El verano pasado tuve una de la peores (o mejores) ideas que se me podían ocurrir. Una de las cosas que más caliente me ponen es quedarme desnudo en público. Pero no delante de personas, sino estar desnudo en un sitio público pero en sitios en los que no te pueda ver nadie. Me gusta la sensación de estar desnudo en lugares donde no es habitual estar desnudo.
Pues un día, con 18 años, decidí hacer la mayor locura que había hecho hasta entonces. Sobre las 11 de la noche me bajé al parque que estaba a 5 minutos de mi casa. ¿Cuál era mi plan? Mi idea era desnudarme entero en un arbusto del parque y dejar toda mi ropa ahí. Una vez hecho eso, dar la vuelta al parque entero desnudo. El parque era bastante grande, por lo que para dar la vuelta entera podría tirarme unos 20 minutos. Al ser de noche pensaba que poca gente estaría en el parque y por los alrededores. Esa era mi intención, estar desnudo y dar la vuelta, pero sin que me viese nadie.
Entonces empieza la acción. Como os he dicho, me desnudé entero y dejé mi ropa escondida en un arbusto y salí a la aventura. Iba calmado y no veía a nadie, por lo que me estaba gustando mucho. Si escuchaba a alguien, me escondía en un arbusto y después volvía a salir. Todo iba como yo quería, hasta que se empezó a torcer la noche. En la otra punta del parque, es decir, a 10 minutos de mi ropa, empecé a escuchar muchas voces de jóvenes. Me escondí en un arbusto hasta que se fueran. Pero había un problema. Estos jóvenes estaban yendo al parqué para hacer un botellón esa noche. Fueron a un banco del parque y se sentaron todos allí. Eran como 7 chicos y 10 chicas. La cosa aún fue a peor. Ese banco estaba solamente a 10 metros de mi arbusto. Yo estaba bien escondido pero a la mínima que saliese me iban a ver.
No sabía que hacer en ese momento, así que mi mejor idea era ir moviéndome lentamente por los arbustos y alejarme lo máximo posible. Pero mi error fue que al moverme, también movía algunas ramas por las que iba pasando sin darme cuenta. Entonces escuchó que un chico gritó: "¡Mirad hay alguien ahí!". Yo me quedé petrificado pensando que me podían haber visto. Miré hacia las ramas que me tapaban por debajo y vi que había creado un hueco por donde se me veían perfectamente las piernas. Intenté huir entonces lo más rápido posible, pero en el intento me di cuenta de que mi pecho se había quedado atascado y no podía salir yo solo. Me encontraba boca arriba en un arbusto atrapado y muchos jóvenes se estaban acercando a ver quien estaba ahí atrapado. No tenía salida ya.
Llegaron los jóvenes y empezaron a apartar ramas y descubrieron todo mi cuerpo desnudo y se empezaron a reír. Llamaron a los que quedaban en el banco para que viesen el espectáculo que les esperaba. Querían saber quien estaba atrapado ahi y descubrieron las últimas ramas que me tapaban. Cuando vieron que era un chico de su edad el que estaba atrapado empezaron a reirse y a celebrarlo. Yo seguía atrapado por la rama grande y les pedí que me ayudaran a salir. Pero la situación era mala para mi, ya que los jóvenes ya habían empezado a beber alcohol, y en ese estado solo quieren diversión y más diversión.
No me hacían caso, y por si fuera poco, empiezo a ser iluminado por muchos flashes. Cuando los miro veo a muchos de ellos con el móvil grabando y haciendo numerosas fotos. No me lo podía creer. Ya no es que estuviese desnudo delante de 17 personas, sino que ya iban a tener para siempre mi cuerpo desnudo. Les seguía suplicando que me dejaran salir para irme. Entonces uno me preguntó:
– ¿Que haces desnudo aquí en medio?
Inocente de mi para salir les conté la verdad:
– Pues me he dejado la ropa en un arbusto en la otra parte del parque y estaba dándome una vuelta y me he quedado aquí atrapado. Sacadme por favor.
Eso no hizo más que animar más a la gente.
– No te vamos a sacar de ahí gratis. – decía una de las chicas, apoyada por el resto.
– ¿Qué quereis que haga? – les dije desesperado.
– Si te sacamos… vas a tener que estar un rato sentado con nosotros en el banco desnudo- propuso una chica.
No me quedó más que aceptar la propuesta y me sacaron de los arbustos y ya estaba de pie con todos ellos. Fuimos al banco todos y me dejaron ahi sentado solo en el banco mientras me seguían haciendo fotos. Viendo que querían divertirse más, les surgió una idea…
– ¡Qué se toque delante de todos! – propuso una chica, animando a todos con esa idea.
– No me pienso tocar – dije yo.
– Si no te tocas no te vamos a dejar ir – dijeron entre risas todos.
No veía más salidas, por lo que me tocó empezar a masturbarme delante de todos. Empecé a tocarme y se colocaron todos en frente y alrededor para grabar el momento.
– No me creo que lo este haciendo jajaja – decía una chica.
– Le podemos pedir todo lo que queramos hoy porque no puede huir – decía otro chico.
– ¡Se le ha empalmado ya!
Me estaba olvidando de todos y estaba disfrutando tocándome.
– Te tienes que correr, sino no te vas – soltaron todos.
Me puso cachondo esas palabras, así que seguí hasta que me corrí delante de todos.
– ¡Se ha corrido! – exclamaron.
– Ahora dejad que me vaya ya por favor – dije.
– Vale, pero te acompañamos para que no vayas solo.
Y ahí ibamos muchos hasta mi ropa por fin. Estaba ya cansado de estar desnudo y quería vestirme cuanto antes. Llegamos hasta el arbusto y… mi ropa no estaba. Se empezaron a reir todos lo que me acompañaban.
– ¿Dónde está tu ropa chaval?
– La había dejado aquí – les dije.
– Pues aquí no está jajaja
No sabía que hacer. La mejor solución que encontré fue volver al mismo banco con todos para que alguno me dejará su ropa. Volvimos y se sorprendieron los que se habían quedado porque podrían seguir viéndome desnudo más tiempo. Hasta que encontré el motivo de porque mi ropa no estaba en el arbusto. Me acordé que les dije donde estaba mi ropa cuando estaba atrapado (gran fallo). Cuando estaba atrapado, unos del grupo fueron a por mi ropa para quedársela. Entonces vi como cuando volví la tenían ellos en sus manos.
– Dadme la ropa ya – les pedí.
– No te lo crees ni tú. Para recuperarla nos vas a tener que hacer caso.
– No os pienso hacer más caso ya – les dije.
– Tenemos tu ropa y muchas fotos y videos tuyos. ¿De verdad crees que estás en posición de exigir?
Me resigné y sabía que iba a acabar más humillado.
– ¿Nos vas a hacer caso?
-Si – les dije tímidamente.
– Pues si confías en nosotros tendrás tu ropa. Te vamos a poner tu camiseta en los ojos durante unos minutos para que no veas nada y después te damos la ropa.
– Vale…
Me pusieron la camiseta y ya no podía ver nada. Empezamos a caminar por el parque y no veía nada. De repente empiezo a notar que cambia el suelo, de tierra a asfalto. Me acababan de sacar del parque.
– ¿Dónde me llevais?
– Sorpresaaa – me decían.
Yo pensando mientras la gente que me podía ver en la calle mientras me avergonzaba más. Pasados unos minutos vuelvo a notar el suelo de tierra otra vez. Me puso más tranquilo porque ya se iba a acabar todo. Notaba mucho ruido, pero pensaba que eran los mismos de siempre.
– Ya hemos llegado, te vamos a poner aquí y te quitamos ya la camiseta de los ojos.
– Gracias – les dije ingenuamente.
Me pusieron al lado de una farola, pero de repente noté que mis manos no se podian mover de la farola.
– ¡Por qué no me puedo mover!
– Jajaja – escuché muchas risas.
Me sacaron entonces la camiseta, y la situación era la más humillante que me podía imaginar. Cuando pensaba que el parque era mi parque, me equivocaba. Me habían llevado al parque central de la ciudad. En ese parque habían 5 grupos más haciendo botellón. Y mientras yo… me encontraba atado a una farola en el centro del parque. Cuando los grupos que habían vieron que había ruido por nuestra zona se acercaron, y fue en ese momento en el que me quitaron la camiseta. Unas 100 personas viendome desnudo… y yo sin poder taparme porque estaba atado con unas esposas de juguete.
– No me lo puedo creer – dije.
Las risas eran generales. Mi pene se iba volviendo a erectar y eso era un show para todos.
– Sacadle fotos, videos y todo lo que querais jajaja – les decía una chica del primer grupo. No lo vamos a desatar hasta que todos tengais vuestro recuerdo.
– No, por favor…
Yo en mi cabeza quería ver donde estaban dos cosas: mi ropa y la llave de las esposas.
– ¿Dónde está mi ropa?
– Eso ya da igual, porque no te puedes mover y no te la vas a poner jajaja
Uno de ellos gritó:
– ¿Quien quiere su ropa?
Entonces mi ropa se iba perdiendo entre la gente y ya no la veía. Empecé a pensar que se la iban a llevar y ese era mi fin.
– ¿Y las llaves?
Salío una chica y me las enseñaba bien cerca de mi.
– Tan cerca y tan lejos eh jajaja
– Sacamé de aquí por favor.
– Ni de broma – me dijo. ¿Y si las lanzo y que se pierdan…?
– No por favor eso no.
Sin embargo, la gente quería fiesta. Así que no iban a permitir que me diesen las llaves. Mientras tanto, la noche pasaba y no paraba de salir en fotos y videos. Me las enseñaban para ver si me gustaban a modo de burla.
– Esto en páginas porno lo revienta ehh – decía una.
– Yo lo subiría a Twitter que ahí me hago viral jajaja – decía otro.
Esos eran los comentarios más repetidos. Yo estaba entre avergonzado y cachondo de tanta sensación. Estuve toda la noche ahí hasta que se iban yendo todos. Cuando quedaba ya poca gente, buscaba con la mirada a los del grupo inicial y ya solo veía a pocos. Ninguno sabía donde estaba mi ropa ni las llaves. ¿Creéis que conseguí salir de allí?