tus... hermanos… también…

—Si nene, acá mi hija resultó una tremenda puta!

—No le hable así…

—Ok ya basta, sin celos, sin fotos, sin videos, ¿quieren o hasta aquí y como si nada hubiera pasado?

—¡Eres mi novia!

—Y voy a seguir siendo tu novia, ¿o no te gusta que nos vean tomados de la mano por todos lados?

—Si!

—¿Y meterme la verga?

—También, pero…

—¡Yo quiero más de eso!

Dijo Daniel señalando el culo redondo de su hermana.

—¿Y tu pa’?

—Anoche estabas chingue y chingue en su cuarto, seguro quieres más!

—¿En serio pa’? —Pregunto Carlos tomándose la cabeza. 

—¡Hagámosle un gangs bangs!

—Es gang bang idiota.

—Esperen, esperen…

—Nunca he tenido a más de uno, Uso juguetes y así pero… si aceptan mis términos claro. Y no me importa que me graben. Solo no lo suban.

En cuanto termino de decir esto, Daniel lato o de las nalgas e hizo a un lado el cachetero para meterle mano en su culo. Y Carlos tomó partida con sus tetas. Pero Don Antonio los freno y jalo a Fernanda. 

—Primero quítale los nervios a este mugroso, no vaya a ir de chismoso.

Arrodilló a Fernanda frente a Ricardo y ella de inmediato sacó su verga, estaba flácida.

—Te digo que está que se caga de miedo.

—¡Relájate amor!

La boca de Fernanda poco a poco logró que aquel pene blando fuera cobrando fuerza y se erigiera hasta llenar su boca. Daniel seguía obsesivamente buscando la panocha de Fernanda por detrás mientras a la distancia Don Antonio y Juan Carlos analizaban la situación. 

—¡Pues que mierda, nos vamos a ir al infierno en familia! ¡Abre esa pinche boca puta de cagada!

Todos miraron a Don Antonio con extrañeza, ¿por qué le hablaba así a Fernanda?

—¿que? Fue lo primero que supe, le gusta que la traten como puta. ¿O no pendeja?

—¿Quieres que te la mame papito y que me meta tu verga hasta la garganta papi?

—¡Con todo y guevos hija de la chingada!

Los cuatro estaban con los pantalones abajó y el miembro al aire, esperando turno por esa boca. 

—Me toca chamaco, te voy a enseñar. 

Tomó de la nuca a Fernanda y metió su verga hasta el fondo. La respiración de su hija se cortaba y babeaba cada que su padre sacaba la verga, solo para hundirla con más fuerza. Luego le cedió el turno a Carlos, el no fue tan brusco. Pero igual metía lo más que podía su verga. 

—¡Me toca, quedó que también se trague la mía!

—¡HAAAG! SI, QUIERO MÁS VERGA!

—¡les dije! ¡Puta hija de la chingada!

—¡A mamar perra!

Daniel si fue brutalmente agresivo, entraba y salía de su boca sin parar. Y no fue hasta que Don Antonio lo detuvo qué Fernanda logró jalar un poco de aire, con los ojos llorosos volteó 6 tomó la primera verga que encontró y así fue turnándose una a una sin parar. 

—¿Te gusta verdad?

—Me fascina haaagg! 

—Maldita puta!

El comentario de Ricardo fue más de celos y coraje, pero igual a Fernanda le gustó por fin escucharlo.

—¡Bueno, bueno ya! ¡Vamos al sillón mijita!

—¿me van a meter la verga papi?

—¡Te vamos a dar hasta para llevar cabrona!

—Siiii denme verga!

—Hermanita, te vamos a hacer la más puta!

Daniel se sentó de un costado y jalo la cabeza de su hermana hasta que siguió mamándole la verga, de la misma manera bruta. Sin dar opción a un respiro. Mientras ella quedaba empinada con su cuerpo hermoso. El cachetero seguía adornando sus nalgas. Y Carlos se turnaba la boca con su hermano Daniel. El único inmóvil era Ricardo. 

—Primero yo.

Dijo Don Antonio y se colocó detrás de ella y empezó a penetrarla, despacio. Abriendo sus nalgas para poder ver su verga penetrando el culo de su hija. Disfrutaba mucho esa imagen. Durante años fantaseó mientras la miraba pasearse en vestidos cortos por la casa. Era un cuerpo celestial el de su hija.

—Ven acá pendejo, eres el novio. Metete ahí abajo. 

—¿como?

—Por el amor de Dios, ¿este chamaco es idiota?

—Ven. 

Fernanda se levantó un poco y le indicó a su novio el espacio que debía ocupar, cuando estuvo debajo, ella colocó su verga dentro. Al mismo tiempo su padre buscaba penetrarla por la cola. Y aunque se resistía. Poco a poco se fue abriendo camino.

—Eso, esa es mi hijita puta! Ya le entraron. Ahora muévete Niño!

—Y tu sigue mamando pendeja!

—Yo digo que si le entran las dos en la boca. 

Dijo Carlos y metieron poco a poco sus vergas. Aunque era incómodo. La imagen de Fernanda con la boca totalmente llena era excitante. Y Daniel ya estaba con el teléfono en la mano. 

Por su parte, en cuanto empezó la fricción de las vergas de su novio y su padre dentro de Fernanda los gemidos no se hicieron esperar, pero con la boca totalmente ocupada. Lo que emitía eran más bien ruidos guturales. Cada que abría los ojos comprobaba que el teléfono de su hermano seguía grabando. Y sentía la baba escurrirle por los costados. 

—¡HAAAG! ¡HAAAG! ¡GAAAGH!

—Eso perra, trágatelas! 

Cada que Fernanda intentaba frenar un poco, alguno de sus hermanos le tomaba la mano y se lo impedía. Las lágrimas y la mucosa de la nariz le cubrían la cara. Sentía que se ahogaba. Por otro lado, su novio por fin había tomado ritmo y meneaba sus caderas para poder penetrarla. Además los hermosos pechos de Fernanda le quedaban Justo frente a su boca y el aprovechaba para chuparlos, saboreando la piel de su novia. Y poco a poco se le borraba de la mente que la estaba compartiéndola con sus cuñados y si suegro. 

—Mira su cara!

—La puta madre, estás hecha una mierda!

Por fin le dieron un respiro, y como pudo trató de limpiar un poco su rostro, aunque el movimiento de la doble penetración le dificultaba la maniobra.

—Oye pa’ ya me toca, no seas goloso!

Entre Carlos y su padre le dieron vuelta y se sentó sobre Ricardo.

—Métesela en el culo!

—Voy yo he!

—Calma cabrón, hay para todos!

En cuanto entro por completo la verga de su novio, Daniel brincó sobre ella y le metió la verga en su panochita.

—Siiii que rico!

—¿Le cabrán dos a esta puta de mierda?

—Probemos.

—Pues hazme cancha hermano.

La verga de Carlos chocó con la de Daniel y juntas buscaban espacio en la panochita de Fernanda, los cinco sentidos no le alcanzaban para todas las sensaciones que estaba experimentando. El ardor de sus entrañas era indescriptible, pero lo estaba gozando. Mientras su padre se trepó de pie sobre ella y le acomodo la verga para que siguiera chupando. Sentía su saliva escurriendo nuevamente y Don Antonio le tapaba la nariz para que abriera la boca buscando oxígeno y así meter más y más su verga.

—Tenemos una puta en la familia.

—La más pinche puta, ojalá y lo hubiera sabido antes. Pinches secretarias salen bien pinches caras. 

—¿Te cogiste a…?

—A todas, pero ninguna tan puta perra como tu hermanita.

—Abre los ojos pendeja.

—¡HAAAG!

Jalaban su cabeza y los ojos parecían de una chica asiática, las lágrimas le escurrían y las tres vergas que tenía dentro le provocaron el primer orgasmo.

—¡Espera! Se está viniendo. 

—Haaaa! Haaag! 

Los ojos de Fernanda estaban en blanco y su cuerpo aflojó. Se balanceaba al ritmo de cada penetración y el movimiento de papá usando su boca. Además, tenía el sabor a su culo y le encantaba. 

—Despacio pa’ la vas a ahogar.

—Ella Aguanta hijo, Yo sé lo que te digo

—¿verdad que le gusta lo brusco tu… rollingstone?

—No sea pendejo.

Los tres soltaron una carcajada, les parecía gracioso que a estas alturas el novio buscara defender el honor de su dama.

—¿Te encanta verdad hija de tu putísima madre?

—¡Papá! No exageres.

—¡le encanta a la reputísima cabrona!

Volvieron a girarla y ahora sus hermanos entraban al mismo tiempo en su cola, y su novio volvía a disfrutar de sus tetas. 

—Puja perra!

Al tiempo que decía eso Daniel, le daba una nalgada tremenda. Que sonó en toda la casa y Fernanda se aferró más a la verga de papá.

—¿Ya viste como si?

Ahora fue Carlos quien hizo soñar sus nalgas de una nalgada tremenda. 

Don Antonio sobaba la mejilla de Fernanda donde sobresalía el bulto de su verga, luego fue subiendo hasta que las caricias se convirtieron en leves bofetadas. Mientras tanto el segundo orgasmo de Fernanda llegó y se retorcía sin control 

—¡haaaag! HAAAG!

—Se vino la cabrona.

—¿otra vez?

—¡¿Tan puta eres hermanita?!

—Les dije, esta cabrona nos salió bien puta!

La dejaron mientras se reorganizaba y Don Antonio se sentó junto a ella y la jalo para acomodarla sobre él, Fernanda resbaló por su verga hasta el fondo. Sus nalgas rebotaban en él, y ella se agachaba para seguir llenando su boca de verga. Fue su novio quien se acercó y le metió su miembro.

—Cogjjgemeeeg paghpito!

—Como a la puta que eres, ya verás. Ven y métele aquí tu verga cabrón. 

Aunque al principio no le agrado la idea de que su verga chocara con la de su suegro mientras entraban en el ano de Fernanda, en cuanto vio la cara de placer de ella, hundió por completo su verga. Y vio cómo su cuñado, el mamón de Carlos se trepaba para meterle la verga en la panocha. Apretados contra ella.

—Dany, ven y ocupa esa boca que se ve muy vacía, ahoga a esta puta callejera!

—¿No mames pa’?

—Venga, obedece chingada madre!

Al oír eso la boca de Fernanda se aferró a la verga de Daniel. Nunca había experimentado algo así pero, le encantaba sentirse una puta callejera!

—No mamen me duele haaay!

—Daniel! Métele la verga en la boca, quiero oírla gemir no gritar!

—Me duegggleee!

—¡Cállate puta perra!

La verga de Juan Carlos se abría paso en la panochita de su hermana, y la escuchó gritar de dolor. Pero su padre lo jalaba y le hacía señas para que siguiera. Los guevos de Daniel le rebotaban en el mentón, su vagina parecía reventar pero ni loca quería parar. Cuando la verga de su hermano menor abandonó su boca, por fin pudo gemir a todo pulmón. 

—¡No las saqueeen! ¡No laaas haaaa… que pinche rico!

—¿No que te dolía cabrona?

—¡CÓGEME PAPITO! ¡CÓGEME CARLOS! ¡RICARDO, TE AMO! HAAAG! HAAAAG! HAAAAAAAAAGHG!

La verga de Dany la hizo callar y casi toser o vomitar o algo, pero solo siguió lagrimando sin parar y escurriendo baba como espuma.

Daniel de momentos la dejaba respirar, pero solo para embarrar sobre su cara, la saliva mezclada con lágrimas y volver a meterle la verga hasta la garganta. Cuando se marcaba en sus mejillas, aprovechaba para darle una bofetada.

—¡SIIII PÉGAME! 

—¡Eres bien pinche puta!

—¡Soy la más puta! Soy su puta! Siiii! Haaay me duele mucho! 

—Sigue mamando puta de mierda! 

Con el rostro lleno de baba las bofetadas eran más estruendosas y más fuertes cada vez. Así que papá tenía que animarla un poco.

—¡MUÉVETE PERRA!

—Muévase putita… órale!

 Como pudo, logro generar movimiento en sus caderas sin que la verga de su hermano saliera de su boca. Ricardo estaba a punto de venirse dentro, pero Don Antonio lo freno.

—¡PARA! ¡VAMOS EMPEZANDO!

—Ya no aguantó.

—¡Pues aguante cabrón!

Ricardo se sentó en el suelo y miraba impaciente como sus cuñados y su suegro seguían usando a su novia. Fernanda sintió como escurría entre sus piernas otro orgasmo. Y Don Antonio fue más intenso. Sentía que le hervía la sangre y ahora fue Juan Carlos quien gritó.

—No mames pa’ yo también estoy que exploto!

—¿Les gustaría acabar en su cara? 

—Si no mames!

—Acaba en su puta cara. Venga para acá cabrona.

La acomodo en el centro de la sala y levantó su cara. Al mismo tiempo Daniel acercaba su teléfono para grabarlo todo. 

—¡LEVANTA LA CARA CULERA!

—Órale puta!

—Siiii, me van a dar mi lechita!

Don Antonio la hizo enderezarse y apartar su pelo del rostro con un jalón en el pelo. Y Ricardo se acercó desesperado. 

—Haynomames! nomames! Haaa!

—¡Que rica lechita!

—¿Quieres más lechita hermanita?

—Siii dame tu lechita, échamela en la cara…

En cuanto terminó la frase Daniel le aventó un chorro que atravesó la cara de Fernanda, seguido de varios más pequeños. Luego se acercó y embarró los restos de semen aún en su verga sobre los labios de su hermana. 

—Ahí está puta su leche cabrona.

Juan Carlos se acercó y soltó varios chorros que cerraron los ojos de Fernanda. Sentía el calor del semen en su cara, pero esperaba con ansia el semen de papá. Y un tirón en su pelo le aviso que se acercaba. Como si fuera un jovencito, Don Antonio soltó mucho semen, tanto que cubrió el semen de sus hijos y el de su yerno sobre la cara de su Fernanda. Ella no podía abrir los ojos ni la boca y aun así la verga de Don Antonio entró hasta su garganta. Y Fernanda saboreaba una mezcla de semen que estaba siendo empujado hasta su garganta e inevitablemente tragaba. 

—Repetición instantánea.

En cuanto pulsó play en su teléfono, el televisor de 80” se prendió y todos atentos miraron como le iban llenando la cara de semen. 

—Cuidado y lo subes cabrón!

—No pa’ cómo crees…?

Fernanda se fue a dar un nuevo baño y diez minutos después salió radiante con un vestido floreado arriba de las rodillas. Tan hermosa como siempre.

—¿Todavía me vas a llevar a desayunar?

—... si, claro.

—Quiero ver la cara de tus amigotes cuando llegues con tremendo culo cabrón!

Ricardo estuvo muy serio, y Fernanda lamentaba la situación. Pero también sabía que por ningún motivo se privaría del placer que le daban en casa. Así que ambos, mientras desayunaban. Pensaban que sería el fin de su relación. Además, el semestre estaba por terminar y los distanciaría aún más. 

Aunque para Fernanda apenas comenzaban las aventuras. Pero ese es otro gangbang… mmmm mmmm… quise decir. Otra historia.

@MmamaceandoO

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