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El incesto en mi vida (Parte 15)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Cada vez que nos veíamos tenía que hacer un esfuerzo para no abalanzarme sobre ella, la verdad es que estaba enamorado de ella. Siempre había pensado que nunca se podía enamorar uno de dos mujeres a la vez y a mí me pasó, mi mujer, que aunque no le sea fiel, mi amor hacia ella es cada día más intenso y Sandra que me había hecho regresar a los 18 años, la semana que pasé con ella, con sexo desenfrenado.

Seguían pasando los días y no había manera de poder coincidir para estar solos los dos, las noches que me encontraba de viaje, ya que tal y como dije son muchas por razones de trabajo, podíamos hablar por MSN, me hubiera gustado, aunque fuera de a través de ordenador, poder volver a verla desnuda, pero debido a que el ordenador se encontraba en la habitación de su hermana y sus padres siempre estaban en casa, nunca había manera.

Siendo un poco puta como habéis podido comprobar, con lo que hasta ahora os he contado, si solía mandarme a un correo alternativo, que tengo para mis aventuras, algunas fotos de ella desnuda, sacadas en el cuarto de baño, aprovechando cuando iba a ducharse. Pero tal y como decía cuando hablábamos no podía referir nada de ellas, ni tener ninguna conversación subidita de tono, ya que sus padres o su hermana podían entrar y ver la charla que teníamos.

Durante esos meses ella empezó a salir con un chico un par de años mayor que ella, debo confesar que me entraron celos, ya que he dicho que sin querer, me había enamorado de ella, pero intentaba disimularlos, además de que ella seguía con la confianza que siempre había tenido conmigo. Pero ese nudo en el estómago seguía estando ahí, por culpa de esos celos tontos.

Una tarde, estando en una obra, tuvimos que volver al hotel a la hora de comer, por culpa del mal tiempo, que no nos dejaba trabajar. Suelo tener la costumbre de que cada vez que llego a mi habitación, enciendo el ordenador y me conecto al MSN, hoy en día Skype, me duche y me puse cómodo, me agrado ver que mi sobrina se conectó, comencemos a chatear y después de unos minutos me dijo que estaba sola, ya que sus padres habían salido a comprar, aproveche para decirle que si podíamos vernos por la cam, ya que me gustaría hablarle de algo y no quería escribirlo, por si se le olvidaba luego borrar la conversación.

Le pareció bien y encendió su cam, estaba preciosa, aunque llevara un puesto un chándal negro, que le tapaba todo, pero a mí me gustaba incluso así. Le pregunte que como le iba con su novio, ella me contesto que bien, que era muy simpático y que lo quería mucho, después de un rato preguntándole por su relación, ella me pregunto que si eso era la cosa tan importante que tenía que hablar conmigo, yo que no me atrevía a decirle la verdad, le dije que sí, ella comenzó a reír y me dijo que estaba celoso, yo intentaba convencerla que no y ella seguía bromeando de que era verdad lo de mis celos. Después de que pasara unos minutos pareciendo tonto delante de una niña de 18 años, le confesé que me preocupaba que ya no volviéramos a estar juntos, pero me calme cuando me dijo “que tonto eres, sabes que si, lo que pasa es que no hay manera de poder estar contigo y ahora que tengo novio pues la cosa es peor aun para vernos”, mi cabeza empezó a dar vueltas intentando ver de dónde sacaba un hueco, en el que Sandra y yo pudiéramos encontrarnos a solas, pero no había manera, la verdad es que era muy complicado.

De repente la escuche “¿sabes que echo de menos tu polla?” aquella pregunta me puso cachondisimo, le pregunte que si su novio no la follaba como yo, ella me dijo que al principio era como los otros con los que había estado, pero que poco a poco, le había enseñado a follarla como yo, pero que aun así su polla era más pequeña y delgada que la mía. Íbamos subiendo la temperatura, ella me pidió hacerme una pregunta muy íntima y le dije que cual era, “¿Cuándo follas con mi tía, piensas en mi?”, aquello me descuadro bastante y no sabía que contestarle, acabe diciéndole que si, cosa que me había pasado alguna vez, ella se rio y me dijo que ella también pensaba algunas veces en mi, mientras follaba con su novio.

Le dije de acabar ahí la conversación porque me estaba poniendo muy cachondo y me la iba a tener que menear, ella se rio y me confesó que ella también estaba muy húmeda, me pidió si podía enseñarle mi polla, le dije que no, porque sus padre podían volver, ella insistió diciéndome que si llegaban, escucharía el portón de la cochera y que tendríamos tiempo de apagar las cámaras. Cogí el portátil y lo puse en la mesita de noche, mirando hacia la cama, me desnude completamente y me tumbe, mi polla estaba grande pero no del todo, mirándola dijo “ufff como echo de menos esa polla dentro de mí”, sin pedírselo, se bajo la cremallera de la chaqueta del chándal, mi polla se puso dura del todo, al ver que no llevaba nada debajo, sus tetas aparecían en la pantalla, a la misma vez que me decía que le gustaría ver cómo me la meneaba.

Aquello no era nuevo para mí, ya que había tenido cibersexo con bastantes mujeres, cogí mi polla y empecé a pajearme muy lentamente. Mientras me la tocaba, le pregunte a ella si no tenía ganas de tocarse también, me respondió que sí y la invite a que se tocara a la vez que yo. Hecho hacia atrás la silla en la que se encontraba sentada, se bajó el pantalón y se lo saco solo de una pierna, por si sus padres llegaban y tenía que vestirse rápido, abrió sus piernas y pude ver su coño, perfectamente depilado, ella empezó a pasar su mano por la raja, no tardemos en coger el ritmo ambos con nuestras pajas, escuchar sus gemidos hacían que mi polla estuviera a punto de soltar la leche, para no correrme iba ralentizando mi paja, mientras veía como ella se introducía sus dedos dentro de aquel coño tan apetecible, unos minutos después sus gemidos aumentaron y se corrió delante del ordenador, yo me corrí apenas unos segundos después, cayendo toda la corrida encima de mí, ya que me encontraba tumbado, ella no se perdió ni un solo momento de mi corrida, dijo que le encanto ver salir mi leche, ya que todas las veces que habíamos estado juntos, siempre me había corrido dentro de ella. Le dije que me iba a duchar, me dijo que ella también y quedemos para seguir hablando más tarde.

Después de aquella masturbación online, tampoco pudimos volver a coincidir para vernos en el ordenador, los meses seguían pasando, durante los cuales conocí a su novio, estuve en la fiesta de su 19 cumpleaños, pero no había manera de que el destino nos juntara. Parecía que no volvería a follar con mi sobrina nunca más.

Llegaron las navidades, ese año se le ocurrió a mi mujer la grandiosa idea de organizar la comida de Nochebuena en nuestra casa, cosa que a mí me sentó como una patada en todos los cojones, ya que siempre se hacía en casa de mi suegra y era raro que la cosa acabara bien.

Esa noche llego toda su familia, ya que en Nochevieja cenábamos con la mía, y ya pude darme cuenta de lo que os he dicho antes, uno de mis cuñados ya venía un poco borracho, por no decir bastante, había estado con los compañeros de su empresa desde mediodía en el bar. Para colmo es una persona que con nada se mosquea. Mientras ayudaba a mi mujer en la cocina, escuche voces y fui al salón, estaba diciéndole a su mujer de marcharse, mientras ella le decía que no quería irse, que se sentara y tuviéramos la noche en paz, él dijo que no y cogió y se fue dejando a su mujer y su hija en mi casa.

Yo no sabía que había pasado y les pregunte, al parecer había sido por algo relacionado con el futbol, pero que nadie sabía con certeza porque había tenido esa reacción. Volví a la cocina para seguir ayudando a mi mujer, pasados unos minutos, su hermana apareció y me pidió que la llevara a su casa, que no quería tener problemas con su marido. Mire a mi mujer como diciéndole “sabía lo que iba a pasar y ahora me como yo el marrón”, mi mujer me pidió que la acercara por favor, dije que sí, mi cuñada salió a recoger sus cosas, mientras yo le regañaba a mi mujer, que era una putada, que sin tener yo culpa, ahora tendría que coger el coche y llevar a su hermana a su pueblo.

Me cabreo bastante de verdad porque entre ir y venir se iba casi una hora o mas ya que a esa hora, había bastante tráfico por la gente que se desplazaba para cenar, ella me dijo que no me preocupara que me esperarían para cenar, ya resignado fui a coger las llaves del coche y nos dirigimos hacia la puerta, justo en ese momento, Sandra me llamo diciéndome que esperara, que nos acompañaba, aquello me animo algo, por lo menos no volvería solo. Mi sobrina llevaba puesto un vestido corto, negro con bordados y sin escote, pero que se apretaba a su cuerpo, además de un abrigo también negro.

El camino hacia la casa de mi cuñada fue bastante corto, ya que por suerte no había mucho tráfico y pude ir un poco más rápido que lo permitido. Una vez la dejemos en su casa, volvimos hacia la mía, Sandra me pidió un cigarro, le di el paquete y le pedí que me encendiera uno, al ir todavía por dentro del pueblo, las farolas iluminaban el interior del coche y pude ver que se le había subido un poco el vestido, enseñando la costura de sus medias, eran las que le había comprado durante nuestro viaje, se lo dije y me respondió que sí, que no se las había puesto más hasta hoy.

Gracias a aquello comencemos a recordar aquellos días, mi polla comenzó a reaccionar al hablar de esos momentos, le dije a Sandra que mejor no hablar de ello, ya que no quería llegar a la cena empalmado y que se diera alguien cuenta. Me propuso de hacer una parada, mire el reloj del coche y vi que no tendríamos más de quince minutos si no queríamos llamar la atención, se lo dije y ella me contesto que un polvo rápido, ya que ella también se había puesto cachonda al hablar de nuestro viaje y no tardaría mucho en correrse, yo seguía sin verlo claro, le dije que no sabía de ningún sitio, me dijo que en el polígono que se encontraba de camino a mi casa, era donde ella iba con su novio para follar en su coche.

Me excito el hecho de follarla en mi coche, me recordaba a los tiempos de mi juventud. Allí me dirigí, mientras ella frotaba mi polla con su mano, por encima del pantalón, aprovechando yo también en meter mi mano entre sus piernas, apartar el tanga que llevaba y pajearla un poco. Una vez en el polígono, ella me indico por donde tenía que ir, hasta el sitio donde ellos iban. Llegamos y estacione, nos pasemos a los asientos de atrás, fui a besarla y me dijo que no, ya que se le correría el maquillaje y se darían cuenta, me senté y me baje los pantalones, ella se subió la falda hasta la cintura, se quitó el tanga, en la penumbra pude ver su coño, me confesó que estaba también muy cachonda, ya que se lo había afeitado por la tarde y siempre que lo hacía se terminaba pajeando, pero que no pudo por encontrarse sus padres y hermana en la casa.

Se subió encima de mí y se metió la polla rápidamente, su coño seguía tan estrecho como la última vez que la folle, aquello me encantaba, ella empezó a gemir, mientras cabalgaba mi polla, me hubiera gustado desnudarla, para poder comer sus tetas, pero no había tiempo. No paraba de repetir, entre gemidos, lo mucho que le gustaba mi polla, lo grande que era, que la llenaba, de repente empezó a pedirme que me corriera, aquello me excito muchísimo y no tarde mucho en complacerla, mi polla comenzó a llenar su coño de leche, debido a que llevaba sin follar más de una semana, ya que mi mujer tuvo la regla.

Al sentir mi corrida, empezó a gritar de placer y note como ella se corría también. Solo tardemos unos segundos en recuperarnos y vestirnos, para salir hacia mi casa rápidamente. No tendríamos que dar muchas explicaciones ya que no nos habíamos demorado mucho tiempo. Mientras conducía, me acorde de preguntarle si seguía tomando la píldora, ella me respondió que sí, a lo que añadió que yo era el único hombre con el que follaba sin preservativo. Aunque ella se encontraba feliz por el polvo que habíamos echado, yo no estaba del todo satisfecho. Sé que follar a una chica de 19 años es una bendición, pero me hubiera gustado follarla, como los días que habíamos estado juntos, el verano anterior, pudiendo deleitarme de ese cuerpo juvenil hasta la saciedad.

Pero debido a que ella me seguía dando esperanzas de que se repetiría, deje de darle vueltas. Debo añadir que aquella noche, mi mujer me recompenso muy bien, por hacerme llevar a su hermana durante la cena.

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