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Cliente satisfecho de Amazon

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Soy cliente asiduo de Amazon, donde adquiero todo aquello que creo necesitar, aunque no siempre está en su inmenso catálogo de productos lo que realmente quiero.

Por mi barrio han pasado muchos repartidores de Amazon, pero de un tiempo a esta parte han fijado en mi zona a una joven de muy buen ver, ágil y risueña a la que procuro recibir personalmente en mi casa, ya que me gusta que ella me ponga el paquete calentito por su cuerpo y manos en las mías, siempre con una sonrisa y con movimientos armónicos, que sin duda provienen de haber recibido clases de ballet desde chica.

Me siento fatal cada vez que me entrega un paquete con tanto amor y oficio, no pudiendo entregarla el mío calentito, toma todo tuyo decirla y que ella lo aceptase claro, sueño con ese momento en el que ella abriese mi paquete y al abrirlo suspirase que bonito!!!

Pues ese era mi plan, busque en moda lencería, lo más bonito y sexi, era un experto pues trabaje por años en una tienda de ropa, la calculé la talla de una mirada de arriba abajo por delante y por detrás y pedí ansioso mi preciado fetiche, nada barato por cierto, tenía que ser perfecto.

Funcionan bien los de Amazon, la verdad, pero bien podían haber incluido mi amazona en su catálogo y habría sido todo mucho más fácil, la compro, espero que a precio rebajado, y sin gastos de envío, que para eso soy prime, pues sino a peso me iba a salir un pastón y ya en mi casa a disfrutar, bueno hay se lo dejo al señor Jeff Bezos, que seguro nos lee.

Rápidos desde luego son, a las diez de la mañana ya estaba mi amazona llamando al timbre de mi casa, yo había desayunado y corriendo en bata nada glamuroso, la verdad, salí a su encuentro, llovía un poco y la invité a entrar a mi porche acristalado, venía cansadita, me dijo empezó a repartir a las seis de la mañana, a esa hora, solo circulaba ella y algún camión de la basura.

La senté en una silla a mi lado y la dije el pedido que me vas a entregar es para ti, se quedó un tanto sorprendida se echó el pelo para atrás, se sujetó fuerte las rodillas, creo que para no caerse de la silla, después de unos segundos se dispuso a abrir su paquete, una vez desembalado apareció ante sus ojos un conjunto de satén rojo que la dejó colorada del reflejo, quiero probármelo exclamó, que le den a los pedidos que me quedan por entregar, es la primera vez que un cliente me regala algo tan bonito después de años en la empresa, sin esperar nada a cambio susurro, como dudando.

Me quede un poco chafado con sus últimas palabras, pero me duró poco, me cogió por un brazo, me levanto de la silla y me dijo súbeme a tu cuarto, que no me aguanto más.

Se dirigió al vestidor independiente de mi habitación mientras yo me ponía guapo, yo la verdad ganaba con poca ropa, me senté al borde de la cama a su espera, no tardó nada y apareció ante mí perfecta, la sentaba como un guante y dejaba al descubierto un cuerpo joven, duro y armonioso, acércate que te vea y aprecie la textura del tejido, un vez de pie delante de mí la toque la prenda, pero entre parte de arriba y parte de abajo aproveché para pasar mis diez dedos por su cuerpo, parándome unos segundos en hacer unos circuitos alrededor de su ombligo, como enmarcando el piercing que en él tenía.

La cosa se calentaba y ella cogió mis dedos de una mano y los posó en su coño, le sobe con ganas recorriéndolo todo, dos dedos avanzaron hacia su clítoris ya mojadito y con la mano libre la acaricié sus tetas alternando una y otra, ella agachó su cabeza y me dio un beso de infarto, mientras seguía tocándola, mi pene ya erecto estaba a la espera impaciente, quiero comer tu polla ya me dijo excitada, me rendí a sus deseos, me quite el slip y lo tiré, quedando colgado de una lámpara.

Cogió mi polla dura con ambas manos y me la comió hasta que comenzó a mojar su boca succionando hasta la última gota, supuse aún no había desayunado, se quitó el maravilloso conjunto y lo puso debajo de la almohada, mi polla esperando, que si pudiese hablar habría dicho venga tía atiende tú paquete!!

Ahora métemela todita, mi cliente favorito, no tuve que moverme se sentó suavemente buscando la punta del miembro, que yo centré para que fuese directo y así fue entró deliciosamente suave, ella subía y bajaba armoniosamente, mientras yo la apretaba el culito duro, se notaban sus años de ballet, pues sus piernas estaban duras como el acero, comenzó el desenfreno y ya la velocidad aumentó, gritando ambos como bestias hasta que nos corrimos uno dentro del otro, non besamos en la ducha y prometí hacerla más regalos.

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