Esperé y esperé, pero Liam no salía del baño. Me empecé a preocupar por él así que fui al baño y toqué un par de veces, al ver que no obtuve respuesta abrí la puerta y vaya con que sorpresa me llevé. Mi primo estaba llegando al éxtasis de su placer justo cuando abrí la puerta. Liam estaba completamente empapado de sudor y con la piel colorada, haciendo gestos extraños con el rostro, agitando su mano derecha con extrema rapidez sobre su pene, sentado en el retrete, hechos que prontamente me salpicaron; cuando llegó al orgasmo me miró fijamente y se vino, salpicando de semen en mi rostro.
-Mmm… Ok- dije.
-Lo siento, lo siento mucho- mencionó Liam suspirando- deja que te ayude con eso. Se levantó del retrete puso sus mano en los costados de mi cara; mirándome con nervios; sacó su húmeda lengua y la deslizó lentamente por mi rostro; succionando su propia "leche" (cosa que me provocó otra erección).
Empecé a recorrer mis manos sobre su cuerpo, acariciando sus duros pezones mientras él me llenaba la cara de saliva, masajeaba su no ancha espalda con mis temblorosas manos (cosa que no duró mucho porque oímos que Marco se despertó y de nuevo no continuamos). Salimos del baño y actuábamos de la forma más normal posible.
Ya de noche, tomé una gran siesta por todas esas veces que, por mí primo, no dormí bien. Al día siguiente sí fueron a entrenar, ahora no los acompañé, me quedé en mi hogar y lo aproveche para ordenar un poco. Empecé por el dormitorio, lavé los trastes sucios, acomodé la sala y por ultimo empecé a levantar las cosas de Marco, el compañero-amigo de mi primo, y cuando tomé la maleta para hacerla a un lado veo algo morado que sala un poco del equipaje, intento cerrarlo pero me es imposible, entonces tomo el objeto para acomodarlo, y vaya sorpresa (de nuevo) que me llevo, el objeto morado era un pequeño vibrador en forma de pene. Últimamente mi "calentura" ha andado al tope, entonces activé el vibrador y lo puse sobre mi bulto, se sentía tan bien, por ello me bajé los pantalones me senté busqué algo de porno en mi celular y dejé el vibrador sobre mi bóxer para sentirlo en mi pene, lo hice por hora y media pero no me podía "venir". Reitero que era virgen, y heterosexual (o eso creía), jamás había pasado por mi mente estimular mi culo pero en ese momento solo me quería "correr". Agarré el dildo de tres pulgadas, lo prendí y lo pasaba por mi culo, todo mi cuerpo pedía más, lubriqué al dildo con un poco de crema y poco a poco lo metía por mi ano, primero la punta empezó a tocarme hasta que toda la cabeza de ese falso pene vibrador llegó dentro de mí, era lo más doloroso que sentía desde hace años, pero luego de media hora, con la cabecita dentro de mí, logré derramar unas gotas de semen que se escurrían por mi pene hasta inundar los pelos que surgían de esos lares.
En seguida de conseguir un orgasmo, lavé y acomodé todo de nuevo. Me di una ducha y me puse a estudiar.
Más tarde, el mismo día, llega mi Liam al departamento quejándose de un dolor en las piernas, pero esta vez sin su compañero.
-¿Pasa algo?- le pregunté, con obvias intenciones.
– No es nada, solo que las piernas me están matando de dolor por tanto entrenar y ni hablar de los pies- dijo quejumbroso.
-¿Un masaje?- parlé.
Liam- O no, me tengo que dar una ducha, estoy bañado en sudor.
-¿Qué tal un masaje en la ducha?- le dije con tono burlesco con pensamientos pervertidos.
-¿En la ducha?, ¿masaje?, cielos primo te debo muchas- expuso quitándose la camisa que portaba, quedando solo en unos pantalones cortos, calcetines y una camiseta interior.
– No te preocupes, disfruto ayuda a los demás, por cierto ¿dónde dejaste a Marco?- No sabía que decir.
Liam- se quedó con un par de amigos más tarde regresa.
Entonces esperé a que se alistara y lo recibí en la bañera llena de agua caliente, le indiqué que se sumergiera y me dejara hacer lo mío. Sujeté una de sus piernas la mantuve en el costado de la bañera y con un poco de jabón lo empecé a masajear.
-¿Te gusta eso?- pregunté.
-Sí, cla… claro- mencionó tartamudeando (supongo por lo caliente que estaba).
Acaricié cada maldita parte de esa esa extremidad, sentí con mis manos cada uno de sus dedos, para luego pasarlos por la planta del pie y por la parte superior, subí al tobillo, escalé hasta las rodillas, y suavemente trepé el muslo para empezar a rozar con mis propias y jabonosas manos sus “testículos” (o bolas, como él los llamaba). Miré como lentamente su pene se ponía más rígido, Liam solo me dejaba tocarlo no hacía ningún otro movimiento. Él cerró los ojos, probablemente por el contexto, yo “elevé más el nivel del masaje-baño” e inicié a frotar su pene con mis dedos, sentía el palpitar de ese no muy exuberante miembro, a mí me escurría el sudor de la frente de lo acalorado que me encontraba. De repente oigo rechinar la puerta del baño, era el amigo de Liam, Marco, que al parecer tenía rato observándonos. Al notar a Marco presioné con fuerza el pene de mi primo, del susto, me puse más rojo, mi corazón latía al mil por ciento, igual que a Liam.
Solo volteamos a la puerta rápidamente con cara de asustados, sorprendidos y avergonzados.
-Veo que no tienen mucha experiencia- dijo Marco.
FIN DE LA SEGUNDA PARTE
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