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Cambiaste mi vida
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Cuando la Señorita R apareció un día en mi vida y la cambió para siempre. En realidad, nunca llegaré a conocerla, ya que es imposible conocer a alguien por mucho que cambie tu vida. Es una mujer indescifrable: unas veces es como un demonio, otras veces es toda una santa. Para los que conocen los pecados capitales, ella es la síntesis: Un demonio en un mundo de carne.

Tiene unos labios hechos para disfrutar: rosados, jugosos, carnosos, capaces de incendiar a cada uno de sus tiernos besos, una lengua que explora tu cuerpo, por todos los rincones y que no deja que tu piel pase desapercibida. Unos ojos profundos, que reflejan la calma después de una tempestad de la pasión. Te lleva al cielo y te trae de vuelta con un solo guiño. Sus ojos te hablan.

Y una voz profunda y sensual, que es capaz de inducir en ti toda la sensibilidad de los sentimientos y de despertar tus más oscuras pasiones. Cuando te propone hacer el amor es tierna, cuando te dice follemos es salvaje. Y de todas maneras tú lo disfrutas.

Es capaz de los más grandes sacrificios por los que ama y de los más grandes odios por quienes la dañan. No entiendo cómo es posible que haya alguien que la haya lastimado.

Su cuello es perfecto, sensual. Lo recorres con tu lengua y saboreas el placer, mientras ella gime suavemente. Te sientes que la combinación de lamer y gemir hace que tu miembro responda de inmediato y la erección es salvaje y sostenida. Quieres poseerla, pero aún no es tiempo. Debes disfrutar a esta hembra, de esta mujer, de este milagro de los dioses.

Sus senos son grandes, hermosos, con una areola que rodea un perfecto pezón, el cual, caricias, besas y chupeteas poniéndose rígido y te invita a seguir jugando con ellos, además son el medio por el cual sus piernas van cediendo a tu acoso; ya se empiezan a abrir y su hermoso sexo se lubrica poco a poco.

Su apetitoso ombligo, es donde puedes servir todos los néctares y elixires para el amor. No acariciarlo ni besarlo sería un error por tu parte. Es como privarse de la parte que más te gusta del postre.

Y su sexo es todo un espectáculo, se nota que es obra de Dioses. Hay encuentras todos los sabores, gustos que hacen de ella una verdadera mujer. También puedes darle trabajo a tu lengua, tratando de satisfacer esa voraz “engullidora”. Si lo logras estarás en la gloria, si no lo logras, pobre de ti.

Sus piernas son otra maravilla, con unos muslos para regodearse, unas rodillas y unos tobillos que puedes disfrutar y que si logras que te responda pueden enroscarse en tu espalda, haciendo que tu miembro se clave más adentro de su sexo.

Así es ella: voluptuosa, angelical, ingenua y complicada, es la mujer que todos soñamos. La veo venir hacia mí: Estoy sentado desnudo con mi tridente pidiendo guerra, ella camina lenta y sexualmente, con sus medias negras y sus zapatos de tacón y nada más. Se monta a horcajadas sobre mí, siempre dice que me va a comer y yo medio en broma le digo que me dejo y empieza a moverse y a hacer que disfrutemos juntos. Estamos sudando, nos besamos con pasión, con entrega total, y logramos alcanzar un mito: el orgasmo al mismo tiempo.

Pretendo no defraudarla para que siga en mi vida y yo pueda estar completo.

Espero que les gustara mi relato. Y recordarle que los comentarios y las valoraciones son gratis y ayudan a seguir.

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