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Confesiones de una esposa caliente

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Les cuento, este es mi primer relato, mi nombre artístico es Wilson, soy de un metro setenta de altura, con un miembro de unos 17 cm un poco grueso y color oscuro a pesar de que soy blanco. Le he dicho a mi mujer que sea ella quien escriba, siempre dice que sí, pero disque le da vergüenza, pero bueno comenzamos. Mi esposa se llama Pamela -su nombre artístico- tenemos 18 años de estar juntos, es una mujer bella, de piel blanca latina, cabello negro ondulado, de un 1,67 de estatura, tetas grandes naturales y ricas para mamar, de contextura un poco rellenita, pero con unas nalgas que no son muy grandes pura punta trasera poca grasa, pero de esas que provocan agarrar y con una vagina grande.

Todo comenzó un día mientras teníamos sexo en posición de misionero, una de sus preferidas, le pregunté con cuantos hombres se había acostado a lo que se negó, pero seguí penetrándola y tocándole su clítoris lo cual la pone a 100 por hora. Cuando ya estaba por acabar se lo saqué y le volví a realizar la pregunta, a lo cual se negó y me dijo que con dos. No le creí y seguí con mi juego, la llevaba al punto de acabar y se lo sacaba hasta que pidiéndolo que se lo metiera, que lo necesitaba, le pregunté que cuantos se había comido ese rico culo y habían mamado esas ricas tetas, a lo que me respondió que 25, pero que se lo metiera, que le diera duro por ese culo que quería acabar lo cual me excitó enormemente y a ella también porque comenzó a humedecer y el ritmo de cadera fue más rápido a lo que explotó en una enorme acabada simultánea.

Desde ese día descubrí que nos excita que me cuente sus historias de sexo, mientras la cabalgo me gusta saber lo puta de mujer que tengo en la cama. Luego les contaré la primera vez de la puta. Espero que les haya gustado.

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