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Don José, otra vez el viejito

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Eran las 9 de la noche del viernes pasado cuando sonó el teléfono, don José llamaba, habló con mamá y le explicó que necesitaba con urgencia que limpiara su casa, él llegaría con sus hijos y nietos al día siguiente y necesitaba mi ayuda ‘le daré una buena recompensa si acepta’, le dijo. Ella me habló y yo acepté y la llamada se cortó.

Mamá me entregó un juego de llaves de la casa de don José que guardaba y me fui raídamente a su casa, al entrar encendí las luces y cerré la puerta, camine hacia la cocina y vi que todo estaba limpio y ordenado al igual que la sala, subí la escalera y al abrir la puerta me sorprendí, Don José estaba sentado en la orilla de su cama de espaldas a mí, estaba vestido con una bata de color azul.

—Cierra la puerta, Carolita —me dijo—Que bueno que viniste —agrego, yo le obedecí.

–¿Para qué me necesita? —le dije en tono inocente, se puso de pie y se volvió hacia mí, su bata estaba entreabierta en su pecho, pero me imagine que debajo de ese traje azul no había nada más.

—Sobre el velador hay un pequeño regalo para ti por venir a ayudarme —me dijo.

Mire y vi un sobre blanco pero no lo tome, el me miraba de pies a cabeza, yo llevaba puesto un vestido de verano, delgado y con flores, con delgados tirantes y ajustado a mi cuerpo, bajo este un sostén de encaje y un calzoncito que apenas y me cubría mi entrepierna y se perdía entre mis nalgas

—Te ves hermosa —me dijo mientras se acercaba y me hacía un gesto para que me acerque a él, lo hice y al estar a su lado me tomo por la cintura y apegándome a su cuerpo me beso, sus manos rápidamente se metieron bajo mi vestido, abrió el cierre de mi espalda y rápidamente me quito el vestido, lo mismo mi sostén, para saborear mis pechos, mis pezones estaban duros, me excitaba de verdad este viejito caliente, entre sus caricias y besos, abrí su bata y se la quite, como pensé, no llevaba nada bajo la ropa, estaba desnudo y mi mano tomo su pene erecto.

—¿quieres que te lo chupe viejo verde? —le pregunte con un susurro mientras lo masturbaba, ya quería saborearme esa verga la verdad, pero el negó con la cabeza.

—Aun no, ahora me toca a mí —me dijo y me recostó en la cama boca arriba, me quito el pequeño calzón y vio por primera vez mi vagina, completamente depilada— Eres deliciosa Carolita —me dijo mientras besaba mi cuello, luego mis pechos, fue bajando por mi abdomen hasta llegar a mi sexo, yo estaba toda mojada cuando sentí su lengua abrirse paso entre mis labios, suavemente fue chupando y lamiendo muy rico, la experiencia de este viejo se notaba en cómo se comía mi concha, solo con su boca, sin meter un solo dedo en mi vagina, me hizo acabar, me retorcía de placer en un delicioso orgasmo mientras el vejete se tragaba mis jugos, se incorporó sobre mí y me beso, su lengua entro en mi boca y la chupe como si fuera su verga, sus dedos acariciaban mi clítoris.

—¿ya quieres ser mía Carolita? —me pregunto, yo asentí con la cabeza, él sonrió— ¿Quieres? —Volvió a preguntar, yo asentí nuevamente con la cabeza.

—Si, hazme tuya, te quiero dentro —le dije en tono suplicante, me beso suave y acomodo su pene justo a la entrada de mi vagina, poco a poco fue penetrándome, empezó a moverse dentro de mí, sus movimientos eran fuertes, pero sutiles, bruscos y suaves a la vez, no dejaba de chupar y lamer mis pezones mientras me penetraba…

Pronto termino, espero les esté gustando, un beso.

Carolina

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