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Carla: El tío la entrega a pistero de estación de servicio

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100 % real! Absolutamente!

Sabiendo que mi mujer se había ido dos semanas a la Argentina con sus amigas mas cercanas, era inevitable una visita del tío de Carla, como que casi se aman, se disfrutan mucho y tienen cosas en común para conversar. Eso no quita el tropezón de cuando el tío la prostituyó, ni que todo se enderezó y hasta le gustó a ella. Ayer martes, llegó él y de inmediato, dado que estoy totalmente libre, nos reunimos y luego de una sesión de besos y chupones por aquí y por allá, pasaron a coger casi que con desesperación. Como detalle pícaro, cuando llegó el tío, Carla lo esperó ya en la cama, totalmente desnuda y en pose… de espaldas, de costado sobre el lado derecho, el pie izquierdo apoyado en la rodilla derecha, la concha totalmente a la vista, la raya del culo entreabierta.

Ver eso y tirarse vestido a chuparle la concha fue todo uno, y luego siguieron con los juegos y chuponeo que les conté.

Desde luego, participé de los juegos y luego de un par de polvos me invitaron al mas glorioso de todos, a la doble vaginal. Ésta vez me tocó de frente a Carla, una delicia los besos que nos dimos, y ni que decir, el placer de metérsela, sin dificultad, llena de semen como estaba de la actividad reciente mano a mano con el tío. Así de lubricada le dábamos los dos sin dificultad, y yo podía aprovechar de tenerla de frente, con besos, caricias al clítoris y chupeteo y caricias a las tetas.

Agotados del primer round, el tío propuso irnos a almorzar y luego iba a cargar combustible, pues estaba con muy poco luego del largo viaje desde la ciudad donde viven.

Rápido como el rayo, recordé la aventura que tuvimos con un pistero, y le dije a Carla: no tenés ganas de empezar a preparar un pistero? Alguno joven, que casi nunca tenés un joven y de manos ásperas ja ja.

Le hicimos un resumen al tío de aquella aventura, y le encantó la idea (le gusta entregarla tanto como a mi, recuerden el relato donde la prostituyó) y en esta semana, nos contó que piensa volver a hacerlo, pues ella confesó sentirse bien de putifina.

Pero primero lo primero. Carla se vistió como para poder ir a almorzar, y luego comenzar la aventura de mostrarse a algún pistero.

Super mini tableada, camisa, y abrigo largo. En el restaurant pasó por una chica mas con, quizás con el padre y un tío o algo así.

Con T conduciendo, Carla a su lado y yo atrás, nos fuimos a recorrer las estaciones de servicio de la rambla montevideana. Pasamos a través de un par de ellas, como si algo no nos convenciera, pero era que Carla no encontraba pistero a su gusto.

Finalmente! En otra ya llagando dijo: Tíooo al surtidor 4.

Allí paramos y Carla ya venía preparada de antes, abrigo abierto, minifalda subida y piernas visibles hasta los muslos, casi se veía la tanga. Al acercarse a preguntar que deseábamos, el pistero no pudo evitar ver aquellas hermosas piernas.

Deliberadamente, T pidió una carga de solamente $ 1500 para que quedara espacio en el tanque para retornar mas tarde. Mientras el surtidor cargaba lo pedido, el pistero se acercó de nuevo a preguntar si limpiaba el parabrisas. –Sí, por favor, dijo T. Y al limpiarlo, el tipo miraba por el parabrisas las piernas entreabiertas de Carla que mostraba sin prejuicios la tanga negra que llevaba. Terminado todo, Carla dijo: Voy al minimarket a comprar un jugo mientras usted paga, tío.

Se bajó y fue lentamente, luciendo su andar pese a que estaba de abrigo largo.

El pistero se acercó, cobró, y dijo: Le molesta liberar el sitio corriendo la camioneta hacia adelante mientras viene su señora?

Y T: mi sobrina querrás decir… no es mi señora.

—Ahhh.

—Podés hablarle tranquilamente, está libre, y es muy liberal... (le encantó darle pie al pistero para que la mirara a gusto).

—Yo? Una mujer así no se fija en un pistero ja ja…

T movió la camioneta, mientras el pistero, digámosle P embolsaba la propina y casi enseguida abrió la puerta para Carla que ya volvía. Ella agradeció, se aseguró de dejar ver lo mas posible de pierna al subir al vehículo y nos fuimos tranquilos.

Acompañamos a T en algunos trámites de trabajo y decidimos probar suerte a ver si el pistero aún estaba en horario.

Pero, pequeña variante, iba conduciendo Carla, con la esperanza de que P aún estuviera en su turno.

Se fijaron un detalle? Nada nuevo, claro… las prendas de dama, en este caso la camisa de Carla, siempre llevan los botones a la izquierda, por lo tanto, tres botones desprendidos y la camisa que naturalmente se abre, mostraban a la perfección toda la teta derecha de Carla apenas cubierta con el corpiño de encaje negro.

Hubo suerte y estaba P. Fuimos al surtidor al lado del cual estaba y se sorprendió al vernos de nuevo, y mucho mas al ver a Carla conduciendo y al apreciar su escote.

–Otra vez? Dos cargas en el día? Le lleno el tanque?

–Tío, pregunta si me llena el tanque, que hacemos? (y mientras tanto P seguía pegado a la ventanilla, mirando escote abierto y piernas descubiertas).

El tío demoró adrede unos segundos, y dijo –Hoy no, que llene el tanque mañana. Carguemos otros $ 1500.

Así lo hizo P, cobró tomándose su tiempo, recibió la nueva propina y agradeció con un “muchas gracias por todo y los esperamos mañana”, aunque habló en plural, seguro que esperaba atendernos él.

Esa noche decidí, y me agradecieron, quedarse solos tío y sobrina. “No te imaginas que noche Sergio, me dio por la cola y me chupó todita”.

Al otro día, después de mediodía, decidimos pasar a la parte siguiente de nuestro plan de juego.

Quien fue a cargar combustible en su propia SUV fue Carla, conmigo y el tío, obvio.

Pero había sorpresa de vestuario. Simplemente, con la calefacción bien alta, minifalda con tanga blanca nacarada y camisa diferente a la del dia anterior, sin corpiño.

Por supuesto, tres botones de la camisa que desprendió antes de llegar, abriendo bien la separación entre lado de ojales y de botones… consecuencia, se veía hasta el pezón del seno derecho.

Llegamos, fuimos al surtidor donde estaba P, y él prácticame te se abalanzó a atendernos.

Casi que al ver que manejaba Carla mete la cabeza por la ventanilla, y no pudo no ver aquella gloriosa teta con su rosado pezón y areola.

—Le lleno el tanque?

–Mmmm… quizás me llenes el tanque esta tarde… ahora llená el tanque de la camioneta. Que calor! Me pasé de calefacción! Y sacudió la mini dejando ver la tanga. Tío, me trae un jugo del minimarket?

P que vio todo se precipitó a colocar la manguera en el tanque y volvió a la ventanilla.

—Algo mas señora?

–Señorita! Y seguía asegurándose discretamente de que la camisa no se cerrara y volvió a sacudir la minifalda mostrando. –Sí, si te animas, preciso tu celu… a que hora salís?

—A las 17 salgo.

–Te llamo, casi seguro, por lo de llenar el tanque digo.

—Por favor llámeme! Aunque no lo creo, de una persona de su nivel… no se va a fijar en mí.

–Tratá de estar atento. Bajó bien la mini, cerró la camisa y nos fuimos.

Ni pensar como quedaría P, sobre todo cuando vio que no le había anotado el celu a Carla.

–Vieron? De tan excitado ni me dio el número, vamos a volver a buscar el número y queda loco de contento.

Así lo hicimos y al vernos llegar P se precipitó a entregar un papelito a Carla, que, obviamente, había vuelto a abrir su camisa.

Pasemos, rápidamente a la conversación de 16 y 50 de la tarde de ayer.

–Hola P?

—Hola señorita! Es quien imagino?

–Sí, soy yo y me llamo Carla… Te notaba muy mirón ayer y hoy… quisieras visitarme ahora cuando salgas? Estoy en… si tenes el carnet se salud del trabajo, traelo

—Sííí claro que voy, y lo llevo.

–Te espero!

Llegó poco menos que corriendo, después de las 17. Carla lo recibió en la puerta del apartamento. Tacos altos, camiseta blanca, sencilla, que apenas le cubría las tetas y dejaba el ombligo al aire, y jean de esos todos cortados con tajos horizontales, en algún lugar hasta mas bien le faltaba algún trozo no muy grande, de frente… Lo saludó con un pico, y lo guio al living. Al darse vuelta… los tajos traseros del jean eran mucho mayores, y a la altura del culo faltaban dos trozos de mas o menos 12 x 5 cm, hermosa vista!

Lo invitó a sentarse juntos en el sofá grande. El tío y yo oíamos y veíamos desde un dormitorio, pues Carla había dejado un celu transmitiendo desde una mesa cercana, medio escondido entre una pila de libros. Resumiendo, fue mas o menos así.

–Que rápido llegaste!

—Es que no me lo puedo creer! Que me invitaste a tu casa, cuando tu tío me dijo que te mirara y te hablara, cuando hacían chistes con llenar el tanque…me parecía un sueño ; no te molesta si te tuteo no?

–Hay muchas cosas que no sabés de mi y las vas a saber hoy, y claro que podés tutearme.

Carla arrancó de nuevo con picos, y se notaba que iba profundizando los besos, mientras él le acariciaba las piernas y en determinado momento avanzó una mano por debajo de la camiseta.

En ese momento fuimos al living, saludando.

–Hola Ya llegó el nuevo amigo! Que rápido.

–Sí y no sabes tío, ya me metió mano y besos de lengua!

—Perdón, como ella me invitó, vine, y Ud. me había dicho que podía hablarle… si molesto…

–Pero no, muchacho… sabemos y gozamos como es Carla, le encanta la pija! Con decirte que hasta íntima conmigo! Y que Sergio es la pareja de ella y también disfruta!

Y decime Carla, te tocó mucho?

–No porque no tuvo tiempo ja ja.

–Por que no te pones algo lindo en vez de eso para que te aprecie bien?

–Sí, tío tenés razón, ya vuelvo amor, y le metió tremendo beso de lengua.

—No puedo creer lo que me ha dicho! Ud. es el tío y cogen? Y Ud. es la pareja y la deja coger y mira?

–Él es el tío sí, empezaron a coger hace meses y les encanta, y a mi me encanta entregarla y mirarla, y muchas veces me sumo y participo. Ella encantada de la vida! Viste que muchas cosas tenías por saber?

Vuelve Carla, ya se veía todo a través de la bata, blanca, transparente, larga al piso, y con un arrastre atrás, en el piso, agregado por la modista, de unos 40 cm, como ensayo para un vestido destinado a una próxima fiesta. Abotonada con 14 botones pequeños al frente, mangas “Oxford” o acampanadas, como quieran llamarlas. Chinelas de dormitorio, de taco altísimo y de acrílico .

Elegantísima la pequeña, cola que arrastra en el piso, y pensamos que será aún mas elegante en negro y en un formato vestido y no bata.

Debajo todo en negro, un corpiño media copa, en donde la media copa tiene forma de mariposa.

La tanga también mariposa, pequeña, deja los pelitos a la vista, de cada lado sale un hilo que se ata al que viene desde la cola.

Un hilo grueso negro se pierde por la entrepierna y emerge en la raya del culo dando lugar a una pequeñita mariposa de cuyas alas salen los dos hilos que van a atarse con los del frente.

–Ves que linda y por que te decíamos que le hablaras algo? Te gusta? Le dijimos mientras Carla giraba delante de él. Se paró a unos dos metros.

—P Pero por que yo?

–Porque se me antojó un pistero, mi tío y Sergio me dieron para adelante y vi varios y a vos te tuve fe ja ja, espero no equivocarme.

—Estoy asombrado, no entiendo pero quiero disfrutar, y llenarte el tanque ja ja.

–Sergio, amor, te fijaste en el Carnet de Salud de P?

–Sí, desde luego, todo en orden.

El tío se adelantó t comenzó a besarla, la hizo girar y cuando ella estuvo de espaldas a P, el tío le comenzó a acariciar el culo.

Luego me la dejó, nos besamos de lengua y la hice girar nuevamente, de frente a P le di una hermosa sesión de caricias de tetas, a través de la bata.

Se acercó el tío, y ante el nerviosismo evidente de P le dijimos: No te preocupes ya va a ser tuya. Mirá como te la entregamos y desnudate.

Desde atrás de Carla, comenzamos a desprender la abotonadura de la bata, tomándonos nuestro tiempo. Mientras P se quedó en boxer con evidentes señas de calentura en su entrepierna.

Sin apuro la despojamos de la bata, quedó con su conjunto de “lencería mariposa“. Los pelitos a la vista... –Puedo tocarlos? –Sí, un poquito, ya los vas a tener disponibles.

Encantado, P pasó su mano por aquellos vellos suaves y bien cuidados, “que suavidad“.

La hicimos girar para que apreciara el culo en su plenitud. No todo culo se luce con solamente un hilo dental, si hubiera imperfecciones de piel o de forma se notan al toque. Pero el culo de Carla se luce hasta en hilo dental, una obra de arte.

Pasados unos momentos tío de Carla y yo, seguimos con la entrega… primero le saqué el corpiño, aprovechando para acariciarle los senos, dejando escapar entre dos dedos un pezón erecto, le hice señas de acercarse… ”Besalo…” lo besó brevemente y dimos un paso atrás con Carla. Fue el turno de que el tío y yo desatáramos la tanga y la dejáramos caer al piso, P parecía morirse cuando la vio desnuda de frente, la concha una rayita, los pelitos una tira perfecta, las tetas bien duritas y los pezones parados, rosaditos.

–Todavía te falta ver mas… y Carla giró como hace siempre, inclinó el torso y abrió las piernas… culo y concha a la vista… –Que divina atinó a decir el pistero.

–Ahora es tuya! Pero sigue siendo nuestra! Adelante chicos.

P se acercó, le acarició concha y culo, se ensalivó los dedos y volvió a acariciarla. –Ahora yo! Dijo Carla. Se dio vuelta, se arrodilló y comenzó a bajar el slip de P. Lo que apareció, saltando como un resorte fue un miembro de largo digamos normal, unos 17 o 18 cm, sin medirlo, cabeza bien cónica… pero el resto… un tronco que mas que tronco de pija es tronco de árbol, haciendo una comparación disparatada. A partir de la cabeza se ensancha a pasos agigantados hasta ser realmente muy grueso en casi todo el tronco y hasta en la base, ya gruesísima.

–Mmmmm. Murmuró Carla. –Te gusta? –Super para gozarla! Y derecho a la boca para una primera chupada.

Le comenzó a hacer su trabajo y a excitarse a medida que vio que no le entraba hasta el fondo, la ensalivaba, la lamía y siempre le quedaba algo afuera, mientras tanto nosotros, para que P viera como era el juego le acariciábamos las tetas y la concha humedeciéndola.

El paso obvio siguiente fue a la cama, P cada vez mas desesperado viendo a Carla, se tiró entre sus piernas abiertas a chuparle la concha, chupaba y chupaba mientras estiraba una de sus manos hacia arriba le acariciaba las tetas y llegaba hasta su boca para que le chupara algún dedo, todo lo que ella cumplía con gusto, y nosotros los dejábamos hacer.

En un momento Carla le dice: Quiero montarte… de frente o de espaldas? –De frente, quiero ver tu cara, acariciarte las tetas. Previsora, visto el grosor, Carla le puso un poquito de gel y nos miró con picardía y sonriendo.

Se puso sobre él, sosteniendo la verga se la puso justo en la entrada de la concha, nos volvió a mirar, se mordió el labio inferior como diciendo “Ahí voy” y comenzó a bajar. El tío T y yo mirábamos desde atrás como iba entrando casi hasta la mitad…

–Mmmm está gruesa dijo Carla y se elevó sacándola, ponele algo mas de gel amor… Así lo hice, sin molestia alguna de mi parte. Y comenzó de nuevo, apuntó, y despacio la fue metiendo hasta que de nuevo llegó a donde parecía ser el límite… y allí se dejó caer… Ahhhh exclamó y estaba toda adentro. Su concha parecía formar un anillo a punto de romperse. Aun así preguntó estás bien P? –Sííí señora! Fue lo que le salió; nunca estuve mejor.

–Yo me voy adaptando… y empezó a moverse. Nunca habíamos visto nada igual, su conchita, nuestra amada conchita parecía que no resistiría, pero resistió.

Hasta que P comenzó a quejarse y gemir y supimos que había cumplido con su cometido… tanque lleno.

Ella se levantó hubo un sonoro plop! Al salir del todo y un bello escurrimiento desde su concha.

–Te tuve fe al elegirte y no me defraudaste amoroso, vení que te la limpio… y a pura lengua se la limpió toda.

Mientras se la limpiaba, prácticamente en cuatro sobre P, el tío vio la oportunidad, bajo la forma de la concha semi abierta de Carla… y nada lento, se la metió de una… Ahhh sí tío sí, usted tambien y después Sergio, hoy quiero todo.

Así lo hicimos, los dos la mar de calientes. Y al terminar, me dediqué largo rato a chuparle las tetas y a besarnos mientras ellos se duchaban. Luego fue nuestro turno de ducha.

—Nadie va a creerme que esto pasó realmente dijo P.

–Y yo tengo tu teléfono, cualquier cosa te llamo, pero no pienso pasar por allí, me identificarían y todos querrían cogerme ja ja.

Lo despidió a los besos, el pibe encantado. Y Carla nos confesó que “con ese pito puede arbitrar cualquier partido” ja ja.

De inmediato partió Carla a la casa de la modista a fin de ajustar los detalles del vestido que le estaba haciendo para la fiesta (fiesta seria de matrimonios) que nuestro amigo el cónsul había organizado para dos dias despues, y a la cual tambien estaba invitado el tío pues pedimos por él. Un hecho que el tío aprovechó para lucirse gracias a ella y… imagínense… repetir algo que ya la impulsó a hacer.

(9,00)