Nuevos relatos publicados: 18

Carolina, despertando mi sexualidad

  • 5
  • 17.991
  • 9,00 (1 Val.)
  • 0

Apenas había cumplido 18 años cuando me invitaron a formar parte de una agrupación, en ella conocí a una joven de mi misma edad, muy guapa y un cuerpo extraordinario.

Era de piel "apiñonada", pelo castaño, ojos color café, media como 1.63 m, tenía unos pechos grandes y hermosos, sus piernas muy bien torneadas y sus nalgas cuando usaba falda provocaba que se levantará su falda, la verdad, era hermosa de pies a cabeza.

Recuerdo muy bien la primera vez que la vi, llevaba un vestido que le daba un poco más arriba de la rodilla, y un escote muy pronunciado. Al mirarla mis deseos más bajos salieron a flote, aun recuerdo que al tocar su mano para saludar y ese beso en la mejilla provocaron una ereccion en mi.

Era una persona muy educada, era muy sonriente y amigable, eso mismo me ayudó para poder estar cerca de ella, yo trataba de comportarme lo mejor posible con ella.

Pasaron unas cuantas semanas cuando ella y yo nos llevábamos de lo mejor, la llevaba a su casa, salíamos a tomar café y lo que mas me gustaba es cuando estábamos a solas preparando cosas de trabajo.

Poco a poco surgió y se fraguo al cien la confianza, comenzamos hablar de temas más candentes, lo que me sorprendió es que ella jamás había estado con nadie en la cama, al igual yo, jamás había estado con nadie. Después de la plática tan candente de ese día, llegué a mi casa con el bóxer super mojado, ya que en la platica me explico que le encantaba tocarse, y fue tan explícita al decirme como lo hacía, y yo, yo también le platique como me masturbaba yo.

Un sábado, ya casi al anochecer entro una llamada a mi celular, al mirar el teléfono mire su nombre, contesto, y me invita a su casa, con la excusa que estaba aburrida, sus padres se habían ido de viaje a ver a un familiar, así que su casa estaba sola, jamás pensé en que iba a suceder esa noche.

Al llegar a su casa, me recibió amablemente como comúnmente lo hacía, pero lo que más me encantó es que llevaba una falda como 5 dedos abajo de sus nalgas, y una blusa tan ligera que dejaba ver sus pechos, me invitó a su recamara, ya que estaba dando una limpieza rápida a un desorden que había hecho. Al subir no perdí la oportunidad para verle las piernas que eso mismo probó o una ereccion tan fuerte que no pude esconder que al entrar a su cuarto ella se percató pero no digo nada.

Cuando ella estaba limpiando su cuarto la miraba de lado a lado y mi ereccion seguía, en eso ella se golpea la pierna con un mueble, y se sienta en la cama, le pregunte que como podía ayudarla, y en eso me pide que le sobe la pierna, honestamente no perdí la oportunidad mis manos fueron directo a donde ella se había golpeado, comencé a masajear mirándola a los ojos, frotaba delicadamente su pierna de arriba abajo, comencé a notar un brillo en sus ojos, le hice una pregunta diciendo: ¿ya te sientes mejor? Y ella contesta asintiendo con su cabeza y una sonrisa, más de pronto subí un poco más mi mano que llegó hasta su braga y toque por encima su vagina, estaba mojada, ella se percató de lo que había sentido, me pide disculpas por su excitación diciendo que no lo pudo evitar al estar frotando mis manos en su pierna.

Mis manos no soltaban su pierna y menos al saber que ya estaba excitada, a toda costa yo quería ver ese cuerpo desnudo y mi pene en su vagina, y de pronto ella acerca sus labios en mi boca y me da un beso, entrelazando nuestras lenguas, la empujó hacia la cama, y me monto sobre de ella, abierta de pies mi pene y su vagina se frotaban, ella comenzó a exaltar de manera agitada, al igual que yo, bajo mi boca a lamer sus piernas ella se estremecía y se contraria, como pude baje su falda, mi lengua y mi boca lamian de todo a todo sus piernas, pero hubo algo instintivo que me llevó a su vagina, bese por encima su concha baje su braga y me introduje a ese manjar tan rico y súper mojado, no tardó en venirse, sentí ese líquido con un sabor extraño, pero placentero.

Después ella me voltea y quita mi playera, y después mi pantalón, no tardó nada cuando dejó al descubierto mi pene, y como si fuera una experta comenzó a chupar mi pene, era tan rico, su boca quería comerse mi pene, en ovaciones quería vomitar pero eso no la detenía, cuando decidí que era el momento la tomé de la mano, la levante quite su blusa, y comencé a mamar esos pechos tan ricos que tanto deseaba al masturbarme, ya eran míos.

La dirigí de nuevo a la cama, me monte sobre ella, acerque mi pene a su vagina, sus palabras fueron: Despacio que aún soy virgen. Le sonreí y asentí con la cabeza, y poco a poco fui metiendo mi pene en su vagina, ella cerró los ojos, sus labios se mordían, y su cara, jamás olvidaré esa cara de placer, no batalle en meterla, pues estaba completamente húmeda su vagina, logré sentir que algo se rompió dentro de ella, y después, comencé a empujar, el va y viene del placer, una y otra vez, ella se estremecía, yo sentía en mi un placer que jamás había sentido, la mía su cuello, sus pechos, mis manos corrían por todo su cuerpo, cada vez se mojaba más, en ocasiones sus contracciones eran mayores, hasta que no pude más, y salió de mi un fuerte chorro, mi semen estaba dentro de su vagina.

Me abrazo, y yo a ella, nos miramos fijamente, sus ojos brillaban, y creo que los míos igual. Después de eso, nos mirábamos a solas cuantas veces podíamos, experimentamos muchas cosas.

Y así fue por un año hasta que ella entró a la universidad, salió de la ciudad, al principio hablábamos, pero, la universidad le demandaba mucho. Hasta que un día jamás volví hablar con ella.

(9,00)