Me desperté aturdido. Volteé y no ver a mi linda novia acostada al lado mío me golpeó con la escandalosa y desastrosa realidad, recordaba como ella me dijo que seguiría follando con él cuando volviéramos y no me lo diría ¿Nuestra relación estaba acabada? Soy un idiota, quise llorar. Había la suficiente luz para saber que era ya bien entrada la mañana. No supe si salir, verlos por ahí juntos me haría sentir una basura, ¿Qué se suponía que hiciera?
Pensé en mil posibilidades mientras pasaba tal vez una hora, salí, tenía que hacer algo. A lo lejos veía a Fausto y Laura bebiendo un refresco sentados en las rusticas bancas hechas con tocones, busqué bien con la mirada intentando no ser descubierto por la pareja, no vi por ningún lado a Randal ni a mí novia, estarían en la casa de campaña, decidí ir a ver.
El corazón me palpitaba más fuerte que nunca mientras me acercaba a la casa de campaña de Randal, la escuché reír, una risa pícara, de complicidad, ella obviamente ya no estaba ebria, mi última esperanza de que ella reaccionara y despertara a la realidad me abandonaba. Ella reía un poco más y me entró una furia loca, escuchar esa risa tierna que antes me encantaba ahora me enfurecía como nada en la vida, la llamé con la voz en alto.
Yo: Alejandra – dije con autoridad y fuertemente.
Su delicada risa paró de inmediato, escuché movimiento, el cierre se abría lentamente, vi a Randal acostado volteando hacia la puerta con total naturalidad, ella estaba sentada abriendo el cierre, parecía aturdida, cruda, recién despierta, de algún modo eso me consoló, parece que cuando menos no habían follado hoy, aún. Ella tenía las tetas al aire, y el bikini puesto, me veía con miedo o tristeza no supe distinguir bien, no decía nada.
Yo: nec-necesitamos hablar.
Hablé lo mejor que pude intentando mantener mi dignidad, ella volteó a verlo, él se encogió de hombros, ella se levantó lentamente, se puso el brassier de ese horrendo bikini amarillo y salió, Randal se acostaba por completo, di 2 pasos y ella me siguió, tenía los brazos cruzados, me evitaba la mirada, una muralla de lenguaje corporal entre nosotros, yo no sabía por dónde empezar, casi quise irme y decirle que se fuera al carajo, pero tal vez no sería demasiado tarde, ¿No?
Yo: yo… Yo te amo – le dije dulcemente, rogando por una buena respuesta, ella veía al piso
Alejandra: yo también… – dijo débilmente alzando la mirada, sus brazos cruzados por enfrente de ella seguían marcando una muralla entre nosotros
Yo: ¿Estamos bien? – no sabía que decir, solo hablaba sin pensar, del corazón a la boca sin pasar por el cerebro, estaba siendo completamente honesto
Alejandra: es que… – decía intentando empezar, volteaba hacia el campamento, respiraba profundamente – es que no sé si estamos bien o mal, o si deberíamos terminar o buscar una solución o no hacer nada y dejar que el tiempo hable – ella regresaba la mirada a mis ojos, parecía tan confundida y abrumada como yo – no sé Franco, yo… no sé – parecía desesperada, parecía buscar mi ayuda con una mirada suplicante
Yo: ¿Qué quieres tú? – pregunté, pero sé que sonó a súplica, ella volteaba al piso – él… ¿Él te gusta en serio o solo…? – dejé las palabras al aire
Alejandra: él no puede gustarme en serio – decía sin dejar de ver el piso – él… Él solo me gusta y ya – decía cuidando sus palabras, seguro quiso decir cosas más fuertes, pero se detenía por piedad
Yo: entonces no es tan grave – dije con tono alegre – a todos nos gustan personas, o sea a todos nos atraen otras personas, pero tú y yo nos amamos, eso es lo que importa – dije tocando su brazo y buscando su cara, ella se retiraba de mi agarre y de mi mirada
Alejandro: sabes que no es tan sencillo… – decía viéndome a los ojos y torciendo la boca tristemente – Franco… No sé… – ella volteaba de nuevo a la nada – tal vez somos demasiado jóvenes, ¿No? Yo nunca me había acostado con alguien más, ya lo sabes… Tal vez no sé… Sea bueno experimentar y todo eso – decía moviendo una piedrita con su pie y viéndola – tal vez tú también deberías experimentar con otras personas no sé – su discursito conciliador me ponía furioso, pero me contenía lo mejor que podía
Yo: ja – exclamé irónicamente ahora yo viendo a la nada y ella mirándome – ¿O sea que quieres mi permiso para darle el culo a gusto? – sonó mal ya lo sé, créanme, en serio me contuve
Alejandra: no necesito tu permiso para ni madres – me decía enfadada, pero sin explotar tampoco
Yo: pero quieres que esté de acuerdo, que lo acepte, aunque no “necesites” – remarque las comillas en el aire – mi permiso, quieres hacérmelo saber – dije con el mismo tono de furia contenida
Alejandra: ambos podríamos hacerlo, piénsalo, no es una idea tan loca, ¡Hay millones de parejas abiertas! – me decía buscando mi mirada, no podía creer su descaro de literalmente pedirme eso, antes si yo lo hubiera siquiera insinuado ella hubiera enfurecido
Yo: ja – volví a exclamar con ironía, la vi a los ojos, ella esperaba – osea que no te importa que me acueste con otras si así tú puedes hacerlo con él…
Alejandra: no me encantaría… – dijo torciendo la boca, que ella al menos sintiera celos me aliviaba un poco – … pero sería lo justo – agregó viéndome a los ojos, yo no dije nada, ella agregó – además no tendría que ser necesariamente con otras mujeres – me dijo cuidando sus palabras, delicadamente, intentando que no explotara
Yo: ¡¿Qué?! – expresé histérico
Alejandra: si… Ammm o sea ya sabes, ¿No? O sea ammm otros hombres pues – me decía intentando ir despacio, intentando que la detuviera, pero no lo hice, cuando vio mi mirada ofendida, volteó al piso
Yo: ¡¿o sea que coja con otros weyes?! ¡¿Que se supone que significa eso?! – dije realmente ofendido
Alejandra: pues o sea ammm es que – se detenía, me miraba – ayer… Pues ayer se la chupaste, yo te vi y o sea – yo me volteé haciéndome el indignado, pero estaba sumamente humillado, avergonzado, ella me tomó del brazo y buscaba mi cara, yo a diferencia de ella se lo permití – ¡Está bien! – me decía intentando conciliar con su mirada – todos tenemos curiosidades, ¿Ok? Me gustó, fue ammm divertido, o sea estuvo bien si quieres experimentar está bien – me decía sonriendo, me sentía tan patético de que mi propia novia insinuara lo que insinuaba
Yo: no quiero acostarme con hombres, ¡No soy gay! – Dije con autoridad y molesto
Alejandra: ok ok, solo fue una curiosidad, está bien – decía conciliando con mirada alegre.
Yo bajaba la guardia, ella se acercó y me besó dulcemente, me entregué por completo.
Alejandra: me gustó… – decía entre beso y beso
Yo: ¿Qué cosa?
Alejandra: verte ammm ya sabes mmm chupándosela – me besaba más
Yo: ¿En serio? – pregunté genuinamente admirado, ella reía un poco
Alejandra: no sé jaja solo fue ammm ¿Cachondo? – decía mientras seguía besándome – pero no pude ver bien, tenía que estar toda torcida jaja – me decía besándome e incluso yo reía, nos besábamos y pasaban algunos minutos, me sentía en control de nuevo abrazándola y no siendo rechazado
Yo: arreglemos las cosas… – le dije entre uno y otro beso
Alejandra: si, hablemos – dijo, pero noté como agregó esa última palabra, ella no quitaría el dedo del renglón.
La tomé y avancé hacia el campamento, ella ni siquiera se despidió de Randal y eso me hizo sentir bien, cuando llegamos Fausto y Laura nos dieron el más incómodo y forzado saludo de toda la historia, ellos habían visto la noche anterior como ella entraba a dormir con él, y obviamente escucharon todos los ruidos sexuales. Fue tan incómodo el silencio y la tensión que incluso hubiera preferido que ellos hicieran bromas al respecto, pero no lo hicieron, así que solo estábamos ahí, 2 parejas cada quien en lo suyo platicando por su lado en voz tan baja que parecían susurros. Acaricié un poco su vagina por encima del bikini y ella dio un pequeño salto.
Alejandra: me duele un poco jaja – dijo de manera casi instintiva, por su cara creo que se arrepintió de decirlo
Yo: en la noche te cogió súper cabrón ja – expresé algo sarcástico, aunque no enfadado
Alejandra si… ¿Crees que ellos hayan escuchado? – preguntó nerviosa indicándome despistadamente con los ojos hacia Fausto y Laura
Yo: si… – dije secamente
Alejandra: que puta vergüenza… – decía bebiendo profundamente su jugo.
Mientras hablábamos bajé mi mano por su pierna y sentí la caja de la pastilla de emergencia
Yo: ¿Por qué no la tiras? – le dije con desinterés, ella parecía no comprender la pregunta
Alejandra: pues porque no sé aún a qué hora tomarla – me dijo confundida
Yo: ¿No te la tomas aún? – dije casi rompiendo el tono bajo de nuestras voces
Alejandra: no… – dijo con culpa – dura 72 horas el efecto, hoy apenas se cumplirían 48 horas… – decía tímidamente mientras Fausto y Laura se retiraban
Yo: y quieres aprovechar lo más posible con él… – dije algo decepcionado volviendo a nuestra horrible realidad, ella no respondió.
Randal llegaba, lo noté hasta que estaba demasiado cerca como para llevarme a Alejandra de ahí y no lucir patético, llegaba y le azotaba su hermoso y redondo culo firmemente, sin lastimarla, pero sin vergüenza alguna, ella daba un pequeño salto y no decía nada.
Randal: es el último día, deberíamos ir al claro que está a media hora – decía con seguridad tomando una cerveza y bebiéndola enseguida casi por completo
Alejandra: suena bien – decía animada de inmediato
Yo: si… – dije débilmente apretando la mano de mi novia, no quería ir, pero jamás los dejaría ir a solas, cuando menos obtendría mi retorcida recompensa voyerista
Randal: haremos algo muy divertido, te va gustar – me decía sonriendo malvadamente
Alejandra: no estoy muy segura sobre eso – decía de inmediato, parecía casi asustada
Yo: ¿Qué cosa? – pregunté histérico
Randal: ya ver
Alejandra: nada – decía ella interrumpiéndolo de inmediato
Randal: vayan por sus cosas, yo diría que nos la pasemos allá toda la tarde y de ahí nos regresamos a la ciudad
Yo: ok – dije firmemente, la vi y ella asintió, caminamos hacia nuestra casa de campaña.
Desmontábamos mi casa de campaña en silencio y hacíamos las maletas, Gabriela pasó por un lado y nos vio, yo la saludé amablemente, pude ver qué mi novia se quedó con la mano a medio saludo arrepintiéndose por la cara molesta de ella.
Gabriela: tú eres una cínica y tú un pendejo – nos dijo a cada quien y siguió su camino, nos dejó congelados
Yo: hablemos – dije en seco dejando lo que hacía
Alejandra: si, apenas regresemos hablemos con un café y mucha paciencia – dijo siguiendo haciendo lo que hacía
Yo: no, ahora – dije firme, pero amable, ella dejó una varilla en el suelo y se puso de pie – ¿Que haremos con esto?
Alejandra: no lo sé… – decía con esa mirada abrumada y atormentada que no la abandonaba
Yo: no me sirve, no nos sirve eso – dije firmemente, ella torcía la boca tristemente – yo… yo aceptaré esto, ¿Ok? – dije resignado, estaba realmente resignado, no sé cuánto quería de eso, pero definitivamente nada podía ser peor que estar así a medias y peleando por siempre, cuando menos debía hacerme cargo
Alejandra: ¿En serio…? – preguntaba confundida alzando la vista del suelo
Yo: si, es nuestra relación, hagamos lo que nos dé la gana – decía intentando soñar elocuente, ella me veía atentamente – pero necesito y quiero saberlo todo, todo – dije firmemente
Alejandra: ok – decía asintiendo, parecía aliviada
Yo: seguirás cogiendo con el cuando regresemos… – dije a modo de pregunta que se respondía sola
Alejandra: si… Creo que si – decía cruzando los brazos – ¿Y tú…? – preguntaba sin terminar
Yo: no me acostaré con otras – dije firme y honestamente
Alejandra: ¡¿Por qué?! – preguntaba casi molesta, culpable
Yo: porque no me interesa – dije rápidamente, ella volteaba la cara, le rodaba una lágrima
Alejandra: es que eso significa que tú me amas mucho más que yo a ti, o que soy una mierda, o que… No hagas esto solo porque sientes que es a fuerzas, no quiero destruirte – decía histérica, casi enfada conmigo
Yo: me encanta ver cómo te coge, quiero que lo siga haciendo – lo dije sin pensar, fue como lanzar una bomba, por los días anteriores quedaba claro, pero verbalizarlo de una manera tan devastadoramente honesta la silenció, me acerqué, ella me vio confundida, la besé apasionadamente – quiero que seas su puta – le dije casi susurrándole mientras nos besábamos
Alejandra: ya soy su puta – me dijo cachonda acariciándome la verga
Yo: quiero que siempre lo seas – le decía y las caricias subían a un nivel casi pornográfico en pleno campamento a vista de todos – que te utilice como su juguete sexual cuando él quiera
Alejandra: lo iba a hacer de todos modos, no iba decirte nada – me decía cruelmente acariciando mi firme erección – le daré mi culo cuando él quiera porque me encanta su vergota gorda – decía y restregaba su vagina contra mi pene de una manera casi cómica – me coge mucho mejor que tú y ayer se lo dije cuando me la metía en la casa de campaña.
Me decía sádicamente viéndome a los ojos, era obvio que era verdad, me quedaba claro, pero ese ataque de honestidad brutal que tuvimos uno con el otro completamente sobrios se sintió más real que sus histéricos gemidos ebrios de la noche anterior.
Yo: ya lo sé – le dije besándola
Alejandra: te amo – decía apasionadamente mientras yo sostenía su lindo trasero con ambas manos
Yo: yo también.
Pasó nuestro subidón de adrenalina y sadismo, terminamos de empacar alegremente y nos acercamos al auto de Randal, él esperaba.
Randal: suban – decía tranquilamente, yo entré en el asiento trasero, jugando, aceptando y disfrutando la situación, ella reía un poco y entraba en el asiento del copiloto – menos mal que vas allá atrás, porque el que se sienta aquí – indicaba el asiento del copiloto – le toca darme mamadas mientras manejo – los 3 reíamos
Yo: bueno, sin duda ella lo hará feliz – dije contento y ella me vio sonriendo y me besó dulcemente, agradeciendo que yo aceptara todo
Randal: ya le dijiste lo que te haré – le decía a mi novia acariciándole la pierna
Alejandra: no va pasar, estaba peda, no cuenta lo que uno dice pedo – decía riéndose
Yo: ¿Qué cosa? – pregunté de nuevo ansioso
Randal: ya verás ya verás… – decía riendo y comenzaba a manejar.
Fausto me enviaba un mensaje preguntándome dónde estaba y diciéndome que no veía mis cosas, lo ignoré. Avanzábamos por caminos escarpados por unos 20 minutos mientras charlábamos cualquier estupidez.
Randal: ¿Y dónde viven? – preguntaba de pronto
Alejandra: en uno de los departamentos de esos cercanos a la facultad – decía con naturalidad, luego me lanzaba una miradita – lo conocerás pronto, ya me dio permiso de darte las nalgas cuando yo quiera – decía sádicamente lanzándome una mirada cruel, él me veía por el retrovisor sonriendo
Randal: era cuestión de tiempo – decía y los 3 reíamos.
Llegábamos a un pequeño lago cristalino, un jardín enorme, pero sin duda más agreste y “salvaje” que dónde estábamos.
Yo: ¿Por qué no acampamos aquí? Esta genial – dije viendo el lugar mientras él se detenía
Randal: porque Carlitos quería cabañas – decía sarcásticamente
Yo: igual te cogiste a su pinche novia culona Tiffany – dije cruelmente, un comentario que no venía de ningún lado y a ningún sitio, los 3 reíamos
Randal: y vaya que me la cogí… – los 3 reíamos más – pero tú novia da mejores mamadas y tiene la panocha más apretada – ella le golpeaba el hombro riendo histérica.
Bajábamos del auto y colocábamos una hielera y un mantel sobre el pasto del jardín, no quisimos colocar más, era domingo, teníamos que regresar ese día a la aburrida realidad, solo estaríamos unas horas ahí. Nos sentábamos en el mantel dejándola a ella deliberadamente en medio de nosotros 2, la situación era tan morbosa.
Ellos comenzaban a besarse y yo disfrutaba observándolos, ya no me importaba, disfrutaría sin culpas. Él le retiraba el brassier y luego el bikini.
Randal: tráeme un lubricante de mi mochila – me decía tranquilamente, yo me puse de pie de inmediato, ella me jalaba del short
Alejandra: ¡No! – decía riendo nerviosa y viéndolo
Randal: tú tráelo.
Me decía sonriendo, me solté del débil agarre de ella mientras reía nerviosa, fui al auto, busqué en la maleta, no fue difícil, un bote enorme y transparente lleno del típico líquido acuoso, volvía y él seguía sentado y ella tenía la cara hundida en su entrepierna. Disfrutaba la vista de mi novia complaciéndolo con la boca y le daba el bote, ella lo notaba y alzaba la cara.
Alejandra: no pasará – decía riendo y regresando de inmediato a chupársela
Randal: ya veremos – reía mientras empujaba la cabeza de mi novia.
Me senté a ver cómo lo complacía, me saqué la verga y me masturbé sin vergüenza, me encantaba ver cómo ella en serio se esforzaba yendo hasta abajo en su verga, ver cómo abría la boca exageradamente y ese enorme pedazo de carne oscura abarcaba toda la boca de mi novia era increíble. Él gemía y la llamaba “zorrita”, ella daba arcadas y la saliva escurría escandalosamente.
Él se ponía de pie, yo estaba sentado, la puso en cuatro patas con su linda cara apuntando hacia mí, ella abría los brazos dejándome en medio y yo me acomodaba dispuesto a disfrutar el espectáculo mientras él se ponía de rodillas detrás de ella y le separaba sus lindas nalgas mirando suciamente su pequeño y rosado coño.
Randal: no te ofendas, pero este es tu mejor ángulo – le decía y los 3 reíamos.
Era increíble como había cambiado todo en esos pocos días, básicamente un desconocido tenía desnuda en cuatro patas a mi novia y literalmente le decía que se veía mejor en cuatro patas que de frente y lo tomábamos como un cumplido. Ella me veía intensamente mientras Randal le comía el culo obsesivamente, ver su cara metida por completo en su lindo y pequeño trasero era asombroso.
Yo: te amo – le dije intensamente
Alejandra: yo también.
Nos besábamos apasionadamente mientras ella se retorcía un poco por la lengua de Randal lamiendo entre sus preciosas nalgas, él levantaba la cara y nos separábamos sabiendo que venía el evento principal. Él comenzaba a follársela de 0 a 100 sin miramientos y ella hundía la cara perdiendo por completo el control quedando a lado de mi erecta verga, gimiendo como histérica ante los sonidos escandalosos de las penetraciones furiosas de él.
Randal: que buen culito me diste – me decía viéndome a los ojos sonriendo, con la voz quebrada por el placer que le daba el apretado coño de mi novia, la sostenía firmemente de la cadera y la penetraba sin piedad – ella es bastante mustia, sin tu ayuda no hubiera podido cogérmela – me decía y me recorría un escalofrío, yo sabía que era verdad – cuando la vi me encantó su culito, pero la verdad jamás pensé que iba a poder cogérmela – decía y le clavaba la verga sin piedad, ella gemía como perra y me apretaba un muslo con fuerza, él le restregaba el pubis contra su precioso culo, ella se retorcía como gusano – y ahora su culito es mío aunque no quieras
Yo: si quiero – dije rápidamente, ella alzó la vista, me sonrió y me besó apasionadamente
Randal: más te vale.
Me dijo y siguió follando a toda velocidad a mi novia sin hablar más, solo ruidos sexuales de ellos 2, penetraciones escandalosas, gritos desesperados de ella, nalgadas infames…
Yo: ella dijo que quiere ser tu puta – dije cachondo viendo como él bombeaba sin piedad a mi novia, él la tomaba del cabello cruelmente y le levantaba la cabeza
Randal: ¡¿Quieres ser mi puta?! – dijo histérico sin dejar de penetrarla
Alejandra: ¡Si por favor! – dijo histérica entre sus gemidos sin abrir los ojos
Randal: ¡Dilo!
Alejandra: ¡Quiero ser tu perra!
Dijo desesperada y él le clavó la verga por completo para correrse dentro de ella gimiendo ruidosamente. Ellos recuperaban la respiración, él no le sacaba la verga y se restregaba contra sus hermosas nalgas disfrutando los últimos segundos de su palpitante orgasmo dentro de ella.
Alejandra: me coges mucho mejor que él – le decía a él, pero me sonreía cruelmente
Randal: ya lo sé – decía besándola – tienes la concha tan apretada que parece nueva – los 3 reíamos.
Él le sacaba la verga lentamente y ella escurría, ella me vio malvadamente.
Yo: no me voy a tragar sus mecos – le dije riendo, ellos también rieron
Alejandra: cállate y sácate la verga – decía sonriendo.
Me saqué la verga, ella se puso de pie escurriendo los mecos de Randal por su muslo y se sentó encima de mi para montarme. La tomé firmemente del culo y me acomodaba para follarla bien estando sentado, ella me sonreía burlonamente mientras comenzaba a follármela, ella no hacía ruidos, no torcía la cara histéricamente gimiendo como loca, solo me veía sonriendo.
Randal: ¿Te dejé muy grande el cuarto? – preguntaba cruelmente, los 3 reíamos
Yo: enorme – le dije y ella reía más, de hecho era verdad, su vagina se sentía gigantesca
Alejandra: te juro que casi no le siento la verga – decía y parecía genuinamente sorprendida mientras saltaba sobre mi verga
Randal: después de algunos meses así se te va quedar – decía casi serio, me preocupó que tuviera razón.
Mi novia tomó el control, me tomaba de los hombros y saltaba rápida y profundamente sobre mi verga que entraba sin ningún problema por completo en ella, ella me veía sonriendo con esa sonrisa socarrona, se sentía la Reyna del mundo y era evidente, cuando tuve mi tímido orgasmo ella restregaba su lindo trasero sobre mis bolas dejándome terminar dentro de ella con toda la verga dentro. Me sonreía, me besaba y se ponía de pie con el coño hecho un desastre espumoso, tomaba el mantel y se limpiaba.
Nos quedábamos desnudos los 3 platicando y bromeando, hacíamos bromas crueles y cachondas.
“Puedes quedarte a dormir cuando quieras en el departamento, que él se duerma en el sillón jajaja” decía cruelmente ella
“Va haber veces que me la voy a llevar a mi casa para cogérmela todo el fin y no estarás invitado” decía casi seriamente él
“Creo que ella ya no va hacer ruidos conmigo” dije yo en algún punto, cachondo, celoso y genuinamente preocupado.
Ellos comenzaban a besarse de nuevo “de ese modo” y veía la verga de Randal crecer de nuevo.
Randal: y ahora el evento principal – decía jocosamente tomando el lubricante
Alejandra: ¡No! ¡No mames no! – decía riendo nerviosa
Yo: ya díganme carajo – dije ansioso con mi erección también creciendo
Randal: le voy estrenar el culito a tu vieja – se me fue la sangre a los pies – me prometió su culito virgen ayer – decía cachondo abriendo el bote y ella agachaba la mirada avergonzada, sabía que era tema entre nosotros.
En más de 5 años juntos ella jamás me dejó siquiera intentarlo, siempre se negaba incómoda y molesta, intenté convencerla en la cachondez del momento, o con el cuerpo frío fuera de la cama en charlas largas y amables, prometiéndole que sería amable, que podía intentar primero con el dedo meñique, intenté pedirlo de San Valentín, Navidad o cumpleaños, las últimas veces ella se ponía furiosa diciendo que nunca sucedería y pidiéndome que dejara de insistir.
Alejandra: estaba peda – decía avergonzada y me lanzaba una mirada conciliadora
Yo: conmigo ni peda lo prometiste nunca – no se si estaba más cachondo, celoso o avergonzado
Alejandra: no pasará we, eso no – le decía tranquila a Randal haciéndole ver qué comprendiera
Yo: si quieres mi permiso… hazlo – dije rápidamente, él me vio seriamente, ella confundida
Alejandra: no Franco, o sea está chido neta – decía tranquilamente – pero nah, eso no – yo sabía que ella intentaba tranquilizarme
Yo: lo harás – dije firmemente – en algún momento le darás el culo – ellos me veían – él te pone más cachonda en unos días de lo que nunca lo he hecho yo en todos estos años, le darás el culo peda o cachonda una noche después de coger 3 veces, o como alguna clase de regalo… – ella no decía que no – sabes que pasará… Quiero ver – le dije firmemente
Alejandra: … – me veía fijamente – jamás puedes reprochármelo – me cayó como balde de agua fría, ella sabía que tenía razón y que me diera la razón fue abrumador
Yo: quieres ser su puta, ¿No? – dije sonriendo, ella sonrió débilmente.
Randal la puso en cuatro patas de inmediato y yo tomé mi lugar sentado frente a ella entre sus brazos. Él abría por completo las lindas nalgas de mi novia y hundía la cara en su precioso culito, ver cómo tenía la cara contra sus preciosas nalgas con solo la nariz sobresaliendo y la boca bien metida entre sus nalgas era increíble, ella se retorcía un poco y me veía fijamente.
Alejandra: neta jamás te puedes enojar por esto – decía con cara lujuriosa
Yo: nunca – ella me besaba dulcemente.
Randal sacaba la boca del lindo ano de mi novia y se ponía de rodillas detrás de ella, abría el bote y le colocaba mucho del líquido resbaladizo entre sus preciosas nalgas, ella se retorcía un poco por el frío líquido, él se colocaba tanto de eso en la verga que le escurría hasta las bolas. Tomaba su cadera, ella me veía tan profundamente que sentía que podía ver mi alma, yo respiraba a toda velocidad.
Randal: a diferencia de la vagina, el culo no recupera todo el tono muscular… ni siquiera con el tiempo – decía colocándose detrás de ella – así que literalmente su culo nunca estará tan apretado como está vez… Lo siento – decía sonriéndome malvadamente, él tomaría todo ese placer y se lo llevaría para siempre, no importaba que yo lo hiciera después, nunca sería igual.
Me dio un escalofrío y él bajaba la mirada buscando el apretado agujero nuevo de mi linda y delicada novia. Ella me vio fijamente a los ojos por última vez. Él colocaba su verga en la entrada, tomaba su cadera con ambas manos y comenzaba a entrar lentamente, ella hundía la cara de inmediato y bufaba con dolor.
Alejandra: no no no, mejor no we, ¡no mames no!
Decía retirándole su precioso trasero a Randal, él regresaba su lindo culo de inmediato a la posición enseguida, ella no se resistía realmente. Él comenzaba de nuevo a entrar en ella lentamente.
Alejandra: ¡No mames, no mames, no mames, no mames!
Decía histérica a súper velocidad retorciéndose mientras él sólo veía su lindo trasero fijamente sin soltar su cadera. Alcé la vista intentando ver desesperadamente y podía ver claramente como él apenas entraba en ella.
Randal: nada como un culo nuevo – decía con la voz quebrada sin dejar de ver las lindas, pequeñas y redondas nalgas de mi novia
Alejandra: wey me arde un chingo… no mam-¡ay cabrón! – decía y ponía la espalda derecha violentamente, se quedaba congelada en esa posición histérica y firme – ¡Wey! – bufaba con dificultad y cerraba los ojos
Randal: tranquila tranquila – decía con la voz acelerada sin levantar la mirada de su hermoso objetivo y acariciando su espalda, levanté la mirada de nuevo y pude ver cómo él iba apenas llegando a la mitad del camino de su verga
Alejandra: ¡¡Wey!! ¡¡E-es qu-SU PUTA MADRE!! – no era común que ella dijera palabrotas en el sexo, se me heló la sangre
Randal: no mames… SIEMPRE se siente mejor por el culo.
Decía remarcando la palabra “siempre” con la voz quebrada, parecía otro, no ese semental en control total de la situación con su sonrisa socarrona mientras se follaba a toda velocidad sin piedad a mi novia, parecía perdido en el placer. Clavaba más su verga, lento, pero firme y mi linda novia alzaba la cara histéricamente y lanzaba un ruido que nunca la había escuchado hacer, histérico, desesperado, con dolor, una clase de ruido gutural hecho con la garganta y no con la boca, desgarrándose la garganta de manera violenta, él iba más profundamente y nunca olvidaré la mirada histérica que ella me lanzó, la boca abierta, los dientes apretados, la mirada parecía furiosa y no paraba de hacer esos ruidos parecidos a gimoteos desesperados sin separar los dientes.
Yo: ¿Te gusta? – le pregunté tímidamente acariciando su rostro, intentando consolarla
Alejandra: ¡No! – decía histérica y agachaba la cara, se retorcía violentamente, bufada, pujaba, hacia ese ruido con la garganta de nuevo
Yo: lo haces solo para complacerlo… – le dije débilmente
Alejandra: ¡s-si! – decía fuertemente, no quiso decirlo a ese volumen, la verga de Randal entrando en su apretado y hermoso culo la obligó a casi gritar.
Él empujaba una última vez, gemía y veía la nuca de Alejandra con completa lujuria, no le había visto hacer esa cara y ver el lindo trasero de mi novia completamente restregado contra el pubis de Randal era asombroso, no podía creer que esa asombrosa verga cupiera dentro del pequeño culo de ella. Él la tomaba por el cabello y le alzaba la cara para obligarla a verme, ella tenía esa expresión desesperada que nunca olvidaré.
Randal: ayer le dije que se la metería por el culo y simplemente dijo que si – me decía intentando mantener su actitud de chingón, pero el apretado culo de mi novia en serio se lo ponía difícil, él apenas pudo hablar – ¿Verdad? – le decía moviéndole la cabeza a ella exigiendo respuesta
Alejandra: estaba peda, estaba peda – decía a súper velocidad intentando con todas sus fuerzas hablar sin ese tono desesperado, no lo lograba muy bien
Yo: querías su vergota en tu culito – hice esa elección de palabras morbosamente de manera deliberada, ella me evitaba la mirada
Alejandra: no, me duele – decía desesperada, él iba hacia atrás y hacia adelante por primera vez, él gemía profundamente, ella pujaba desesperaba cuando él restregaba su pubis contra su lindo trasero
Yo: pero quieres complacerlo y ser su puta – dije exigiendo respuesta
Alejandra: ¡Si! – decía firmemente, Randal tomaba su cadera y comenzaba a follársela como tal, lento, firme, profundamente.
Ella pujaba, bufaba, maldecía, gimoteaba y lanzaba esos escandalosos ruidos guturales con la garganta. Él solo la follaba lentamente sin dejar de verle el culo, yendo despacio, pero por completo dentro de ella y cada vez un poco más rápido. Él la tomaba por el culo e intentó ir a toda velocidad, le clavó la verga sin piedad y pude ver tal vez su primera cara sincera de completo placer, nada de poses o hacerse el cool, una genuina cara distorsionada de placer total de él, sacó y volvió a entrar con violencia…
Alejandra: ¡No, no mames! ¡Espe-ay cabrón! ¡Ra-Randal!
Decía desesperada e intentándole retirar sus preciosas nalgas, él la tenía bien tomada del culo así que fue inútil, entonces ella alzó una mano e hizo el típico gesto porno de detener al hombre con la mano hacia atrás sobre el pecho o el abdomen, yo tomé sus manos instintivamente y las planté con firmeza sobre el pasto, dejándola empinada a su merced, ella me vio sorprendida.
Yo: quieres ser su puta, ¿No? – dije nervioso, ella me vio nerviosa y no dijo nada.
Randal alzaba la cadera y la penetraba con fuerza y toda su velocidad, como si la follara por el coño como las veces anteriores, ella hacia ruidos histéricos y gritaba como perra, él gemía más escandalosamente que nunca y no dejaba de verle el trasero mientras iba con toda su verga hasta dentro de ella ya sin parar.
Randal: me la seguiré cogiendo aunque te arrepientas después – decía con la respiración agitada sin dejar de penetrarla y viéndome fijamente, nada de sonrisas crueles, solo me veía, mientras distorsionaba su cara por el placer y gemía sin vergüenza viéndome – todos se arrepienten meses después – decía y le clavaba la verga con fuerza, ella se reincorporaba violentamente y gemía profundamente sin vergüenza
Alejandra: ¡Ay tu pinche vergota! – casi gritaba histérica y la verga me daba un salto
Randal: pero seguiré cogiéndomela a escondidas, tal vez destruya su relación, pero no me importa porque quiero este culito para mí – decía sádicamente y dejó de verme, me lanzó su sentencia y comenzó a follar a toda velocidad a mi novia.
Sostenía las manos de mi novia y ella ya no intentaba liberarse, gritaba histérica y él la penetraba con fuerza, esos ruidos húmedos de sus penetraciones regresaban y me impresionaba que ahora fueran en su lindo y pequeño culo.
Randal: quítate de ahí.
Me decía desesperado y yo me retiré de inmediato, él acostaba a mi novia boca abajo por completo y se acostaba sobre su espalda penetrándola, ella gritó histérica mientras él se posicionaba sobre su delicada espalda. Verlo tan enorme y moreno encima de ella tan pequeña, blanca, delgada y delicada era abrumador, solo sobresalía su linda cara y todo lo demás era el obsceno y enorme cuerpo musculoso de él. Él se afianzada en su delicada espalda mientras ella hacia esos ruidos escandalosos que jamás olvidaré, enredaba sus brazos por debajo de ella, uno rodeando sus tetas y puso su otra mano sobre su garganta y la asfixiaba un poco, comenzó a mover su cadera violentamente penetrándola y esos escandalosos sonidos húmedos de penetraciones casi eran tan fuertes como los escandalosos pujidos y bufidos de ella, no lo había escuchado gemir así a él, tan profundamente, tan aliviado, tan sincero, tan placentero y real, ¿Su culo en serio se sentiría tanto mejor que su coño? Lo envidié tanto.
Randal: siempre serás mi puta – decía desesperado sin dejar de mover la cadera castigando el culo de mi novia con su enorme verga
Alejandra: ¡Si! – decía histérica entre sus escandalosos ruidos y gritos.
Él se perdió en el placer, como si solo necesitará esa confirmación de ella para seguir adelante, la penetraba tan fuerte que tuve miedo real de que la lastimara, él solo gemía y la llamaba puta, zorra, culo fácil, ella solo hacia ruidos desesperados y escandalosos que cualquiera que solo escuchara juraría que eran fingidos y exagerados. Él solo la folló sin parar por tantos minutos que me pareció una eternidad, aunque tal vez solo fueron 10 o 15, hasta que se desplomó encima de su espalda y se restregaba retorciéndose como gusano encima de ella.
Randal: que buena puta – decía derrotado haciendo obvio que eyaculaba dentro del apretado culo de mi novia
Alejandra: no mames ya sácamela – decía respirando con dificultad y con actitud genuinamente aliviada.
Randal levantaba medio cuerpo de ella y sacaba su verga lentamente de ella viendo fijamente sus lindas nalgas, yo veía como hipnotizado como salía su verga lentamente siendo completamente apresado por el lindo culito de mi novia y me obsesionaba ver cómo la piel de su ano casi parecía hacer succión en su verga y no la dejaba escapar. Él sacaba la verga y se desplomaba a lado de ella, ella recuperaba la respiración sin moverse y me abrumada ver su ano completamente boquiabierto y enorme.
Charlábamos y cuando recibía otro mensaje de Fausto diciendo que se irían preguntándome si había dejado algo, decidimos que era mejor irnos, se hacía tarde, eran ya tal vez las 7 pm y comenzaba a oscurecer. Randal guardaba las pocas cosas que habíamos sacado y ella buscaba su brassier que no aparecía por ningún lado, ella caminaba gracioso y era evidente, pero ni él ni yo hicimos ningún comentario incomodo al respecto, ella parecía evitarme.
Yo: ahí está – le dije indicándole el pequeño pedazo de tela amarilla cerca del claro de agua
Alejandra: si, gracias – decía sin verme y tomando el brassier y poniéndoselo, me acerqué a ella y le toqué su lindo trasero, ella saltó un poco
Yo: ¿Te duele golosa? – dije pícaramente acercándome a besarla, ella evitó el beso y me vio fijamente
Alejandra: me odias, ¿Verdad? No finjas – decía culpable sin dejar de verme
Yo: te amo – le dije dulcemente, los sentimientos confusos se habían vuelto nuestro pan de cada día esos días, no me extrañaba que ella estuviera confundida
Alejandra: tú siempre quisiste eso… – decía avergonzada y abrazándome dulcemente
Yo: no importa – dije honestamente y la besé
Alejandra: no te dejaré por él – decía con seguridad
Yo: pero si le seguirás dando tu lindo trasero – dije riendo un poco, ella reía también
Alejandra: solo si quieres – me decía viéndome firmemente
Yo: quiero que seas su puta – le dije honestamente y la besé apasionadamente.
Randal nos llamaba y acudíamos al auto. Los 3 parecíamos cansados, y no decíamos nada, ella fue sentada con él al frente y en momentos casi me quedaba dormido por la brisa en mi cara y me despertó ver a mi novia darle una mamada a Randal mientras manejaba y disfruté el pequeño show hasta que él eyaculaba de nuevo sin avisarle, ella se hundía así misma para tragar sin la mano de él sobre su cabeza, con asco, con caras de disgusto y tragando con dificultad, pero sin quejas y sin que Randal “la obligara” presionando su cabeza. Luego platicábamos como buenos amigos, sin siquiera mencionar la mamada, como si fuera algo completamente natural, si cualquiera nos viera platicando no adivinaría nuestra retorcida y pervertida relación.
Llegamos a nuestro pequeño departamento y él se ofrecía a ayudarnos a bajar nuestras cosas, cuando estábamos dentro, él hacía comentarios cómicos y sádicos.
“Entonces está es la cama donde me voy a follar a tu novia”
“¿Solo tienen una cama? ¿Dónde dormirás tu cuando me quedé a dormir para atender el culito de Alejandra?”
“Bueno, ya sé dónde venir cuando necesite un culo”
Reíamos y aunque la charla se ponía sexual él no se quedó, el apretado y precioso culo de mi novia le dejó en nocaut la verga. Después de 20 minutos que el partió dándole un beso apasionado a Alejandra y tocando su trasero, ella y yo follamos increíblemente 2 veces e hicimos el amor una vez antes de dormir. Diciéndonos desesperadamente que nos amábamos, intentando reafirmarnos uno al otro sentimentalmente.
Epílogo.
Randal fue al otro día sin avisar, ambos estábamos ahí, él no quiso fingir y dijo sin vergüenza que fue porque “tengo una erección y necesito a Alejandra” y se la folló 3 veces frente a mí, en la sala, en la cocina y en nuestra cama. Luego al otro día de nuevo y al otro día otra vez, si hubiera ido un cuarto día tal vez hubiera dicho algo, pero no sucedió.
Una semana después cuando ella y yo ya ni siquiera hablábamos de él regresé a las 9 pm al departamento y cuando entré la escuché gimiendo escandalosamente en nuestro cuarto, entré y ella me vio aterrada.
“Pe-perdón! ¡No me avisó, te iba decir ahorita por mensaje! Tiene 20 minutos aquí apenas en serio” Decía aterrada quitándose de encima de él, Randal solo me veía.
Yo le dije que no importaba y me senté a ver, ella rio nerviosa un poco y 30 segundos después estaban follando como conejos de nuevo.
A veces él venía por la tarde cuando ambos estábamos y la follaba sin piedad frente a mí, a veces yo llegaba y ellos estaban haciendo un 69 en nuestra cama, una tarde llegué y ella estaba usando un disfraz de colegiala y él le estaba follando el culo en la sala con todas sus fuerzas, una noche cuando regresaba de clases ellos estaban follando en el auto. Ellos me veían llegar y ya ni siquiera se detenían, me ignoraban y me dejaban ver cómo él usaba a mi novia como juguete sexual. Nunca me atreví a pedirle follarle el culo, sabía que ella se negaría y eso causaría una pelea.
Pasaban los meses y ella se negaba amablemente a follar conmigo, pasamos de follar 3 o 4 veces por semana a una vez al mes, mientras él seguía viniendo a veces incluso 4 veces por semana y nunca obtuvo una negativa de ella, ni una sola vez.
Ella comenzó a tomar la píldora para que él pudiera follarla a pelo siempre, en ocasiones él durmió en nuestro departamento, él la follaba hasta quedarnos dormidos los 3 en la cama Queen size que teníamos, él eyaculando dentro de ella, yo masturbándome como idiota solo viendo, siempre me despertaban los ruidos de mi novia gimiendo en medio de la madrugada, veía la silueta de él encima de ella follándola profundamente y yo fingía no despertarme mientras me masturbaba a unos centímetros de ellos.
Comenzaron las peleas cuando yo le pedía que folláramos con más insistencia y ella se negaba.
Yo: ¡No eses justo y lo sabes! – decía desesperado
Alejandra: no me puedes forzar, no quiero, ¡Perdón! Te amo, pero esta noche no, ¿ok? ¡Perdón en serio! – decía culpable. Él la dejaba completamente satisfecha, no necesitaba más o peor aún, ella simplemente no quería follar más conmigo, después de probar el caviar no querrías comer pizza de nuevo.
Esa pelea se replicó tantas veces de la misma exacta manera que perdí la cuenta, cada vez follábamos menos y nos alejábamos sentimentalmente más. Mientras él seguía viniendo 3 o hasta 4 veces por semana y todas las veces obtenía sexo, mientras la llamaba puta y le eyaculaba en la cara, la boca, dentro del culo o del coño o en las tetas. Siempre usándola como un objeto sexual, sin preocuparse por el placer de ella y buscando su orgasmo y su placer de la manera más sucia y explícita, diciéndole que su culo era genial, que su vagina estaba más apretada que cualquier otra y que ella era “su mejor puta”.
Ella nunca se compró en nuestros 5 años de novios tanta lencería como con él en esos meses, disfraces sexuales incluidos. Ellos comenzaron a salir sin mí, ella regresaba por la madrugada ebria y adolorida del coño o hasta el otro día sin decir una palabra.
Cuando él se quedaba varias ocasiones me mandó a dormir “cómicamente” al sillón para dormir a gusto a solas con mi novia, los escuchaba follar toda la noche y por la mañana me despertaban con un escandaloso mañanero y ella bajaba feliz completamente desnuda solo usando pantuflas a prepararle el desayuno.
Él se había apoderado del mundo trasero de mi novia y nos negamos a hablar de eso.
Alejandra: Randal quiere que le cumpla cierta fantasía…. No te pongas loco, ¿Ok? – decía nerviosa una tarde mientras comíamos después de que llevábamos 2 meses sin follar
Yo: ¿Otra? – dije sarcástico y molesto, se la había follado en un parque completamente desnuda a medio día, en el cine por el culo, en el auto en una autopista
Alejandra: olvídalo – sentí un balde de agua fría caerme encima
Yo: dímelo – dije débilmente
Alejandra: es que… – se tomaba su tiempo evadiendo mi mirada – va invitar a un amigo suyo… – decía débilmente sin verme a los ojos
Yo: ¡¿Para cogerte?! – dije histérico
Alejandra: sabía que te ibas a enfadar – decía molesta como si fuera mi culpa
Yo: ¡¿Aquí?! – dije histérico
Alejandra: ¡No no! Iríamos a un motel… – decía en voz baja
Yo: ¿O sea que si sería un trio? – dije exigiendo respuesta
Alejandra: si… – decía débilmente
Yo: ¿Te gusta? ¿Quién chingados es? – preguntaba furioso
Alejandra: no, no me gusta… es que no lo conozco, no sé – se supone que intentó calmarme, obviamente fue peor
Yo: ¿O sea que harás un trio con él y un desconocido? Genial – dije sarcásticamente y resignado levantándome de la mesa dramáticamente
Alejandra: Franco… – decía triste intentando tomar mi mano
Yo: haz lo que quieras – dije triste y me largué al cuarto, ella se fue 2 horas después sin despedirse y regresó hasta el otro día, nunca hablamos del tema.
A partir de entonces dejamos de dormir juntos, dormía en la oficina en un sofá cama y ella en el cuarto, dejamos de decirnos que nos amábamos. Nos convertimos en alguna clase de retorcidos roomies asexuales que apenas se hablaban. Randal seguía viniendo, a veces él me ignoraba y follaba a puerta cerrada a mi novia y yo me masturbaba escuchándolos sin esfuerzo desde la oficina, a veces él me invitaba a dormir con ellos, me dejaba ver todo, pero si me atrevía a tocar su precioso culo ella se ponía furiosa.
Ella me dijo sobre un viaje que haría con sus amigas, no pregunté demasiado, no quería la verdad.
Alejandra: ya me voy – decía seriamente bajando con su enorme maleta
Yo: ¿Quieres que te lleve? – le dije amablemente viéndola, tan linda, tan hermosa, tan dulce, su culo tan hermoso y redondo en esos jeans
Alejandra: no… – decía sentándose
Yo: Alejandra… Cuando vuelvas, hablemos, aún podemos arreglarlo – ella me vio con profunda tristeza, nunca olvidaré su melancólico rostro
Alejandra: no volveré Franco – decía tristemente, yo lo esperaba, solo no sabía cuándo sucedería, su maleta era demasiado grande para un viaje de un fin de semana
Yo: lo entiendo – dije dándome la vuelta para llorar y que no me viera
Alejandra: lo siento… Has sido la persona más importante en mi vida, esto también me duele – decía llorando y gimoteando – y-ya me voy…
No dije nada, ella cerró la puerta y se fue para nunca más volver.
FIN.
Gracias por haberme acompañado en esta larga historia. Este es el final DEFINITIVO de los personajes, no hay más, ni regreso, ni cosas alternativas, todo termina. Muchas gracias por leer.