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La historia de Ángel, solo era un muchacho (43)

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El último paquete que abrí era un precioso portátil ligero y delgado como un libro, aunque adiviné de lo que trataba desde el momento en que vi el ratón, no me esperaba una joya tecnológica tan bella.

Todos los componentes estaban pensados para que hicieran juego y se complementaran los unos con los otros, pensé que Eduardo se había tomado muchas molestias para elegirlos a pesar de estar enfermo.

Los paquetes de Ana María contenían ropa y calzado, miré por encima lo que había y lo devolví a las bolsas, me encanaba el gusto que aquella mujer tenía para combinar las cosas.

Contemplar todo aquel revuelto de papeles, cajas y envoltorios, despertó cierta tristeza y nostalgia en mi, y en ese instante tomé una decisión: Pedirle a Pablo que hablara con Eduardo para que me permitiera volver. Las causas que me habían llevado a la hacienda de don Mateo y Victoria estaban superados, no había motivos que me retuvieran aquí y además sería mejor para la convivencia de Álvaro con Irina.

A media mañana me llamó Álvaro interesándose por mi, había hablado ya con su madre y estaba enterado de todo.

-Voy a sacar tiempo para hacerte una visita y estar con vosotros, a pesar de ser fiesta las urgencias están llenas con pacientes esperando. -la conversación fue muy corta y terminó por que alguien le llamaba la atención para atender un caso grave.

Álvaro tenía ahora dos obligaciones principales que atender, su trabajo y a su prometida, yo quedaba en un segundo lugar o eso era lo que me creía. Tampoco Pablo llegó para comer, se disculpó con una llamada telefónica pero aseguró que llegaría a media tarde.

Los padres de Álvaro partieron para el pueblo, deseaban estar presentes en una procesión y luego se quedarían para seguir los oficios. Me quedé solo en la casa, envuelto en un asombroso silencio, parecía que todo el personal se había recogido o ausentado.

Me fui preparando sin prisas para cuando llegara Pablo que deseaba sacarme a dar una vuelta y llegó antes de lo esperado, si que había quedado personal en la casa y no tuve que bajar a abrirle.

Llegaba muy contento o lo aparentaba, para darme un beso me elevó en el aire dando vueltas cogiéndome de la cintura.

-Pareces muy contento.

-Lo estoy gatito, lo estoy, hoy parece el día de los milagros, primero la liberación de tus temores y luego las noticias que me ha dado don Mateo, pero termina de prepararte que quiero celebrarlo y nos vamos al pueblo. -me besaba entusiasmado y no me soltaba a pesar de pedirme que me arreglara, por fin me soltó pero continuó hablando.

-Don Matero ha llegado a un acuerdo con don Manuel para financiar alguno de los proyectos que tenemos, ¿te das cuenta?, tendremos el dinero que necesitemos. Hable con él de nuestros proyectos y se interesó, y ahora por fin han convenido como hacerlo. -terminaba de vestirme y me ayudó a colocarme un abrigo corto, al anochecer haría frío.

-Tengo tantos proyectos Ángel, tanto trabajo que hacer cuando termine los estudios. -ponía cara soñadora y le abracé apoyando la cabeza en su pecho.

-Me alegro por ti, ellos ven lo que vales Pablo, seguro que no les defraudarás, serás un buen ingeniero agrónomo y yo me sentiré orgulloso.

Tuvimos que dejar el coche alejado del lugar donde íbamos, habían cortado varias calles para que la procesión discurriera por el itinerario reservado y llegamos a plaza de la iglesia cuando se formaban las largas filas de los cofrades, cada uno con su paso, vestidos con las llamativas togas de colores y su altos capirotes.

Sujeté la mano de Pablo tirando de ella para que se detuviera, deseaba ver un poco del espectáculo variopinto que se representaba en la plaza, ocultos entre el resto del público, sintiendo la libertad verdadera, sin miedos, por primera vez desde hacía mucho tiempo.

-Es muy bonito…

-¿Te gusta?

-Aún creo en algo Pablo y esto me emociona.

Estuvimos allí, recogidos y en silencio, hasta que lo más vistoso de la procesión desfiló, envuelta en el ensordecedor retumbar de tambores y trompetas. Algunas personas los seguían, la mayoría continuaba impertérritos esperando la vuelta, aguantando el frío viento que les apagaba las velas.

-Vámonos ya, ¿no sientes frío? -vaya que si, tuve que sacar un pañuelo para limpiarme la nariz.

Dos calles más adelante, en la parte trasera de la iglesia, alejados del bullicio de los fieles y penitentes, otras personas lo pasaban bien a su manera, en los cuatro o cinco bares que mantenían las puertas cerradas con la clientela dentro.

Al entrar una bocanada de aire caliente hizo que se me enrojeciera la cara, era un local bastante grande y enseguida Pablo tiró de mi mano para llevarme hacia una mesa donde varios chicos y chicas le hacían señales. Acercaron unas sillas para nosotros. No hubo presentaciones, a alguno los conocía, a Germán el hermano de Marcos y su amigo Carlos.

Además, en otra mesa de al lado reconocí a Patricio, el hermano mayor de Irina y me puse a buscar entre la gente, esperando encontrarme con ella. Su hermano me hizo una señal de reconocimiento y me saludo inclinando la cabeza.

Patricio se parecía a todos ellos, a Robert el menor y a Higinio el segundo, tenía a una muchacha a su lado y la sujetaba por el hombro besándola de vez en cuando. Pablo me trajo una cerveza morena sin preguntarme. No estaba mal, me gustaba aunque la bebía lentamente escuchando los comentarios generales, sentía la curiosidad que despertaba en algunos, habrían comentado lo que todo el mundo conocía, pero ninguno me preguntaba ni hablaban del tema.

La música estaba a alto volumen, pensé que cada treinta minutos la subían varios decibelios, o era que nos íbamos volviendo sordos pero me costaba entender las conversaciones.

-Vamos a otro lugar, he quedado con Germán y Carlos, necesito comer algo para aguantar la bebida. -salimos de aquel bar, de nuevo al frío del atardecer.

El nuevo local era más pequeño y en las mesas además de la bebida el público comía, el ruido era parecido al anterior, localizaron una mesa que libraba en ese momento y volvieron a pedir cerveza, sentía cierto mareo y la aparté hacia un lado.

-Ahora traerán algo para comer y necesitaras la bebida. -Pablo volvió a colocarla delante de mi, una chica nos trajo varios platos con comida, sepia a la plancha, champiñones, una cecina de cría de caballo, esto me lo tuvieron que aclarar.

Aunque no hablaron de ello, ni lo manifestaron expresamente, pude comprobar que entre Germán y Carlos había algo, algún tipo de relación se daba entre ellos por el modo cariñoso con que se pasaban trocitos de comida. No habíamos terminado cuando Álvaro aparecía ante nosotros, Pablo se levantó para abrazarle y él se inclino para darme un beso y acariciarme la mejilla.

-Perdóname querido, no he podido venir antes. -se sentó a mi lado dejándome entre Pablo y él, en una silla que le buscó Germán y le trajo una cerveza, para nosotros volvieron a repetir la ronda y yo había llegado a mi tope.

Bebió un trago de su vaso y bajó la mano para colocarla en mi muslo, a través de la tela sentía el frío de la mano e intenté retirar la pierna cuando me la sujetó más fuerte. Pablo hablaba con Carlos sobre algunas concentraciones que habían tenido en el campus y Germán les escuchaba.

-Ahora estás más tranquilo, ¡verdad amor? -Álvaro me acariciaba la pierna y eso me parecía extraño en él, que lo hiciera Pablo hubiera sido normal, pero él no era frecuente que exteriorizara sus sentimientos ante otros.

-Pablo ha hablado con Eduardo y todo está resuelto. Ya puedo moverme sin temer que alguien me haga daño. -la verdad era que, aún ahora, no podía nombrar a aquel ser aborrecible.

Estuvimos más de una hora hablando, aquellos dos chicos eran agradables y se estaba bien con ellos, viendo la actitud cariñosa que Álvaro tenía conmigo, dejaron su timidez para mostrarse afectuosos entre ellos y a lanzarse tiernas miradas que confirmaban mis sospechas.

-Nosotros nos retiramos, Carlos está cansado del viaje. -el muchacho asentía a lo que decía Germán y a la vez se ponía rojo.

Nos despedimos de ellos y en la calle tomaron otro camino, Álvaro había encontrado una plaza libre cerca del bar, no había tenido problemas en llegar hasta allí con su coche. Montamos con él y nos llevó a recoger el de Pablo.

-Voy delante de vosotros. -nos cambiamos al otro vehículo y emprendimos el regreso.

Pablo conducía sin perder de vista las luces traseras del otro vehículo, pero a la vez me dirigía furtivas miradas.

-Se va a quedar con nosotros. -sabia que se refería a nuestro amigo y no le respondí.

-No estes molesto gatito, el nos prefiere a nosotros, tiene que hacer su papel con Irina, es un convenio no escrito. -le miré y coloque la mano sobre la suya que tenía en la rodilla.

-No estoy molesto, ni enfadado, al final cada uno tenemos que cumplir con un deber. -durante la estancia en el bar ya me había dado muestras de que era cierto lo que decía Pablo, sus caricias en mi pierna, en mi mano, sus sonrisas constante buscando mi complicidad.

Dejaron los coches en la entrada, al pie de la escalinata, Álvaro nos esperaba fuera del coche y me abrió la puerta para que saliera, me sujetó la mano y se la llevó a los labios, luego tiró de mi para que le siguiera.

Subimos a su habitación.

-Voy a darme una ducha en mi baño. -los dos me miraron extrañados y entendieron que deseaba estar solo.

-Te esperamos aquí, nosotros tomaremos una ducha ligera también, ¿te quedarás esta noche? -le habló a Pablo y este no dudó en comenzar a quitarse la ropa mientras se dirigía al baño de su amigo, sin responderle de palabra pero sus intenciones eran claras.

Antes de salir para mi habitación Álvaro me cogió en sus brazos, me besó en la boca a la vez que me acariciaba las nalgas apretándome contra él. Sabía que estaba caliente, deseoso de sexo, desde toda la tarde y le respondí al beso entregado y frotándome con su cuerpo, notaba su polla no totalmente empalmada pero reaccionando a mis caricias.

-Ve o no dejaré que te marches, vuelve pronto lo vamos a pasar bien. -no me soltaba y tuve que ser yo el que le empujara y salí corriendo. Me maravillaba que a pesar de tener a aquella hermosa chica prefiriera estar con nosotros.

Hice mi limpieza con toda la rapidez que pude, sabía que tenía que estar muy limpio para mis dos machos, era imprescindible que ellos me desearan con todas sus ganas y deseaba pasar un bueno momento con ellos. Aunque me gustaba jugar con la cánula de la ducha metida en el culo mientras me limpiaba, en esta ocasión no lo hice.

Mi ano se volvía muy sensible con los masajes que me daba al emplear la boquilla redondeada, pero bueno, esos juegos no procedían ahora, me apliqué una crema en el cuerpo y el ano, lo sentía flexible y dispuesto, me perfumé y unté en los labios un poco de cacao para darles brillo, así dispuesto me encaminé con una simple camisa suelta para tapar mi desnudez a la habitación donde me esperaban los muchachos.

Me había retrasado algo pero no esperaba encontrarme con lo que vi, los chicos estaban sobre la cama y desnudos, Pablo sobre su amigo y se besaban apasionadamente, se encontraba encima a horcajadas con los pechos pegados, Álvaro pasaba una mano por su cuello llevándolo hacia él, con la otra le acariciaba la espalda y la pasaba por debajo para cogerle los peludos huevos o la verga.

Lo más llamativo era la postura de Pablo estaba con el culo elevado y abierto, enseñando en primer plano el moreno ano rodeados de vellos, la bolsa escrotal redonda y pegada al perineo, y la enorme polla dura y apuntando al frente. Era una auténtica visión de ensueño. Un macho auténtico visto en esa postura levantaba la polla a cualquiera y yo no iba a ser menos.

Me acerqué por detrás sin perderme los detalles de esa erótica vista de privilegio, se les escuchaba el chasquido de las bocas al chuparse y los gemidos de Álvaro, su mano aparecía por debajo de los huevos de su amigo y los tocaba deliciosamente apretándolos contra la base de la verga. El anito de Pablo se movía abriendo y cerrando la membrana.

Coloqué una mano en cada nalga y le abrí aún más hasta que apareció la pare interna y sonrosada del anillo anal, resultaba una tentación irrenunciable y acerqué la cara hasta que mi boca se puso en contacto con el calor de su ano.

-¡Ahhh!, ¿qué haces? -Pablo se quedó rígido un segundo sorprendido, pero al instante sentía que se relajaba aceptando con gusto mi lengua entrando en su culo. Elles se seguían besando y elevó más el culito ofreciéndomelo.

Se lo comí unos minutos, a mi me gustaba el sabor, se lo había limpiado muy bien y le olía a la lavanda del jabón de baño, Álvaro no cesaba de frotarle los huevos con su polla elevada apuntando al cielo. y Pablo gemía al sentir mi lengua jugando en el túnel de su ano.

Después de degustar su rico culo unos buenos minutos le indique que lo bajara y cogí la polla de Álvaro dejándola apoyada en su ano. Se fue bajando hasta que tuvo la mitad de la polla en su interior. Solo le escuchaba gruñir satisfecho.

-¡Ohh! Sí. ¡Ohh! Sí. ¡Ohh! Sí. -le gustaba y entraba con facilidad, la polla de su amigo no es tan gruesa como la suya. No dejaba de emocionarme el que yo fuera la causa de ese cambio que habían experimentado, toda una vida juntos y me necesitaron a mi para despertar sus pasiones y llevar a cabo sus sueños.

Álvaro comenzó a subir y bajar el culo queriendo meterle todo su trozo de verga y gemían los dos disfrutando su rica follada, yo gozaba viendo el anito de Pablo abierto y aceptando aquella preciosa polla, su amigo con las piernas abiertas se empinaba haciendo fuerza pero Pablo no se movía solo se dejaba follar mientras le besaba y mordía.

Me tenían a mil de excitado y me pajeaba la polla, decidí participar del festín que se estaban dando y le pedí a Álvaro que mantuviera el culo en alto para meter una almohada debajo de él y que quedara elevado. Una vez así dispuesto acaricié su ano y comencé a meterle un dedo, me lo sujeto muy fuerte con el anillo anal.

-Relájate, quiero meterte los dedos. -no le dije mi intención de que deseaba follarlo mientras él se la metía a Pablo. Fue algo difícil situarme pero Álvaro colaboró moviendo el culo hasta que se la encaje y se le metí entera.

Ahora resultaba divino el placer que Álvaro debía gozar por los gritos que escapaban de su boca, estaba disfrutando el doble, con su polla metida en el culo de Pablo mientras recibía la mía por el suyo.

Así le estuve follando unos minutos, pero era él quien más se movía frotando su verga dentro de su amigo y gozando del roce de la mía en su recto.

-¡Me voy, me voy! ¡Me corro, ohhh! -gritaba cuando se sentía liberada la boca de los besos que Pablo le daba. Sentí cuando eyaculaba al cerrar el culo sujetando mi verga sin dejar que la moviera. Temblaba debajo de Pablo que no dejaba un momento de besarle y lamerle la cara.

Se fue quedando quieto, hasta quedar rendido y como muerto, su polla saliendo junto con el semen del culito de nuestro amigo. Yo quería seguir, me había quedado en la puerta de un orgasmo, pero entonces Pablo se bajó de él ya desenchufado de su polla.

-Ahora te toca a ti gatito. -se pasaba la mano a lo largo de su enorme pollón y hasta me dio miedo de lo excitado y gigante que lo tenía.

Me empujó para que saliera del culo de Álvaro y sin palabras me orientaba de como deseaba que me pusiera, quería montarme por detrás, en la posición que él estaba pero sobre la cama. Apoyé el pecho y la cara, y con las manos me abría las nalgas.

-Así gatito, adivinas lo que quiero. -se reía lleno de nervios, no me dio lengua y de repente tenía dos de sus dedos dentro del culo, di un respingo por la sorpresa aunque no me hizo daño, estaba tan excitado que no quería perder tiempo y enchufarme cuanto antes el pene en el culo. Los movía abriéndolos, tenía el culo relajado y suficientemente dilatado.

-Métela ya, dame verga Pablo. -gemía yo con la cara enterrada en la ropa, quería sentirle, notar como me perforaba el ano, él reía al verme tan excitado y deseoso. Álvaro se había repuesto y arrodillado a su lado me acariciaba la cadera.

Me empujó la cintura para que abriera las piernas y bajara el culo hasta situarlo a la altura de su polla, allí comenzó a darme latigazos con el pene haciéndome cerrar y abrir el culo. Álvaro con una mano seguía haciéndome caricias y con la otra empujaba del culo a Pablo.

-Dale la verga ya, no hagas sufrir a nuestro gatito. -Pablo se puso de pié y tiro de mis caderas dejando el orificio del culo hacia arriba, tuvo que forzar la rigidez de su pene para orientarlo hacia mi ano, se dejó caer de repente enterrando toda la verga en mi culo.

-¡Ahhhh! -fue un grito gutural el que me salió sofocado por la sábana en mi cara.

-¡Te gusta gatito!, ¿sientes bien la verga de tu macho? -se me saltaron las lágrimas pero yo me lo había buscado, como no era un animal espero quieto a que me repusiera y a la vez mi otro amante comenzó a besarme la espalda, a acariciarme.

-En seguida se te pasará bonito. -me conocía de sobra y mi follador enseguida se dio cuenta de que aflojaba el culo permitiéndole que se moviera, me estuvo follando así de forma brusca y sin regularidad, gozando de escucharme quejar cada vez que la metía hasta el fondo de mi cuerpo y con mucha fuerza, hasta que le cogí el gusto a sentirme totalmente dominado sin poderme mover, solo recibir su duro palo de carne.

Luego se cansó, o quiso cambiarme de postura, y fui puesto con las rodillas en borde de la cama, con el culo abierto y al aire. Él, y Álvaro que ya se había recuperado y volvía a tener la verga lista para el combate, de pie detrás de mi azotándome las nalgas con sus vergas, intentaban meterlas los dos a la vez pero era totalmente imposible, solo empujaban y luego me golpeaban durante con las pollas hsta que la de Pablo resbalo en el entrada y me la volvió a meter.

Estuvo follándome unos segundos y la sacó para que fuera Álvaro quién la metiera, se cambiaban follándome uno después del otro, a veces me lamían el ano, me lo escupían y seguían sin descanso dándome polla.

Podía sentir los distintos grosores y longitudes, como la de Álvaro me llegaba más al fondo mientras que la de Pablo me llenaba más el culo, no podía hacer otra cosa que gemir, el placer era demasiado y temí desmayarme si continuaban así hasta que Pablo se sujetó en mi cintura y estuvo un rato más largo follándome con mucha bravura, pensaba que deseaba correrse, pero se salió sin hacerlo y Álvaro repitió lo mismo.

No me pidieron permiso y Pablo me giró comenzando a pajear delante de mi cara, entonces adiviné su propósito, justo en el momento en que comenzó a correrse echándome los primeros chorros en la cara y el pecho, le cogí la verga y me la puse en la boca para recibir los últimos y postreros chorros, Álvaro si que me aviso.

-¡Ahhhh1 Me corro, ya me viene. -apuntó la verga a mi cara pero se la sujeté y me la metí a la boca, quería que me llenara hasta rebosar de dulce crema, no fue demasiado pero me estremecí al sentir el calor del semen golpeándome en el paladar.

Terminó de vaciarse en mi boca y les limpié las vergas con la lengua, manchándome con la leche que Pablo había tirado en mi cara y pecho pasándome sus pollas por todas partes repartiendo el semen.

No tardaron mucho en tomar otra vez la iniciativa y me tumbaron para pasar sus lenguas por mi pecho y cara, recogiendo lo que Pablo me dejó, y luego Pablo empezó a chuparme la polla que la tenía para reventar de dura y roja, Álvaro me lamía el culo con la cabeza apoyada en el colchón y me metía los dedos.

Me sentía en el cielo, o en el infierno, solo quería que aquello acabara, dejar salir la excitación que me hacía tensar los músculos buscando reventar, hasta que subí el culo metiéndole la polla hasta ahogarle y le cogí la cabeza para que no la sacara mientras gritaba vaciando los huevos en su boca.

Los dos me mimaban acariciándome y besándome mientras yo pasaba las manos por sus cabezas. Álvaro levantó la vista para mirarme.

-Teníamos que estar siempre juntos y no separarnos, sois increíbles los dos. -se acercó para besarme los labios. Entonces también Pablo acercó la cara y nos besamos los tres.

-¿Somos mejores que tu novia? -le hizo la pregunta y Álvaro me miró indeciso.

-Es diferente, vosotros sois distintos, inigualables…

-¿Entonces ya habéis follado? -Álvaro se puso intensamente rojo.

-Puedes hablar sin vergüenza, yo se lo que es una hembra y no estaría mal que el gatito lo supiera. -Álvaro rehuía mirarme.

-Es difícil hablar de ello y tampoco fue fácil hacerlo, Irina era virgen y le dolía demasiado o yo no lo supe hacer bien. -al escuchar aquello me quedé atónito, Álvaro no se había dado cuenta de que su chica tenía el coño estrenado, había sabido engañarle y hacerle creer que él era el primero, su desvirgador.

-No te preocupes demasiado, las próximas veces será mejor. -Pablo soltaba la risa mientras hablaba, divertido por la inexperiencia de nuestro amigo con las mujeres.

Yo solo me sentía rabioso por el engaño que había sufrido, me dolía mucho más que el hecho de que follara con ella. Sentía ganas de gritarle que era tonto, pero guardé silencio, era preferible así.

Cambiaron de conversación y ya nos íbamos quedando dormidos, acostados en la misma cama, yo en medio de ellos.

-Quería darte las gracias. -Pablo se giró y pasó el brazo por encima de mi para tocar a Álvaro en el hombro.

-¿A qué viene esto ahora? ¿Te ha gustado mi rabo en tu culo? -Pablo le dio una pequeña palmada y volvió a su posición.

-Don Mateo me ha dicho que hablaste con tu tío y como usaste tu influencia para que participe en nuestros proyectos. -Álvaro tardó unos segundos en responderle.

-¡Ohh! déjate de decir locuras, a mi tío le ha interesado sin más, y pensará que hace bien al invertir en lo que hagáis.

-De todas las maneras gracias…

Y entonces, después de que estuviéramos en silencio un minuto que se me hizo eterno, solté mi bomba.

-Quiero volver a la casa de Eduardo… -inmediatamente los dos se giraron elevándose sobre el codo para mirarme.

-¿Qué estas diciendo? -Álvaro me miraba sorprendido.

-Quiero regresar allí…

-¿Pero por qué? -tenía la respuesta preparada de antemano, la mejor para que no se opusiera, o lo hiciera menos.

-Allí estaré mejor para continuar con mis estudios, podré adelantar y hacerlo mejor trabajando directamente con mis profesores, retomar la danza y las clases de guitarra.

-¿Solo es por eso? Podemos contratar profesores para que venga a casa, puedes hacer lo que quieras sin moverte de aquí. -veía que Álvaro se podría a llorar pero tenía que ser fuerte y no ceder.

-Por favor Álvaro, para mi también es difícil la decisión que he tomado, no me lo hagas difícil. -me dolía el alma verle la cara que ponía y entonces miró a Pablo que se encogió de hombros.

-Yo no se nada, no me mires a mi, esto es tan nuevo para mi como para ti. La verdad es que ya no existe la razón que le trajo hasta aquí, no corre peligro y puede estar seguro en cualquier parte. -agradecí mentalmente la ayuda que me llegaba de Pablo.

Alvaro se tragó su dolor y sonrió, pero solo veía amargura en aquella sonrisa.

-Si lo has meditado y pensado bien todas las ventajas del cambio, eres libre y nada te ata aquí. -estaba muy equivocado pero era mejor que se lo tomara de esa forma, que pensara que que lo hacía por mi conveniencia y no para permitirle que viviera su nueva vida.

Esa noche solamente pudo dormir Pablo, Álvaro se movía inquieto en la cama y yo permanecía como muerto aparentando que dormía, creo que no conseguí engañarle.

Seguirá…

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