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Tía pecaminosa (I)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Desde muy joven he sido dotado de un cuerpo del cual no me quejo, buenos abdominales, un trasero firme y algo pronunciado, y una verga que en sus mejores días llega a 17 cm. Tengo buena familia, muy conservadora, vivo con mi madre, ella es rubia alta un tanto rellenita, pero lo que más resalta es su culo, provocando que haya tenido unos cuantos novios luego del divorcio. Lo que más marca mi vida ha sido mi buena cercanía con mis tías, principalmente porque a menudo nos reuníamos como familia y al no tener primos ni hermanos, ellas eran con las que más me divertía. Pero había una en especial con la que tenía mayor afinidad, ella era mi tía Mónica. Ella era una de las más cercanas desde que yo era pequeño porque era la que más me consentía y era una de las más ‘jóvenes’ que aún no estaba casada.

A medida que crecía el tema de las hormonas hacia efecto en mi, y ya cumplidos los 18 años había un gran interés hacia el sexo opuesto. Y ya a esa edad, junto a mi mamá, no podíamos seguir yendo a las reuniones familiares por casi 10 meses, por habernos cambiado de ciudad.

Cierta vez, fuimos un fin de semana largo con mi madre a la casa de mi abuela, que era el lugar no muy espacioso con cuartos angostos y era allí donde normalmente se reunía toda la familia. Estaban todos y todas, felices de habernos reunido después de mucho tiempo. Por mi parte saludé a todas mis tías, que me decían repetidamente que estaba tan grande y lo típico, lo cual asentía y simplemente sonreía.

La tarde pasó con largas charlas triviales hasta que llegó el momento de ir a dormir. En ese momento empezaron a repartir piezas y al no haber camas suficientes para todos, se debía dormir de a dos en las pocas camas que habían. Mi madre durmió junto a mis abuelos, mientras las que estaban casadas con sus respectivas parejas y a mi me tocó dormir junto a mi tía Mónica, que físicamente estaba bien tratada para tener 38 años con todo en su lugar, una cintura bien delineada, senos firmes no tan grandes ni pequeños. Ella era más bien pequeña con respecto a mi, pero con un cuerpo bien bronceado y una cabello marrón que cada vez que lo acomodaba, resultaba increíblemente sexy. Lo que más destacaba de ella era una bella sonrisa que te mataba, sobre todo cuando era de esas sonrisas de una mujer traviesa.

Ya para acostarse, tía Mónica llevaba puesto un tipo de lencería de dormir que resultaba como un vestido floreado donde se lograba ver sus senos duros detrás de la tela, además dejaba buena parte de la espalda al descubierto para descubrir que era lo único que llevaba, el pijama le llegaba a la mitad del muslo, dejando ver esas suaves piernas que buscaban abrazar a alguien. Mientras que yo sin polera y un pijama corto, que fácilmente podría ser un bóxer.

Ella me dice que durmiéramos abrazados como lo hacíamos antes cuando teníamos frío, a lo que accedí, con el detalle de que yo la abrazaba desde atrás. Todo estaba obscuro, solo se dejaba ver la luz que llegaba desde la calle, y notaba como ella se acercaba cada vez a mí, rozaba mi zona pélvica, lo cual aceleraba mi corazón y me dejaba una erección que se hacía notar. En mi mente imaginaba como seria estar con ella pero luego pensaba lo perversa que era la situación, ella era mi tía, no debería follármela, pero la calentura puedo más. Ella no dejaba de ponerse a mi lado sintiendo mi polla erecta, lo que más me excitaba era lo morbosa que resultaba la situación, que me descubriera lo excitado que estaba con ella, algo que nunca antes había sentido hacia con un familiar.

La noche pasaba y la situación seguía igual, estaba con mi polla rozando el culo de mi tía, me encontraba sumamente caliente y comienzo a besar esa hermosa espalda suavemente, sacó mi empalmada verga de mi short, y comienzo a ponerla en ese culito cubierto de esa pijama que llevaba puesta, simulando de la penetraba. De pronto mi tía Mónica se despierta, me mira hacia atrás y de manera muy caliente dejándose llevar por el deseo, me susurra:

-Que grande que estas… Veamos que puedes hacer.

Yo sin decir una sola palabra, veo como se saca esa sexy pijama dejando entrever una delineada y suave espalda que se encorvaba hacía mi, se da la vuelta exprime esas tetas acercándola una con otra, mientras me mira con lujuria y morbosidad.

Ella me mira y se acerca lentamente a mi boca, besando apasionadamente buscando conectar ambas lenguas, con una mano recorre mi muslo hasta sentir mi golosa polla que empieza a apretar y su otra mano la lleva a mi rostro para no parar de besarla.

Tiramos la ropa de la cama para tener mayor libertad y la veo completamente desnuda arrodillada sobre la cama, sus bonitos senos se veían duros y su coño depiladito y carnoso pedían a gritos una buena polla. Me indica que quede boca arriba y es sube a mi cara obligándome a devorar esa delicia. A medida que lo voy chupando, veo como ella hace movimientos sensuales con su cadera cabalgando sobre mi fuertemente, de vez en cuando liberando un gemido que se podía llegar a sentir en toda la casa.

-Sigue chupando bebe, que desde que llegaste me tienes con ganas.

Con mi manos le abro su culito y meto un dedo a lo que ella jadea mostrando su excitada sonrisa levantando y acomodando su ya sudoroso cabello. Sentía como la cama rechinaba, mientras mi caliente tía se movía, el ruido parecía no importarle mientras envestía mi boca y sus fluidos caían en mi cara.

Mónica se hace a un lado mientras que besa y lame mi cara llena de sus fluidos. Se acerca a mi oído y dice:

-Te gustaría violar este coñito?

-Me encantaría… Pero tía Mónica, no tengo condones.

-No importa cariño, no te preocupes.

Se pone a cuatro patas mostrando su bella espalda y su jugoso coño, recorro con mis manos aquel monumento, e introduzco mi verga de manera suave mientras veo como ella recuesta su pecho dejando que su coñito sea penetrado. Hago movimientos suaves y cada vez más rápidos mientras tomo su cintura, viendo su cara de placer sobre la almohada.

-Si… Te gusta tía?

Solamente veo como se muerde el labio y aprieta con sus manos las sábanas. En eso dejo de penetrarla y apuntó con mi polla ese rico culo y empiezo a meterlo con un poco de dificultad, a lo que ella con ambas manos me lo abre, y logró empezar a introducir la verga de forma fuerte dilatándolo, a lo que mi tía Mónica grita de excitación, tapándose enseguida la boca con la almohada. Sigo con buen ritmo, tomo sus mano y las entrelazo con las mías, veo la hermosa curva que su cuerpo hace para mi, que siento que mi tía me pide más jadeando ferozmente. El choque de nuestros cuerpos sudorosos se sentía cada vez más rápido. Sacó mi polla y veo como tía Mónica sonríe mientras tiene el cabello en toda su cara, luego pongo solo la punta de la verga en ese ano ya enrojecido y dilatado que empezaba a cerrarse mientras se contrae. Ella se levanta quedando nuevamente en cuatro patas, pero decide tomar el ritmo, inclinándose hacia donde estaba yo, haciendo que la húmeda polla volviera al estrecho culito se mi tía. Veo como mi tía gemía de placer intentando no hacer ruido, llegando a su clímax, relajándose mientras se encorvaba de la excitación.

-Amor vente en mi boca… te has portado bien, dame esa leche

La miro y veo esa picardía que no había notado antes, entonces arrodillado en la cama ella se inclina hacia mi polla babeando. Toma mi verga y empieza de arriba hacia abajo suavemente con movimientos circulares con esa preciosa boca que sedienta esperaba mi leche, veo como su saliva rodeo mi miembro. Tomo su dulce cabeza con ambas manos, y me corro en su boca, siento como con su lengua intenta exprimir la última gota que quede, en eso me muestra como se lo traga y termina besando todo mi pene en señal de lo agradecida que estaba.

-Tía nos habrán escuchado al lado?

-Ese era el menor de mis problemas

Me abrazo, ambos desnudos nos recostados cubriéndonos con las sábanas, con una cara llena de satisfacción y avisando que no sería la última vez.

Al día siguiente me levanto y veo el desorden que habíamos dejado la noche anterior, era temprano, salgo del cuarto y las únicas que escucho despiertas son mi madre y tía Mónica

-No podía creer lo que escuché anoche Mónica…

-Yo tampoco… él era más fuerte que yo, no me soltaba, me ató contra mi voluntad.

Me asomé y solamente vi como mi madre consolaba a tía Mónica, creyendo lo que decía. “Vaya perra”, pensé mientras escuchaba lo que hablaban

-Esto no puede, me tengo que llevar a mi hijo…

Al escuchar me voy rápidamente a mi pieza y finjo estar dormido, a lo que mi madre llega

-No lo puedo creer hijo… es familia, nos vamos, ve a ducharte.

Solo la veo salir, a lo que tomo mi toalla y me ducho, sin dejar de pensar que mi tía mintió para quedar bien.

Salgo para cambiarme, mi madre me indica la pieza donde durmió para que me cambie. Llevaba ligeramente atada la toalla alrededor de mi cintura mientras buscaba la ropa para irme. Aparece abriendo la puerta velozmente mi tía Mónica, la miro y al momento que le iba a dirigir la palabra, ella acerca su dedo en mi boca silenciándome.

-No hables, tú sabes que te quiero. Tenía que hacerlo y buscaré recompensarte.

Llevaba puesta una blusa roja con los hombros al descubierto, que deslizó mostrando sus suaves y delineados senos. Me besa mi torso húmedo y desnudo bajando suavemente hasta llegar a mi cintura dejando caer la toalla, siento como sus senos rodean mi verga y como van siendo apretados de forma delicada.

Veo el rostro de mi tía, una sonrisa me regala mientras sube y baja con esas deliciosas tetas. Suelta mi polla y se recuesta boca abajo en la cama, dejando ver las curvas de ese tratado cuerpo, me acerco y levanto levemente su cintura y comienzo a introducir la punta de la verga en su mojado coñito, dejo caer saliva a mi polla y su coño y empiezo con movimientos circulares salvajes y duros, desquitándome de esta traición de tía Mónica, a medida que lo hago golpeó y apretó ese trasero dejándolo rojizo.

Veo como mi tía jadea y acelera cada vez más su respiración. Su maquillaje se le comenzaba a correr junto con la transpiración y más de alguna lágrima de placer.

-Fóllame duro, como el joven que eres

Al oírla, tomo su cabello y lo tiro hacia mi, mientras que con mi otra mano recorro todo ese cuerpo ya sudoroso hasta llegar a su nuca.

En ese momento, mi abuela abre la puerta y suelta un grito, al cual llegan todos y todas a ver como dominaba a mi propia tía.

-Le dije que no lo hiciera, que somos familia, pero no entendía

Mientras se alejaba de mi entre falsas lágrimas. Mis tías la abrazaron y arroparon llevándola al otro cuero, por su lado, mi madre me hizo vestirme mientras me reprochaba

-Tú y yo tendremos una larga conversación de camino a casa… La verdad no me cabe que hayas forzado a tu tía…

Así continuó todo el viaje, yo mudo ya que no había forma de justificar nada, de cualquier forma me follé a mi tía Mónica, algo que no sería bien visto por nadie en la familia.

En un momento del viaje, mi madre me pide que busque el mapa mientras ella hecha gasolina, yo asiento con la cabeza y al momento de realizarlo veo que llega un mensaje, un video mejor dicho, que de pie decía: “Aquí están los videos que me pediste de ayer, besos cariño”. Abro el video, y veo a mi madre como una completa sumisa, en cuatro patas con un traje de látex rasgado, lamiendo el coño de mi tía, mientras ella le tiraba la correa y daba pequeños azotes. Esa imagen me dejó excitado, nunca había visto a mi madre así, tan sensual y sumisa, jamás imaginé que llegara a estar con mi tía.

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Gracias a todos y a todas por leer

Les dejo mi correo [email protected]

Para cualquier crítica, opinión, recomendación, ideas, dudas, fotos, etc.

Besos y abrazos.

HeadStory©

 

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