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Ana se va de marcha (1)

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Miró la hora.

Seis y cinco de la tarde.

Último paquete que entregar del día y para casa a descansar. Esta vez era una residencia universitaria en la facultad de Medicina ubicado en el campus de Teatinos de Málaga. En la moto llegó rápida y veloz.

Aquella tarde de mayo, la facultad estaba animada de alumnos vaiviniendo. Carla llevaba un mes entregando paquetes de Amazon, pero nunca en una facultad. De todos modos, supo cómo llegar sin perderse por los pasillos laberínticos.

Buscó la habitación 37 sin ningún contratiempo. Llamó a la puerta con los nudillos abriendo una joven desnuda totalmente. Carla disimuló su sorpresa.

-Hola, paquete para Ana Etxeberría.

-Está en los baños de chicas, por ese lado al fondo.

-Gracias.

-No, gracias a ti, guapa. Call me.

Otra vez disimulo su sorpresa.

Sorteando chicas en toallas o en top less, llegó a los baños. Enseguida le llegó el vapor de agua y el suelo enlosetado y encharcado. En seis duchas seis chicas se duchaban bajo el chorro de agua. Otras dos se besaban en un rincón. Carla tenía 23 años pero nunca fue a la universidad por problemas económicos. ¿Así era la vida universitaria? Nunca se lo figuró.

-Guapetona... -pasó una universitaria desnuda y mojada.

¿Fue a mí? Carla pensó que no, pero...

-Hey... -la llamó otra. Carla la miró y la segunda chica le sacó la lengua obscenamente. Las hormonas se le iban revolviendo y más al encontrarse con un rodaje porno en una séptima ducha. El director inmortalizaba la escena sexual con una cámara digital. Ella era clavada contra una de las paredes. Él empitonaba con ímpetu. Un grupo de 6 chicas desnudas se dedicaban a mirar y hacer fotos con sus móviles. Carla erectó. Tenía que reconocer la maestría y el arte de ella, chillado bajo el chorro de agua y a unos segundos del orgasmo.

-Joder, no hay otra porno star como ella -oyó Carla de una.

-Sí, todos y todas nos pajeamos con sus videos -rio la de al lado.

-Si luego está libre me la follo -aplaudió una tercera.

-Perdonad, vengo buscando a Ana Etxeberría -preguntó Carla a una de ellas.

En ese momento la chica del rodaje pegó una corrida espectacular.

-Es la que grita como una ramera -respondió una y el resto se rio. Carla comprendió.

Ana Etxeberría se corrió tres veces mientras el chico eyaculaba hasta la última gota.

-¡¡Corten!! ¡¡Magnífico!! -dio por concluido el director el rodaje por hoy.

Ana recibió una toalla y un vaso de zumo de melón con hielo triturado. Carla esperó a que las fans la felicitasen y la elogiasen, y luego se coló ella hasta alcanzarla.

-Hola, ¿Ana Etxeberría?

-Depende de para qué. Si es para sexo o freír mierda me apunto.

-No, es un envío de Amazon.

-¿Tienes prisa? Tengo que maquillarme el coño y que me hagan un book de 50 fotos. Será rápido.

-Vale, claro.

-Es lo que tiene estar buenorra. Que todos quieren follar conmigo -rio Ana con armonía. Carla arqueó una ceja de emoción. Gesto que Ana percibió.

-Ana, mañana a la misma hora y mismo sitio –la avisó el director del rodaje.

-Aquí estaré.

-Eres mi musa. No lo olvides.

-Gracias, corazón. Sígueme...

-Carla.

-Eso. Si te pierdes sigue el olor de mi pedo.

-¿Qué pedo?

-Este -sacó Ana su precioso culito y soltó un pedo pestilente. Ella rio. Carla tuvo que sonreír-. Soy muy puta pero también muy pedorra.

-Ya veo.

El culazo de Ana hipnotizó a Carla hasta su vestuario. Allí esperaban tres estilistas, un fotógrafo y un estudio improvisado.

-Ya estoy aquí -puso Ana el culo y las 3 estilistas se lo abofetearon.

Maquillaje por aquí y por allá. Foto 10. Ana preciosa. Foto 23. Carla goteó sus bragas. Foto 35. Un corrillo de jovencitas cercaban el estudio fotográfico. Foto 44. Carla se enamoró. Foto 50 y coño listo.

-¿He tardado? -volvió Ana con Carla.

-No, nada.

-Me pongo las bragas y nos vamos.

-Vale.

Tres chicas se quitaron sus bragas y le pidieron a Ana un autógrafo. Dos de ellas chorreaban una pequeña cascada de flujo desde la vulva hasta el suelo.

Ya en el pasillo fuera los saludos y las buenas tardes a Ana fue continuo hasta su habitación. Al entrar su compañera de habitación seguía desnuda y embadurnada de sudor.

-¿Cómo fue?

-Bien, como siempre.

-¿Has recibido las dos transferencias?

-Sí, una de 1200 euros y otro de 3500.

-Genial... Vaya, tú y yo nos conocemos –se aproximó la compañera a Carla.

-Hey, es mía.

-Yo la vi primera.

-Y yo te puedo dar con el coño en la cara y dejarte tuerta. Vete a tu cama y te haces una paja o escuchas música. Deseo tranquilidad.

-¿Me firmas? -pidió Carla.

-Claro. ¡Fuera bragas! -la agarró Ana de las bragas y se las bajó de un tironazo.

-¡Oye! ¿Qué coño haces?

-Pues eso. Firmarte tus bragas... saca un pie... eso es... y el otro... genial –Ana las olió-. Mmmm, tu pis debe estar delicioso. Huele a licor de manzana.

-Dámelas.

-Espera. Lo prometido es deuda –cogió Ana un rotulador y estampó su firma en las bragas-. Me encantan. Yo también las tengo de angelitos.

-Yo no he venido a esto.

-Esto es el campus, tía. Un macroburdel de universitarias. Aquí entras inocente y sales puta. Al principio vas con jerseys de cuello vuelto y al final vas desmpendolada.

-Yo nunca fui a la universidad.

-¿No? Pues esta es tu oportunidad -posó Ana en su cama sexy y seductora.

-No me junto con putas.

-Todas somos putas, querida. Si se tiene vagina se puede.

-Vete a la mierda, comecoños -se puso Carla las bragas dispuesta a irse, pero la compañera de habitación volvió a quitárselas y de paso la falda y de un tironazo la blusa.

-Creo que necesitas ayuda, Ani.

Ana rio desde la cama.

-¡Suéltame, zorra!

-Claro –y empujó a Carla contra la cama de modo violento. Ana aprovechó su confusión para encajar las pelvis y comenzar un roce de tijeras perfectamente ejercitada. Carla aulló de placer. Ana se agarró a uno de sus muslos colocada de rodilla y pasó al vaivén. Jadeos y frotamientos salvajes condujeron a un clímax lésbico que sedujo a Carla hasta el mutuo orgasmo y flujo salpicando.

Carla quedó corrida, aturdida y jadeosa en la cama.

La boca de Ana se acercó a su oreja...

-¿Lo ves? Eres una reputa.

… con un susurro seductor.

-No soy una puta, Ana.

-Te has corrido como una puta rumana de polígono.

-¡Me has violado!

-Así olerás mejor y estarás más hermosa.

-¡Puta enferma!

Ana lamió el sudor de su coño y lo saboreó.

-Mmmmm, mejor que tus bragas.

-Deja que me vaya.

-Vete. Ya te usé y te violé. No te necesito.

Pero Carla la besó con impulso sexual y volvieron a retozar como animales en celo. Otra tijera. Esta vez más violento donde las dentelladas y bofetadas fueron lo común hasta 3 orgasmos seguidos.

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