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El San Valentín que nos merecemos

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El final de una llamada de teléfono estaba en estos momentos en el punto más alto y no precisamente sexual, la impaciencia de Daisuke había llegado a su límite.

—Ni en un puto día como este se te va la depresión que arrastras tío, me tienes harto —Chilló al receptor del otro lado de la línea pero solo recibía silencio, y una música medio ambiental melancólica de fondo

—¿No vas a abrir la puta boca? —Siguió en su estado de ánimo más alterado al descubrir que en el otro lado de la línea no había sonido humano, únicamente el sonido de una melodía melancólica

—Te quiero en media hora en mi casa, como no aparezcas no cuentes conmigo para nada, imbécil —Y colgó echo un manojo de nervios pero del estado de alteración que tenía dejó mal colgado el teléfono y desde la otra línea Ken escuchó la batería de improperios hacia su persona

Colgó, apagando el teléfono y se sintió satisfecho, el primer plan ya estaba hecho y era alterar el estado de ánimo de Daisuke, buscar el fuego, alterar las emociones a su chico porque no lo podía evitar, le excitaba últimamente ese estado porque buscaba alterarlo, llamar a los demonios, llamar a su impulsividad más salvaje, necesitaba hoy en el Día de San Valentín, la agresividad de Daisuke en su cuerpo, sobre todo, en sus manos, una bofetada en su piel, en su cara, o en su cuerpo, lo quería hoy más que nunca

Se relajó sentado en la silla de acero de su habitación, mirando al infinito y disfrutando el silencio que le rodeaba y de nuevo sintiéndose muy satisfecho de provocar lo que había hecho, era consciente de que era el día de San Valentín pero no le atraía la idea del plan que Daisuke había propuesto, hacer el amor debajo de las sábanas y terminar follando hasta el cansancio, quería algo más radical, algo que vibre en su piel, como una simple bofetada que desatase las más bajas pasiones en ambos

Su mano derecha se deslizó hacia abajo hacía el bulto de su pantalón recordando la primera vez que la mano de Daisuke impactó en su cara, la primera vez que Daisuke era un ser desconocido para él y la primera vez que él despertó de su letargo, antes de esa bofetada era un alma errante, triste, solitaria, arrastrando un trauma del pasado difícil de superar, nunca pensó que habría alguien que se preocupase por él y ese alguien fue Daisuke, y fue él el primero en sentirse atraído sexualmente, reaccionó a su impulsividad, a su energía, y esa energía, ese estado de ánimo de su chico quería recuperar, en definitiva, necesitaba entrar en la situación que ambos vivieron por primera vez y el primer intento ya estaba hecho, Daisuke estaba furioso, era muy fácil hacerle explotar, de modo que el siguiente paso era entrar en el estado de ánimo de aquella vez, tristeza, nostalgia, alma errante, lobo solitario lo tenía todo en su poder para poder conseguir lo que él quería en esos momentos, recuperar la esencia del principio.

Faltaban 20 minutos para poder reunirse con Daisuke de modo que continuó escuchando música de ambiente nostálgico y lo consiguió, su estado de ánimo cambió, su mente estaba casi desequilibrada, era el momento perfecto y continuó de esa manera hasta que terminó de arreglarse y salió de casa en busca de la casa de Daisuke.

Al llegar no tuvo que llamar al telefonillo ya que su chico le estaba esperando, en los dos no hubo ningún sentimiento, ninguna sonrisa, no hubo nada, algo que Ken agradeció, la tormenta llegaría en cualquier momento, solo debía tensar todavía más el ambiente.

—Menos mal, al final tu pasividad y tu depresión te han traído hasta aquí. —Dijo con un tono de voz muy serio y a la vez muy impaciente

Ken le miró a los ojos pero no articuló ninguna palabra, sus manos estaban metidos en los bolsillos, su actitud de aquella primera vez era lo que más le molestaba a cada rato a su novio.

—¿No vas a hablar tampoco ahora?

—¿De qué necesito hablar? —Hasta su voz sonaba como aquella primera vez, agotada, cansada de luchar.

—Es que acaso no lo ves? Has dado pasos hacia atrás odio a esa persona que fuiste —Su tono de voz era de decepción

—Quiero entrar en tu casa

Se acercó más hasta tener a Daisuke a pocos milímetros pero este no se apartó de su vista

—No, hasta que me digas porqué estás así —La tensión era real, los dos se miraron a los ojos y ambos sintieron el estado de ánimo de aquella primera vez tan desastrosa pero a la misma vez fue la que hizo que los corazones de ambos latieran en sincronicidad.

Pero en Ken no hubo respuesta, sino un empujón con su hombro en el pecho de Daisuke en respuesta para que le dejase pasar, mientras él entraba en la casa de su chico, Daisuke se quedó mirando como aquella persona tan llena de esperanza había retrocedido hacia atrás tras tanto años luchando juntos para que Ken no cayera en otra depresión, lo que él no sabía es que era todo fingido. Un simple teatro y muy pronto se daría cuenta.

Fastidiado entró en casa y no lo vio en el sofá de la sala de estar como esperaba encontrárselo sino en la cama de su habitación totalmente a oscuras aunque podía ver que le miraba fijamente con las manos en los bolsillos.

Fastidiado entró en casa y no lo vio en el sofá de la sala de estar como esperaba encontrárselo sino en la cama de su habitación totalmente a oscuras aunque podía ver que le miraba fijamente con las manos en los bolsillos, quiso encender la luz de su cuarto para ver su cara mejor pero Ken le lanzó una orden.

—No, no enciendas la luz —El corazón de Ken latía a un ritmo frenético, se estaba creando una atmósfera adecuada y su actitud era inmejorable lo mejor de todo era ver la expresión de preocupación de Daisuke.

—¿Porqué? —Dijo este último

—Porque estoy muy cómodo en la oscuridad, me siento bien, me hace no ver todos los problemas que tengo a mi alrededor.

—No digas más estupideces —En un acto de rebeldía encendió la luz de su cuarto pero como respuesta recibió una actitud muy agresiva por parte de Ken

—APAGA ESA LUZ, NO QUIERO VERME, NO QUIERO QUE ME VEAS EN ESTE ESTADO MENTAL TAN DESAGRADABLE —Chilló elevando el tono de voz más fuerte que nunca y agachando la cabeza con las manos encima mientras temblaba, se sorprendió a sí mismo la capacidad tan fuerte que tenía para interpretar un papel que en verdad era mentira pero valió la pena ya que en esos momentos tenía el olor de Daisuke a milímetros de él, lo podía sentir enfrente de él, de rodillas, podía sentir hasta su preocupación por él y lo más excitante, una de sus manos le estaba tocando, todo estaba saliendo perfectamente.

—¿Qué te ha pasado? —Dijo acariciando su cabello de forma suave y a la vez intentando calmar el temblor que estaba viendo en el cuerpo de su amado

—Dime, Ken por favor —Volvió a decir, se sentía demasiado impotente en esos momentos

—Hay veces donde no puedo seguir fingiendo poner una sonrisa en mi rostro y hacer que todo es color de rosa, mi mundo no es color de rosa, hay muchos nubarrones alrededor, carencias que todavía siguen en mi ser, sucesos del pasado y del presente que no me siento en la capacidad de encajar, simplemente hoy es uno de esos días donde no me siento en la capacidad de demostrar nada.

—Precisamente hoy

—Mi depresión no elige el día,

—No tienes depresión, nunca la has tenido, simplemente no quieres luchar contra la mierda que has estado arrastrando

—Es difícil si en mi presente tengo que batallar con situaciones y personas con las que no puedo congeniar de manera sexual —Indirectamente le estaba lanzando un dardo envenenado justo en la virilidad de Daisuke

—¿Has estado fingiendo que todo estaba bien cuando por dentro te estabas muriendo?

—Muriendo de celos, porque por mucho que quiera ser un buen actor, no puedo compartir besos con otra persona, no puedo lidiar con el sentimiento de competir por el corazón de otra persona —En el fondo había un poco de verdad en esta incontinencia de palabras y es que a día de hoy, Ken no podía competir con Takeru por el amor de Daisuke, no aceptaba ser una relación de tres en vez de dos y aprovechó este arranque para poder soltarlo disimuladamente.

—Pensaba que te gustaba ser tres, todo ha sido una mentira

—Nunca me atrajo la idea de ser tres personas en lugar de dos, yo me enamoré de ti, yo comencé una relación sentimental contigo pero es muy difícil competir con tu personalidad, no quería perderte y me hice el favor de aceptar esta relación

—Parece que me tienes hasta miedo

Se quedó en silencio, a fin de cuentas lo que se estaba viviendo era cierto

—¿Sientes miedo de mí?

—Intenta hacer memoria, nuestras personalidades son muy distintas y acabamos chocando, y cada vez colisionamos a un ritmo demasiado frenético, tu has cambiado mucho en estos últimos años y yo me he ido quedando muy atrás de tí por no enfrentarme contigo he aceptado todo lo que tu cuerpo o tu mente necesitaba pero —Se detuvo, las lágrimas corrieron por su rostro, debía hacer el papel de ofendido, mientras soltaba su discurso pensó en como la relación con Takeru le afectaba y aquello le hizo derramar las primeras lágrimas.

—Pero tienes tu límite

—Un límite que he forzado en contra de mi

—Hasta que has estallado

A cada silencio que Ken hacía era como espadas que apuñalaban a Daisuke en su corazón, con impotencia y casi al borde del llanto le dijo

—¿Sabes cómo me siento ahora mismo? Me siento como una mierda, siento que todos estos años que estuve a tu lado ayudándote no han servido para nada

—A fin de cuentas el único que podía salir de este infierno soy yo —Una vez más, Daisuke al escuchar aquellas palabras se dio cuenta de que el sentimiento del egoísmo se instaló en su personalidad hace muchísimo tiempo, estuvo ciego y no se daba cuenta del daño que causaba alrededor

—No sé qué decir, solo me sale golpear

Ante esa petición, Ken vio su premio mucho más cerca, disimulando su palpitar acelerado y sus labios cortados de excitación le sugirieron:

—Puedes usar tu fuerza en golpearme, me lo merezco

Pero Daisuke no estaba por la labor de hacer semejante cosa,

—Deja de decir eso

—No, he fastidiado el día que tanto esperabas y quiero que me golpees, por favor —Dijo levantando la cabeza y mirando a los ojos a su chico quien tenía las lágrimas también a punto de salirle

Pero Daisuke hizo caso omiso a la petición de Ken, por supuesto, sentía ganas de golpear porque se sentía culpable de muchas cosas entre ellas de no haber hecho más caso a la estabilidad emocional de su chico y hacer más caso a sus necesidades sexuales.

Se levantó y empezó a dar vueltas por la habitación con las manos detrás de la cabeza, aquello le estaba sobrepasando, ese silencio incómodo, la tensión que se respiraba, la depresión de Ken y él se sentía devastado no le quedaba otra cosa que hacer lo que ahora le pedía el cuerpo.

—Soy una mierda —Dijo dando un puñetazo en la pared de su cuarto, y luego vino el segundo y el tercero y casi hubo un cuarto que no llegó a realizarse porque al dar el tercer puñetazo contra la blanca pared soltó un quejido en señal de dolor bien fuerte y al querer realizar el cuarto puñetazo sin importar el dolor, su mano fue inmovilizada por Ken que le agarró por detrás mientras que su otra mano le agarraba la cintura.

—No te lastimes —Dijo mientras sentía la rabia y el temblor por el cuerpo de su chico

—He sido un mierda Ken, te he hecho daño, me he dejado llevar por las más altas pasiones sin pensar en cómo te sentirías no me lo voy a perdonar joder.

Quiso golpear de nuevo la pared sin importarle el hecho de dejar marcas de sangre, ya que con el fuerte impacto de sus manos en el blanco yeso la sangre había acudido a sus manos.

—Golpéame a mi por favor —Dijo besándole la espalda y a su vez acariciando la poca sangre que salía de las manos pero en unos cuantos segundos tenía los ojos rabiosos de Daisuke mirándole fijamente cubiertos de lágrimas por salir.

—Ken, cierra la puta boca, estoy muy rabioso y puede que lo que desees se cumpla

—Es lo que quiero, quiero que me golpees porque por mi culpa nuestra historia va a terminar

A Daisuke se le congeló el cuerpo, un escalofrío le recorrió toda la espina dorsal.

—¿quieres terminar con esta relación?

—Es lo mejor para los dos, hemos forzado a seguir con algo con lo que no podemos hacerle frente

—Yo no quiero perderte Ken

—Me perdiste hace mucho tiempo, me perdiste desde el momento en que me dejaste solo en el camino para curarme, ahí entendí que mi camino debía hacerlo solo, sin ti —Las lágrimas acudieron a sus ojos pero de su boca salía una sonrisa demasiado hermosa para la situación que se estaba viviendo, lo único sincero que había en esos momentos ahí eran sus lágrimas, no podía imaginar una vida sin Daisuke a su lado.

—JODER, deja de decir eso, no quiero perderte —Ahora sí, pocas veces ocurría esto pero de nuevo estaba pasando, Daisuke llorando como un niño pequeño ante la idea de perder a la persona que más amaba en este mundo.

—Quiero que seas sincero una última vez conmigo antes de decir adiós a una historia que para mi ha sido muy bonita, de ti me llevo una experiencia muy enriquecedora —Le dijo con el hilo de lágrimas corriendo por su rostro

—Kenno por favor joder —Al igual que Ken, él también tenía las lágrimas corriendo por su rostro y cada vez más angustiado porque veía el adiós a la relación.

—No llores. Por favor, y sé sincero por última vez

Hubo un silencio que aprovechó para hacer la pregunta sin dejar de mirarle a los ojos.

—¿Ibas a aguantar mucho tiempo con una persona de pensamientos suicidas?

—Claro que sí, yo te salvé del abismo que te estabas creando

Las siguientes palabras fueron el detonante para que Daisuke explotase.

—No debiste hacerlo, preferiría mejor estar muerto y que este cuerpo se congelase al provocarme yo mi muerte —Contestó con una sonrisa muy sincera.

Y de repente todo se paró, la mano de Daisuke cobró vida para impactar contra la cara de Ken yéndose este para un lado producto del impacto en su rostro, misión cumplida, al menos una primera parte.

No hizo ningún movimiento durante los primeros 10 segundos, disfrutó la sensación de ardor en su mejilla derecha y a su vez su entrepierna se endureció hasta tal punto de querer recibir todavía más, volvió a mirar a Daisuke pero esta vez con una mirada diferente.

—¿Me puedes golpear otra vez, por favor? Eso me excitó.

—Qué mierdas estás diciendo ahora —Dijo entre una mezcla de nervios perdidos y de confusión

—Quiero que tu mano se estrelle en mi piel de nuevo, me excita

Daisuke no entendía este cambio tan bipolar, el tono de voz de Ken ahora sonaba muy sexual.

—Abofetéame por favor

—Ni muerto

—Quiero tu furia

—No voy a hacerte daño en el estado mental en el que estás

—Entonces provocaré el momento

Se acercó hasta tener la boca de Daisuke a un milímetro y de forma ansiosa comenzó a besarlo, el otro no entendía lo que estaba ocurriendo, hace unos minutos tenía a Ken diciendo que quería morir y ahora estaba siendo besado de forma agresiva por él, quiso romper aquel beso y lo consiguió, le agarró de las manos y se alejó de su boca pero Ken fue más astuto y le besó en el cuello mordiéndole a propósito al igual que un vampiro sediento de sangre humana al mismo tiempo que dibujaba arañazos en las heridas de la muñeca, eso ocasionó un grito de angustia en la garganta de Daisuke que hizo darse cuenta que algo debía hacer con él con aquella persona desequilibrada totalmente.

Miró por detrás de Ken y descubrió que su cama estaba cerca de modo que de un fuerte empujón lo mandó a la cama.

—No quiero un mísero empujón quiero tu mano dibujando una señal roja en mi cara

—Se te ha ido la cabeza, no voy a hacer nada de lo que quieres

—Pero yo te quiero a ti ahora mismo

—Querías la muerte, no te entiendo ahora mismo

—¿No vas a golpearme?

Ahora fue Daisuke quien eligió el silencio, no hizo ningún movimiento, no sabía de qué manera podía expresarse algo que sumaba puntos en Ken que con una sonrisa angelical actuó.

—Bien —Con una fuerza fugaz se levantó arañándole en la cara y a la vez le hizo la zancadilla tirándole al suelo, le conocía perfectamente, sabía que si le ridiculizaba llamaría a la fuerza que él estaba intentando invocar y desde luego lo consiguió, Daisuke desde el suelo se acarició el rostro y un hilo pequeño de sangre apareció en sus manos, lo suficiente para encender su rabia.

—Hijo de puta —Se volvió a levantar Y ahora si empujó a Ken a la cama y su rabia habló por él, al menos un minuto estuvo el rostro de Ken ardiendo al rojo vivo con la agresividad de Daisuke, esta vez provocado totalmente.

—¿Ya terminaste? —Dijo con un poco de dolor en su cara, sentía un poco de hinchazón en algunas partes y sin verse pudo intuir que él al igual que Daisuke tenía sangre en su rostro.

—Te destrocé la cara pero tú me has provocado, si me haces daño te aseguro que vas a recibir

—Es por eso que quiero alejarme de ti definitivamente

El instinto agresivo de Daisuke le hizo mover sus manos hacia el cuello de Ken, la rabia le dominaba pero desechó tal idea a lo que Ken continuó con la provocación.

—Adelante, estrangúlame, quítame la vida, haz que mis pulmones dejen de respirar

—Está todo muy turbio en estos momentos, no debí haberte llamado para nada, veremos a ver si podremos salir de esta, puedes irte cuando te sientas con fuerzas para irte

—No quiero

—Ken YA. Esto está ya bastante jodido como para que continúes provocando —Se dio la vuelta intentando calmar sus más bajos instintos pero de nuevo Ken habló en otro tono de voz.

—¿sabes que en mi has provocado una erección?

Se dio la vuelta por aquella extraña revelación y le miró a los ojos.

—desliza tu mirada hacia mi pene

Miró hacia su miembro viril y se quedó extasiado ante lo que vio, justo en medio había una gran mancha que hacía mucho más llamativo el bulto de la erección, no podía entender ahora otra cosa más, sus ojos no se separaban de aquel pene familiar tan encendido, mucho menos cuando Ken desde la cama y tumbado alzó sus piernas para dejar ver su hermoso ano atrapado en aquellos pantalones azules oscuros ceñidos y su polla empinada hacia arriba como una tienda de campaña también atrapada en aquellos pantalones.

—Estoy húmedo y demasiado excitado ¿Acaso no te das cuenta todavía?

El cerebro de Daisuke seguía casi en estado de desconexión con el mundo de Ken en aquellos momentos, tuvo que seguir escuchando la confesión de Ken para entender porqué había llegado a esa situación.

—He estado metido mucho tiempo en mi papel de activo que ya has olvidado mi verdadera esencia, te necesito, te deseo, quiero que me rompas.

—¿Quieres decir? —Empezaba a comprender el porqué de todo este comportamiento tan inusual.

—Hoy es San Valentín y es el momento de hacer balance en toda esta relación de subidas y bajadas, vivirte, sentirte, comprenderte como mi mejor amigo fue muy fácil pero vivir el siguiente paso de comenzar una relación contigo es algo que a día de hoy hay veces da vértigo en una persona tan difícil de tratar como yo, este es mi regalo, vivir el principio en el que nuestras miradas se encontraron, vivir aquel momento tan difícil para mi y tu bofetada fue la que me hizo abrir los ojos —Mientras lo decía, sus piernas fueron bajando hasta que terminó sentado en la cama.

—No me lo puedo creer entonces ¿todo eso que has organizado es un teatro?

—Casi todo, lo de ser una relación de tres cuando a ti se te antoja es algo de lo que todavía no me siento cómodo pero lo otro he tenido que trabajar mucho conmigo mismo antes de venir aquí y hacer un papel que ha resultado un éxito, no quiero terminar esta relación contigo, fuimos, somos y seremos siempre diferentes y eso es lo que hace que todo esto valga la pena, y quería ser original, porque también es cierto que últimamente he sido yo quien te ha dominado, eres tú quien estaba debajo de mi pero mi naturaleza es mi sumisión a ti, y hoy es nuestro día el día en el que mi naturalidad está a flor de piel como mi cuerpo y quiere de ti, hoy necesito que masturbes mi cuerpo a tu antojo, quiero gemir, quiero explotar todo lo que llevo dentro —Dicho todo esto se puso en pie para acercarse a Daisuke mientras se iba desabrochando la camisa lentamente de forma muy sensual.

—¿Has organizado todo este lio solo porque quieres que te folle?

—Me gusta utilizar otras palabras, quiero tu dulce hombría en mi ano, la parte de mi cuerpo por el que más sientes una fuerte obsesión —Ya se encontraba en frente de él desnudo completamente y desabrochándole el cinturón.

—Resumiendo, quieres mi leche —Su dedo pulgar derecho tocaron el labio del amado y seguidamente empezó a jugar con la lengua, Ken se dejó hacer orgulloso y satisfecho por el momento.

—Toda la que me quepa y antes de que corrompas mi cuerpo con tu furia contenida quiero chupar tu dedo —Dijo mientras parte de su saliva estaba impregnada por los dedos de su chico formando hilos finos demasiado sexys.

—Pídelo de una forma que me gusta.

No le hizo falta hablar porque su boca habló por él, chupó los dedos de Daisuke mientras hacían contacto visual y para hacer el momento más sucio, Daisuke jugó un poco más con la boca de Ken recogiendo más saliva haciéndole babear y que todo aquel líquido caliente cayera sobre el cuerpo blanquecino ardiente de deseo, ya no importaban los golpes y la sangre, la tensión sexual, el amor estaba sobre ellos.

—Puto bipolar que eres

—UN bipolar pasivo, Daisuke quiero morder tus sábanas, gemir en tu cama

—Tienes que ganarte mi leche, lo siento —Contestó de forma vacilante pero dándole a entender que su nivel de convención era muy bajo, cualquier cosa mínima sería más que suficiente.

Ken le dedicó una sonrisa angelical y rápidamente le dio la espalda para ponerse en cuatro en su cama abriendo sus nalgas y le dijo.

—Haz lo que quieras con ellas

A partir de ese momento la comunicación entre palabras como dos personas ya no existió, las palabras dieron pasos a los gemidos, susurros íntimos, jadeos, besos de amor, caricias, empujes frenéticos, labios cortados por el exceso de besos pero sobre todo el orgasmo que Daisuke dio a Ken y que hizo que las sábanas del dueño de la casa quedasen empapadas.

Las nalgas de Ken, en un principio rosadas y calientes, quedaron enrojecidas por un rojo pasión en cada una de ellas, el rojo dio paso al morado porque tuvo la libertad de hacer lo que él quisiera, abusó de su cuerpo todo lo que pudo con mordidas, lamidas y manotazos en cada parte, a continuación, su polla erecta y casi en erupción provocada por los gemidos incansables de Ken fueron el principal motivo.

Un milímetro de carne rojiza entró en las paredes ardientes de aquel ano necesitado y…

—MMMMM.

A cada empuje y 4 manotazos seguidos el nivel de gemido ascendió.

—Puff MMMM. Ah. Mas.

—Me encanta follarte —Daisuke estaba viviendo su sueño, tener a Ken debajo de él penetrándole por detrás y Ken sujetando su cabeza en las sábanas y a ratos mordiendo la almohadas a cada empuje frenético.

Minutos de pasión, gemidos múltiples en aquellas cuatro paredes dándole sentido al día de San Valentín, un día que más allá de ser un día normal es el día en que las parejas se vuelven una.

Pasaron los minutos, la pasión desbocada acabó y el color rojo era el protagonista en el cuerpo destrozado de Ken al igual que rastros blancos de semen sobre su espalda, todo estaba bien, todo acabó bien, la guerra del amor había acabado.

—Feliz San Valentín, guapo —Dijo Daisuke tumbándose a su lado boca arriba dándole la mano exhausto de tanto forzar el cuerpo.

—Feliz San Valentín, amor —Le contestó boca abajo, mirándole a los ojos y sintiendo como todavía goteaba su miembro manchando las sábanas.

—Deberías ducharte, el frío que proyecta el semen tras dejar mi cuerpo me hará enfermar

—En verdad no quiero lavar todo el semen que tanto como tú y yo hemos expulsado, todavía quiero seguir haciendo cosas sucias

—¿Cómo qué? Sorpréndeme.

Ken se dio la vuelta recogiendo todo el semen que había en su pene y se lo esparció por todo el cuerpo, incluido los pezones que se los masajeó moviéndose ante el placer de provocarse excitación.

—Tío que cachondo me estás poniendo puff. Aún tienes fuerzas para hacer de las tuyas, se ve que no te he follado no lo suficiente

—¿tienes un palo? Cuanto más largo mejor, quiero metérmelo por el ano, estoy lubricado perfectamente y mis paredes internas están capacitadas para que yo me introduzca de todo.

—Joder Ken. Madre mía. Ahora mismo, un momento, no te muevas

—Para nada, la excitación y mis ganas de hacer cosas obscenas se mantienen intactas como yo —Su cara angelical excitaba demasiado a Daisuke quien tras estar unos cuantos minutos buscando por toda su casa y por parte de la habitación no encontró nada, volvió hasta él diciendo

—No encontré nada, mierda, mi casa es un basurero siempre pero cuando necesitas algo no hay nada

—No importa, introduce tus dedos lo más fuerte que puedas, fóllame con los dedos por favor

Para Daisuke oír esas palabras era como entrar en el cielo por la puerta grande.

—Tío vas a por todas, vamos a ello

Tan solo rozó uno de los dedos en el agujero lubricado de Ken y este ya soltó el primer gemido de placer, el correrse estaba garantizado y por consiguiente las mentes perversas de cada uno harían el resto, la noche era eterna y las ganas de cada uno por el otro también.

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