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Barrio viejo

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Una tarde de verano en Montevideo, caminando por el barrio viejo disfrutando de unas vacaciones que fueron deseadas todo el año.

De pronto veo un cartel raro y gente entrando, hombres en una puerta de un edificio viejo, mi curiosidad puede más y me animo a entrar, un cuarto oscuro iluminando dos cajas solamente, era un Sauna, nunca había entrado y quería probar la experiencia.

Pago mi entrada y me dirijo a los vestuarios, veo un cartel con las indicaciones y me preparo para entrar.

Una toalla, un preservativo y voy a las duchas, un buen baño y entra alguien, un señor no mucho más grande, se baña también, yo no sabía qué hacer, solamente lo miro.

Le miro su miembro, trato de darme vuelta para que me mire la cola, me agacho, me sigo enjabonando, pero no me mira.

Termino de bañarme y recorro un poco el lugar, era grande, lleno de gente, de grandes a jóvenes, mucha curiosidad, ansiedad, ganas de probar lo que había.

Me siento en una silla a ver qué decido hacer, el jacuzzi me había tentado, pasa un señor desnudo y me mira, de arriba hasta lo último de mi cuerpo, me estaba saboreando completo, bajo la mirada y lo dejo pasar.

Voy al jacuzzi, dejo la toalla y el preservativo en los bancos, había cuatro personas relajadas y con los ojos cerrados, entro con mucho silencio y me propongo a relajar yo también.

Cuando mis ojos estaban cerrados en sintonía con el silencio del lugar, siento una mano en mi pene, un suspiro por mi cuello, alguien se me acerco, abro los ojos y lo miro, era joven como yo, estaba ardiente, le toco su pene y estaba duro como una columna, era grande, mucha carne que venía hacia mí.

Lo toco y él me toca, nos besamos, nos tocamos, le digo al oído “vamos a otro lugar”, cuando se levanta veo su pene duro y erecto como una locomotora sin rumbo, no puedo negar la tentación y abro la boca, la saboreo despacio y la empiezo a chupar, a disfrutar, yo agachado al pie del jacuzzi el parado afuera, disfrutando, mi boca la tragaba sin dudar, entraba toda, era gigante pero entraba, las personas que estaban se habían ido pero volvieron para mirarme, observaban como chupaba, era una mujer vestida de hombre prendida fuego, saboreando la carne que le habían ofrecido, no podía dejar de chupar, me encantaba ese sabor a piel.

Mi macho estaba en una erección fuerte, disfrutando, me miraba y se reía, no podía creer como se la chupaba, de pronto siento una mano por mi cola, alguien me estaba pasando la lengua por mi puerta, me estaban saboreando la cola, tocándome con las dos manos, metiéndome la lengua, un dedo, dos dedos, mi cabeza estaba prendida fuego, no podía creer lo que estaba pasando, un pene en mi boca y dos manos tocándome atrás, me estaban masturbando la cola y mi pene, mientras yo chupaba sin parar.

Bajamos al piso, mi macho arrodillado frente a mí y el invitado por detrás tocándome, sin pensarlo aparece otro pene al lado de mi cara, uno mediano muy lindo, me toca la oreja, se me acerca a la boca y también abro sin dudar, estaba saboreando dos penes, carne en el estado más rico y sincero estaba siendo participe de un acto sin igual, fogoso y audaz.

Cuando mi cola ya estaba totalmente dilatada, despacio empezaron a meterme un pene, el primer invitado que vino me estaba cogiendo, me estaba metiendo su carne adentro, mis ojitos no podían más de la alegría, tenía dos penes en la boca y un pene en la cola, quería mas, quería mas carne adentro mío.

Me estaban cogiendo como nunca, mi macho con su pene erecto y dos invitados, todos juntos y sincronizados.

Lo miro al que estaba por detrás y le digo que deje a mi macho cogerme un poco que venga que se la chupo toda, hacen cambio de lugares y el pene más grande entra en mi cola, fue una sensación de un poco de dolor pero enseguida fue mucho placer, tenía adentro mío un pene enorme y lleno de fuego, íbamos más de 15 minutos cogiendo, disfrutando, teniendo el placer mas grande que puede haber, mi cola estaba abierta a puro placer, me estaban penetrando de la manera más linda que podía haber, mis gritos ya eran notorios y llamaron la atención de más gente, hicieron una ronda para mirarme y masturbarse, me estaban cogiendo 20 personas con los ojos, me estaban haciendo sentir la puta más linda del lugar.

Mi macho le cede el lugar al segundo invitado, el cual me empieza a coger fuerte sin decirme nada, era un león enjaulado, una fiera indomable, que me hacía gemir como nadie, me estaba cogiendo muy fuerte, haciéndome gritar de placer, quería probar su leche, quería probar la leche de todos, me dieron vuelta y me siguieron cogiendo, una y otra vez, gritos, gemidos, gente mirando, yo la puta más linda y todos masturbándose conmigo, era la reina del lugar.

El segundo invitado llega a su punto donde antes de decirme algo, saco su pene, me acerco y le pongo la boca para que me diera su néctar, su semen, acaba como una canilla, me llena de leche mi boca, rica, sabrosa, la saboreo y la trago a la mirada atenta de él, que había acabado y estaba suspirando de placer, una vez tragada la última gota me doy vuelta para que mis dos machos me sigan cogiendo, un pene en mi boca y otro en mi cola, quería más leche, quería que me dieran todo lo que tenían guardado adentro de esos penes hermosos.

Mi primer macho me seguía cogiendo fuerte por atrás, mientras que el primer invitado estaba por llegar, su pene estaba temblando a punto de estallar, abro mi boca y dejo que caiga todo su semen en mi lengua, una fiesta de sabor, me había bañado la lengua, pera y cuello, tenía semen por todos lados, me dedico a limpiarme y tragar, levanto la mirada y digo “El que quiera acabar, acá esta mi boca” se me acercaron de a uno los cinco que todavía estaban mirando y masturbándose, todos tiraron su néctar en mi cara y boca, fue una cascada de placer, todos mirándome mientras acababan, todos dejaron su miel en mi.

Ahora teníamos que terminar con mi macho, mi cola estaba abierta en su mejor punto, todo era dilatación y orgasmo, mi pene explotaba de semen, todo era placer, mi macho no podía más, necesitaba acabar, saca su enorme pene y me dice acá tenés leche reina, cuando quise mirar tenía todo en la boca, pene y semen saliendo hasta mi garganta, me había atragantado, era mucha cantidad, pero lo disfrute, estaba tomando lo más rico de alguien, su néctar, miel, leche y placer.

Me besa fuerte y me dice sos lo mejor que me paso en este lugar, se va sin dejar su teléfono o dirección.

Ya era hora de retirarme, voy al baño por la última ducha, necesitaba limpiarme, pasarme jabón y volver al hotel.

Cuando me estaba bañando, aparece una mano por mi espalda, me besan el cuello y me empiezan a tocar la cola, alguien que no conocía me estaba tocando, me dicen al oído “te me escapaste al principio”, me doy vuelta y era el primero que había visto en el baño, me agacho y se la empiezo a chupar fuerte, sin dudarlo, quería tener su pene en mi boca desde que entre al lugar, me dice cosas al oído “sucia, chúpala, puta, puto, que rico estas, te quiero culear, veni acá” , me doy vuelta y me empieza a chupar la cola, me mete la lengua y un dedo, era todo fogoso y rápido, me abre las piernas, me dilata la cola que ya estaba cansada y me empieza a penetrar, al rito del agua que caía desde la flor de la ducha, todo era pasión desenfrenada.

Mi cola quería mas pero ya estaba cansada, me agacho en cuatro para que se abriera mas y sentir su pene que era hermoso, sus palabras sucias se habían callado ahora solo estaba disfrutando de mi cuerpo, de mi actitud, me estaba cogiendo como a nadie.

Acabo de manera colosal, sale leche en cantidad y cae todo al piso, me siguen cogiendo desde atrás, haciéndome sentir una puta, me siguen penetrando, hace dos horas que me están penetrando y haciéndome sentir una hembra.

Su pene no podía más, estaba por explotar, me agacho y me pongo de rodillas, acábame toda la cara hermoso, me bañaron en semen de nuevo, mi cara llena de leche, llena de miel, su cara era de alegría, nunca había cogido a alguien así, en la ducha y sin amor, solo pasión.

Lo miro con cara de mujer satisfecha y me trago todo lo que voy limpiando, me dice acá te dejo mi número, nos vemos.

Me termine de bañar sentado, cansado por tanta penetración, mi cola no podía más, mi cuerpo quería más, mi boca solo deseaba más miel.

Salí del lugar flotando, deseando volver pronto, había sido penetrado durante tres horas al ritmo más placentero que podía imaginar, todo estaba en orden.

Mis vacaciones eran un éxito.

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