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Frutera de día, mujer infiel de noche

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Todo comenzó un viernes por la tarde, yo salía de trabajar y de camino pasé por una frutería para llevarme algo de fruta a casa porque no tenía nada de postre que comer, cogí unas bolsas para servirme según fuera necesitando y así tener la nevera un poco llena de comida sana.

Al entrar en dicha frutería pude ver que no había nadie en ese momento, también tenía que entender que era una hora no muy buena para que hubiera gente en ese momento, la señora frutera que estaba allí se ofreció a despacharme mientras que su marido estaba colocando fruta en la trastienda de la frutería, mientras la señora me iba atendiendo pude darme cuenta de reojo y sin que ella se diera cuenta que yo me fije que me estaba mirando el paquete que yo tenía entre las piernas.

Ella ni corta ni perezosa hizo como que se le cayo una fruta al suelo, se agacho a por ella y justamente me tenía a mi delante cuando se levantó, yo que tampoco quitaba el ojo de su escote de su delantal pude ver sus grandes pechos que se escondían tras la camiseta que tenía debajo de su uniforme de trabajo, al ponerse de nuevo de pie con su mano toco mi abultado paquete que tenía yo, pasado un buen rato y yo con la cesta llena de fruta; fui directo a la caja para que la señora me cobrase lo que había comprado, ella comenzó a pesarme la fruta y al terminar de cobrarme me dio un papel escrito con su número de teléfono a bolígrafo, me dio el tiquet de compra con su número de teléfono por detrás de dicho papel donde decía escríbeme justo debajo de su número.

Me despedí de ella hasta el otro día disimulando de su marido para que no se percatase de dicha acción de su mujer, llegue a casa y la escribí que a qué hora la vendría bien quedar?

Ella no tardo ni 5 segundos en responderme con la respuesta: Quedamos a las nueve y media justo al lado de la frutería; su tienda, me puse a comer, seguidamente de una buena ducha y un ratito de siesta, me levante y me fui vistiendo para salir a dar un paseo y así hacer tiempo hasta dicha hora que me había dicho la señora frutera.

Llegado el momento de quedar, fui donde ella me dijo y allí que estaba ella con el cierre de la tienda a medio cerrar, se asomó y me dijo que entrara, bajo el cierre para que nadie supiera que estábamos allí dentro y comenzó la señora a tocarme el culo mientras me besaba una y otra vez, se sentó sobre unas cajas vacías que por allí había y comenzó a bajarme la cremallera seguidamente desabrochando mi pantalón, bajo mi pantalón y bóxer hasta el suelo y empezó a pajearme la polla con una suavidad relajante, minutos después mi polla estaba durísima y la frutera con sus tetas al aire libre, comencé a tocárselas al mismo tiempo que ella me la estaba chupando a mí, yo no para de jadear de la forma que me la estaba mamando, se terminó de desnudar y me dijo que la follara el culo tan fuerte como pudiera porque así ella podría darla más placer aun.

La tumbe sobre unas cajas en forma de mesa y patas arriba la introduje mi polla por su afeitado coño, aquello era demasiado, escucharla gritar de placer era increíble, yo con mis manos en sus tetazas y empujando para adentro y para afuera, no quería que ese momento terminara, a punto de correrme saque mi polla de su coñito y la puse a cuatro patas, la volví a follar el culo hasta correrme del todo para que así mi semen cayera dentro y fuera de su gran culazo, ella se sentó sobre las cajas y volvió a chupármela para escurrir mi polla en su boca y así terminar una jornada completa de trabajo.

Yo me coloque el pantalón, me lo abroche y me fui de ahí para no levantar sospechas de que había estado esa noche con la dueña de la frutería, mientras su marido se había quedado en casa viendo el futbol en casa, yo había disfrutado de su mujer como nunca antes su marido había disfrutado con ella, así estuvimos días y días y su marido sin enterarse.

FIN

 

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